En el libro Espalda con espalda (Sudamericana) el periodista Leonardo Haberkorn relata la trayectoria de casi 40 años de Richard Read como sindicalista de la bebida, pero la obra también abarca aspectos personales e incluso indaga sobre algunos emprendimientos empresariales que llevó adelante uno de los dirigentes gremiales más emblemáticos del país desde antes del retorno a la democracia en 1985.
Luego de vivir dos años en Argentina y después de un previo intento fallido para entrar en las Fábricas Nacionales de Cerveza (FNC), finalmente Read ingresó a trabajar para la Pilsen en 1977.
En Espalda con espalda, Read recordó que uno de los momentos económicos más complicados para la FNC fue sobre fines de los 1990, cuando la venta de cerveza había caído de 34 litros anuales per cápita, de promedio, a 13.
“Era una caída brutal que ponía en riesgo todos nuestros trabajos. Nadie tomaba cerveza. Se fue al diablo todo. En la fábrica no había lo que hacer. Nos mandaban pintar las columnas. Mandaban cuadrillas a pintar las 83.000 columnas que hay en la planta. Las pintamos. A las dos semanas las estábamos pintando otra vez porque no había trabajo. ¡Pintábamos la columna dos veces!”, rememoró Read para el libro.
En esta línea, el gerente general de la empresa en aquellos años, Rubén Ordoqui, recordó que ya antes de que estallara la crisis de 2002 las ventas de cerveza habían bajado un 45%.
Ante la posibilidad de que la mayoría de los trabajadores fueran al seguro de paro por la crítica situación que se vivía, la dirigencia de la FNC (de dueños uruguayos en esos años) y el sindicato llegaron a un acuerdo que no contó con el apoyo del gobierno de ese momento.
Según consignó Haberkorn, la propuesta suponía que nadie iría al seguro de paro y todos se mantenían cobrando su sueldo íntegro durante el invierno, a pesar de que la fábrica estaba detenida.
Pero cuando llegara el verano, y con la zafra la situación mejorara, los trabajadores tendrían que hacer horas extras sin cobrarlas, de modo de compensar las pérdidas que la empresa asumiría en invierno, apuntó el periodista.
El exministro de Trabajo y Seguridad Social (entre 2002 y 2005) Santiago Pérez del Castillo no podía rubricar dicho acuerdo debido a que los trabajadores renunciaban a cobrar horas extras, pero ante la posibilidad de que algún trabajador hiciera los reclamos correspondientes, la palabra de Read de que nadie lo haría fue suficiente para la empresa y se llevó adelante lo pactado. No hubo reclamos y no se perdieron fuentes de trabajo.
Fernando Lorenzo y otro encare comercial
A pesar de haber logrado ese acuerdo para sortear una coyuntura económica complicada para la FNC sobre los 2000, no solo fue la crisis lo que tuvo que ver con la caída en las ventas de cerveza.
Según relata Haberkorn en Espalda con espalda, para estudiar qué era lo que pasaba, y como mejorarlo, las autoridades de la FNC contrataron el asesoramiento del economista Fernando Lorenzo sobre fines de los 1990, que trabajó para la firma hasta principios de los 2000.
El profesional que fue ministro de Economía de Uruguay entre 2010 y 2013 reconoció al ser consultado que cuando fue contratado “era un momento muy difícil” para la empresa.
“El consumo de cerveza era tan bajo que en cualquier momento AmBev, que ya era el accionista mayoritario, se podía retirar. Yo trabajé con Ordoqui, que luego se retiró y la conducción la tomaron gerentes argentinos”, recordó Lorenzo para el trabajo publicado en diciembre de 2021.
En esta línea, se señala que “tras muchos estudios, el dictamen del experto fue categórico: todo el encare comercial de la FNC estaba equivocado. La fábrica creía estar compitiendo con los refrescos”, cuando en realidad el gran competidor de Pilsen era el vino, sobre todo el vino suelto.
“Fue una hecatombe para la empresa. Nunca lo habían pensado. Además, embotellaban Pepsi y estaban acostumbrados a dialogar con Coca-Cola y con otras marcas de refrescos sobre los precios. Pero la realidad era que no tenían nada que ver con los refrescos y las ventas estaban ligadas a los precios del vino”, dijo Lorenzo al autor de Espalda con espalda.
A partir del diagnóstico, la recomendación del economista fue congelar el precio por dos años, para poder competir con el vino suelto. La apuesta funcionó y el consumo de cerveza “explotó”, se señala en el libro.
Por su parte, Read dijo sobre este punto que en ese entonces “las ventas habían caído a menos de la mitad y no se podía hablar de salario”.
“Nuestro orgullo fue que no se perdieron puestos de trabajo durante toda esa larga crisis. Y el Ñato Lorenzo fue el que salvó la fábrica. Ordoqui asumió que lo que Lorenzo le decía era lo correcto y los gerentes aplicaron un plan que él hizo, y la situación calamitosa se revirtió. Así fue como salimos. Fue él el que salvó a la Pilsen”, reflexionó el líder sindical para el libro que indaga sobre su actuación como dirigente durante casi cuarenta años.