Por Federico Pereira
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Allá sigue, en Ezeiza. Corrido hacia un costado y a la espera de que se dirima su destino, el inmenso 747-300 de la aerolínea de cargo venezolana Emtrasur está desde el 8 de junio aparcado en una posición remota dentro del predio de la terminal internacional. Aguardando están también, en un hotel a 15 minutos del aeropuerto, un grupo de 19 personas que viajaban en él. Y al menos seis países esperan información que responda a una pregunta: ¿qué vino a hacer esta aeronave tripulada por iraníes y venezolanos al Cono Sur?
En la órbita de la Justicia argentina desde la primera semana, la polémica, que rápidamente escaló al terreno de la política, plantea, además de esa pregunta, otras interrogantes, que van desde la verdadera propiedad del avión hasta los vínculos de la tripulación con la Fuerza Quds, división de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán especializada en guerra asimétrica e inteligencia militar.
Además de Argentina, Irán y Venezuela, países protagónicos de la situación, en Paraguay siguen atentos el devenir del caso, que ya es investigado por la Fiscalía de ese país, dado que el avión estuvo en Ciudad del Este 20 días antes de emprender el vuelo desde Caracas a Buenos Aires.
El gobierno paraguayo, mediante su Secretaría Nacional de Inteligencia, informó al Ministerio del Interior de Uruguay sobre los vínculos entre la tripulación y las fuerzas armadas iraníes. Con estos datos, el ministro de Defensa, Javier García, ordenó el 8 de junio que no se dejara ingresar al espacio aéreo uruguayo a la aeronave. El sexto país involucrado es Estados Unidos, de donde surgió la información que encendió las alarmas y al que la Justicia argentina exhortó a brindar más datos sobre el caso.
¿Quién es Gholamreza Ghasemi, el protagonista del cuento?
De los cinco iraníes que dirigían el vuelo 9218, el primer nombre que se dio a conocer en los medios fue el de Gholamreza Ghasemi, el piloto. No fue fortuito ni se debe a que fuera el capitán de vuelo, sino a que su nombre figuraba en la información que el FBI de Estados Unidos brindó al juzgado federal de Lomas de Zamora (Provincia de Buenos Aires), encargado del caso.
En el documento, según informó Infobae, se señala que Ghasemi es CEO y miembro del consejo de administración de Fars Air Qeshm —mencionada en algunos medios como Qeshm Fars Air—una aerolínea sancionada por el gobierno estadounidense por presuntamente trabajar con el objetivo de facilitar los movimientos paramilitares transfronterizos de la Fuerza Quds. Según Washington, Fars Qeshm Air opera vuelos de carga para el contrabando de armas y equipos a Siria para proveer a la organización libanesa Hezbolá.
El Buró Federal de Investigaciones de EE.UU. también vincula a Ghasemi con la tercera involucrada en el escándalo, Mahan Air, aerolínea de bandera iraní a la que la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC, por sus siglas en inglés) del Departamento del Tesoro estadounidense tiene en lista negra por “fomentar la violencia regional a través del terrorismo y sus programas de armas”, según consigna Clarín.
Ghasemi fue imputado por la fiscal del caso, Cecilia Incardona, que solicitó investigar al piloto para ahondar su relación con el terrorismo, así como obtener información de otros tripulantes.
“Mencionaré algunas de las circunstancias irregulares que me llevan a indagar si el verdadero objetivo del arribo de la aeronave a nuestro país fue exclusivamente para transportar mercadería de autopartes, o bien si estuvo fundado en razones diferentes a las alegadas y constituya, eventualmente, un acto de preparación para proveer bienes o dinero que pudieran utilizarse para una actividad de terrorismo, su financiamiento u organización”, reza el documento elaborado por la letrada para la imputación de Ghasemi, consignado por Infobae.
En el mismo texto, Incardona informaba que en una inspección ocular al avión se encontró un plan de vuelo que marcaba que al 23 de abril de 2022 el avión era propiedad de Qeshm Fars Air.
