El director de cine estadounidense Woody Allen terminó esta semana el rodaje en París de su 50ª película, Wasp22, su primera en lengua francesa, con la que, según dijo, quiso “dar las gracias” al público francés.
Los cinéfilos franceses “amaron y apoyaron al joven director extranjero” que era en Toma el dinero y corre (1969), recuerda Allen en una entrevista con el semanario Journal du Dimanche. “Cuando me atreví a hacer proyectos más experimentales, me siguieron y animaron más que el público estadounidense”, añade.
“Nueva York ya no es un lugar muy agradable, me alegro de tomar el aire en otra parte”, dice el director de 86 años, que vio cómo la industria estadounidense de cine le dio la espalda cuando su hija adoptiva, Dylan Farrow, le acusó de agredirla sexualmente cuando era niña.
Allen rechaza estas acusaciones. Ninguna de las dos investigaciones iniciadas en su contra dieron resultados.
El cineasta describió a Wasp22, su primera película rodada en francés —una lengua que él no habla—como “una película policíaca, una historia seria de crimen y castigo. Con una dosis de romance, por supuesto”.
Allen está consciente de que el largometraje probablemente “genere menos dinero en Estados Unidos”, porque, según él, “al público allá no le gustan los subtítulos”.
El neoyorquino, ganador de cuatro premios Oscar, dice tener ya “un guion en mente” para su próxima película, pero si no puede “hacer otro largometraje después de éste” se dedicará al teatro o a “escribir libros”.
“Siempre he encontrado gente que financie mis películas, pero hoy en día es difícil: el público ahora consume películas en casa, en su cama […] Ya no es tan emocionante”, dice.