Contenido creado por Gerardo Carrasco
Pantallazo
La magia del cine

Más que un personaje: cómo Enzo se convirtió en Numa a los ojos de los supervivientes

El joven actor uruguayo generó un vínculo especial con los protagonistas de la historia, quienes vieron en él al amigo perdido.

13.02.2024 11:22

Lectura: 3'

2024-02-13T11:22:00-03:00
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Si bien el filme La sociedad de la nieve no es el primer intento de relatar la tragedia de los Andes, la película de Juan Antonio Bayona ofrece sin dudas el abordaje más cercano a los hechos que ocurrieron en la montaña. Y también a las emociones que vivieron sus protagonistas.

En ese sentido, uno de los grandes aciertos del cineasta fue centrarse en la figura de Numa Turcatti, quien sobrevivió al accidente y a las penurias subsiguientes, pero murió pocos días antes de que se produjera el ansiado rescate.

Querido y valorado por sus compañeros, Turcatti se mantuvo vivo en su recuerdo durante décadas, y el modo en el que Enzo Vogrincic lo encarnó en la película hizo que las emociones del pasado emergieran. En cierto modo —y salvando nada menos que el abismo de la muerte—, para sus antiguos compañeros fue casi como tenerlo de regreso por unos días.

Buena prueba de eso son dos videos que se viralizaron últimamente en redes sociales. En uno de ellos, Roberto Canessa se dirige a Enzo con toda naturalidad por el nombre de su amigo fallecido, y el actor acude al llamado de inmediato.

El segundo ejemplo es un conmovedor fragmento de una conversación entre el artista y Gustavo Zerbino, otro de los sobrevivientes. En la entrevista, Vogrincic recuerda que durante el rodaje de la película se lesionó una pierna. Más de 50 años atrás, el verdadero Numa Turcatti había sufrido una herida en un pie, lesión que lo incapacitó e impidió que acompañara a Canessa y Parrado en su expedición en busca de ayuda.

“Vos habías llegado antes, y me acuerdo claro que me dijiste: ‘yo le cuidé la pierna a Numa en la montaña, y se la voy a cuidar acá también’. Eso me quedó grabado”, dijo el actor, mientras los ojos de su interlocutor se humedecían.

“Yo siento que vive, […] las personas mueren cuando nos olvidamos de ellas. Cuando siguen vivas es porque hay cosas para hablar”, respondió conmovido Zerbino.

Ambas situaciones dejan claro que para los sobrevivientes de la tragedia, la montaña no es un mero recuerdo antiguo ni algo que hayan procurado borrar en su vida posterior. Por el contrario, se trató de una experiencia existencialmente decisiva, y cuya evocación les resulta siempre removedora.


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