Por The New York Times | Simon Romero, Graham Bowley and Julia Jacobs
SANTA FE, Nuevo México — Alec Baldwin estaba en el plató de su película más reciente, un wéstern de bajo presupuesto titulado “Rust”, trabajando en una escena en la que su personaje, un forajido canoso llamado Harland Rust, se encuentra en una pequeña iglesia de madera, acorralado por un alguacil y un agente del Cuerpo de Alguaciles de Estados Unidos, y decide intentar escapar dando tiros. Los miembros del pequeño equipo —incluyendo al director de la película, la directora de fotografía, el camarógrafo y el supervisor del guion— se agruparon en torno a Baldwin dentro del plató estrecho y austero. El lugar de rodaje es un extenso rancho en las afueras de Santa Fe, Nuevo México, donde Hollywood ha enviado a algunos de sus mejores actores a ponerse sombreros vaqueros y fundas de cuero para pistolas con el fin de rodar wésterns desde 1955, cuando Jimmy Stewart rodó allí “El hombre de Laramie”.
Cuando la luz entraba por las ventanas de la iglesia, proyectando rayos oblicuos en el polvo que se arremolinaba sobre los bancos, cayó una sombra y el equipo tuvo que ajustar el ángulo de la cámara.
Entonces, llegó el momento de que Baldwin, de 63 años, que estaba sentado en un banco de la iglesia, ensayara su escena: un primer plano de su mano mientras pasaba lentamente por el pecho, sacaba un revólver Long Colt calibre 45 de una funda de hombro y lo acercaba al lente de la cámara. Según los documentos judiciales, se aseguró al equipo que el arma estaba “fría”, es decir, que no contenía municiones reales. Pero en realidad, según los investigadores, estaba cargada con un cartucho real. El error resultó fatal.
De repente, se oyó un fuerte ruido que, según dijo a un detective el director Joel Souza, “sonó como un látigo y luego un fuerte estallido” cuando el arma se disparó.
La directora de fotografía de la película, Halyna Hutchins, de 42 años, que estaba de pie a pocos metros de Baldwin, a la izquierda de la cámara, tocó su torso y empezó a retroceder a tientas, pues la había alcanzado mortalmente una bala de plomo en el pecho, que, según los investigadores, la atravesó y luego hirió al director de la película, Souza, de 48 años.
Las preguntas de por qué había balas reales en un plató de cine, donde suelen estar prohibidas, y de cómo llegó a manos de un actor un revólver cargado con una bala letal han iniciado una complicada investigación mientras la policía de Nuevo México intenta determinar si la negligencia en el plató de “Rust” alcanzó el nivel de crimen. Esto ha planteado preguntas sobre la seguridad de las armas de fuego en los platós y sobre si se siguieron los procedimientos adecuados en “Rust”, una producción problemática en la que algunos miembros del equipo habían renunciado antes del rodaje.
Baldwin habló públicamente sobre el tiroteo por primera vez el sábado, diciendo a los fotógrafos que seguían a su familia en Vermont que le habían ordenado no hablar de la investigación, pero que estaba preocupado por el marido y el hijo de Hutchins.
“Era mi amiga”, dijo a los fotógrafos, en un video que apareció en TMZ. “Éramos un equipo muy bien compaginado que estaba rodando una película en conjunto y entonces, ocurrió este horrible suceso”.
Baldwin, que dijo dudar que la producción se reanudara, describió el disparo como un “evento que ocurre una vez en un billón” y dijo que estaba interesado en los diálogos sobre la limitación de las armas de fuego en los platós. “Tenemos que darnos cuenta de que cuando algo sale mal y ocurren sucesos horribles y catastróficos, hay que tomar algunas medidas nuevas”, señaló.
Esas preguntas fundamentales sobre el arma y la munición siguen sin respuesta. Sin embargo, una reconstrucción de los hechos basada en documentos judiciales y entrevistas con miembros de la producción, el equipo y la policía deja claro que una serie de errores consecutivos condujo al momento fatal justo antes de la 1:48 p. m. del 21 de octubre.
Un comienzo retrasado tras un problema en el plató
El equipo de “Rust” comenzó a trabajar antes del amanecer, alrededor de las 6:30 a. m., y el equipo se reunió para desayunar en el Rancho Bonanza Creek, donde se estaba filmando la película.
No obstante, la noche anterior había surgido un problema importante: seis miembros del equipo de rodaje habían enviado cartas de renuncia, alegando problemas como la falta de alojamiento en el hotel y el retraso en los pagos.
Las tensiones en el plató se produjeron en medio de una batalla laboral más amplia a nivel nacional sobre las condiciones de trabajo en la industria. Mientras “Rust” entraba en su segunda semana de trabajo en el plató a mediados de octubre, el sindicato que representa a los miembros de los equipos de rodaje estaba negociando un nuevo contrato con los estudios de producción. El sindicato, la International Alliance of Theatrical Stage Employees, votó este mes para autorizar una huelga nacional si las conversaciones fracasaban.
Baldwin había llegado al plató una semana después de que comenzara el rodaje, a principios de octubre, y había pasado tiempo trabajando en su equitación, ensayando escenas y practicando con armas, incluso tratando de simular el culatazo que falta cuando no se utilizan balas reales.
Baldwin no solo era el protagonista de la película, cuya realización se esperaba que costara casi 6,5 millones de dólares, sino uno de sus productores, junto con Ryan Winterstern, Matt DelPiano, Anjul Nigam, Ryan Donnell Smith y Nathan Klingher. Después de que los líderes del sindicato llegaran a un acuerdo provisional con los estudios, Baldwin publicó un video en Instagram —grabado en Santa Fe— en el que instaba a los miembros de base a ir a la huelga si no estaban contentos con el acuerdo.
