Fotos: Javier Noceti / @javier.noceti
Domingo 14 de octubre de 2007. En el restorán Pan y Vino de Durazno, mientras esperábamos que el mozo trajera el almuerzo, con el grabador encendido para un perfil sobre él, que sería tapa del suplemento Qué Pasa de El País, Carmelo Vidalín, el intendente del departamento, se la jugó con una confesión que sería la noticia de ese informe especial: Cacho quería ser presidente de la República. Y se tenía fe.
Carisma no le faltaba. Acompañé ese fin de semana a Vidalín a todos lados: paseamos en auto el viernes de noche y dos jóvenes, al reconocerlo, saltaron encima del capó y rompieron parte del parabrisas. El propio Vidalín tuvo que pedirles que se calmaran y se bajaron del auto, como personas civilizadas. Paseamos en moto por la ciudad y los lugareños, especialmente las mujeres, lo saludaban como quien saluda al ídolo local. Antes del paseo en moto, vimos la goleada 5 a 0 de Uruguay a Bolivia en el Centenario, y cómo un jovencito llamado Luis Suárez hacía su primer gol con la Celeste.
El sábado lo había visto sobre el escenario
principal del parque de la Hispanidad saludando al gentío con lentes oscuros y
una guitarra eléctrica sobre el pecho. Lo ovacionaron como a una estrella de
rock. Porque eso era Vidalín por esos días y en esa ciudad: un rockstar.
Por eso, quizás por eso, se animó a decir que se tenía fe para ser presidente,
y que me desafiaba a recorrer 18 de Julio para que atestiguara cuánto lo conocían
en Montevideo. Nunca lo hicimos, pero estoy seguro de que él hubiera ganado la apuesta.
“Jaja, ¡no llegué!”, me dice 17 años después. El que se interpuso en su sueño, dice, fue el expresidente Lacalle Herrera, cuando terminó reviendo su decisión de no postularse, y definió un balotaje junto a José Mujica (duelo que Lacalle perdió). Cacho, que dice que venía bien en las encuestas dentro de su partido, se resignó y aceptó un lugar en una lista al Senado, que compartió con el hijo de Lacalle Herrera, Luis Alberto Lacalle Pou.
En cambio, Vidalín fue cuatro veces intendente de Durazno —“un presidente en miniatura”— y resultó tres veces legislador por su departamento. Actualmente, en el ocaso de su carrera política, preside el Congreso de Intendentes. Será su última responsabilidad antes de abandonar la carrera política en julio de 2025. Dice que “el león debe descansar” y que tiene que disfrutar de sus hijos, sus nietos, sus amigos y sus libros. Y cuidar su salud.
Vidalín se ha mostrado muy cercano últimamente al expresidente José Mujica (le mostró a este cronista el libro El infinito en un junco de Irene Vallejo, regalado y dedicado por el Pepe) y dice que el presidente electo Yamandú Orsi es “un amigo”. Así y todo, él no tiene pensado integrar el gobierno de Orsi. Citando a Eclesiastés 3 dice que “todo tiene su tiempo”, y después verá. El intendente duraznense, además, respaldó a Lucía Topolansky en sus polémicas declaraciones, cuando dijo que hubo gente que “mintió” para enviar militares a prisión por hechos de la dictadura. A su juicio, la exvicepresidenta fue “valiente”.
¿Creciste en un hogar politizado, de cuna nacionalista, o no fue así?
No, totalmente despolitizado. Mi madre sí era de origen blanco. En aquella época, votaban una lista que se llamaba la lista 36, era el Herrerismo puro. Recuerdo que los candidatos eran un señor Washington Silva y otro señor Héctor Gelós, allá en Durazno. Y los hermanos de mi madre votaban otra lista que era la lista 33 de una de las figuras históricas más importantes de Durazno, que fue don Silvestre Octavio Landoni. Y papá era “pastelero”, papá seguía al hombre. Desde que yo tengo uso de razón sé que papá en el 66 votó a [Óscar] Gestido. Pero en casa no se hablaba de política. Recuerdo un vecino que era un carpintero, Medina de apellido, que era un hombre de la lista 90, Partido Socialista. Pero bueno, no se hablaba nada de eso. Y eso que papá tenía un boliche de barrio donde se juntaban barras de buenos vecinos.
