El coronel uruguayo Rivera Elgue llegó a la región de las montañas, al oeste de Costa de Marfil como observador militar para las elecciones de octubre de 2010 que obligaron a una segunda vuelta entre Laurent Gbagbo, que prentendía ser reelecto y el candidato opositor Alassane Outtara.
En noviembre, el presidente Gbagbo perdió las elecciones con un 40% de los votos, contra un 54% de Outtara. Ante el resultado adverso, el presidente Gbagbo nombró un consejo electoral con personas de su confianza que fueron anulando votos opositores hasta concluir que había ganado él.
La noticia apenas estuvo unos días en la plana de los medios hispanos pero la situación fue seguida de cerca por algunos países europeos, particularmente Francia, que colonizó el país entre 1893 y 1960 e interviene en la región desde mediados del siglo XVII.
Se estima que unas 400 personas murieron en enfrentamientos desde las elecciones del 28 de noviembre y cientos de miles de personas fueron desplazadas internamente. El norte quedó en manos de las fuerzas fieles a Outtara, que permanece recluido en el hotel Golf de la ciudad de Abiyán, en manos de Gbagbo.
Naciones Unidas-que reconoce junto a la comunidad internacional la victoria electoral de Outtara- se despliega desde 2004 para garantizar la paz luego de una rebelión contra Gbagbo que había llegado al poder en 2000 luego que su antecesor declinara su reacción de mantenerse en el poder sin reconocer sus restultados.
”Yo estoy en una zona controlada por lo que serían las Fuerzas Armadas que apoyan al gobierno de Outtara. Acá hubo una guerra civil y hubo dos fuerzas, después de un acuerdo político en 2007, las dos fuerzas se consideraron fuerzas armadas de costa de marfil pero en sí mantienen sus estructuras separadas. Uruguayos en todo el país, somos dos militares dos policías, dos que trabajan en seguridad de Naciones Unidas y otras dos uruguayas que trabajan en ONU, una como sicóloga y otra en la parte de control de movimiento”, comentó el coronel Rivera Elgue, contactado por Montevideo Portal.
Elgue asegura que cuando se conocieron los resultados de la segunda vuelta que daban por ganador a Outtara había quienes aseguraban que Gbagbo no se iría del poder, tomando en cuenta que ya había retrasado las elecciones -previstas para 2005- al 2010. “Los que dijeron que Gbagbo no iba a entregar el poder, se ve que lo conocían más. Hace diez años que es presidente, es hábil y se sabe con cierta fortaleza, tampoco le falta apoyo porque tiene un 40 y pico por ciento de los votos en la segunda vuelta, no es una persona que tuvo un 11 o un 20%, tiene casi la mitad. La solución no puede llegar por la fuerza nomás”.
En los últimos meses los países agrupados en el Franco CFA -moneda común de las ex colonias francesas de África occidental y central- cerraron varias sucursales bancarias en Costa de Marfil, que debieron ser militarmente tomadas por Gbagbo, que está teniendo problemas para pagar los salarios de sus fuerzas de seguridad.
Gbagbo también soporta una embargo de la Unión Europea y el bloqueo de la compra de cacao y café, principales rubros de exportación del país africano.
Pese a ello, la semana pasada Gbagbo logró cortar el suministro de electricidad, agua y combustible a buena parte del territorio de los simpatizantes de Outtara: “No hay ningún indicio que diga que Gbagbo vaya a ceder el poder. El lunes estábamos sin luz y sin agua en la zona del norte que está controlada por Outtara. El sábado se reanudó el servicio de energía eléctrica y dicen que va a empezar a volver el agua pero fue una medida política, una demostración de fuerza, de que él todavía controla gran parte del gobierno”.
Además, las fuerzas de Gbagbo mantiene un importante despliegue militar rechazando la presencia de Naciones Unidas en la zona y reprimiendo las manifestaciones en su contra: “Los problemas más grandes son en la capital, donde el gobierno que no se quiere ir tiene a las fuerzas de seguridad, policía, gendarmería y una especie de milicia; paramilitares que son jóvenes patriotas que actúan contra los civiles que piden que se vaya Gbagbo. Ahí es donde se generan los mayores enfrentamientos y la mayor cantidad de muertos y se da la mayor actuación contra las Naciones Unidas. En el resto de las zonas que controlan Gbagbo, lo que usualmente se hace es bloquear el pasaje de nuestros vehículos y hacerlos volver, pero no hay grandes agresiones. Acá (al Oeste) no hay problemas de seguridad, la zona está controlada. Hay un poco al sureste de acá porque hubo unos ataques de unas milicias y mercenarios liberianos, que atacaron a unas posiciones de las fuerzas pro Ouattara y ellos contestaron y luego siguieron avanzando y ocuparon una ciudad, esos son los combates más cercanos”, afirmó Elgue.
Los observadores militares están alojados en casas o en hoteles y tienen acceso a la comida en el mercado local. En su rutina, se encargan de controlar la seguridad de las diferentes villas, entrevistándose con sus autoridades y controlando que no haya problemas de violencia o movimientos de tropa. “Cuando vamos a las villas, el jefe de villa por lo general es una persona mayor y todos los integrantes de la villa se reúnen alrededor de él. Hay una especie de consejo de villa o jefe de tierra, que son cargos hereditarios. Lo que he visto en ellos es que la mayoría de los jóvenes y los adultos, respetan lo que ellos dicen”.