En los últimos días surgieron varias voces que reclaman medidas más restrictivas de la movilidad para reducir los contagios de COVID-19, sobre la base de que las medidas anunciadas el 23 de marzo (y que el gobierno extendió hasta el 30 de abril) como el cierre de centros educativos y de gimnasios, hasta ahora no lograron su cometido.
Uruguay se encuentra en el peor momento de la pandemia. Con cifras récord de casos nuevos por día, casos activos, personas internadas en CTI y muertes a causa de la COVID-19, desde el ámbito científico, académico y en parte del sistema político se pide decretar medidas más efectivas para reducir la movilidad.
En este contexto, dirigentes políticos como José Mujica y Yamandú Orsi, ambos del Movimiento de Participación Popular (MPP - Frente Amplio) plantearon como posibilidad establecer un toque de queda, medida que fue rechazada por Luis Lacalle Pou y el ministro del Interior, Jorge Larrañaga.
"Eso que llaman toque de queda, que es un nombre muy asqueroso, en realidad es un mecanismo que paraliza lo que se puede llamar la vida nocturna, el divertimento nocturno, que es una de las fuentes de más contagios a través de la gente joven", dijo Mujica al programa Doble Click, de FM del Sol, el 31 de marzo.
Por su parte, el 6 de abril, Orsi dijo a 970 Noticias, de radio Universal, que "si se toman medidas y salen consensuadas con todo el respaldo político atrás, va a ser mucho más fácil" porque, entre otras cosas, "la gente lo va a entender mucho mejor y lo va a aceptar".
En este sentido, Orsi propuso limitar la movilidad de forma estricta en horario nocturno. "Llamale toque de queda o estado de excepción, ponele lo que quieras, porque en realidad es robarle tiempo al virus, ¿no? Si vos ponés eso y en realidad te lo pide el sistema político en su conjunto, es bastante más fácil para el gobierno y se va a sentir más acompañado", afirmó Orsi.
En conferencia de prensa, Lacalle Pou descartó esta posibilidad y agregó que es suficiente la ley para disolver las aglomeraciones ya aprobada por el Parlamento. Por su parte, Larrañaga fue más enfático aún en su cuenta de Twitter: "Cuando piden toque de queda piden Medidas Prontas de Seguridad. Ellas permiten suspender garantías constitucionales y arrestar personas aún sin que hayan cometido delitos. ¿Eso piden? ¡Por favor! Dejen trabajar al Gobierno. No insistan con perfilismos inaplicables".
Qué dice el GACH
El Grupo Asesor Científico Honorario (GACH), que provee de evidencia científica al gobierno y a la sociedad sobre la COVID-19, planteó el 7 de febrero, en un extenso documento, un conjunto de medidas de salud pública posibles con el objetivo de disminuir el número de enfermos y fallecidos por esta enfermedad.
En aquel momento, el GACH planteó que ante una situación como la actual podría, entre otras medidas, considerarse suspender la atención al público en bares y restaurantes y solo habilitarles entrega a domicilio; limitar el tiempo de atención al público en comercios no esenciales; limitar el aforo en el transporte público departamental; determinar que las reuniones sociales sean solo entre convivientes; establecer el teletrabajo en oficinas públicas y privadas no esenciales y cerrar toda oficina de atención al público no esencial.
En referencia a las restricciones del movimiento dentro del país, el GACH propuso considerar la recomendación de no salir del departamento; considerar la recomendación de quedarse en casa de forma extensiva; y considerar la restricción de la circulación por la vía pública en horarios determinados (por ejemplo, de 0 a 6 AM) salvo para trabajadores esenciales.
Otros países
En la región, actualmente hay otros países que tienen restricciones de movilidad por franjas horarias. En Chile, por ejemplo, rige un toque de queda desde las 21 horas. En Argentina, el pasado miércoles Alberto Fernández anunció un toque de queda entre las 0 y las 6 durante tres semanas. En Brasil, en el estado de San Pablo, en marzo se decretó un toque de queda entre las 20 y las 5.
Imposiciones de este tipo también se dieron en otras zonas del mundo. La isla de Miami Beach, por ejemplo, se vio obligada en marzo a imponer un toque de queda ante la llegada de turistas determinados a salir de fiesta.