Por The New York Times | Nicole Sperling
No podía ser otro.
Ataviado con un traje ceñido, con el cabello un poco más revuelto y la cara con algunas marcas más que cuando interpretó por primera vez al teniente Pete “Maverick” Mitchell hace más de tres décadas, Cruise subió al escenario del USS Midway mientras sonaba de fondo el icónico tema musical de Harold Faltermeyer.
Señalando el espectáculo que lo rodeaba, incluyendo la multitud de admiradores y miembros de los medios de comunicación, Cruise dijo: “Este momento en el que veo a todo el mundo sin cubrebocas es muy épico”.
También se sintió como una cápsula del tiempo. El evento promocional de tres horas —que incluyó un grupo de aviones de combate F-18 ejecutando un sobrevuelo al son de una canción de Lady Gaga grabada especialmente para la película— rememoró los días felices del glamur de Hollywood. Días en los que Disney no lo pensaba dos veces a la hora de transportar un portaviones desde San Diego a Hawái para el estreno de “Pearl Harbor” de Michael Bay en 2001. O cuando el mismo estudio construyó un teatro de 500 asientos en el Centro Espacial Kennedy de Cabo Cañaveral, Florida, para el estreno de “Armageddon”. Ese tipo de extravagancia parece casi impensable en la actualidad, cuando el algoritmo de transmisión en continuo y los esfuerzos de mercadotecnia digital que lo acompañan han sustituido a la antigua gira publicitaria con estrellas que dan la vuelta al mundo y los estudios gastan millones para convertir los estrenos de películas en eventos culturales.
Las megaestrellas del cine son las encargadas de llevar a cabo estos eventos. En Hollywood, el estrellato tiene una definición elástica. Hay leyendas de la pantalla que no son estrellas de la taquilla. Una estrella de cine global es alguien cuyo nombre es la atracción principal. Tienen un amplio atractivo que trasciende el idioma, las fronteras internacionales y las diferencias generacionales. En pocas palabras, pueden llevar a gente de todas las edades a las salas de cine de todo el mundo en virtud de su imagen en la pantalla.
Son el tipo de estrellas —como Arnold Schwarzenegger y Sylvester Stallone— en torno a las cuales se construyeron los éxitos de taquilla durante décadas.
Y son el tipo de estrellas que ya no existen realmente. Actores como Dwayne Johnson, Zendaya, Tom Holland, Ryan Reynolds y Chris Pratt son ultraexitosos, pero también están estrechamente ligados a una franquicia específica, a una película de superhéroes o todavía tienen que demostrar ese atractivo multigeneracional.
Ahora, lo que cuenta son los personajes. Tres actores han encarnado a Spider-Man y seis se han puesto la capucha de Batman en la pantalla grande. El público ha acudido a todas ellas. Los Vengadores pueden unirse con grandes ingresos en taquilla, pero ¿qué importancia tiene quién se pone el disfraz?
Sin embargo, ahí está Cruise, avanzando como si el mundo no hubiera cambiado en absoluto. Para él, en muchos sentidos, no lo ha hecho. Tenía 24 años cuando “Top Gun: Pasión y gloria” lo convirtió en la realeza de las taquillas y, desde entonces, se ha mantenido ahí, superando a sus contemporáneos. Es la última estrella mundial que sigue haciendo películas solo para las salas de cine. No se ha aventurado en los servicios de transmisión en continuo. No ha firmado un contrato para una serie limitada. No ha creado su propia marca de tequila.
En cambio, su gira promocional de “Top Gun: Maverick”, que se estrena el 27 de mayo, durará cerca de tres semanas y se extenderá desde Ciudad de México hasta Japón, con una parada en Cannes para el festival anual de cine. En Londres, caminó por la alfombra roja con el duque y la duquesa de Cambridge. (La gira habría sido más larga y extensa si los protocolos de COVID no complicaran tanto las cosas y si no estuviera en medio de la finalización de dos películas de “Misión imposible”).
