El
largometraje mexicano El Eco, de la realizadora salvadoreña Tatiana
Huezo, se llevó el premio al mejor documental de la Berlinale, mientras la
película argentina “Adentro mío estoy bailando”, de Paloma Schachmann y Leandro
Koch, se alzó con el galardón a la mejor ópera prima.
El jurado premió este “filme profundamente tierno que muestra el paso del
tiempo y un mundo que se abre” y destacó que El Eco es “una nueva pieza
fascinante en esta ya distinguida obra” de la realizadora, a quien agradeció
por “esta hermosa película”.
En la película, Huezo acompaña a tres familias en su día a día en un remoto
pueblo, donde las mujeres se dedican a cuidar el hogar y los hombres están casi
siempre ausentes por trabajo. En la rueda de prensa posterior a la gala de
premios, Huezo habló de “una noche de festejar al documental”, género que “es
un camino de amor y de fe”.
Durante la entrega de premios, Huezo dio las gracias por “este increíble
reconocimiento” y al jurado “por abrazar esta película” y por “sus hermosas
palabras”. Agradeció asimismo al director artístico de la Berlinale, Carlo
Chatrian, y a todo su equipo “por haber traído El Eco y la luz enorme de
estos niños campesinos y sus familias, que nos mostraron con enorme ternura y
enorme dignidad que el cuidado por el otro también es un acto de resistencia”.
La cineasta dedicó el premio a la inspiración de su vida, su hija, y a todas
las mujeres que hacen cine en México y a todas las mujeres directoras que
abrieron el camino.
El Eco se llevó, además, el premio a la mejor dirección del jurado de
Encounters, sección creada para apoyar a las nuevas voces del cine y dar mayor
espacio a las diversas formas narrativas y documentales en el programa oficial.
Dentro de esa misma sección se proyectó Adentro mío estoy bailando, que ganó
el premio a la mejor ópera prima. Se trata de un viaje entre el documental y la
ficción y desde Buenos Aires a Europea del Este, hasta el triángulo fronterizo
de Ucrania, Rumanía y Moldavia, en busca de las raíces de la música klezmer y
de lo que queda de la cultura yidis.
En rueda de prensa, Schachmann aseguró que para ellos “definitivamente también
fue un viaje” hacer esta película. Los directores no creen que su film pueda
contribuir a conservar la cultura yidis, pero sí traer a la superficie un tema,
una historia y que el espectador se pregunte cómo puede ser que un pueblo deje
atrás su propia cultura.
Por otra parte, resultó premiado como mejor película con el Oso de Cristal de
la sección Generation 14Plus, dedicado al cine juvenil, el film mexicano Adolfo,
de Sofía Auza.
La película brasileña Infantaria”, de Laís Santos Araújo, recibió el
premio especial al mejor corto del jurado internacional de la sección
Generation 14Plus, que además distinguió con una mención especial al filme Mutt,
del cineasta serbo-chileno Vuk Lungulov-Klotz.
Otro film mexicano, Tótem, de Lila Avilés, que figuraba entre los
aspirantes al Oso de Oro, fue distinguido con el Premio del Jurado Ecuménico,
mientras que la cinta argentina El rostro de la medusa, de Melisa
Liebenthal, se llevó el Premio CICAE en la sección Forum, dedicada al cine
experimental.
EFE
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