El 28 de agosto del año pasado se conoció la sentencia de la Justicia en la culminación del juicio por el crimen de Edward Vaz, que pasó a ser conocido públicamente como el caso de la "mansión del sexo". En ese entonces, la jueza Ana María Guzmán dio a conocer la sentencia para seis de las personas que participaron de una forma u otra en el crimen.
La Justicia condenó a 25 años de prisión por homicidio a cuatro coautores: la exesposa de Vaz (Lulukhy) y su pareja (Machado) como autores intelectuales; a un amigo de Machado (Guarteche) por haber contratado y llevado a los sicarios a Montevideo, y a uno de los sicarios (quien toca el timbre). El juicio para quien realizó los disparos se lleva a cabo en forma separada.
Luego, como cómplices, se condenó a ocho años de prisión a la persona que trasladó a los sicarios en Maldonado (el albañil Silveira) y Leticia, la amiga de Lulukhy, porque es quien compró los celulares mediante los que se realizó la coordinación del homicidio, pero no participó del crimen en sí.
Sin embargo, las defensas de los condenados presentaron el recurso de apelación ante el Tribunal de Apelaciones en lo Penal de 2° Turno de Maldonado, que fueron aceptadas tanto en la descripciones de los actos procesales como en la relación de hechos invocados en la sentencia de primer grado. Cada defensa presentó sus pruebas y descargos sobre el caso y fue analizado por dicho tribunal.
Este jueves, este Tribunal de Apelaciones emitió su sentencia final sobre el caso y ratificó la condena en primera instancia. En concreto, lo que hizo el tribunal fue escuchar a las defensas, analizar el caso con la prueba que entregó la Fiscalía y la posterior condena por parte del juez y, finalmente, dar una sentencia final, que, en este caso, confirma la teoría de la Fiscalía, las penas aplicadas y las responsabilidades de los ahora condenados. En este sentido, las fuentes destacaron que en el caso se comprobó que hubo "sicariato y premeditación".
Finalmente, las fuentes de la Fiscalía destacaron la resolución a favor porque se trató de un juicio inédito de la Justicia uruguaya debido a lo largo que fue (1 mes de juicio oral). Consultados sobre si puede haber alguna otra instancia más, las fuentes indicaron que podría caber un recurso ante la Suprema Corte de Justicia, pero se tendría que discutir con las defensas.
La versión de la Fiscalía que se ratificó
De acuerdo con la Fiscalía, Vaz era "una buena persona, buen padre, una persona sana, sin vicios, un profesor de liceo sin antecedentes judiciales ni adicciones, a quien se le dio muerte por personas contratadas para ello a iniciativa de su exesposa (Lulukhy, con quien se casó en 1997) y la pareja de ella (Machado).
Desde el año 2002 Leticia, amiga incondicional de Lulukhy, se fue a vivir con la pareja. En el año 2004 el matrimonio adquirió dos padrones baldíos que compraron a nombre de Leticia, donde posteriormente construyeron la casa en la que vivían, chalet Gipsy Queen, en el barrio Beverly Hills de Punta del Este.
En ese contexto se generó una gran confusión entre los bienes de Vaz, Lulukhy y Leticia. El patrimonio de la pareja incluía también autos de alta gama, otros inmuebles y cuentas bancarias con importantes sumas de dinero. La relación de pareja entre Vaz y Lulukhy finalizó en el año 2005, pero mantuvieron la convivencia hasta 2015.
En el año 2013 vendieron el chalet Gipsy Queen, pero siguieron viviendo allí. En el año 2015, Lulukhy inició su relación con Machado, quien también pasó a vivir en el inmueble. También en el año 2015 Vaz comenzó una relación de pareja y luego pasó a vivir con ella, dejando la casa Gipsy Queen. Vaz había sido víctima de violencia y amenazas por Machado y cedió la mayor parte de sus bienes a condición de ver a sus hijos y de que no lo molestaran más, pero ese acuerdo no se cumplió.
Vaz había consultado a un abogado, había hablado con testigos, y tenía firmada una demanda por los bienes, que sería presentada luego de la feria judicial de julio de 2018. Pero Lulukhy y Machado habían puesto en marcha el plan para quitarle la vida. Machado se encargaría de buscar el brazo ejecutor, ya que conocía gente en Montevideo a quien encomendarle el homicidio. Se contactó entonces con su amigo Guarteche, a quien conocía de determinado barrio de Montevideo y quien sería el encargado de reclutar a los sicarios y trasladarlos hasta Maldonado.
M. G se contactó entonces con C. A., que se encontraba en situación de calle en las proximidades de ese mismo barrio de Montevideo, y con otra persona, quien también vive en aquella zona. El plan era que una de las personas se haría pasar por un amigo de la hija de Vaz para hacerlo salir a la puerta del edificio, y una vez allí, el sicario le efectuaría los disparos.
Pero necesitaban a alguien que conociera la zona para que trasladara a ambos dentro de la ciudad de Maldonado. Para ello recurrieron a Silveira y le encomendaron que trasladara a dos personas que vendrían de Montevideo para darle un susto a Vaz.
Leticia compró dos celulares en un local comercial de Montevideo, aparatos de escaso valor a ser utilizados el día de los hechos y a ser inmediatamente descartados. El 9 de julio de 2018 Guarteche, en ese auto marca Geely, salió de Montevideo hacia Maldonado para traer a los dos sicarios. Sobre la parada 41 de la Playa Mansa, en la zona Puntas del Chileno, los sicarios descendieron del Geely y subieron al Volkswagen Gol de color gris conducido por Silveira.
En ese auto fueron hasta el domicilio de Vaz, detuvieron el vehículo sobre la calle Solís, los sicarios caminaron unos metros hasta la puerta del edificio donde vivía la víctima. Uno de ellos tocó el portero eléctrico y mediante una mentira hizo ir a Vaz a la puerta del edificio, donde el otro sicario le efectuó dos disparos, uno de los cuales impactó en su cráneo.
Vaz cayó al suelo, muy gravemente herido. La Policía llegó al lugar cuando aún estaba con vida y lo llevaron rápidamente al hospital, pero falleció. Los sicarios ya habían vuelto al auto, en el que huyeron del lugar.
En su alegato de clausura, la Fiscalía consideró probado todo lo que había anunciado. Detalló los medios de prueba que lo respaldan y finalmente destacó que las amenazas de muerte venían indistintamente, tanto de Lulukhy como de Machado, pero la obsesión de Lulukhy eran sus bienes, tal como ella misma declaró en lo que ahora es la prueba material número 1: "Hoy lo que busco es que Vaz desaparezca de mi vida y la de mis hijos y recuperar todo el dinero que hice".