El movimiento Un Solo Uruguay (USU) emitió un comunicado el pasado viernes que tituló “Genocidio de la ruralidad en Uruguay: una exitosa política de Estado”.

Según el colectivo, Uruguay lidera el ránking internacional de países que tienen una de las menores poblaciones rurales —a nivel internacional— en relación con su población total, con un 4 %.

“Al observar los datos de este proceso de desplazamiento de la población rural, vemos que ha sido un proceso ininterrumpido (al menos desde 1960 cuando la población rural era de un 21%) y salvaje en cuanto a sus dimensiones, pasando de más de medio millón de personas en 1960 a escasas 150 mil personas o quizás incluso menos en la actualidad, según el último censo nacional fue en 2011”, afirma el documento.

En esta línea, USU afirmó que “están cansados se repita casi como una letanía que el proceso de despoblamiento rural es una tendencia mundial simplemente irreversible”.

“Podríamos decir que se ha convertido en una suerte de muletilla, que de tanto repetirse se ha ido impregnando en el imaginario popular, como si fuera una verdad absoluta. Por ello, es del caso analizar si esto es así. A principios del siglo XIX y con el impacto de la Revolución Industrial en temas demográficos, comienzan a verse migraciones masivas de población desde zonas rurales a grandes centros urbanos. Era bastante lógico que ese fenómeno se diera, ya que los pobladores rurales tenían condiciones de vida paupérrimas y las posibilidades de mejorar su situación económica obviamente estaban en poder trabajar en las fábricas, que empezaban a demandar trabajadores en forma intensiva”, agrega el documento.

Sin embargo, el documento señala que en los países que fueron la “cuna” de la Revolución Industrial “el porcentaje de población rural que tienen hoy es muchísimo mayor al de Uruguay” y lo compara con países europeos como Alemania e Inglaterra.

A su vez, USU asegura que, a diferencia de lo que ocurrió en Europa, los pobladores rurales de Uruguay no han migrado desde las zonas rurales a las ciudades para satisfacer una demanda de trabajadores por parte del sector industrial (u otros sectores de la economía), sino que “sencillamente han estado engrosando cinturones de pobreza y multiplicando asentamientos”.

“Claramente no se trató de migraciones internas tras mejores oportunidades, sino que simplemente son compatriotas que fueron expulsados de zonas rurales hacia un futuro incierto, que la mayoría de las veces terminó siendo mucho peor que su realidad pasada. Por otro lado, resulta evidente que la mayor riqueza que ha tenido y tiene el país radica en lo agropecuario y las exportaciones muestran que aproximada mente un 80% de lo que se exporta tiene su origen en cadenas agropecuarias o agroindustriales. También es claro y nos distingue de muchos otros países el hecho de que más del 90% de nuestro territorio tiene aptitud agropecuaria”, afirma el documento.

Finalmente, el documento afirma que en Uruguay hay “una anormalidad en el bestial despoblamiento rural que han generado las políticas públicas de el país”, ya que no “hacer nada es una política pública en sí mismo”.

“La pregunta que surge es cómo deberíamos llamar a las políticas públicas, nacionales o de Estado que se han venido aplicando tan exitosamente durante las últimas décadas, o cómo las llamarán en el futuro los historiadores: ¿Políticas de destierro de la población rural, de genocidio de la ruralidad, o quizás de despoblamiento activo para ser más políticamente correctos?”, apuntaron.

Un Solo Uruguay