Además de ese plan de vuelo, señala Infobae, las fuerzas argentinas encontraron una cinta de color azul que decía Qeshm Fars Air, sujeta a una credencial plastificada con la inscripción “Captain Gholamreza Ghasemi” de Mahan Airlines, además de otra identificación con el mismo nombre, pero de Fars Air. También fue encontrada una agenda con una tarjeta con la leyenda “Mahan Air Hotel (No2) TEL: +98(21)44023672”.
Al teléfono de Ghasemi, requisado por orden judicial, se le hicieron pericias técnicas de las que surgieron fotos de tanques y misiles, además de una imagen de él en la que se lo ve de joven, como combatiente de la Fuerza Quds.
¿Qué es Emtrasur y por qué existe, habiendo otra aerolínea estatal de cargo?
La aerolínea titular del Boeing 747-300 fue fundada por el presidente venezolano Nicolás Maduro, el 19 de noviembre de 2020, para funcionar como una filial de carga de Conviasa, la compañía de bandera de la República Bolivariana. Ese avión sigue varado en Ezeiza de hecho es hoy por hoy el único con el que cuenta la empresa.
Según un informe de Infobae, “ponerse en contacto con Emtrasur es casi imposible”, ya que la transportista de carga no posee página web, número de teléfono en internet ni redes sociales. Además, tampoco se la menciona en el sitio de la línea de bandera venezolana, que sí menciona a su subsidiaria Conviasa Cargo.
La aerolínea realizó al menos 32 tramos con ese avión, aunque solo de cuatro de ellos se conoce oficialmente la carga transportada, de acuerdo con Infobae.
La matrícula del avión es YV3531, lo que indica —por las dos letras que componen el código aéreo— que el avión es de bandera venezolana. Según el sitio airfleet.es, perteneció a la Mahan Air entre 2007 y 2022, y operó primero con la matrícula EK-74713 y luego bajo el código EP-MND. Antes de eso, el sitio indica que perteneció, entre 1986 y 1992, a Union de Transports Aériens (UTA), aerolínea que luego fue absorbida por Air France, dueña del avión hasta 2007, ambas bajo la matrícula F-GETA.
La página web indica que la aeronave es propiedad de Emtrasur desde el 23 de enero de 2022, mientras que según Infobae, la empresa venezolana compró el avión a Mahan Air en febrero pasado.
¿Por qué si el avión es venezolano, lo pilotaban iraníes?
Una de las incógnitas que aún quedan del caso es la cantidad de tripulantes que llevaba el avión, dado que según señalaron varios medios argentinos, duplicaba el número necesario para operar una aeronave de cargo de estas características.
El 7 de junio, un día después de que el avión de Emtrasur llegara a la Terminal de Cargas de Ezeiza por primera vez, las autoridades argentinas detectaron, mediante investigaciones internas, que el avión de cargo figuraba con más tripulantes en los documentos del vuelo de los que tenía al momento de llegar a Argentina. Según informó Infobae en un primer momento, en el avión viajaban 17 tripulantes en total, 12 de ellos venezolanos y cinco iraníes. Entre estos últimos, el piloto y el copiloto. En la documentación figuraban otros dos venezolanos que nunca arribaron a Argentina. Actualmente se afirma que fueron 19 los tripulantes del vuelo.
Agustín Rossi, director de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) de Argentina —una de las dependencias estatales criticadas por no haber frenado el ingreso del avión al país vecino— afirmó, tanto en una primera entrevista en C5N como en otra en Radio Mitre, que los iraníes eran “instructores de vuelo” y que se explicaba la cantidad de tripulantes porque el viaje era “una parte del adiestramiento que necesita la tripulación venezolana para poder pilotear sin un comandante iraní ese avión”.
El titular de la AFI señaló en la primera ocasión que el argumento era una “deducción” suya, y en la segunda instancia dijo: “No me arrepiento de lo que dije, porque era la verdad. ¿Cómo me voy a arrepentir de la verdad? Yo en ese momento tenía una cantidad de presunciones que ahora se están comprobando”.
