La capilla ardiente de la reina Isabel II abrió sus puertas el pasado miércoles a las 17:30 horas, para que todos los ciudadanos puedan despedirse de la monarca.

El féretro de la soberana está custodiado por una decena de guardias reales, que pasan horas en una postura rígida. Uno de los funcionarios que cuidaba el cuerpo sufrió un desmayo, horas después de que se abrieran las puertas de la capilla.

En las imágenes se aprecia cómo una pareja de guardias reales custodia el ataúd y, en determinado momento, uno de ellos cae golpeándose la cara. A todo esto, su compañero hizo caso omiso a la caída y siguió parado, como si nada hubiera pasado.

Otros dos guardias acudieron a ayudarlo y la transmisión oficial fue suspendida, mientras atendían al hombre. Según medios locales, el funcionario real se encuentra bien y volverá a sus funciones en un par de horas.