Contenido creado por Sin autor
Salud

Por The New York Times

‘El futuro de los hospitales’: espacio flexible para la siguiente pandemia

Los diseñadores están analizando cómo transformar rápido las habitaciones tradicionales en alas de aislamiento.

16.09.2022 15:22

Lectura: 7'

2022-09-16T15:22:00-03:00
Compartir en

Por The New York Times | Debra Kamin

Cuando impactó la pandemia, los directivos del Hospital Infantil Rady en San Diego ya habían comenzado a trabajar en una transformación de su campus con un valor de 1200 millones de dólares, pero tuvieron que adoptar estrategias nuevas. A medida que los hospitales de todo el país enfrentaban dificultades debido a la cantidad creciente de casos, no quedó duda de que el diseño nuevo de las instalaciones debía evolucionar.

“Cuando azotó la pandemia, en verdad cambió la forma en la que realizamos el diseño de la atención médica”, comentó Nicholas Holmes, director de operaciones del Rady, el único hospital infantil en el condado de San Diego y el más grande de California. “Y durante los últimos años, aprendimos que, primero que nada, debemos ser lo más flexibles que podamos en el proceso del diseño”.

Las primeras olas de la pandemia se abatieron sobre los hospitales y revelaron unidades de cuidados intensivos (UCI) sin suficientes camas, pasillos y salas de espera que forzaron a la gente sana y enferma a estar mezclada y sistemas de ventilación que se convirtieron en conductos de patógenos transmitidos por aire. Con esa experiencia en mente, muchos hospitales están remodelando con una filosofía de diseño flexible, con la idea de que los espacios deberían ser capaces de adaptarse para distintos propósitos en distintos momentos. Cuando llegue la siguiente pandemia, podrán enfrentar mejor la situación.

El diseño tradicional de los hospitales requiere secciones que aíslan a los pacientes más vulnerables y contagiosos y cuentan con características que no se presentan en las habitaciones normales para personas hospitalizadas. Entre estas están los sistemas intercambiables de circulación del aire que evitan que los microorganismos viajen más allá de las paredes de las habitaciones; muros especiales detrás de las camas que soportan instalaciones eléctricas, de gas y de equipo, y, en general, un plano de planta más grande para acomodar equipo especializado como los respiradores.

En tiempos de crisis, los hospitales requieren más de estos espacios especializados, con distintos protocolos de aislamiento para cada enfermedad.

En el Hospital Infantil Rady, donde habrá una unidad de cuidados intensivos y un departamento de urgencias en una torre nueva de siete pisos, los diseñadores consideraron las lecciones aprendidas en la pandemia y descartaron el plano de planta rectangular que tenía la torre en un inicio. En su lugar, crearon una con forma de X, con un plano de planta para 60 camas que se puede convertir en 20 habitaciones de aislamiento total para pacientes con enfermedades infecciosas, si se necesita.

“En vez de abordarlo como habitaciones individuales, cuando piensas en flexibilidad máxima, piensas en paneles de habitaciones”, comentó Holmes. “Desde esa perspectiva, es posible no transferir a pacientes moderadamente enfermos a unidades de cuidados intensivos con personas en estado crítico”.

Buena parte del cambio en el diseño de los hospitales gira en torno a la capacidad para actuar en caso de emergencia, la forma en la que los profesionales de la salud se adaptan al interior de sus edificios cuando la cantidad de pacientes enfermos aumenta de manera significativa. En marzo y abril de 2020, debido al aumento repentino de pacientes contagiosos, algunos hospitales tuvieron problemas para encontrar camas, así que instalaron carpas en estacionamientos y racionaron el equipo.

“Durante la pandemia, jugaban rayuela o pídola; tuvieron que adaptarse sobre la marcha”, comentó Douglas King, vicepresidente de atención médica en Project Management Advisors, una consultoría de bienes raíces. “Ahora, los hospitales están identificando alas, que suelen tener entre 24 y 32 camas, y pueden juntar para convertirlas en alas pandémicas”.