¿Qué fue primero: la filosofía, el periodismo o la política?
Yo creo que la política, porque yo me enamoré de un hombre, el doctor Raúl Iturria. Era por el año 71. Iturria fue intendente de Durazno muy joven, con 36, 37 años. Y realizaba en los barrios lo que se llamaban los “juegos recreativos”. Y bueno, yo como joven idealista comencé a seguir al doctor Iturria. Esto es innato porque, si bien en casa no había actividad política, yo coleccionaba listas de todos los partidos y de todos los colores. Me acuerdo también de los candidatos de aquella época.
“Como periodista trabajé en informativos. Y daba las necrológicas. Me acuerdo una vez que me equivoqué de nombre y ‘maté’ a otro. Me acuerdo el nombre y el apellido del que maté… ¡y no tenía marcha atrás! No existían las redes sociales”
Después hice periodismo en radio Durazno, en radio Sarandí del Yi, con algún amigo anduve en Tacuarembó también. Saqué una revista que se llamaba Deportísima. Escribimos algún libro sobre Durazno. Y el otro día arreglando mi biblioteca, encontré esos libros que pensé que había perdido sobre Durazno, que yo había escrito en el año 70 y pico, siendo muy joven. Y no lo hice tanto por motivos de sentirme realizado como escritor, sino que lo hice más que nada también con fines económicos.
¿Por qué decidiste estudiar profesorado de Filosofía?
De casualidad. Yo muy rostrudo arranqué a dar clases sin tener titulación. El título lo tuve muchos años después. Estuve como ocho años sin tener titulación. Y bueno, me enamoré de la docencia, me gustó, estuve muchos años. Te hablo de la docencia, porque fui también adscripto. La ausencia como docente, el vacío que me dejaba, lo podía disimular; yo diría que, más que dar clases, recibía clases en lo que era la Uni 3 porque los alumnos en ese momento eran mayores que yo. Entonces la titulación la obtuve en el año 1982, a través del Instituto Nacional Docente (Inado).
Pero la filosofía evidentemente te gustaba…
Me gusta, y me ha enseñado. En la medida que puedo sigo leyendo y actualizándome. A veces me encuentro con algunas generaciones jóvenes y me largan a algún autor que desconozco, y me voy corriendo a buscarlo.
También sos licenciado en Relaciones Laborales, estudiaste en la Udelar. ¿Para qué te ha servido esa licenciatura?
Muchísimo. La hice en dos etapas: la primera etapa la hice entre el 96 y el 99, fue una tecnicatura de Relaciones Laborales, me anoté en la primera o segunda generación de la Udelar, y tuve compañeros que siguen siendo mis amigos. Después, la licenciatura la hice entre el 2011 y el 2014. Y fui egresado de la primera tanda de licenciatura en Relaciones Laborales, e integré el gremio de licenciados en Relaciones Laborales. Todavía mantengo una muy buena relación con mis compañeros.
¿Para qué me ha servido? Bueno, me ha servido muchísimo. Por lo pronto, y es una de las cosas en las que me voy a actualizar y de las que voy a escribir: las tres veces que fui diputado me desempeñé en la Comisión de Asuntos Laborales. En esa comisión estuve rodeado de unos señores que yo miraba con admiración, como Luis Puig, como [Óscar] Grobba, como [Jorge] Pozzi, como [Washington] Abdala, que eran valores y uno tenía que estar preparado. Y eso nos sirvió muchísimo, sobre todo en la mediación. Yo tengo también un título de Mediador en Equidad otorgado por la Universidad Nacional de Colombia. También tengo otro título que es de administrador público.
Y sos colega... Trabajaste en radio Durazno y radio Sarandí del Yi. ¿Qué hacías? ¿En qué tipo de programa te tocó trabajar?
