Una familia adoptó a una niña de Ucrania, pero luego alegaron que era una “adulta que se hacía pasar por una menor con la intención de dañar a su familia”. Luego de 13 años, los padres hablaron en un documental de Investigation Discovery. 

“Todos sufrimos abusos”, dijo el padre, Michael Barnett, y agregó: “Odio esto”. El hombre y su entonces esposa, Kristine Barnett, adoptaron en abril de 2010 a alguien que creían que era una niña de seis años llamada Natalie, quien padece una rara forma de enanismo llamada displasia espondiloepifisaria y congénita.

Sin embargo, la familia pronto cuestionó su edad después de lidiar con un supuesto comportamiento violento. En 2012, los padres solicitaron a un tribunal que cambiara legalmente el año de nacimiento de Natalie, de 2003 a 1989, lo que fue concedido y cambió su edad de ocho a 22 años.

Luego, según consigna El Imparcial, la familia se mudó a Canadá con sus hijos biológicos, donde estaba previsto que su hijo mayor comenzar la universidad. Sin embargo, los padres de la supuesta niña se metieron en problemas en 2013, cuando se descubrió que Natalie vivía sola en una apartamento en Lafayette, Indiana, lo que llevó a una investigación y posterior detención de los padres.

En 2019, cuando la pareja ya se había separado, fue acusada de negligencia de un dependiente. El padre fue declarado no culpable en 2022, mientras que el mismo tribunal desestimó todos los cargos en contra de la madre.

El documental se estrenó el pasado 29 de mayo y consta de tres capítulos en donde se presentarán entrevistas con los miembros de la familia adoptiva de Natalie.

En mayo de 2010, Kristine Barnett y su exmarido, Michael Barnett, residentes en Indiana, decidieron adoptar a Natalia Grace, una niña ucraniana de seis años que tenía un trastorno del crecimiento óseo llamado displasia espondiloepimetafisaria. Sin embargo —según afirman los adoptantes— aquella niña era en realidad una mujer adulta con enanismo, y que tenía cerca de 19 años en el momento en el que llegó a su hogar. Información que —dicen— supieron mucho más tarde.

El caso continuó con pruebas médicas contradictorias y una extraña decisión: los padres se marcharon a Canadá en compañía de su hijo menor, un niño prodigio que había obtenido una beca en ese país, y dejaron a la niña —o enana— sola en un apartamento con la renta paga por un año. Cuando ese plazo se cumplió la menor quedó en desamparo —aunque fue rápidamente acogida por unos antiguos vecinos de su padres— y eso hizo que los Barnett afrontaran cargos por abandono de menor.