“Popeye”, el perro pitbull que la semana pasada atacó a una niña de un año, se encontraba “mal alimentado” y atado “con una cadena que apenas le permitía mover la cabeza”, según el Instituto Legal de Derechos de los Animales (ILDA). La directora de la organización, Ana Rita Colombo, dijo a Montevideo Portal que la niña “se metió en su cucha” y que el ataque respondió a “un acto reflejo”.

El ILDA es una organización no gubernamental dedicada a evitar el maltrato animal. Si bien su trabajo se especializa en atender la situación de los caballos —por el que tiene un convenio con la Intendencia de Montevideo para administrar el depósito judicial al que son enviados los equinos requisados por la comuna— también se ocupa de la situación de perros que han tenido incidentes con sus dueños u otras personas.

Según explicó Colombo, la familia que tenía a su cargo a Popeye y a otras dos perras pitbull más solicitó asistencia al ILDA luego del ataque a la niña, dado que no quería seguir haciéndose cargo de los animales. “Ellos tenían un macho y dos hembras: Popeye, Wanda y Tania y según lo que dijeron los vecinos los utilizaban para cría”, señaló Colombo, indicando que tras el hecho la madre de la niña y propietaria de los perros “amenazó con deshacerse de ellos”.

En ese contexto, la organización “derivó a los perros a un hogar” en el que son cuidados “por adolescentes que saben cómo manejarlos” y “afortunadamente, y según nos informan, no han tenido ningún problema”.

A partir del caso, Colombo sostuvo que “hay determinadas razas de perro que no pueden estar en manos de cualquier persona” y recordó que “los pitbull fueron concebidos como una raza de combate”, consignando que “el 20 % de su carácter responde a la raza y el 80 % al medio en el que vive”.

Según la directora del ILDA, los perros pitbull deben ser criados por “personas con personalidad de jefe de manada, es decir, alguien enérgico y decidido”. En el mismo sentido, afirmó que “el pitbull no debe sentir en ningún momento que la otra persona es un peligro o un desafío”.

Para Colombo, que haya perros de esta raza en manos de personas “que no están preparadas” genera que “muchos tienen problemas y quieren deshacerse de los perros”, algo que redunda en que “haya cada vez más perros pitbull abandonados en la calle, lo que provoca un problema gravísimo”.

“Hay que tener en cuenta que ciertas razas de perro son como armas”, complementó la directora de ILDA, señalando la conveniencia de que existiera “un registro” que permita “que los dueños sepan que alguien los está monitoreando”.

Además, reclamó que se le dé sanción definitiva a un proyecto de ley —ya aprobado en la Cámara de Diputados— que considera delito al maltrato animal. Dentro del texto se incluye un artículo que otorga a la Comisión Nacional Honoraria de Bienestar Animal la potestad de prohibir la procreación y la cría de determinadas razas. Según Colombo, limitar el número de perros pitbull “por un tiempo” sería beneficioso para evitar más incidentes como el de la niña.