Roberto Canessa contó que le mandaba mensajes a su madre por telepatía desde la montaña

Primero dio detalles del momento en el que, junto a Fernando Parrado, encontraron al arriero. "Era un atardecer, yo estaba totalmente liquidado. Subimos un repecho y llegué al paraíso terrenal. Había pasto, rosa mosqueta, unos arroyitos, animales pastando... Faltaba el hombre, nomás".

"Llegamos a ese lugar maravilloso y quedé extasiado", siguió contando. Parrado no estaba tan convencido. "Le digo: 'Nando, ya sé que nos rodean dos ríos, pero estas vacas las trae alguien, tiene que haber un puente o algo de eso'. Y me dice: 'No, tengo un plan, ya vi dónde duermen las vacas. Vos me tenés que ayudar a subir una piedra grande, la ponemos arriba de un árbol y cuando vienen las vacas a dormir le tiramos la piedra en la cabeza'".

En ese momento llegó el arriero. "Miro del lado de enfrente y pasa un tipo a caballo. No lo podía creer". Habían encontrado a quien los ayudara. "El loco no entendía nada, porque ellos van por arriba de la montaña, así que ya nos habían visto. Y como nosotros llevábamos unos fierros, el tipo pensó que eran escopetas, que éramos cazadores. Estaba medio intimidado. Pero tanto le grité... Fue fascinante. Sentir que cumpliste".

"Al otro día de mañana bajaron unos helicópteros impresionantes, y se baja un chileno de dos metros de alto, impecable, y me dice: '¿Usted es sobreviviente? Identifíquese'. 'Roberto Canessa'. '¿Cómo dijo?'. 'Roberto Canessa'. '¿Usted es el cabro de Canessa? Yo conocí a su padre, el cardiólogo, desesperado buscándolo por todos lados ese hombre'. Y se le empezaron a caer lágrimas por abajo de los lentes, y dije 'Qué chiquito es el mundo'".

"Era un chileno que había ayudado a papá en la búsqueda. Porque papá iba con el viejo Páez, iban un montón de gente, el viejo Zerbino, a buscarnos", detalló. "33 accidentes había habido, y nunca había habido sobrevivientes".

Por último, contó cómo se relacionaba con su madre desde la montaña. "Yo a mamá le mandaba mensajes de telepatía: 'Mamá, por favor buscame, estoy vivo, vos que creés en esa porquería de la telepatía, si sirve, buscame'".

"Iban las señoras a visitarla y le decían 'no, que tu hijo falleció'. '¿Cómo? Mi hijo no se murió. mi hijo está vivo. Yo lo siento vivo y va a volver, así que no llores más'", respondía.