Hacía informativos y hacía también algún programa periodístico. Recuerdo uno de ellos que se llamaba Chocolate por la noticia. Y de los informativos, donde la gente vivía pendiente de los informativos en aquella época. Te decía por la radio: “Para Fulano de Tal en La Paloma, mamá grave, venir de luto”. O, por ejemplo, las necrológicas. Me acuerdo una vez que me equivoqué de nombre y “maté” a otro. Me acuerdo el nombre y el apellido del que maté… ¡y no tenía marcha atrás! No existían las redes sociales. Y, bueno, cuando me llamaban y me preguntaban: “Che, falleció fulano, ¿viste?”, porque el apellido y el nombre coincidían. Y yo decía: “A mí también me sorprendió y averigüé, y no, se trataba de otra persona con el mismo nombre y el mismo apellido”.
¿Cuál es el recuerdo más primitivo que tenés de una campaña electoral?
La del año 84, votando lo que era la lista 3033 en el retorno a la democracia, acompañando a Iturria. Esa elección perdimos, trabajamos mucho, pero perdimos. Ahí experimenté por primera vez lo que era la soledad del poder. Cuando sos candidato y todo anda bien, todos te rodean. Entonces cuando Iturria perdió, muchos de los que eran sus amigos, los que lo rodeaban, lo abandonaron, y yo permanecí a su lado y lo acompañé. Eso me dio la posibilidad, después, en el año 90, de integrar la fórmula con él. Yo fui secretario general de la Intendencia de Durazno, tuve la suerte de ser también intendente interino en varias oportunidades. Y junto a él, el arquitecto Domingo Bocchiardo, el escribano Juan Vélez, el escribano Martínez y Valentín Arias; aprendí muchísimo y fui creciendo.
Y quiero acordarme de otra campaña. En el año 97 yo me separo del doctor Iturria y el ingeniero Benjamín Irazábal se separa del ingeniero [Luis Hugo] Apolo. Iturria y Apolo habían sido dos intendentes históricos, líderes, caudillos. Nosotros nos independizamos y nos propusimos gobernar Durazno durante los próximos 20 años. En el 99 fui electo diputado por primera vez y después fui electo intendente por primera vez.
Tu perfil en Wikipedia dice que apoyaste la papeleta del Sí en el plebiscito por la reforma constitucional de 1980, que era la opción de que los militares siguieran al mando del país. ¿Es así?
Es así, es correcto. Iturria y estos otros compañeros, Bocchiardo, Urioste, Villanueva, los que eran mis mayores, acompañaban en aquel momento al contador Dardo Ortiz. Y bueno, nosotros seguíamos lo que eran las enseñanzas o el camino de nuestros mayores.
Y con la perspectiva que da el tiempo, ¿hubieses votado igual? Tiempo después, ¿hubieses votado lo mismo?
Si yo hoy hiciera un análisis profundo de lo que ha sido el cambio a través del aprendizaje… En aquel momento, por un lado, estaba el herrerismo, y por otro lado, el wilsonismo. Nosotros, los que éramos herreristas en aquel momento, nos alejábamos del wilsonismo. Y en la medida que pasan los años más admiro y más comprendo a Wilson.
“El intendente es como un presidente en miniatura. La Constitución le otorga al intendente la ventaja de contar con mayorías. Los blancos somos revolucionarios por naturaleza, y esa vena la utilizamos hacia adentro y nos peleamos entre nosotros”
Mirá, cuando decimos que esperamos que los militares y los tupamaros pidan perdón, creo que también los políticos deberíamos haber pedido perdón. O pedir perdón por las cosas que a lo largo de los tiempos han pasado.
Primero fuiste edil, en 1999 fuiste elegido diputado y en el año 2000 fuiste elegido intendente de Durazno por primera vez. ¿Era tu sueño ser jefe departamental?
Sí… En el interior, el intendente es como un presidente en miniatura. Y además la Constitución de la República le otorga al intendente la ventaja de contar con mayorías parlamentarias en el legislativo, lo que no siempre es así, porque los blancos somos revolucionarios por naturaleza, y esa vena revolucionaria, en lugar de utilizarla hacia afuera, la utilizamos hacia adentro y nos peleamos entre nosotros. Y por eso hay que ser un buen negociador con los otros partidos.
Con el advenimiento de las recordadas ediciones del Pilsen Rock ganaste en fama y popularidad en todo el país. Eras un rockstar más. Hablo con conocimiento de causa, porque me tocó escribir un perfil sobre vos para suplemento Qué Pasa de El País, y recuerdo haberte acompañado a todos lados y te ovacionaban en todos lados. ¿Cómo recordás esos años?
