"Debe durar el tiempo necesario para hacer descender la incidencia. Pueden ser dos, tres, cuatro semanas, depende de cuándo se alcance la meta", explicó Riccardi a los medios italianos.
Para el experto esta decisión tendría que ir acompañada del fortalecimiento de los sistemas de rastreo y la vacunación.
"Espero que el nuevo primer ministro acepte y vaya en esta dirección", agregó Riccardi, quien explicó que no se ha optado por el confinamiento total de nuevo porque "algunos ministros no se pusieron de acuerdo en la adopción de medidas tan contundentes".
"Esto ha causado decenas de miles de muertos y ha hundido la economía", aseguró el asesor del ministro de Sanidad, Roberto Speranza, que ha sido ratificado en su cargo en el nuevo Ejecutivo.
Otro de los virólogos más importantes del país y que trabajó en la gestión de la primera ola en la región de Véneto, Andrea Crisanti, se mostró totalmente de acuerdo con Ricciardi.
"El 20 % de los infectados tiene la variante inglesa y el porcentaje está destinado a aumentar. Era necesario cerrar en diciembre, previniendo todo esto, mientras ahora ya estamos en apuros", explicó Crisanti en una entrevista publicada hoy en el diario "La Stampa".
Para Crisanti es necesario "un bloqueo duro e inmediato para evitar que la variante inglesa se vuelva predominante y que tenga efectos devastadores como en Inglaterra, Portugal e Israel".
Además de cerrar todo, añadió, "hay que poner en marcha un programa nacional de seguimiento de variantes", dijo antes de añadir que "donde se encuentran las variantes brasileña y sudafricana se necesitan cierres totales y no áreas rojas, que son demasiado blandas".
También el presidente de la Fundación científica Gimbe, Nino Cartabellotta, pidió "un bloqueo total durante dos semanas, que bajaría la curva para poder reanudar el rastreo de casos, de lo contrario será necesario continuar con los cierres temporales y reaperturas en todo 2021".
Por otro lado, el director sanitario del hospital de enfermedades infectivas de Roma "Spallanzani", Francesco Vaia, destacó que no hacen falta confinamientos severos, pero que sería adecuado "aislamientos de las áreas donde se considere necesario".
Las palabras de Riccardi han provocado las críticas de varios políticos, como el líder de la Liga, Matteo Salvini, cuyo partido ha dado su apoyo a Draghi.
"Antes de aterrorizar a los italianos habla primero de ello con el primer ministro. No hace falta que un asesor se levante cada mañana y sin decir nada al ministro o al presidente del Gobierno sugiera un confinamiento total", dijo Salvini.
La incidencia en Italia es superior a los 130 casos por 100.000 habitantes, mientras que el índice de contagio respecto a las pruebas realizadas es del 8,07%.
Italia registró 221 muertos y 11.068 nuevos contagios, según los últimos datos relativos a la jornada del domingo.
Estos últimos datos llevaron a la inesperada decisión del Ministerio de Sanidad italiano de no permitir hoy la apertura de las estaciones de esquí, como estaba previsto, lo que ha causado las protestas de los presidentes de las regiones afectadas y de algunos de los miembros del nuevo Gobierno guiado por Draghi.
Con información de EFE