Este domingo, dos ejecutivos de Emtrasur dieron una entrevista a la venezolana Orlenys Ortiz—a la que algunos catalogan de “comunicadora política” vinculada al chavismo—; también habló el presidente de la compañía, César Pérez, y Mario Arraga, gerente de Finanzas y uno de los venezolanos retenidos en Buenos Aires tras volar en el 747.
Pérez justificó la presencia de Arraga en el vuelo porque iba a contactarse con “los enlaces en los aeropuertos”, dado que era el primer vuelo de la aerolínea venezolana a Argentina. Sobre los iraníes, el presidente de Emtrasur confirmó la “deducción” de Rossi: “Tenemos allí 5 instructores, el resto son venezolanos. Venezuela no tiene aeronaves de estas características ni ha tenido en los últimos 20 años, así que, obviamente no tenemos pilotos venezolanos”.
En cuanto a la cantidad de personas que traía el avión, lo justificó alegando una necesidad de mayor cantidad de tripulantes para asistir a la única mujer a bordo. “Tenemos a Victoria Valdivieso, que es una dama, y a pesar de que tenemos sistemas automáticos, a veces por el peso, se necesita fuerza para empujar”. El ejecutivo también alegó que la nacionalidad de los cinco tripulantes iraníes se debe a que quien les “vendió el sistema”, incluyó en el contrato el “soporte logístico” hasta que la tripulación de Emtrasur esté correctamente certificada.
¿Qué traía el avión y qué pasó con esa carga?
El avión transportaba piezas automotrices para construir el Volkswagen Taos, que la empresa alemana fabrica en Argentina, en la ciudad bonaerense de General Pacheco. La empresa importadora fue SAS Automotriz —especializada en la fabricación de autopartes y también ubicada en esa localidad— y la carga consistía en componentes para producir paneles de instrumento y asiento para este modelo de auto.
El cargamento consistía en un total de 47.822,08 kilos repartidos en 312 bultos. De esa cantidad, la mayor parte salió hacia la planta de Volkswagen entre el martes 7 y miércoles 8 de junio. A pesar de eso, 7.860 kilos de mercadería continúan aún en un hangar de Ezeiza, retenidos por la Justicia en el marco de la investigación.
Sumados a eso, hay otros 8.000 kilos, que arribaron en un vuelo de la empresa Skylease. Sobre esta carga, también investigada por la Justicia, Infobae informó que era un envío para el mismo importador, SAS Automotriz, mientras que Clarín afirmó el pasado domingo, acerca de esos 89 bultos, que “hasta ahora nadie los reclama y están a la espera de sus dueños en el aeropuerto de Ezeiza”.
“No han tenido al día de la fecha requerimiento de destinación por parte del interesado”, manifestó la fiscal del caso en el dictamen en el que solicitó el peritaje de esos paquetes, según consignó Clarín.
¿Tiene algo que ver el iraní detenido en Concepción del Uruguay?
El pasado viernes, la Policía de Entre Ríos detuvo a un hombre de 30 años cuando en la terminal de buses de Concepción del Uruguay intentó comprar un pasaje a Concordia —ciudad que sirve como paso de frontera con nuestro país— con un documento de identidad argentino. Sin embargo, por sus dificultades para entablar una conversación en castellano, despertó las sospechas de las autoridades, ya que el documento indicaba que era de Corrientes.
Luego de interrogarlo, fue llevado ante la Justicia, no sin antes identificar su nacionalidad —iraní— y nombre: Asan Azad. Hasta el momento, según informó el entrerriano Diario Río Uruguay, el persa fue imputado por un delito de falsa identidad. Además del DNI, que no era falso, se encontró que tenía una licencia de conducir de otra persona, originaria de Tigre en la Provincia de Buenos Aires.
Más allá de la coincidencia temporal entre su aparición y la llegada del avión, la Justicia argentina aún no ha encontrado vínculos entre este ciudadano iraní y los cinco que se encuentran siendo investigados por la causa del avión. Por medida cautelar ordenada por el juez de la causa, el iraní continúa detenido en la Comisaría 1ª de Entre Ríos, tras haberse rehusado a declarar este lunes.
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