Por The New York Times | Heather Murphy
La mayoría de las personas ya se han acostumbrado a evaluar los riesgos de salud durante la pandemia, pero sigue siendo muy difícil decidir si hay que cancelar un viaje… sobre todo con la nueva variante.
Cancelar o no cancelar. He ahí el dilema que los viajeros enfrentan cuando la variante ómicron se escabulle por todo el mundo, recordándole a la gente que esta montaña rusa pandémica está lejos de terminar. Lo que es distinto en esta ocasión es que la temporada de viajes por fiestas está a la vuelta de la esquina y que el turismo en general al fin ha empezado a repuntar.
Pero no se sabrá durante al menos otra semana si es que la variante, que ha se ha identificado en decenas de países, es más severa o transmisible que otras formas del coronavirus. Estados Unidos está entre los países que consideran que la amenaza amerita nuevas reglas. Poco después de que los investigadores de Sudáfrica la descubrieron, el presidente Biden suspendió la entrada de vuelos procedentes de ocho países africanos. El 30 de noviembre, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por su sigla en inglés) dijo que Estados Unidos iba a endurecer sus requisitos de pruebas y que requeriría que todos los pasajeros que entren a Estados Unidos —los estadounidenses, entre ellos— muestren una prueba negativa realizada un día antes de la salida del vuelo, en lugar de los tres días que se habían permitido hasta ahora para los pasajeros ya vacunados.
Aunque para este momento la mayoría de las personas ya tienen experiencia realizando evaluaciones de salud en situaciones de alto riesgo de cara a una información incompleta, eso no facilita la decisión de viajar o no viajar.
Courtney Niebrzydowski, analista de riesgos de viaje internacional en la Universidad de Denver comentó que ella insta a que las personas que consideran viajar se planteen dos preguntas básicas: 1. ¿Es posible posponer este viaje? y 2. ¿Cuán flexible puedes ser?
También motiva a las personas a reflexionar sobre todas las posibilidades que podrían suscitarse al viajar —como dar positivo, enfrentar la cancelación de un vuelo de regreso o enterarse de último momento que el país destino ha ampliado sus requisitos de cuarentena— y llevar a cabo planes detallados de contingencia que incluyan costos, faltar a responsabilidades y cómo abordar el tema de salud. A menudo, dijo, la gente tiene “menos apetito de viajar” luego de hacer este ejercicio.
Los CDC no recomiendan viajar internacionalmente hasta no contar con esquema completo de vacunación. La Organización Mundial de la Salud recomienda que las personas que no están completamente vacunadas, que tienen 60 años o más que sufren de comorbilidades tales como enfermedades cardíacas, cáncer y diabetes, pospongan los viajes a zonas donde hay transmisión comunitaria.
Jessica Herzstein, una médica que asesora a organizaciones en el manejo del coronavirus y otros riesgos de salud, entre ellos los relacionados con los viajes, dijo que desaconseja viajar a todas las personas que no están vacunadas o que están inmunocomprometidas. También aconseja que quienes vayan a destinos con una alta prevalencia de casos en particular consideren cancelar sus planes. Para quienes planean viajar, Herztein recomienda mucho una dosis de refuerzo para quienes están en posibilidad de recibirla y también llevar provisiones de pruebas caseras de antígenos.
David Freedman, presidente electo de la Sociedad Estadounidense de Medicina Tropical e Higiene, dijo que el tipo de mascarilla que uno lleva al viajar es de vital importancia. Freedman desaconseja llevar cubrebocas de tela o hechos en casa; dijo que son preferibles las mascarillas N95 o KN95.
Es difícil evaluar cuán probable es que un viajero se cruce con una persona contagiada cuando va vía área hacia su destino. Esto es particularmente importante al considerar cuando se viaja con niños demasiado pequeños para estar vacunados o para llevar una mascarilla. Los vuelos internos en Estados Unidos no requieren realizarse una prueba ni mostrar prueba de vacunación. Algunos países y aerolíneas requieren ambas cosas. Otros no.
Tiene sentido reducir la ventaja de tamizaje —como hizo hace poco Estados Unidos con sus requisitos para todos los viajeros que llegan via aérea al país, independientemente de su nacionalidad—, dijo Freedman. Hacer la prueba tres días antes de un vuelo puede no identificar a quienes están incubando el virus y podrían ser contagiosos y dar positivo para cuando abordan el avión. Dijo que un vuelo que requiere una prueba PCR también tiene menos riesgos que un vuelo que requiere una prueba de antígenos. Pero, añadió, potencialmente hay más riesgo de transmisión en los aeropuertos que en los aviones, que tienen sistemas avanzados de filtración de aire. Así que hay mucho que queda fuera del control del planeador más meticuloso.
En parte, el desafío que enfrentan muchas personas es cómo priorizar diferentes consideraciones, como los beneficios para la salud mental de celebrar la Navidad con la familia o las ventajas profesionales que podría tener interactuar cara a cara a los colegas. Es más fácil definir los “viajes esenciales” para los gobiernos que para los individuos, dijo Niebrzydowski, la analista de riesgos de viaje.
Tatiana Torres, de 37 años, quien vive en el condado de Orange, California, se encuentra entre quienes batallan con ese dilema. Se supone que Torres, coordinadora de instalaciones minoristas de una empresa con sede en Canadá, viajaría allí para una fiesta de trabajo. Debido a que comenzó en el puesto en enero, nunca ha estado en la misma habitación que sus colegas. Poder conocerlos finalmente le parece valioso, pero le preocupa que pueda terminar varada en Canadá, lejos de su gato enfermo.
“Me pregunto: ¿vale la pena para algo tan frívolo?”, dijo el 30 de noviembre, cuando aún no decidía si cancelar o no.
El temor de quedarse varado no es irracional, dijeron los expertos en riesgos de viaje. Si una persona da positivo en la prueba, no podrá volver a la mayoría de los países, entre ellos Estados Unidos, hasta no dar negativo. A lo largo de la pandemia muchas aerolíneas han cancelado vuelos en momentos críticos y han dejado varadas a muchas personas por días y hasta meses.
Sin embargo, un dato que los viajeros decididos podrían considerar es que pocas naciones han prohibido a sus propios ciudadanos regresar por completo.
“Es bastante inaudito que un país se rehúse a permitir que sus propios ciudadanos vuelvan a ingresar”, dijo Freedman. A lo largo de la pandemia, solo ha habido pocos de estos casos. (En un momento China cerró su frontera terrestre con Rusia para todo el mundo, incluidos los ciudadanos chinos. Australia prohibió brevemente que sus ciudadanos volvieran de India).
Sin embargo, cuando se trata de sus propios planes de viaje, Freedman minimiza el riesgo volando a Montreal. Por el momento, Estados Unidos no requiere una prueba covid para ingresar por su frontera terrestre con Canadá. Si él o un familiar suyo dieran positivo, volverían en auto a casa.
Ceylan Yeginsu colaboró con reportería desde Ginebra.
Ceylan Yeginsu colaboró con reportería desde Ginebra.