Los canadienses Warren y Gina Zant se casaron en las Islas Cook en 1999, y se divorciaron dos meses después. En el momento de la separación suscribieron un acuerdo que establecía que la ex esposa recibiría beneficios del Plan de Pensiones de Ingenieros Operativos de su marido, un fondo previsional que funciona de forma similar a las cajas de profesionales de nuestro país.
Sin embargo, el año pasado, el esposo presentó una inesperada y curiosa demanda ante la Corte Suprema de Columbia Británica. El hombre pretendía anular el matrimonio, a pesar de que ya se había divorciado. Warren basó su caso en el testimonio de su exesposa, quien supuestamente admitía que su matrimonio había carecido de legitimidad desde el principio, lo que hacía innecesario el divorcio. De ese modo, la mujer quedaba sin derecho a los beneficios de la pensión de su antiguo compañero.
Hace aproximadamente un año, el juez Dennis Hori tomó declaración mediante una “conexión remota de audio” a dos personas que dijeron ser Warren y Gina. Luego de esa comparecencia virtual, el magistrado aprobó la anulación solicitada por el hombre. Más tarde se comprobaría que hubo una impostura, y que la mujer del audio no era quien decía ser.
Hori explicó que la mujer que decía ser Gina Zant no solo había admitido que el matrimonio era nulo y sin efecto, sino que también había enviado un documento firmado que decía lo mismo. Con base en la información y las garantías de las dos partes, el juez había concedido la nulidad, poniendo así fin al derecho de la exesposa a ser beneficiaria de la pensión de Warren Zant.
Tras el fallo judicial, Warren envió una copia de la orden de anulación al ya mencionado Plan de Pensiones de Ingenieros Operativos, que a su vez se puso en contacto con Gina Zant para comunicarle la baja. La mujer se manifestó entonces sorprendida y dijo que “no estaba al tanto de ningún procedimiento judicial”.
Gina se comunicó de inmediato con el juez Hori y aclaró que jamás había firmado ninguna anulación ni había hecho declaración alguna. El magistrado inició entonces una investigación y se topó con una verdadera maraña de mentiras.
Según informara la televisora local CTV News, el juez se encontró con “documentos dudosos como respaldo de la solicitud de anulación original de Warren Zant”. Al contactar a los funcionarios que supuestamente los redactaron, estos abrieron los ojos como platos y negaron su autoría. La trama se completaba con abogados y escribanos falsos, que no figuraban en los registros profesionales del gobierno, y como broche de oro una impostora que puso voz a la esposa.
“Sobre la base de las pruebas que tengo ante mí, no puedo determinar quién realmente habló en la solicitud [de anulación] representándose a sí misma como Gina Elizabeth Zant. Sin embargo, estoy seguro de que la persona que atendió el teléfono ese día era una impostora”, escribió Hori en la sentencia de revocación de su fallo anterior.
De momento no está claro cuáles serán las consecuencias legales que afrontarán Warren y su cómplice, pero el abogado de la verdadera Gina Zant está seguro de que debería haberlas.
“Mi opinión es que el demandante debe enfrentar repercusiones personales por este tipo de conducta”, dijo el patrocinador. “Creo que también debe haber un mensaje fuerte para las personas que puedan tramar argucias como esas, en el sentido de que nuestro sistema de justicia se basa en principios de honestidad y que hay graves consecuencias por la conducta fraudulenta”.