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Policiales

Por The New York Times

Un robo al presidente de Sudáfrica; silencio de Sudáfrica

Ese silencio está generando nuevas preguntas en torno a un intento de Ramaphosa por ocultar el robo de la opinión pública

23.06.2022 13:28

Lectura: 10'

2022-06-23T13:28:00-03:00
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Por The New York Times | Tileni Mongudhi and John Eligon

Los investigadores namibios les estaban pisando los talones a los presuntos ladrones. Después de recibir un dato sobre un golpe sensacional —el robo de dinero en efectivo de una granja que pertenece al presidente Cyril Ramaphosa del país vecino de Sudáfrica—, habían rastreado grandes transferencias de dinero que los sospechosos realizaron desde Sudáfrica a cuentas bancarias en Namibia.

Lo único que faltaba para acusar a los sospechosos era vincular el dinero con el robo.

Sin embargo, cuando los funcionarios del Ministerio de Justicia de Namibia se pusieron en contacto con sus homólogos de Sudáfrica para una confirmación, dijeron que recibieron una respuesta inusual que le puso fin a su caso: silencio.

Ahora, dos años más tarde, ese silencio está generando nuevas preguntas en torno a un intento de Ramaphosa por ocultar el robo de la opinión pública y movilizar el aparato del gobierno para ayudarle a hacerlo.

El robo a la granja del presidente en Sudáfrica, ubicada a 1050 kilómetros de la frontera con Namibia, ocurrió en febrero de 2020, pero tan solo se empezó a hablar mucho de él este mes. Un enemigo político del presidente lanzó acusaciones explosivas, según las cuales a Ramaphosa le habían robado entre 4 millones y 8 millones de dólares estadounidenses de su propiedad y que luego encubrió el robo para evitar un escrutinio por tener escondidas grandes cantidades de dinero en efectivo.

El dinero estaba oculto en los muebles de una casa en la granja de caza Phala Phala del presidente, según el enemigo político, Arthur Fraser, el exdirector de la agencia de inteligencia de Sudáfrica, quien realizó sus acusaciones en una demanda penal en contra de Ramaphosa. Según Fraser, el presidente nunca denunció el crimen a la policía, sino que le encomendó a su unidad de protección personal una investigación ilegal que nunca fue registrada.

Desde entonces, el presidente ha admitido que robaron su granja, pero ha negado cualquier delito. De acuerdo con Ramaphosa, la cantidad de dinero robado fue mucho menor de la que se ha mencionado y agregó que el efectivo provino de la venta legal de una especie rara de animal de caza en la granja. Un vocero de Ramaphosa se rehusó a ofrecer comentarios para este artículo.

Aunque el presidente intenta continuar con su agenda habitual —el sábado, se celebró una subasta de animales de caza en su granja—, enfrenta un difícil camino por delante. Los Halcones, una de las unidades de investigación de élite de la nación, lo están investigando. Incluso los aliados de Ramaphosa están preocupados de los potenciales cargos penales asociados con las acusaciones relacionadas a ocultar grandes cantidades de dinero extranjero: desde lavado de dinero hasta violación de leyes tributarias o de divisas extranjeras.

Ramaphosa, quien este año se encuentra en medio de una batalla por la reelección como el líder de su partido, el Congreso Nacional Africano, ha guardado silencio en su mayor parte. Fraser, quien a su vez está enfrentando acusaciones de corrupción durante su periodo como director de inteligencia, es un aliado cercano del expresidente al que desplazó Ramaphosa, Jacob Zuma. Los aliados de Zuma han buscado desacreditar a Ramaphosa de cualquier modo posible pues están luchando para oponerse a su candidatura a la reelección.

La demanda que presentó Fraser resucitó un caso que de otra forma parecía olvidado. No obstante, fue uno en el que las autoridades namibias se interesaron mucho hace dos años.

En entrevistas realizadas en 2020, unos pocos meses después del robo, dos policías namibios y dos altos funcionarios del gobierno mencionaron que unos informantes habían alertado a la policía sobre la huida a Namibia de los hombres que habían robado la granja de Ramaphosa. Los agentes y los funcionarios solicitaron permanecer en el anonimato porque no estaban autorizados a hablar sobre el caso.