Sin embargo, las tensiones en el plató de “Rust” iban en aumento. Y apenas unos días antes del fatal tiroteo, al menos dos descargas accidentales de armas en el plató habían puesto intranquilos a los miembros del equipo.
Un exmiembro del equipo de “Rust” dijo en una entrevista que se había alarmado por las condiciones de seguridad de la producción. “Era el plató más desorganizado que he visto”, comentó el miembro del equipo, quien mantuvo su anonimato por temor a que hablar de la situación perjudique sus posibilidades de empleo en el futuro.
Dijo que había preocupación por la escasa experiencia de la encargada de armas de la película: Hannah Gutierrez-Reed, que tenía 24 años y acababa de empezar su carrera como jefa de armamento.
Los abogados de Gutiérrez-Reed, Jason Bowles y Robert Gorence, dijeron en un comunicado el viernes que Gutiérrez-Reed tenía dos trabajos en la película, “lo que hizo extremadamente difícil concentrarse en su trabajo como jefa de armamento”. (La producción no respondió inmediatamente a una solicitud para hacer comentarios sobre el comunicado). La mayor parte del equipo de cámara de la película dimitió por cuestiones que no eran diferentes a las que los líderes sindicales habían estado discutiendo en la mesa de negociación.
Una bala real pasa desapercibida en el control de seguridad
La producción se había retrasado, pero encontraron remplazos para los miembros del equipo y volvieron a las labores.
Estaban trabajando en la escena de la iglesia cuando, alrededor de las 12:30 p. m., llegó la hora del almuerzo. Los trabajadores de producción fueron trasladados en furgonetas a una carpa de restauración cercana. Las armas y parte de la munición se guardaron bajo llave en una caja fuerte situada dentro de una camioneta blanca, pero parte de la munición permaneció sin asegurarse en un vehículo en el exterior. Después del almuerzo, la encargada de la utilería de la película, Sarah Zachry, introdujo la combinación de la caja fuerte y entregó las armas a Gutiérrez-Reed, quien las colocó en un auto gris estacionado afuera de la iglesia.
Tanto Gutiérrez-Reed como Dave Halls, el primer asistente de dirección, debían revisar las armas antes de entregárselas a los actores.
El protocolo, según dijo Halls a un detective, consistía en que Gutiérrez-Reed le mostrara el arma para que él pudiera comprobar si el cañón estaba obstruido y en que ella abriera el revólver y lo hiciera girar para que él pudiera ver el contenido de sus recámaras. A continuación, gritaba: “Arma fría”, para indicar al equipo que el arma no contenía cartuchos reales.
Cuando el reparto y el equipo volvieron de comer ese día, Gutiérrez-Reed mostró a Halls el revólver Colt calibre 45 que usaría Baldwin. Halls dijo a un detective que recordaba haber visto tres cartuchos en su interior, pero que no recordaba si Gutiérrez-Reed había hecho girar el tambor para poder comprobar cada recámara y cada cartucho.
“Advirtió que debería haberlos comprobado todos, pero no lo hizo”, escribió la detective Alexandria Hancock.
Tanto Gutiérrez-Reed como Halls han sido objeto de quejas en producciones anteriores. Un “arma fría” que en realidad no lo estaba
“¡Arma fría!”, gritó Halls después del almuerzo cuando entregó el revólver a Baldwin.
Entonces, mientras Baldwin practicaba el desenfunde, el arma se disparó.
Hutchins retrocedió y la ayudaron a tirarse al suelo. Souza vio sangre en su cuerpo y luego se dio cuenta de que él también sangraba. Hutchins dijo que no sentía las piernas.
Mamie Mitchell, la supervisora de guiones de la película, salió corriendo de la iglesia, con su celular en la mano, y llamó al 911.
“Hay dos personas que recibieron disparos por accidente en un plató de cine a causa de una pistola de utilería”, dijo Mitchell a la operadora. “Necesitamos ayuda de inmediato”.
A la 1:48 p. m., enviaron al departamento del alguacil al rancho.
De vuelta en el plató, Halls recogió el revólver de un banco de la iglesia y se lo entregó a Gutiérrez-Reed, que lo abrió para ver qué había dentro. Halls dijo a un detective que vio al menos cuatro cartuchos con un agujero en el costado, lo que a veces indica que un cartucho es falso. (Los cartuchos falsos no contienen pólvora y se utilizan para que parezcan balas en la cámara).
Sin embargo, había otro cartucho en la pistola, dijo a un detective, uno con solo un casquillo, sin tapa y que no tenía el agujero perforado.
Los agentes del alguacil del condado de Santa Fe acudieron rápidamente al sitio donde se encontraba la iglesia y el primero llegó a las 2 p. m. Hutchins fue trasladada en helicóptero a un hospital de Albuquerque, donde fue declarada muerta. Souza fue trasladado a un hospital más cercano.
El vestuario de Baldwin fue entregado como prueba porque parecía estar manchado de sangre.
Días más tarde, el alguacil Adan Mendoza del condado de Santa Fe anunció lo que había quedado cada vez más claro: el arma había disparado una bala real, una bala de plomo.
La bala fue recuperada del hombro del director. Ahora, la investigación se concentra en cómo llegó al revólver. Carteles y un monumento conmemorativo improvisado en una vigilia en Albuquerque, Nuevo México, para la directora de fotografía Halyna Hutchins, que murió en el plató de la película “Rust”, el 23 de octubre de 2021. (Sharon Chischilly/The New York Times) Se celebra una vigilia por Halyna Hutchins, una directora de fotografía que murió en el plató de “Rust”, en Burbank, California, el 24 de octubre de 2021. (Allison Zaucha/The New York Times)
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