Montevideo Portal
Gregory Shaffer es experto en comercio internacional y director del Centro de Globalización, Ley y Sociedad de la Universidad de California en Irvine, Estados Unidos. Recientemente, publicó el libro Potencias emergentes y el sistema de comercio global: Pasado y futuro de la ley económica internacional (Emerging Powers and the World Trading System: The Past and Future of International Economic Law), que fue presentado en la Universidad Católica del Uruguay.
Shaffer contó a Montevideo Portal su visión respecto al panorama económico global y analizó el rol de Uruguay dentro de él; a su entender, el país es un defensor del multilateralismo y que "puede apuntar a predicar con el ejemplo" en la protección de esta ideología.
— En su último libro, estudia la realidad del sistema de comercio mundial. ¿Qué se puede esperar en esta materia?
— Estamos en un momento de considerable incertidumbre dada la reacción de Estados Unidos (EE. UU.) al alza de China como una potencia económica, así como también por las preocupaciones de EE. UU. por sus políticas domésticas debido a las implicancias del comercio sobre la clase trabajadora. En conjunto, estos dos desarrollos reflejan un cambio de doble filo en desigualdad.
La desigualdad ha disminuido entre la potencia norteamericana y las emergentes, en particular con China. El PIB del país asiático ahora sobrepasa el de Estados Unidos en términos de poder adquisitivo y se predice que lo superará también en términos nominales durante la próxima década. Mientras tanto, China se ha convertido en la nación comercial más grande del mundo; las economías de muchos otros países, incluido Uruguay, dependen del comercio con China en mayor medida que con EE. UU.
El Gobierno de Joe Biden anunció que “Estados Unidos volvió” a su compromiso con el multilateralismo luego de que su predecesor, Donald Trump, manejara una lógica de "Estados Unidos primero". Sin embargo, las políticas de comercio de Biden no han cambiado significativamente.
Si bien los aliados tradicionales de EE. UU. están aliviados de que las tensiones comerciales con el país norteamericano están siendo abordadas de mejor manera, son cautelosos de un posible regreso de Trump al poder, así como también de un giro de Estados Unidos hacia el proteccionismo de manera generalizada.
— ¿Cómo se posiciona Uruguay dentro de todo este sistema comercial global? ¿Es un actor clave, o podría serlo?
— Uruguay es un país pequeño, pero siempre ha sido un jugador importante en el sistema de comercio.
En las primeras etapas del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT, por sus siglas en inglés) expresó una serie de reclamos contra otros países y demostró así que los países en desarrollo podrían usar el sistema para avanzar en sus intereses de comercio. Más tarde, alojó la reunión ministerial del GATT que dio lugar a la Ronda de Uruguay (entre 1986 y 1994) y llevó a la creación de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Después de que Estados Unidos neutralizó el sistema vinculante de solución de controversias de la OMC al negarse a aceptar el lanzamiento de nuevos nombramientos para el Órgano de Apelación de la OMC después de que expiraran los mandatos de sus miembros actuales, Uruguay se unió a la Unión Europea, China y otros 18 países miembro del organismo para crear un mecanismo de apelación provisional. Este sistema podría expandirse con el tiempo si la administración Biden no se compromete a restablecer un sistema de solución de diferencias de la OMC que funcione.
El mayor socio comercial de Uruguay es China, que es importante para sus exportaciones agrícolas. Luego de que EE. UU. presionara a China a comprometerse a comprarle cantidades mucho más grandes de productos agrícolas, Uruguay teme —y justificadamente— que esa realidad perjudique sus exportaciones, en violación de la cláusula de nación más favorecida del sistema.
En resumen, Uruguay es conocido como un defensor del sistema de comercio multilateral y sus normas.
— ¿Cuál es el rol de las pequeñas economías emergentes en general?
— Son defensoras del multilateralismo.
La alternativa es la negociación basada en el poder, en la que se encuentran en una peor posición en las negociaciones bilaterales y en la que corren más riesgo de ver sus intereses perjudicados en los “acuerdos” entre las grandes potencias.
— ¿Cuál sería su consejo para el Gobierno uruguayo con el objetivo de ser más exitosos en el panorama económico global?
— Uruguay necesitará trabajar con otros países similares para defender el multilateralismo. Puede, potencialmente, mejorar su influencia trabajando con terceros países, como lo hizo como miembro del grupo Cairns durante las negociaciones que condujeron a la OMC.
— Hace mucho énfasis en “defender el multilateralismo”. ¿Corre peligro?
— Está en declive.
Existe la presión de crear “bloques de comercio”; esto también ocurrió durante el período de entreguerras, y sabemos que eso no terminó bien. En este sentido, otros riesgos globales se están volviendo existenciales, ya sea que involucren el cambio climático, nuevas pandemias o el potencial de una nueva crisis financiera.
Uno ve estos riesgos multifacéticos que enfrenta el Cono Sur de América Latina. Uruguay, como país pequeño, ejerce poco control sobre estos desarrollos, pero aún así puede apuntar a predicar con el ejemplo, incluso trabajando con países de ideas afines.
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