Indudablemente a nosotros nos dio mucha posibilidad de crecimiento, también desde el punto de vista político. Me sirvieron para ganar popularidad y conocimiento. Recuerdo una manifestación que había en el liceo Miranda [de Montevideo]: estaba la calle cortada, veníamos en el auto, bajé el vidrio, se acercó uno y dijo: “¡Pah! ¡Dejalo pasar! ¡Es el loquito de Durazno! ¡Es el del rock!”. Bajé, le di un abrazo y seguimos de largo. Tengo un agradecimiento tremendo para los verdaderos organizadores del [festival de] rock. Yo digo que no soy el padre del festival, soy el padrino. Ahí hubo un grupo de gente, donde estaba [Claudio] Picerno, [Pablo] Quartino, [Gastón] Volonterio, que son los verdaderos creadores, los que lograron convencerme para llevar adelante esa fiesta… que incluso contaba con mucha gente en contra, pero después estaba todo Durazno contento con el rock.
Para ese perfil que menciono, recuerdo que te entrevisté en un almuerzo en Durazno, y me hiciste una confesión: querías ser presidente de la República.
Jaja, ¡no llegué! Fue un paso que di cuando el doctor Lacalle Herrera dijo que él no sería candidato en 2009, que los que tuvieran intenciones, que se largaran al ruedo. Yo con el coraje de un puma y una gran inconsciencia, salí a la cancha, aprovechando el momento. Estaba primero en las encuestas dentro del sector. Estaba primero yo, segundo [Juan] Chiruchi, tercero [Luis Alberto] Heber. Resulta que Lacalle Herrera dijo que él no iba a ser candidato, que el que se tuviera fe que se tirara, y nosotros salimos a la cancha. Y bueno, un día el doctor Lacalle me llama y me dice: “Tengo que comunicarte dos noticias, una buena y una mala. ¿Cuál querés?”. Yo le dije: “Cualquiera”. “La mala es que los que me pidieron que me retirara ahora quieren que vuelva”. Me voy a guardar una parte de lo que me dijo de por qué le pedían que volviera… Pero se ve que me tenían un poco de miedo por mi forma de ser, porque con el tiempo yo indudablemente me había vuelto… A ver, soy un hombre de centroizquierda y capaz que no caía bien eso. Tampoco voy a nombrar a los que le pidieron que volviera. “Y la buena —me dice Lacalle Herrera— es que vamos a armar dos listas al Senado”. Una lista donde iba a ir él con esas personas que le habían pedido que volviera, y otra lista al Senado en la cual iba a ir yo, conjuntamente con quien hoy es el presidente de todos los uruguayos. Bueno, nos cedió esa segunda lista y nosotros comenzamos a trabajar para ser diputado por Durazno.
“¿Logros como intendente? Fuentes de trabajo. La primera: muchas fuentes de trabajo. El segundo es haber tenido la oportunidad de haber apoyado la creación de la UTEC. Es una obra social, educativa, trascendente, a la que no le hemos dado la importancia que tiene”
De 2010 a 2015 fuiste diputado, y en mayo de 2015 por tercera vez fuiste elegido intendente. Da la impresión de que siempre te sentiste cómodo como jefe departamental. ¿Cuáles son las tres cosas más importantes que has logrado en el cargo, para los duraznenses?