Un informe confidencial sobre la investigación que redactó un policía namibio en junio de 2020 detalla que un hombre detenido en Namibia bajo cargos no relacionados con el golpe estaba acusado del robo de los dólares estadounidenses ocultos dentro de un sofá de la granja de Ramaphosa. Ese informe, el cual se filtró en línea hace poco, también mencionaba que autoridades de Sudáfrica y Namibia habían hablado sobre el robo, aunque al parecer las sudafricanas en algún momento dejaron de cooperar cuando las agencias de seguridad de Namibia solicitaron ayuda oficial. También hubo conversaciones “supuestamente en curso entre los presidentes de los dos países”, señalaba el informe.

Hage Geingob, el presidente de Namibia, ha negado haberle hecho algún favor a Ramaphosa en relación con el robo. Y las autoridades de seguridad de Namibia insisten en que hicieron todo según las reglas.

“No es parte de mi cultura ocultar un crimen”, comentó en una entrevista Martha Imalwa, la fiscala general de Namibia, quien intentó obtener información sobre los sospechosos del robo de las autoridades sudafricanas. “No podemos obligar a otra jurisdicción a cooperar”.

Más o menos en abril de 2020, semanas después de que los ladrones supuestamente se habían hecho con el dinero, la policía namibia detuvo una camioneta “pick-up” Ranger de Ford en la capital de Namibia, Windhoek. Los informantes criminales en Namibia le habían dicho a la policía que los pasajeros del vehículo habían estado involucrados en un robo a la granja de Ramaphosa, según los dos policías y uno de los altos funcionarios del gobierno.

Uno de esos sospechosos, Erkki Shikongo, comentó en una entrevista que la policía los mantuvo a él y a su primo en la estación mientras inspeccionaban de arriba a abajo el vehículo. Usaron herramientas para desmontar partes de la camioneta con el fin de registrarla, mencionó Shikongo.

“Solo nos dijeron: ‘Estamos buscando algo’”, recordó Shikongo. También comentó que, cuando preguntó qué estaban buscando, no le dijeron.

La policía no encontró nada y dejó en libertad a Shikongo sin levantarle cargos.

Shikongo y su primo, Petrus Muhekeni, eran dos de los cinco supuestos ladrones a quienes Fraser nombró en su demanda. No obstante, Shikongo y Muhekeni negaron cualquier tipo de involucramiento en el robo. En entrevistas por separado, dijeron que tan solo se enteraron de lo que había pasado después de que surgieron los reportajes y que los periodistas los inundaron de llamadas. El primer olorcillo público del robo a la granja de Ramaphosa comenzó con un crimen mundano: Imanuwela David, un hombre nacido en Namibia que tiene pasaporte sudafricano, ingresó a escondidas a Namibia en junio de 2020 tras cruzar el río Naranja en una canoa.

El arresto de David por ingresar de manera ilegal al país se volvió muy pronto en una historia mediática sensacionalista. Según los detalles que surgieron, David recibió la ayuda de un policía y el director ejecutivo de la empresa de pesca propiedad del Estado namibio, la cual estaba enredada en un escándalo de corrupción conocido como “Fishrot”. Había especulaciones de que David tal vez estuvo involucrado en el escándalo Fishrot.

La policía señaló que David había ingresado a Namibia con once billetes de 100 dólares estadounidenses. Llevaba un reloj TAG Heuer y uno Rolex, una cadena de oro y cuatro teléfonos celulares. La policía también mencionó que en esa época David era fugitivo de Sudáfrica, vinculado con un robo en ese país. Se dieron algunos detalles sobre el caso, pero un artículo de The Namibian Sun valuó la cantidad robada en 65 millones de dólares namibios (unos 4 millones de dólares estadounidenses): la misma cantidad que Fraser mencionó en la demanda que presentó este mes en contra de Ramaphosa.

