En una de
las noches “más importantes” de su carrera musical, Jorge Drexler debutó con
nota en su primer gran aforo en España, donde reunió a más de 6.500 personas en
el Wizink Center de Madrid, el lugar elegido para revelar su “plan maestro”
para conquistar la capital: desparpajo, humor y C.Tangana como invitado de
lujo.
A sus 58 años y tras conseguir 7 Grammy latinos con su álbum Tinta y Tiempo,
el trabajo que presentó a Madrid, Drexler está en forma y aúna, en un cóctel
equilibrado, elegancia y virtuosismo, armonizados con su mayor talento —con
permiso de la música—: el don
de la palabra.
El uruguayo, que el próximo 1 de febrero cumple 30 años afincado en Madrid, se
expresa con una soltura, naturalidad y erudición que por momentos le hacen
parecer un académico con guitarra, mientras los asistentes quedan completamente
hipnotizados y celebran con aplausos y risas los momentos de brillantez y humor
de sus intervenciones.
El público gozó de todas las canciones que conforman “Tinta y Tiempo” y de
otros temas añorados y reproducidos como “Asilo”, “Me haces bien”, “Movimiento”,
“Fusión”, “Todo se transforma” o “Pongamos que hablo de Martínez”.
Así fue como Drexler se enfrentó al temor a “la hoja en blanco”, el concepto
que motiva ‘Tinta y Tiempo”, un lapso de crisis y síndrome del impostor
en el que, desde el punto de vista contrario, “todo puede pasar” porque todo
está por hacer.
En “El día que estrenaste el mundo”, se atrevió a echar mano de un sintetizador
de voz, un movimiento que, en consonancia con su visión aperturista sobre
géneros como el reggaeton, demuestra que no tiene complejos ni prejuicios con
las nuevas formas de sonar y producir.
Esa tolerancia con las nuevas tendencias musicales alcanzó cotas impensadas en “Oh,
algoritmo”, cuando, a falta de la cantante y compositora israelí Noga Erez, rapeó
en inglés su parte, con la condición de que “esto quede entre nosotros”.
Para equilibrar el asunto, Drexler rindió homenaje a su admirado Gustavo
Cerati, interpretando unos versos de “Usa el amor como puente”.
Con C. Tangana, invitado de lujo para interpretar “Nominao” y “Tocarte”, el
uruguayo forma un tándem icónico, una potente imagen intergeneracional en la
que el respeto y admiración mutua no solo se presuponen, a tenor de sus miradas
cómplices, sino que se confirman con hechos y palabras.
“Jorge es uno de los artistas que más admiro en esta lengua”, comentó El
Madrileño.
“Pucho”, liante profesional, consiguió que Drexler se salte la lista de
canciones prevista y, entre las miradas de desconcierto del uruguayo, le arrancó
los acordes de “La edad del cielo” (1999), sobre los que cantó “un cachito
pequeño” del tema, uno de sus favoritos.
“¿Sabéis lo que nos pasa a los artistas? Que queremos cantar la que nos gusta a
nosotros, no la que le gusta al público”, justificó Tangana ante los presentes.
En “Tocarte”, además, el uruguayo llamó al escenario al colectivo La Melaza, un
grupo de quince mujeres compatriotas que, con sus candombes, reprodujeron las
baterías exóticas de la canción.
Para cerrar la actuación, el compositor eligió “Bailar en la cueva”, de su
álbum homónimo de 2014, con la que se despidió de Madrid y puso rumbo hacia
Latinoamérica, donde, previo paso por Portugal, le esperan espectáculos en
México, Perú, Ecuador y República Dominicana.
Marcel Guinot para EFE