El actor sigue cobrando el primer dólar de recaudación, lo que significa que, además de una importante comisión inicial, recibe un porcentaje de la recaudación en taquilla desde el momento en que la película llega a los cines. Es una de las últimas estrellas de Hollywood que tiene un trato tan ventajoso, gracias a que sus 44 películas han recaudado 4400 millones de dólares en taquilla tan solo en Estados Unidos y Canadá, según Box Office Mojo. (La mayoría de las estrellas de la actualidad cobran un salario por adelantado, con bonificaciones si la película obtiene determinadas cantidades en la taquilla). Así que, si sus películas triunfan, Cruise gana dinero. Y ahora mismo, Hollywood necesita urgentemente un éxito.
El público ha empezado a volver a los cines desde que la pandemia los cerró en 2020. El analista de taquilla David Gross dijo que se esperaba que los principales estudios de Hollywood estrenarán aproximadamente 108 películas en salas este año, una caída del 22 por ciento con respecto a 2019. Las cifras totales de taquilla para el año siguen siendo inferiores en un 40 por ciento, pero las recientes actuaciones de “Batman” y “Doctor Strange en el multiverso de la locura” tienen a los propietarios de los cines optimistas de que la demanda de la audiencia todavía está ahí. La cuestión es si el negocio sigue funcionando para algo más que las películas de superhéroes cargadas de efectos especiales.
“Ya no se hacen películas como esta”, comentó en una entrevista Brian Robbins, el nuevo director ejecutivo de Paramount Pictures, el estudio que financió y produjo “Top Gun: Maverick”. “Esta no es una película de grandes efectos visuales. Tom realmente entrenó a estos actores para que fueran capaces de volar y actuar en F-18 reales. Prácticamente, nadie ha hecho nunca lo que han hecho en esta película. Tiene escala y alcance y también es una película realmente emotiva. Eso no es lo que solemos ver actualmente en las películas de gran nivel”.
Un gran éxito de taquilla para “Top Gun: Maverick” dependerá en gran medida del público mayor de 40 años. Son los espectadores que recuerdan con más cariño la “Top Gun” original de hace 36 años y son los que se han mostrado más reacios a volver a los cines. Ahora, los propietarios de las salas de cine de todo el país cruzan los dedos para que la sonrisa de un millón de vatios de Cruise y su compromiso de hacer sus propias acrobacias —sin importar el costo o el hecho de que cumplirá 60 años en julio— hagan que los espectadores vuelvan a las salas para lo que esperan que sea un verano largo y fructífero.
“Ha habido muchas preguntas sobre el público mayor y su afinidad de volver a la experiencia cinematográfica”, aseguró en una entrevista Rolando Rodríguez, director general de Marcus Theatres, con sede en Wisconsin, la cuarta cadena de cines más grande del país. “‘Top Gun’ va a atraer sin duda al público de 40 años o más y el impulso va en aumento”.
El público se ha mantenido leal a Cruise a pesar de sus controversias fuera de la pantalla: su conexión con la Cienciología, la infame entrevista en la que saltó en un sofá en el programa de “Oprah”, sus matrimonios fallidos, incluso con la actriz Katie Holmes. Y él, por su parte, se ha mantenido enfocado en el proceso de hacer películas y luego promocionarlas a tantas personas como sea posible, a menudo mediante apariciones públicas muy controladas en las que es poco probable que enfrente preguntas incómodas sobre su vida personal que podrían avergonzarlo o alejar a los cinéfilos.
“Come, duerme y sueña con este trabajo”, señaló Wyck Godfrey, expresidente de producción de Paramount. “No hay nada más que le quite la atención. Supera a todos los demás. Conoce cada detalle”.
La pregunta ahora, en el mundo de la transmisión en continuo y la propiedad intelectual de los superhéroes, es esta: ¿aún importa?
’Ya no creamos estrellas de cine’
Cruise alcanzó la mayoría de edad en Hollywood a la sombra de estrellas de cine como Schwarzenegger y Stallone, cuando el nombre de la estrella importaba más que el título de la película. ¿Ir al cine para ver a Schwarzenegger interpretar a un “cyborg” asesino? Claro. ¿Qué tal un policía a quien obligan a jugar con niños en el kínder? Por supuesto. ¿Y un gemelo separado al nacer de un improbable Danny DeVito? ¿Por qué no? En aquellos días, el género no importaba. Los espectadores acudían a las salas de cine para ver a los actores.
Hoy no es así.