Aunque la policía namibia divulgó pocos detalles al público en aquel entonces, el informe confidencial sugiere que tal vez sabía más de lo que compartió.

El informe, producido el 21 de junio de 2020, ocho días después del arresto de David, mencionaba que había información en la que se indicaba que David estuvo involucrado en “un allanamiento de morada y robo” en una granja propiedad de Ramaphosa. (Sin embargo, el informe nombra otra granja del presidente, no la que fue robada).

El memorando ofreció otros detalles que también salieron a la luz en la queja de Fraser dos años más tarde: que una mujer en la propiedad descubrió el dinero y les contó el hecho a otras personas, que el dinero estaba escondido en un mueble, que David fue un actor crucial en el robo.

El informe confidencial fue creación de Nelius Becker, el director de investigaciones penales de la policía nacional de Namibia en aquel entonces. En una entrevista reciente, Becker comentó que se los había compartido a otros dos altos oficiales y que se suponía que se mantendría confidencial. Becker también señaló que, hasta donde sabía, la policía namibia nunca intentó sofocar o encubrir ninguna investigación.

No obstante, su informe sí describe una reunión entre autoridades de alto nivel de Namibia y Sudáfrica en la cual parece que los sudafricanos intentaron presionar a sus vecinos. Durante la reunión, la cual se celebró en una zona fronteriza conocida como “la Tierra de Nadie”, un funcionario sudafricano confirmó que algo había ocurrido en la granja, pero que no se había presentado un caso, según el memorando. El funcionario señaló que David era la mente maestra detrás del robo.

“Debido a la sensibilidad de la materia y los efectos colaterales previstos que crearía en Sudáfrica, solicitaron que el asunto se manejara con discreción”, escribió Becker en el informe.

En un comunicado de prensa reciente, el teniente general Sebastian Ndeitunga, director de la policía de Namibia, buscó mitigar cualquier sugerencia de una irregularidad. La reunión que se llevó a cabo el 19 de junio de 2020 solo se celebró para “compartir información operativa” sobre David y otras personas sospechosas de robar dinero en Sudáfrica y de huir a Namibia, comentó Ndeitunga.

Sin embargo, lo ocurrido en las semanas subsecuentes parece sugerir que Namibia estaba mucho más dedicada a buscar a David y los otros sospechosos que las autoridades de Sudáfrica.

Los investigadores namibios rastrearon durante varios meses la actividad bancaria hasta David, Shikongo y un tercer hombre, Petrus Afrikaner. Registraron transacciones con un valor de 6,7 millones de dólares namibios, según uno de los altos funcionarios del gobierno.

Los fiscales namibios intentaron armar un caso de lavado de dinero en contra de los hombres. Para eso, redactaron una petición para que les ayudaran a determinar las fuentes de los fondos de los sospechosos y si provenían de actividades delictivas, mencionó en un mensaje de texto Yvonne Dausab, la ministra de Justicia de Namibia. El 14 de agosto de 2020, la Alta Comisión de Namibia en Sudáfrica presentó la solicitud ante el Departamento de Relaciones Internacionales y Cooperación sudafricano para que fuera reenviada al Departamento de Justicia, según Dausub. Las autoridades sudafricanas nunca respondieron, mencionó Dausub.

Chrispin Phiri, un vocero del Ministerio de Justicia, comentó en un comunicado emitido el martes que la agencia no tenía ningún registro oficial de una solicitud de las autoridades namibias relacionada con los sospechosos del robo en la granja.

Sin esa información, las autoridades namibias ya no pueden congelar los activos de los sospechosos ni buscar un caso en su contra. Un vehículo de la policía en el camino que está junto a Phala Phala, una granja de caza propiedad del presidente Cyril Ramaphosa, a las afueras de Bela-Bela, Sudáfrica, el 18 de junio de 2022. (Joao Silva/The New York Times) El presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, a la derecha, hace campaña a favor de los candidatos del Congreso Nacional Africano en Sebokeng, Sudáfrica, el 29 de octubre de 2021. (Joao Silva/The New York Times)