El pasado martes, la senadora nacionalista Graciela Bianchi alborotó una vez más ese avispero conocido como red social X, y lo hizo con algo que en su caso no era novedad: la divulgación de información de cuya autenticidad ella misma sospechaba, y que ya había sido confirmada como falsa.

“Estas declaraciones (de ser ciertas) ameritan el más firme rechazo y me genera vergüenza tener que compartir el Senado con Andrade”, escribió en X. En el posteo se veía una foto de Andrade acompañada de la tipografía del diario El País, y con una expresión de presunto apoyo a Nicolás Maduro.

La publicación recibió varias respuestas y reacciones, entre ellas la del propio Andrade, quien apeló al candidato a la presidencia por el Partido Nacional, Álvaro Delgado. Posteriormente, este respondió con ironía y aseguró que le pondría a Bianchi “horarios” de uso de redes sociales.

La incómoda situación adquirió visos de escándalo luego de que en entrevista radial Bianchi asegurara que la difusión de la mencionada información falsa había sido absolutamente intencional.

“Otra vez lo mismo. Lo hice a propósito. Pero enseguida lo aclaro. Era claramente falsa. La otra vez que lo hice a propósito, que creo fue con Chávez [en realidad fue sobre el presidente de Colombia, Gustavo Petro] y Escobar, no pedí disculpas y me lo reprocharon. La lógica es el efecto. Yo no soy publicista ni nada por el estilo. Lo hago en el momento. Estoy haciendo otra cosa, lo veo y lo hago. No se crean que lo craneo, soy bastante espontánea. ¿Pero pueden ser posibles, pueden ser ciertas? Esa es la pregunta que yo hago”, dijo.

Con esos antecedentes, en la noche del domingo en el programa periodístico Séptimo día (Canal 12) abordaron la “reiteración real” de Bianchi en el uso de paparruchas como herramienta política.

Uno de los participantes del programa fue Nicolás Olivera, intendente de Paysandú y correligionario de Bianchi, quien no dudó en calificar de “disparate” la conducta de la senadora en las redes sociales.

“Es una burrada. Yo la estimo, la quiero un montón, pero se ve que se ha vuelto como adicta a generar cosas que repercutan”, señaló el sanducero.

En similar sentido se expresó el periodista Leonardo Haberkorn, integrante estable del programa. “Es totalmente indefendible, en eso creo que estamos todos de acuerdo”, planteó el comunicador, para luego considerar que las desinformaciones vertidas por Bianchi ni siquiera serían funcionales al fin que ella persigue. “En lugar de estar discutiendo sobre el terrorismo de Estado de Maduro en Venezuela, ahora estamos discutiendo el tuit de ella”, ejemplificó.

También opinaron al respecto la legisladora frenteamplista Micaela Melgar y el militante nacionalista Santiago Gutiérrez Ruiz. Melgar destacó el hecho de que la propia Bianchi señala abiertamente que hace ese tipo de publicaciones “para generar impacto, y deja explícito que lo hace en favor de sus intereses políticos”. Además, contextualizó ese comportamiento en el maco de una presunta estrategia global de la derecha.

A su turno, Gutiérrez coincidió con Melgar en que lo hecho por Bianchi “está mal y hay que decirlo claramente”, pero discrepó respecto a la presunta planificación. Según Gutiérrez, “Graciela no integra la derecha del mundo en nada; es ella sola haciendo este disparate”, relativizó.

Mientras el programa salía al aire, a Bianchi le “ardieron las orejas” y recurrió a X para manifestar su desagrado con el abordaje que se hacía acerca de su persona. En concreto, criticó que se hablara de ella en su ausencia.

“En Teledoce, en un programa ‘periodístico’ están hablando de mí sin mi presencia. Por lo menos es falta de ética de periodistas y políticos. ¿Me tienen miedo? Lo mínimo que tendrían que haber hecho es invitarme. Lo que sí queda claro que no entienden nada: yo busqué que quedara claro que Andrade como todo el Fapit respalda a Maduro y en consecuencia la dictadura venezolana”, escribió.

“El uso de las noticias falsas para perjudicar las campañas es otra cosa”, intentó diferenciar, e hizo referencia a noticias falsas que divulgara anteriormente. “Lo mismo logré con Escobar y Petro. Y les aclaro que el ‘tuit del problema diplomático’ luce en mi muro. Además de tibios, son patéticos”, criticó.

Finalmente, consideró relevante aclarar que ella no estaba mirando Séptimo día, y que solo lo sintonizó luego de que alguien le avisara que ella era tema de conversación. Aseguró que a esa hora mira Santo y seña (Canal 4), programa que sí considera periodístico.