Fuentes de trabajo. La primera: muchas fuentes de trabajo. Hasta que nosotros ingresamos a la intendencia por primera vez no había fuentes de trabajo… A ver, había una que habíamos llevado en el año 92 como secretario de la intendencia. Le habían hecho un verso a un empresario [al] que le habían hecho comprar una industria frigorífica que es FrigoCerro, que aún se mantiene abierto. Pero a partir del 2000, nosotros logramos para Durazno el frigorífico BPU, el frigorífico más importante y más moderno del país —que hoy está en manos de Minerva— y que tiene a los obreros viviendo un conflicto en una situación difícil. Llevamos para Durazno otro emprendimiento frigorífico más: FrigoYí con capitales de jóvenes uruguayos. En el BPU trabajan alrededor de 850 personas, en FrigoYí trabajan 450 personas, en FrigoCerro, que es el que habíamos llevado en el 92, unas 250 personas. Gracias a una gestión con quien mantenía una relación de excelencia, con el ingeniero Alejandro Bulgheroni, pudimos llevar un emprendimiento agro-agrícola que es Estancias del Lago, que produce 41 toneladas de leche en polvo por día, y donde trabajan alrededor de 600 personas. Silos, muchos silos, silos por doquier. Empezando por Agroacopios. Ahí tuvimos que seducir a un señor que se llamaba Artigas Silveira. Y a partir de ahí llegaron otra serie de emprendimientos, también importantes, de silos. Promovimos el primer emprendimiento que producía caviar en el Río Negro. Y después, acompañando las gestiones del presidente Vázquez, recuerdo haber estado en Botnia de negociador. Cruzaba el río Uruguay para reunirme con los piqueteros, porque ya en esa época yo estaba entusiasmado para traer lo que en aquel momento era Stora Enzo. También tengo, en estos momentos, alrededor de 15 empresas transportistas importantes. Un avance muy grande en hotelería. Y por lo tanto ha habido muchísimas fuentes de trabajo.
El segundo es haber tenido la oportunidad de haber apoyado la creación de la UTEC. La UTEC es una obra social, educativa, trascendente, a la que no le hemos dado la importancia que tiene. Mujica la presenta, nosotros la votamos como diputado, logramos que la mayoría de los diputados blancos la votaran, y como intendente tuve la dicha de donar el predio donde hoy está la UTEC. Nos sentimos totalmente identificados con eso.
Y el tercero, todo lo que tiene que ver con apoyo en lo social y en lo deportivo, que realizamos en Durazno. La inauguración que hicimos hace pocos días del centro de internación de personas adictas a las drogas, para tratar de darles la posibilidad de volver a reinsertarse plenamente en la sociedad.
La limpieza, que es un gran debe desde hace décadas en Montevideo, ¿no es un problema en tu departamento?
Cuando alguien visita Durazno lo primero que dicen es que es una ciudad limpia. Lo primero que me dicen es: “Qué limpio que está Durazno”. Ahora estamos con un proyecto nuevo. En lugar de vertedero, vamos a tener un lugar que se llama “deposición final de residuos”, que va a ser realmente modelo a nivel país. Pero nos duele que la gente tire muchas veces la basura o los residuos fuera de las volquetas, porque los fines de semana, que es cuando se aprovecha a limpiar a fondo los domicilios, la gente no tiene la consideración de guardar la basura adentro y recién sacarla el lunes. Estoy orgulloso, no solo de mis compañeros, sino también de los centros de integración barrial que también realizan la misma tarea en los diferentes barrios de Durazno, en el interior.
¿Por qué perdió la coalición republicana, representada por Álvaro Delgado, en las pasadas elecciones?
El primero de los factores es que no supimos explotar la popularidad que tiene nuestro presidente. ¡Una cosa de locos!, ¡algo fuera de serie! El día que inauguramos el centro de internación para personas adictas teníamos para realizar otras inauguraciones —es lo que a mí me gusta, inaugurar y hacer obras, y tener una intendencia superavitaria; tengo una intendencia rica y voy a hacer obras hasta el último día que entregue mi mandato—, teníamos otras obras para inaugurar, y el presidente me dice: “No, porque a mí me gusta rodearme de la gente, sacarme fotos, y escucharlos y atenderlos”. Dos horas demoró desde el auto hasta el lugar donde íbamos a realizar la inauguración. Bueno, no supimos explotar eso. No hubo un vínculo comunicacional adecuado.
Después, Valeria Ripoll es una persona con la que aprendí mucho, una dirigente gremial de primera línea, una mujer que me hizo reconocer y valorar muchísimo a mis compañeros municipales, que jerarquizó a los gremios, en especial al gremio de Durazno con el cual hemos obtenido muchísimas conquistas, recuperación salarial y otras más…
Pero…
Pero no, los blancos somos especiales. Si bien ella era una revolucionaria, no la supimos vender, ni siquiera dentro del partido y menos para la coalición. También quiero decirte: nosotros concurrimos al balotaje como coalición republicana. El Frente Amplio es también una coalición de partidos, pero es una coalición de partidos que tiene una vida que ya tiene cinco décadas, y nosotros venimos ahí sumando y restando. Y no es fácil compatibilizar todas las corrientes, como para que todas las corrientes confluyan en una misma idea.