“Ya no creamos estrellas de cine”, dijo Godfrey, quien añadió que los estudios llevan años reduciendo sus compromisos de mercadotecnia y publicidad. “Como resultado, cada vez hay menos nombres significativos que ayuden a estrenar una película”.
Robbins coincidió en que hoy es mucho más difícil convertirse en una estrella mundial al nivel de Cruise, no por los compromisos de los estudios, sino por el estado de la industria.
“Es Batman. Es Spider-Man. Es muy diferente”, comentó en una entrevista desde Cannes. “Y no es solo porque muchos de estos personajes estén ocultos por una máscara, mallas y capa. Es un tipo de cine muy diferente. Y el mundo es diferente debido a la transmisión en continuo y a todos los demás contenidos; la lucha por la atención es mucho más feroz que nunca. Hace 36 años, cuando se estrenó “Top Gun: Pasión y gloria”, no había transmisión en continuo, no había celulares. No había internet. Íbamos al cine para entretenernos. Ahora hay muchas opciones”. Algunos dirán que la era de las estrellas de cine murió cuando el Universo Cinematográfico de Marvel se apoderó de la cultura pop y las películas basadas en la propiedad intelectual conocida parecían ser la única forma de llevar a un gran número de personas a las salas de cine. Cruise no ha sido inmune a estos cambios.
En la última década, Cruise protagonizó títulos originales como “Barry Seal: Solo en América”, “Oblivion: El tiempo del olvido” y “Al filo del mañana”, todas ellas películas que hacían gala de su experiencia en el género de acción. Ninguna fue un éxito. Su reinvención de “La momia”, que se suponía que iba a poner en marcha la serie de películas de monstruos de Universal Pictures, fue una decepción para el estudio, pues solo recaudó 80 millones de dólares en ingresos nacionales. La serie nunca despegó.
Sin embargo, aunque no participe en ninguna franquicia de superhéroes, Cruise ha conseguido sacar provecho de la propiedad intelectual que ya ha explotado con éxito. Papeles como el del investigador de homicidios Jack Reacher y el del agente secreto Ethan Hunt en “Misión imposible” han funcionado bien en taquilla. Espera volver a lograrlo con “Top Gun: Maverick”.
“Creo que hay mucha oferta en el mundo en este momento con la cantidad de contenido que se produce que cada película se ha convertido en un filme con un blanco evidente”, explicó David Ellison, director general de Skydance, la productora de “Top Gun: Maverick” y de otras películas con Cruise. “La oportunidad de que algo funcione y sea algo menos que de excelente nivel simplemente no es el mercado en el que vivimos”.
Glen Powell, uno de los coprotagonistas de Cruise en “Top Gun: Maverick”, lo cita como una de las razones por las que siguió actuando. Cruise es también la razón por la que Powell aparece en la película. En un principio, Powell hizo una prueba para el papel de Rooster, el hijo del antiguo compinche de Maverick, Goose, un papel que recayó en Miles Teller. Decepcionado cuando le ofrecieron el papel del temerario Hangman, Powell aceptó el papel después de que Cruise le diera un consejo: no elijas los mejores papeles, elige las mejores películas y haz los papeles lo mejor que puedas.
“Nunca olvidaré ese momento”, dijo Powell en una entrevista. “Me preguntó: ‘¿Qué tipo de carrera quieres?’. Y yo le dije: ‘Estoy intentando ser como tú’”. Sabe que ha aprendido del maestro. “Incluso si recojo un poco de lo que me enseñó Tom”, dijo, “voy a estar mucho más preparado que cualquier otro actor”.
Puede ser. O puede que esté aprendiendo de un libro de jugadas obsoleto.
Hay un momento en “Top Gun: Maverick” en el que Ed Harris, interpretando al superior de Maverick, le dice: “El final es inevitable. Tu especie se dirige a la extinción”.
Y Cruise, que sigue manteniendo esa descarada confianza en sí mismo que lo convirtió en una estrella de cine hace cuatro décadas, le sonríe y responde: “Puede que sí, señor. Pero no hoy”.
Hay mucha gente en la industria del cine que espera que tenga razón. En una época en la que los superhéroes dominan la taquilla, la industria cinematográfica espera que Tom Cruise pueda hacer que los adultos vuelvan a las salas de cine. (Taylor Callery/The New York Times)