Contenido creado por Gerardo Carrasco
Pantallazo
Jugar con fuego

La chispa adecuada: una tarde entre las parrillas de Fuego Sagrado 2

El reality más jugoso regresó a la pantalla dispuesto a demostrar que todo, pero todo, se puede cocinar a fuego.

01.09.2022 07:05

Lectura: 6'

2022-09-01T07:05:00-03:00
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Por Gerardo Carrasco
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Humo por doquier. Humo fino, aromático, que no llega a formar nubes ni columnas, y permanece en delicuescente suspensión en el ambiente.

El lugar parece predestinado al humo. En la inmensa nave industrial donde se rueda Fuego sagrado 2 funcionó desde los años 30 del siglo XX y durante varias décadas una planta de fabricación de automóviles.

La sólida estructura y los amplios espacios recuerdan ese pasado, así como los generosos tragaluces por los que ingresa una luz dura y cenital que, filtrada por el humo, adquiere una calidez acogedora.

Convertir esa fábrica en un estudio de grabación modelo fue uno de los retos asumidos por la producción del reality show culinario de Canal 12, conducido por los chefs Lucía Soria, Aldo Cauteruccio y Federico Desseno. Al igual que en el ciclo anterior, el cometido del programa es descubrir y consagrar al amo de las brasas, pero esta vez el escenario es muy otro.

“El año pasado, el desafío era tratar de conectar con ese fuego típico de todos los uruguayos, asociado a lugares como el campo, la playa y la época de las vacaciones. Por eso se eligió entonces una locación al aire libre”, explica a Montevideo Portal Federico Capra, director de arte del programa.

Ahora, la estancia suburbana que albergó el ciclo 2021 quedó atrás, y las hogueras se encendieron bajo techos metálicos, en un ambiente inequívocamente industrial.

“Esta vez, el reto era ver si podíamos hacerlo en un lugar cerrado como este, y pusimos la vara muy alta”, expresa.

“Fue un desafío para todo el programa, como equipo, porque si bien estar bajo techo simplifica factores como el viento y la lluvia, con los que luchamos el año pasado, tenemos que adaptarnos a uno nuevo, que es el humo”, señala.

Toda la carne sobre el asador

El crepitar de las llamas apenas se oye, ahogado por el frenesí de trabajo que impera en el ambiente. Cada concursante se afana en su mesada y su parrilla, buscando imponerse en una carrera en la que debe vencer al tiempo y al resto de los participantes. Los jurados se pasean entre los puestos evaluando el desempeño, procurando estimular y apoyar a los nerviosos cocineros. Aun así, no dejan de recordarles que las agujas del reloj siguen en movimiento.

Se mueven los competidores entre ollas, sartenes y brasas. Se mueven los jueces de parrilla en parrilla. Y también, de modo oculto para el televidente, se mueve un enjambre de productores, camarógrafos y asistentes. Arrastrando cables y atentos a las instrucciones que reciben por pinganillo, estos trabajadores que no aparecen en pantalla circulan entre los fogones cual abejas entre flores, capturando esos primeros planos que despertarán el apetito de los espectadores en sus casas. El ubicuo humo los acompaña en todos sus desplazamientos.

La cámara discreta

Así como la labor del equipo de producción no aparece en la pantalla de televisión, el trabajo de los concursantes no quedó registrado en las imágenes que acompañan este informe. Ello se debe a que el programa no es en vivo, sino grabado, y se emitirá semanas después del rodaje. Así las cosas, mostrar a los participantes implicaría incurrir en spoilers (o destripes, como prefiere la Real Academia Española).

Por ello, y al igual que en el reportaje que ofreciéramos acerca del programa ¿Quién es La Máscara?, la cámara fotográfica debió proceder con discreción y procurando no revelar detalles capaces de sabotear el suspenso o —por usar una figura acorde a la circunstancia— escupir el asado.

Muchos niños para un trompo

El llamado lanzado por Canal 12 para el segundo ciclo de Fuego sagrado fue un éxito de convocatoria. Más de 1200 personas de todo el país se presentaron al casting. Treinta superaron esa primera criba y se midieron en la primera entrega del programa. Dieciocho pasaron la prueba y se convirtieron en participantes oficiales.

El ganador recibirá como premio U$S 10.000, un teléfono celular de alta gama, un vale por $ 100.000 en órdenes de compra en una cadena de supermercados, un año gratis de yerba mate, una canasta de productos alimenticios, un año gratis de cerveza y una selección de vinos finos. También se ganará el derecho a conservar el cuchillo utilizado durante la competencia.

A diferencia del ciclo anterior, el concursante que ocupe el segundo lugar también obtendrá premios, entre los que se incluye la suma de 50.000 pesos.

El fuego todopoderoso

En Uruguay, el verbo asar está indisolublemente ligado a la carne. De hecho, en nuestro lenguaje, el vocablo asado no denomina aquello que se ha cocinado mediante la acción de asar, sino un corte cárnico que mantiene tal nombre aunque no caiga en la parrilla: es el contradictorio caso del “asado al horno”.

Sin desmerecer semejante tradición, Fuego sagrado explora otras posibilidades y pretende demostrar de manera empírica que todo —y ese “todo” se reitera con énfasis— puede cocinarse en la parrilla.

“La variedad de elaboraciones para hacer es infinita, por eso siempre intentamos ser creativos y ofrecer cosas diferentes, que no están asociadas a la tradición de la parrilla”, señala Ignacio Reboratti, productor gastronómico del programa.

“Contamos con un sinfín de accesorios y gadgets para la parrilla, que nos permiten hacer distintas preparaciones que no son el asado, que también está”, añade.

Más allá de seguir las peripecias y vicisitudes de los competidores, el programa apunta también a ofrecer elementos amenos y didácticos para el espectador.

“No perdemos de vista que el programa lo siguen familias como las nuestras, que en sus casas pueden encontrar una idea, una sugerencia, o una nueva forma de hacer algo que venían cocinando igual desde hace años. Eso nos gusta y nos seduce”, admite.

En similar sentido se expresa la carismática cocinera Lucía Soria, figura destacada del trío de jurados.

“Hay cosas que pueden resultar un poco difíciles. Se te puede complicar, por ejemplo, con un bizcochuelo, pero es posible hacerlo”, destaca, y recuerda que para semejante experimento en la parrilla se emplean unos “hornitos” especiales, accesorios a los que hay que sumar “un cuidado especial” y un buen control de la temperatura.

“Tenemos que recordar que en otros tiempos la gente hacía todo con fuego. Me gusta que nos arraiguemos en esa tradición y la hagamos crecer”, sostiene.

En cuanto a la interacción con los concursantes, enfatiza que son ellos los que aportan originalidad y creatividad a las preparaciones, y que se produce un aprendizaje recíproco.

“Vienen con tradiciones familiares y de diferentes puntos del Uruguay, y eso los cocineros lo absorbemos siempre. Esta es una profesión en la que, si estás abierto al aprendizaje, nunca dejás de aprender”, considera.

“Queremos que este programa sea una experiencia de vida y que le sume algo al participante y al televidente. Si en el próximo fuego que hacen en casa incorporan una nueva técnica o se divierten con la idea de hacer algo distinto, nuestro trabajo estará realizado”, concluye.

Fuego sagrado 2 se emite los jueves a las 21:15 por Canal 12.

Por Gerardo Carrasco
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