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Yamandú Orsi, el hombre del interior que abrazó la “síntesis” para llevar al FA al triunfo

El presidente electo se comprometió a convocar “una y otra vez al diálogo nacional para encontrar las mejores soluciones”.

25.11.2024 01:27

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2024-11-25T01:27:00-03:00
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Por Gonzalo Charquero

Monaguillo, bailarín de folclore, profesor de historia y padre, la vida de Yamandú Orsi (57) siguió ese orden de peripecias hasta que este domingo se convirtió en el hombre que llevó otra vez al Frente Amplio al poder.

En lo político primero militó para la Vertiente Artiguista, pero desde 1989 se afilió al MPP, sector fundado por José Mujica. Bajo la bendición del expresidente, Orsi construyó también un camino propio. Primero en Canelones y en el último tiempo en la cancha de la política nacional.

Aunque ya llevaba casi cinco años como intendente canario, y había sido por 10 años secretario general de la administración de Marcos Carámbula, el mes de noviembre de 2019 marcó un mojón para su carrera política.

En las elecciones de octubre de 2019, el Frente Amplio retrocedió a votar un 39% y, de cara al balotaje entre Daniel Martínez y Luis Lacalle Pou, el intendente de Canelones fue designado jefe de campaña. En los hechos, la tarea implicó asumir la vocería y buscar un perfil más dialoguista hacia el centro político. Con el tiempo, Orsi diría que esa instancia le permitió “jugar en otro terreno” y descubrir que los temas nacionales le “encantan”, tal como dijo en un reportaje con El País en setiembre de 2020.

Luego de aquel balotaje, le tocó ir por la reelección en Canelones. Orsi obtuvo 180.200 votos (51%), que para el Frente Amplio implicó un crecimiento desde 158 mil votos en 2015. “Es momento de que cambiemos, de abandonar la lógica de la campaña perpetua y trabajar en gobernar algunos y otros en hacer oposición", sostuvo el por entonces intendente electo en esa noche de victoria.

La votación llevó a su vez a la fuerza política a tener 20 ediles sobre un total de 31, aunque la cifra lo llevaba a negociar un voto en la Junta para algunos proyectos de financiamiento clave.

Ese partido, el de los fideicomisos, salió 2-1, en términos futboleros. El frenteamplista logró apoyo de la oposición para dos de las instancias que lo requirió, una por US$ 44 millones con el apoyo de un edil blanco y otra por US$ 22 millones con el de un colorado, conseguidos luego de no haber logrado aprobar uno anterior por US$ 80 millones durante negociaciones transcurridas en 2021.

En este caso, desde el FA acusaron a Presidencia de mandatar a los ediles de la coalición a no otorgarle el dinero a Orsi. En particular apuntaron contra Álvaro Delgado, por entonces secretario de Presidencia, en una coyuntura donde los dos ya se perfilaban para competir por el Piso 11 de Torre Ejecutiva.

Si bien no buscó ser tan explícito, la estatura presidencial de Orsi también se midió en gran parte de los últimos años con lo realizado por Carolina Cosse, exintendenta de Montevideo y ahora compañera de fórmula.

Como en una especie de duelo de señales y de dialéctica jugada a largo plazo, la dualidad ente Orsi y Cosse tuvo uno de sus episodios más sonados en la vez que los frenteamplistas debían definir quién encabezaba de forma temporaria el Congreso de Intendentes. Finalmente, no lograron ponerse de acuerdo, y el Partido Nacional debió asumir el cargo.

En política, los gestos son tan importantes como las acciones. Y, desde hace años, Orsi y su sector han construido su candidatura. Sin hacerlo explícito, la postulación sobrevoló la interna frenteamplista y los corrillos políticos hasta que finalmente fue oficial sobre marzo de 2023, en las semanas previas al Congreso del MPP que finalmente lo proclamó.

En el entorno de Orsi se lo señala por tener capacidad de diálogo y, como muestra, presentan las negociaciones en la Junta Departamental o la buena sintonía con varios intendentes blancos a los que veía con frecuencia en el Congreso de Intendentes.

Pero lo que sus allegados también marcan es el término que varios prefieren indicar como “la construcción colectiva”. Esto lo entienden como un proceso de acumulación que llevó a Canelones a distintos hitos como la gestión de los residuos, el alumbrado, el corredor logístico de la ruta 101 o el crecimiento inmobiliario de la Ciudad de la Costa.

En cuanto a alumbrado, el Frente Amplio destaca que en 2005 había 11.000 focos de luz en el departamento, y este quinquenio terminará con 74.000 focos led. La política de limpieza de Canelones llegó a 140.000 contenedores domiciliarios, señalados como un plan modelo de clasificación intrafamiliar, y que también apunta al compostaje.

Este término de la construcción colectiva es también aplicado en lo político, y sobre todo en la interna del MPP.

Aunque por años fue un militante de base del Frente Amplio, en el último lustro Orsi no ha sido un dirigente que haya pasado un sinfín de horas en reuniones de la Mesa Política o negociando con sectores. Pero sí su organización ha crecido en la interna frenteamplista de forma indudable, apalancada por la fuerza electoral de Mujica, pero también por el trabajo de otros dirigentes más jóvenes, encabezados por Alejandro Sánchez.

Ya hace años puede verse cómo Orsi y Sánchez forman un tándem que, aplicado a la táctica del fútbol, podría definirse como un doble cinco. Mientras uno trabaja en capitalizar los votos hacia afuera, remarcando un perfil dialoguista y un discurso moderado, el otro es el encargado de tejer hacia adentro, en una fuerza política celosa de sus principios de coalición y movimiento.

En el Frente Amplio, otro de los conceptos más aclamados es la síntesis, y es esto también es de alguna manera una de las cosas que Orsi más ha abrazado. El militante del MPP que sin renegar de sus orígenes mira hacia el centro. El que le gusta repetir que busca seguir aprendiendo. El hombre del interior que llevó al Frente Amplio al gobierno después de la caída de 2019.

Orsi llegó y promete continuar el mismo camino.

En su primer discurso como presidente electo, el frenteamplista dijo que convocará “una y otra vez al diálogo nacional para encontrar las mejores soluciones”, bajo la idea de que “Uruguay es uno solo”. “Siempre dije que no son tiempos de promesas, pero me comprometo a una sola: a partir de mañana vamos a laburar muchísimo para la construcción del Uruguay que merecemos. Donde nadie se sienta relegado. Eso nos enseñaron nuestros referentes”, remarcó en la noche del domingo.

Por Gonzalo Charquero