“No supimos explotar la popularidad que tiene nuestro presidente. ¡Una cosa de locos!, ¡algo fuera de serie! Respecto a Valeria Ripoll, si bien ella era una revolucionaria, no la supimos vender, ni siquiera dentro del partido y menos para la coalición”
Álvaro [Delgado] era un muy buen candidato, un tipo que estaba preparado para asumir, prender la llave de la luz y tener el país en marcha. Pero no supimos comunicar.
Hace algunas semanas te manifestaste abierto a integrar un gobierno del FA. Dijiste que tenías buena relación con la cúpula del MPP, y te considerabas amigo de Pepe Mujica, Lucía Topolansky y Yamandú Orsi. ¿Seguís dispuesto a integrar este gobierno que asumirá en marzo?
Hubo una mala interpretación de lo que dije en una radio. Yo no dije en ningún momento que estaba dispuesto a integrar un gobierno del FA. Yo dije que espero terminar, disfrutar cada día de aquí a julio [de 2025] y, después, es tiempo de descanso. Uno tiene que saber en qué momento tiene que retirarse. Tengo un gran aprecio por el presidente Mujica y por su señora. Cuando yo estuve enfermo, ellos estuvieron a mi lado y me acompañaron en los momentos más difíciles. Y de Yamandú me considero amigo, me considero un buen amigo, y estoy seguro de que le va a ir bien. Le va a dar un hándicap a los intendentes, porque él fue intendente y vamos a tener una mejor relación.
Lo que dije se malentendió como que yo me estaba ofreciendo para integrar el gabinete. Nuestro país es un país macrocefálico, y la gente de Montevideo no sabe lo que es la función de un intendente o de los intendentes en general. Tiene más vidriera el Parlamento que los intendentes o que el Congreso de Intendentes, mucha más vidriera. Entonces la gente cree que porque sos blanco, del Frente, colorado, de Cabildo o del Partido Independiente tenés que estar peleado con los otros. Y yo, como tengo la mentalidad de intendente, soy un hombre de conciliación y de acuerdos.
Pero si tu amigo Yamandú te llama y te dice: “Cacho, te necesito en el gobierno, no me podés fallar”, ¿qué le contestás?
Ahí yo voy a recurrir a la Biblia, y voy a recurrir a Eclesiatés 3, y voy a decirte que “todas las cosas tienen su tiempo”. Quiero que llegue julio, quiero descansar, quiero rodearme de mis afectos, de mis seres queridos, disfrutar a mis mascotas, mi jardín y mis libros. Y después, siempre hay tiempo para dialogar y para poder decir sí o no.
¿Qué opinión te merecen las declaraciones de Topolansky en el libro Los indomables, de Pablo Cohen, donde dijo que le consta de gente que mintió para enviar militares a prisión por hechos en la dictadura?
No he leído el libro, pero sí vi algunos extractos con lo que dijo Topolansky. La considero valiente en manifestarse de esa manera. Leí también la carta que mandó a los familiares de personas desaparecidas. Me pareció una carta sincera. Quiero ver, en el libro, cómo llega ella a esa reflexión. Hay muchas cosas injustas, y esto sería una injusticia tremenda, si fuera cierto lo que dice. Eso ameritaría un análisis y un estudio, porque indudablemente hay mucha gente que está pasando mal y muchas familias que están destrozadas.
Entiendo que para poder cerrarse definitivamente este capítulo debería lograrse una reunión donde participaran los tupamaros (los viejos tupamaros que quedan vivos), los militares de esa época, los que quedan vivos, y los políticos, los políticos de esa época que quedan vivos. A esta altura del partido, todos ellos, seguramente con madurez y responsabilidad, y mirándose a los ojos, podrían dar respuestas que permitieran cicatrizar las heridas que aún quedan abiertas en nuestra sociedad.
¿Le tenés fe al próximo gobierno de Orsi?
