"La verdad es que no me lo esperaba", dice sobre este fenómeno . "Estoy todavía entendiendo las repercusiones, porque para mí esto es algo muy especial. Primero, porque no estoy acostumbrada a que se vean cosas mías personales, y abrí mi corazón y lo entregué a mucha gente que no me conoce, y eso para mí es súper fuerte. Segundo, yo tengo con Rusia un vínculo muy especial, algo sentimental, emocional, y pienso que ahí está el secreto de la buena aceptación del documental. Es como derribar ese prejuicio que existe entre culturas que en apariencia son muy diferentes, pero que las unen las mismas cosas: la emoción, la infancia, quién te saca una sonrisa. Yo los amo; cuando hablo de Rusia, el corazón se me agranda."
Consultada sobre la aparición en el documental de su esposo, Ricardo Mollo, Natalia dijo: "Es que no fue algo que se tuvo que decidir, porque él me acompaña siempre. Entiendo la pregunta porque nosotros nunca nos exponemos como pareja y ahí se ven muchas cosas: el nacimiento de nuestro hijo, nuestro casamiento, sus declaraciones. Pero no fue algo que charlamos, sino que se dio de forma muy natural. Cuando mandamos el último corte a Netflix yo no lo quise ver, porque por un lado quería que eso sucediera y por otro me daba cierto miedo o contradicción por sentir que yo nunca me había expuesto ni había expuesto a mi familia y de repente iba a quedar desnuda. Entonces le pedí a Ricardo que lo viera y me dijera qué le parecía. Y me dijo que se había emocionado mucho, que le había gustado mucho y que estaba bien que eso saliera. Y decidí que estaba bien, porque en este punto era más importante la opinión de Ricardo que la mía propia. En muchos aspectos de mi vida también es así, porque sé que él siempre va a tener para conmigo una mirada de amor y de cuidado".
Igual de clara fue al hablar de la pandemia en el Rïo de la Plata: "A mí me da mucha alegría que Uruguay esté en una etapa mejor, me pone muy contenta por mis amigos, por mis papás y por el país en sí. Pero también tengo que reconocer que la Argentina es un país muy grande y son realidades muy diferentes. Me cuesta sentir que Uruguay está mejor. Creo que el tener menos gente por metro cuadrado fue algo clave. Yo lo estoy viviendo con mucha responsabilidad y respeto en la Argentina, y también muy agradecida desde mi lugar de privilegio. Es un poco pedante o antipático hablar de cuarentena desde un lugar de privilegio. Yo tengo una casa, un espacio, mi hijo está bien emocionalmente, se puede trepar a los árboles en nuestro jardín. Ricardo y yo sabemos que cuando esto termine tendremos trabajo. Esa no es la realidad de la inmensa mayoría del país y de mis propios colegas, de mis amigos, que la están pasando muy mal. Nosotros tenemos los recursos para cuidarnos, pero hay gente que no tiene agua, que tiene que salir a la calle a ganarse el mango, que tiene que ir a comer a un comedor. Los chicos que no pueden ir a la escuela, que también es un espacio de contención contra la violencia doméstica; lo mismo para la mujer. Ojalá esto pase pronto, aprendamos algo como sociedad y seamos más solidarios entre nosotros. Sobre todo, una sociedad más equitativa, porque la Argentina no es un país pobre, es un país injusto".