Una encuesta de Opción Consultores publicada este miércoles en Telenoche indica que un 65 % de la población uruguaya entiende que la respuesta del gobierno ante la emergencia sanitaria por el coronavirus Covid-19 fue "buena" o "muy buena". Concretamente, el 40 % entiende que fue "muy buena", mientras que el 25 % señala que fue "buena".
Hay un 14 % que indica que la gestión del gobierno ante la emergencia sanitaria no fue ni buena ni mala, mientras que solo un 9 % indica que fue mala y un 12 % indica que fue muy mala.
Entre los que señalan que la gestión fue aceptable, la mayoría señalaron las "decisiones adecuadas" como principal punto de gestión. Entre los que manifestaron que la respuesta no fue la adecuada, señalan que "faltan medidas sanitarias más drásticas", principalmente.
Si se diferencia por votación en noviembre, entre los que votaron a Luis Lacalle Pou, el 71 % señala que la gestión ha sido muy buena y un 19 % señala que fue buena. Mientras tanto, entre los votantes de Daniel Martínez hay un 10 % que entiende que la respuesta fue muy buena y un 31 % que entiende que fue buena, es decir, solo un 41 % de aprobación.
Básicamente, dos de cada tres uruguayos aprueban la gestión presidencial de Lacalle Pou en el marco de la emergencia sanitaria y solo uno de cada cinco la califica como "mala" o "muy mala".
Según el análisis de Opción, estos son niveles de aprobación cercanos a los máximos que han existido en el país desde la reinstauración de la democracia. Para encontrar guarismos similares hay que remontarse al comienzo de la primera presidencia de Tabaré Vázquez en 2005.
El informe señala que en la mayoría de los países prevalece ante la pandemia un sentimiento de unidad nacional, una mayor tolerancia hacia medidas con altos costos (como el distanciamiento social) y una tendencia al apoyo a los gobernantes por encima de barreras partidarias, lo que podría verse reflejado en Uruguay.
De acuerdo a datos de diversos contextos, la mayoría de los presidentes han mejorado sus índices de popularidad, aunque cada uno partiendo desde niveles muy diferentes de aprobación previo a la llegada del coronavirus.
Por poner ejemplos, Alberto Fernández en Argentina tiene varias semejanzas con el caso de Lacalle Pou: su asunción es muy reciente, comienza con un saldo de expectativas ampliamente favorable y parece haber visto aumentada su popularidad a raíz de la llegada del coronavirus.
En cambio, la situación del presidente brasileño, Jair Bolsonaro, contrasta con los casos anteriores. Bolsonaro, que ya arrastraba un saldo negativo de aprobación, no logró mejorar su posición ante la ciudadanía durante la crisis del coronavirus y está estancado en niveles cercanos al tercio de aprobación.