Le deseo lo mejor. Voy a parafrasear al presidente Lacalle Pou diciendo que quiero que le vaya mejor. Y ahí sí, desde el Congreso de Intendentes, y seguramente fue por eso que me eligieron mis compañeros, voy a tener la oportunidad de negociar, de aquí a julio, las partidas correspondientes que llegan a los gobiernos departamentales. Y espero que el hecho de que Yamandú haya sido intendente, y que su maestro, mi amigo Marcos Carámbula haya sido intendente, nos dé un valor agregado para llegar a mejores negociaciones. Las intendencias realizan muchas veces tareas que son propias del gobierno nacional, pero que, por lejanía, muchas veces vinculadas a la educación, al Inau, a la salud, las cumplimos nosotros. Y para hacer esas cosas también necesitamos recursos. Lo dice un intendente que no tiene necesidad de fondos que provengan del gobierno nacional, porque tenemos una administración austera y con buenos recursos en caja.
¿Cuál debería ser la prioridad del próximo gobierno?
Lo social. Fundamentalmente debemos realizar un gran trabajo axiológico, que tiene que pasar por recuperar valores que nuestra sociedad ha perdido. Trabajar muchísimo, muchísimo en lo social. Y para eso vamos a tener que llevar adelante una gran tarea educativa, partiendo desde la familia.
Hace pocas semanas asumiste la presidencia del Congreso de Intendentes ¿Cuáles son tus objetivos o tu gran objetivo en el cargo?
“Para poder cerrarse definitivamente ese capítulo debería lograrse una reunión donde participaran los viejos tupamaros que quedan vivos, los militares de esa época, los que quedan vivos, y los políticos de esa época que quedan vivos”
El principal objetivo es lograr que los gobiernos departamentales tengan los recursos adecuados como para poder trabajar codo a codo con el gobierno nacional, y fundamentalmente aquellos que permitan que podamos llegar al interior más profundo de nuestro departamento. Que haya un diálogo, como ha existido durante el gobierno de Lacalle Pou, y permítaseme, tendría que nombrar al Lito Alfie y al Negro [Fernando] Blanco, pero yo voy a nombrar a Benjamín Irazábal, que ha sido el número dos de la OPP, y que nos ha permitido tener un diálogo de excelencia. Como así también muchos ministros, pongo como abanderado a José Luis Falero, pero puedo nombrar muchos otros ministros con los cuales hemos mantenido un muy buen diálogo. Da la casualidad que todos ellos han sido intendentes, eso nos da otra facilidad.
Anunciaste que en julio de 2025 vas a retirarte de la política. ¿Por qué?
Porque hay edades para todo. Dios me puso a prueba tiempo atrás, cuando tuve serios problemas de salud. Anduve golpeando las puertas del cielo… Me bajaron todas las defensas, andaba con problemas en la columna, me dijeron que tenía tres factores de riesgo (la edad, el estrés y los kilos). La edad no la puedo cambiar, el estrés, un poquito lo puedo dominar, y dije: “Voy a bajar unos kilos”. Bajé 25 kilos en dos meses, y me bajaron todas las defensas. Hubo momentos en los que mis seres queridos me ayudaban a levantarme, me llevaban al baño, me tenían que bañar. Gracias a Dios y a los buenos profesionales que me atendieron, pude recuperar mi salud. Y entonces aprendí a valorar lo que siempre mi familia me señaló, y en especial mis hijos. Ellos me decían: “Papá, vivís pendiente de los demás, y te olvidás de vos y de nosotros”. Entonces, ahora, voy a tratar de recuperar el tiempo perdido para dedicárselo a mis afectos, y en especial a mis nietos.
¿Sos feliz?
Soy muy feliz, estoy preparado para morir hoy, mañana o cuando sea. Y me iré feliz. Me siento realizado. Y quiero que los seres que me quieren sepan que todo lo que he deseado en la vida, o prácticamente todo, lo he ido alcanzando. Quisiera ser mejor persona. Me encantaría poder reprimir a veces algunas de las actitudes que la vida política te lleva a desarrollar, pero que no son buenas cosas. Siempre tenés que tratar de encontrar a tu semejante, a tu prójimo, o como decían los alemanes: al cohombre.