"Quisiera hoy disculparme ante quienes sufrieron este infierno de locura, y ante sus familiares. Algo semejante nunca debe volver a pasar" declaró Bruno Dey, de 93 años, en su última declaración antes del veredicto previsto el jueves.
Las declaraciones de los testigos le han permitido comprender "toda la magnitud de la crueldad" de los actos perpetrados en el campo Stutthof en el norte de Polonia, agregó.
"Quisiera reiterar que nunca fui voluntario para alistarme en las SS (...) o en un campo de concentración" precisó, y dijo que nunca habría estado ahí si hubiera tenido la posibilidad de evitarlo.
Bruno Dey está acusado de complicidad en el asesinato de 5.230 personas, entre agosto de 1944 y abril de 1945, en el campo de Stutthof, cerca de lo que entonces era Danzig, ahora Gdansk en Polonia.
Es juzgado en un tribunal de menores porque tenía entre 17 y 18 años en el momento de los hechos.
Según la fiscalia "apoyó el horrible asesinato en especial de detenidos judíos".
Su abogado Stefan Waterkamp pidió el lunes un sobreseimiento de la causa, o en el peor de los casos un castigo con suspensión de pena de cárcel, de conformidad con la legislación para menores.
Hay que tomar en cuenta que el hecho de "estar destinado a un campo de concentración no era entonces considerado como un crimen" alegó el abogado.
Creado en 1939, el campo de concentración de Stutthof, el primero construido fuera de Alemania, estaba inicialmente destinado a prisioneros políticos polacos.
Sin embargo, terminó reteniendo a unos 115.000 deportados, muchos de ellos judíos. Unas 65.000 personas perecieron en él.
En los últimos años, Alemania ha juzgado y condenado a varios ex-SS por complicidad de asesinato, ilustrando una creciente severidad, aunque tardía, de su justicia.
AFP