Con el fin de prepararse para ese giro, los diseñadores están analizando cómo transformar rápido las habitaciones tradicionales en alas de aislamiento, mejorando o renovando sus sistemas de calefacción, ventilación y aire acondicionado. También se están replanteando los textiles y los acabados, pues se buscan materiales resistentes que puedan soportar una limpieza de nivel industrial.

Por último, según King, se deben reexaminar las vías que conducen a estas alas, “para que al transportar pacientes y personales estos espacios queden aislados y operen de manera independiente del resto del hospital”.

Una nueva UCI en el Hospital Doylestown en Doylestown, Pensilvania, que abrió en 2021 tiene habitaciones privadas que pueden cambiar de cuidados intensivos a cuidados intermedios. Las habitaciones están agrupadas en unidades de ocho para reducir el tráfico en los pasillos.

Será la segunda ala nueva con diseño flexible en Doylestown. Después de que durante la pandemia se percataron de que una nueva ala para cuidados vasculares y cardiacos que abrió en enero de 2020 podía ser utilizada para pacientes en estado crítico de COVID-19, los administradores del hospital optaron por el diseño flexible.

“La pandemia demostró la necesidad de tener espacios flexibles”, mencionó Jim Brexler, director ejecutivo de Doylestown Health. “El impacto de tener un espacio adecuado para cuidados intensivos fue esencial y no sirve de nada construir todo eso y no poder usarlo para otros propósitos”.

“Este es el futuro de los hospitales”, agregó.

CannonDesign, un despacho de arquitectura de Nueva York, estuvo involucrado en dos proyectos de expansión de hospitales.

En 2021, en el Hospital Barnes-Jewish en San Luis, los trabajadores comenzaron a construir una torre de dieciséis pisos para personas internadas, incluidas habitaciones de cuidados agudos que se pueden transformar en habitaciones de cuidados intensivos. Para lograr esa flexibilidad, los diseñadores incluyeron más salidas de gas médico y electricidad y espacios más amplios alrededor de las camas para acomodar el equipo adicional. La mitad superior de las puertas estará hecha de vidrio para permitir que los médicos observen a pacientes muy contagiosos sin entrar en la habitación.

Y en WellSpan Health en York, Pensilvania, una torre de ocho pisos de cuidados intensivos y quirúrgicos que se está construyendo como parte de una expansión del hospital de 398 millones de dólares tendrá habitaciones enormes que pueden funcionar como espacios para cuidados intensivos.

“La idea general que tengo es que la situación por la que acabamos de pasar con la COVID-19 no es única”, comentó Jocelyn Stroupe, codirectora de interiores sanitarios en CannonDesign. “Tan solo es uno de los muchos padecimientos de enfermedades infecciosas que vamos a experimentar en las próximas décadas”. Gracias al giro hacia el diseño flexible, al menos en el corto plazo, algunos hospitales estarán mejor equipados que otros para manejar la siguiente pandemia, lo cual además exacerbará la brecha entre los ricos y los pobres en la atención médica, opinó Armstead Jones, asesor estratégico de bienes raíces en Real Estate Bees.

“Hay hospitales que apenas están en pie en zonas rurales y no pueden pagar por flexibilidad en la arquitectura. ¿Cómo luce el panorama para ellos?”, cuestionó.

Sin embargo, a largo plazo, los diseñadores esperan que resuenen las lecciones del coronavirus. Según ellos, es probable que las modificaciones por la pandemia se conviertan en ley, de manera muy parecida a las de las sillas de ruedas y los requisitos estructurales para los sismos.

“Esto no es distinto de las actualizaciones al código por las que pasamos cada vez que hay un terremoto en California”, opinó Carlos L. Amato, arquitecto especializado en atención médica en Cannon Design. “Las lecciones que dejó la pandemia con el tiempo llegarán a los códigos de construcción”. Una nueva unidad de cuidados intensivos en el Hospital Doylestown en Pensilvania tiene habitaciones privadas diseñadas para cambiar de cuidados intensivos a cuidados intermedios. (Hannah Yoon/The New York Times) Las habitaciones en Doylestown están agrupadas en unidades de ocho. (Hannah Yoon/The New York Times)