Leonardo Sbaraglia está en un buen momento. No para de rodar películas y series y estrenó su nuevo film como protagonista, Asfixiados. “He logrado integrar muchos aspectos de mi vida y estoy al día. Con mis relaciones, con mi hija, con la mamá de mi hija... Me siento contento y cada vez me gusta más mi profesión”, cuenta el actor en una charla con EFE.
A sus 52 años, agradece seguir trabajando en lo que ama y devela cuál es su asignatura pendiente: “Como reto personal, que en algún momento lo voy a hacer, quizás de aquí a los próximos 10 años, es dirigir una película”.
“Me gustaría escribir. No sé si tengo mucha capacidad de establecer y crear un lenguaje, pero sí siento que cada vez entiendo más bien cuál es mi mundo, ¿viste? Me encantan la fotografía, la música, el arte... Entonces, bueno, falta solamente establecer un lenguaje y quizá esté eso, esa voz”, agrega.
“Encontré por dónde va mi voz, y eso está muy bueno. La voy encontrando en diferentes personajes y ahora me gustaría también eso, seguir encontrándola de infinitas maneras", subraya Leo, que también es aficionado a cantar y ofrece shows junto a su hermano Pablo, músico y productor.
De La noche de los lápices a Asfixiados
Nacido en Buenos Aires, hijo de la actriz Roxana Randón y del médico y fotógrafo Horacio Sbaraglia, debutó en cine a los 16 años en La noche de los lápices (1986), de Héctor Olivera, en la que interpretó a uno de los jóvenes desaparecidos durante uno de los más terribles episodios de la última dictadura argentina (1976-1983).
En la década de los 90 fue forjando su lugar en teatro, televisión y cine y protagonizó películas como Caballos salvajes (1995), de Marcelo Piñeyro, y Besos en la frente (1996), de Carlos Galettini, en el que vivía una historia de amor con una anciana interpretada por la inolvidable China Zorrilla.
El cambio de siglo le dio suerte: sus papeles en Plata quemada (2000), también de Piñeyro, y en Intacto (2001), de Juan Carlos Fresnadillo, por el que se llevó un Goya a Mejor Actor Revelación, le abrieron para siempre las puertas de España.
“Lo que me ha pasado en la vida en los últimos, probablemente 15 años, es un montón y para bien. Sobre todo, porque he logrado integrar muchos aspectos de mi vida y estoy al día”, afirma. Además, se siente satisfecho con su presente, con sus relaciones en general y con su hija Julia y la madre de esta, de quien se separó hace unos años.
Tras la reducción de rodajes que provocó la irrupción del coronavirus, el actor, que ha trabajado a las órdenes de otros célebres directores como Vicente Aranda y Pedro Almodóvar, vive ahora un “efecto pospandémico”, con “todo el trabajo de golpe”.
En 2022 protagonizó El Gerente, de Ariel Winograd, rodó una película junto a Mario Casas en España, una serie en México y la película Puán, de Benjamín Naishtat y María Alché.
También terminó Asfixiados, dirigida por Luciano Podcaminsky y protagonizada junto a Julieta Díaz. “Quedó una película muy original, muy extraña”, adelanta. El film narra la historia de un matrimonio con 20 años de convivencia que se va de vacaciones en velero con otra pareja más joven. Una travesía en la que salen a relucir conflictos personales que la convierten en una pesadilla.
Según Sbaraglia, la película es “muy teatral y Nacho, su personaje, es un “energúmeno” que está todo el tiempo “atacando y negando”, creyéndose siempre dueño de la razón.
Entre comedia y drama, la cinta ahonda en problemas con los que muchas parejas pueden sentirse identificadas, como el “machismo desmedido”, y muestra cómo está cambiando la manera de relacionarse.
Machismo en el cine
Pasados los 50 años, Sbaraglia sigue trabajando cada vez más. “Y no ocurre eso con las actrices. Eso es una realidad objetiva”, sentencia.
“Es una pena, pero hay que asumirlo para cambiarlo, porque sigue ocurriendo. ¿Por qué sigue ocurriendo? Evidentemente no es tan fácil cambiar una cultura de un día para el otro, ¿no? Hay que tratar que ocurra cada vez menos, que las condiciones sean más justas, cada vez más, para el hombre y para la mujer”, añade.
Ahora, tras volver de España de grabar la serie Élite, prepara su regreso para rodar la segunda temporada de Todos Mienten. Y en una serie que empieza en junio interpretará a uno de los personajes “más importantes” de su carrera.
Consultado por cómo le gustaría ser recordado, no duda: “Como una persona generosa y buena”.
Rodrigo García Melero para EFE
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