Jane Fonda aseguró hoy en el Festival de Cannes que solo quiere hacer papeles que la desafíen como actriz, aunque no sabe exactamente cuáles serían, ya que no tiene tiempo para pensar en ello porque está “ocupada combatiendo la crisis climática”, que está también ligada al racismo y al patriarcado.
Invitada a tener un encuentro con el público en la edición 76 del Festival, Fonda recalcó que aún hay razones para tener esperanza para la humanidad, aunque que tenemos solo seis o siete años para reducir a la mitad el uso de combustibles fósiles.
Y respecto a los responsables de esas industrias, mandó un mensaje sin pelos en la lengua, como es habitual en ella: “Tenemos que arrestar a esos hombres”.
Fonda, con una larga carrera de activismo, explicó que actualmente no tiene “proyectos excepto confrontar la crisis climática” y que, dado que viene una elección presidencial “muy importante” en Estados Unidos, el próximo año y medio va a estar solo “concentrada” en eso.
A través de esa lucha, dijo, combate igualmente el “racismo” y el “patriarcado”, porque son factores directamente implicados en la crisis climática, cuyas raíces vienen de pensar el mundo jerárquicamente, con los “hombres blancos” en lo alto de la pirámide.
La actriz, de 85 años e hija del también intérprete Henry Fonda, repasó en Cannes algunos de los papeles más significativos de su carrera, como el de Barbarella en 1968, del que compartió divertidas anécdotas sobre el rodaje de las escenas en las que aparece volando.
“Creía que estábamos condenados a la infertilidad”, bromeó sobre la estructura para mantener en el aire a los actores.
“Hay un striptease que el director prometió que estaría cubierto por los créditos y no. Pero ya no estamos casados”, mencionó también sobre la película del francés Roger Vadim.
Fonda contó cómo Bree Daniels, la prostituta a la que interpreta en Klute (1971), la ayudó a convertirse en una verdadera feminista cuando, en la escena en la que va a ser atacada por el asesino del filme, pensó “en todas las mujeres que habían sido golpeadas y asesinadas por hombres” y se puso a llorar.
Eran lágrimas de tristeza, dijo, pero también recuerda estar feliz porque estaba “entendiendo qué es el feminismo”. Más tarde, viendo la obra teatral Los monólogos de la vagina (de Eve Ensler) sintió que realmente pasaba a ser una “feminista personificada”.
“Si estás en un matrimonio que no es realmente auténtico donde no puedes realmente ser tú, puedes ser teóricamente una feminista pero no puedes ser una feminista personificada”, dijo Fonda, que estuvo casada tres veces.
La conversación no dejó de lado a sus compañeros y compañeras de pantalla, como Robert Redford. “Estaba enamorada de él, hice cuatro películas y en tres estaba enamorada de él”, confesó, aunque Redfor —al que aún considera una buena persona pese a tener “un problema con las mujeres”— “siempre estaba de mal humor” y ella siempre pensaba que era culpa suya.
“Finalmente supe que yo había madurado [en la cuarta película] porque cuando llegaba al set tres horas tarde y tenía mal humor sabía que no era mi culpa”, bromeó la siempre mordaz actriz.
Pese a encontrarse en Cannes, Fonda tampoco se cortó cuando le preguntaron por una de las figuras sagradas del cine francés, Jean-Luc Godard: “Era un gran cineasta, me quito el sombrero, ¿pero como hombre? Lo siento, no”.
De entre todas sus parejas de la pantalla, Fonda tuvo claro al elegir la mejor. “Lily Tomlin es mi hombre preferido con el que trabajar en las películas”, aseguró sobre su coprotagonista en la serie Grace and Frankie, entre otras producciones.
Fonda también abundó en su faceta de activista, que es algo que dio a su vida un sentido que nunca le aportó Hollywood, un mundo del que asegura no sentirse realmente parte.
Su apoyo al movimiento #MeToo, el hecho de que no está orgullosa de haber acudido a la cirugía estética en un momento de su vida y su actual rutina de comer sano, hacer deporte, seguir siendo curiosa y dormir mucho fueron otros de los momentos destacados de la charla en el Palacio de Festivales.
EFE