Por The New York Times | J. David Goodman
AUSTIN, Texas — Cuatro aviones militares de transporte C-130 sobresalían en la pista del aeropuerto internacional de Austin, con las puertas abiertas mientras el sol iluminaba una conferencia de prensa convocada por el gobernador de Texas, Greg Abbott.
Cuando Abbott comenzó a hablar el lunes desde un atril con el lema “Asegurar la frontera”, unos 200 soldados de la Guardia Nacional se apresuraron a subir a los aviones.
“Se desplegarán en puntos conflictivos a lo largo de la frontera para interceptar, repeler y deportar a los inmigrantes que intentan entrar ilegalmente a Texas”, dijo el gobernador, apenas audible por encima del rugido de los motores. Luego, se dio la vuelta para ver despegar los aviones.
Durante dos años, Texas ha emprendido un intento multimillonario de detener y disuadir a los migrantes que ingresan al estado desde México, con el despliegue de helicópteros y aviones no tripulados, soldados camuflados de la Guardia Nacional que patrullan la frontera y policías estatales que recorren las autopistas en vehículos todoterreno blancos y negros. El estado ha transportado en autobús a miles de inmigrantes a ciudades de la costa este, como Nueva York, y ha cubierto de alambre de púas la ribera del río Bravo.
Pero el número de cruces hacia Texas solo ha aumentado.
Ahora, ya está llegando una nueva oleada de migrantes a la frontera estadounidense debido a que el jueves expirará una medida de salud pública conocida como Título 42, que durante los últimos tres años había permitido al gobierno expulsar con rapidez a un gran número de migrantes que llegaban a la frontera.
Texas está redoblando su respuesta, no solo enviando más soldados y policías a la frontera, sino también impulsando una legislación que impondría nuevas sanciones estatales a los migrantes y traficantes de personas, además de crear una fuerza policial fronteriza y “tribunales de protección fronteriza” para hacer cumplir los controles estatales.
Abbott, republicano, culpa al gobierno de Biden de menoscabar los esfuerzos realizados hasta ahora por su estado para limitar el número de inmigrantes que llegan de México.
“Si actuáramos de forma aislada, habríamos asegurado la frontera”, dijo. “Mientras Texas hace todo lo posible para impedir que la gente cruce la frontera, el presidente de Estados Unidos les tiende el tapete de bienvenida”, añadió.
Las acciones legislativas, algunas de las cuales se espera que la Cámara de Representantes del estado apruebe esta semana, expandiría y haría permanentes elementos del programa de control fronterizo que Abbott dio a conocer en marzo de 2021, conocido como Operación Estrella Solitaria. A través de este programa, Abbott expande los límites de lo que permite la ley, utilizando su poder como gobernador para enviar a la Guardia Nacional y a la policía estatal a la frontera y empleando las leyes estatales de allanamiento para detener a los inmigrantes cuando cruzan terrenos privados.
Pero los estados no pueden hacer cumplir la ley federal de inmigración, eso corresponde al gobierno federal, y Abbott se ha resistido hasta ahora a los llamados de algunos conservadores de extrema derecha para que declare que Texas está siendo invadida, ordene a la policía estatal que detenga a cualquier inmigrante que se encuentre en Texas y lo deporte a México.
Por ahora, cuando los efectivos de la Guardia Nacional o los policías estatales encuentran migrantes en la frontera, la mayoría de las veces los entregan a los agentes de la Patrulla Fronteriza estadounidense, quienes asumen su custodia en virtud de la legislación federal, un proceso que permite a muchos quedarse y solicitar asilo.
Los proyectos de ley que ahora se encuentran en la Legislatura estatal (en especial, una medida que convertiría en delito estatal el cruce de inmigrantes de México a Texas) supondrían un gran paso hacia un papel más directo del estado en la aplicación de las leyes migratorias y podrían entrar en conflicto con los precedentes constitucionales actuales, según varios expertos jurídicos.
Los grupos de derechos civiles, defensores de los inmigrantes y legisladores demócratas se han opuesto a los proyectos de ley por considerarlos una cruel distracción de la necesidad de prestar ayuda a las personas desesperadas que se dirigen hacia Estados Unidos tras huir de la pobreza y la violencia. “La verdadera cuestión en la frontera es que se trata de una emergencia humanitaria, por lo que necesitamos una respuesta humanitaria”, dijo Alexis Bay, del Proyecto de Derechos Civiles de Texas. “Hemos visto todo tipo de políticas disuasorias, pero la gente sigue llegando a la frontera”.
El jueves, la Cámara de Representantes del estado en Austin tenía programado debatir varios proyectos de ley importantes relacionados con la frontera, incluidos el HB 7 y el HB 20, que crearían un nuevo sistema de tribunales y una policía de la frontera. Los demócratas retrasaron el análisis de los proyectos de ley durante buena parte del día. A corto plazo, Texas se ha estado preparando para el final del Título 42 mediante la creación de equipos de soldados que puedan acudir de inmediato a las zonas a las que llegue un gran número de migrantes. Esa ha sido la estrategia en ciudades como El Paso, donde las autoridades dijeron que los soldados han estado colocando kilómetros de alambre de púas cerca de la frontera y estando más presentes para desalentar los cruces.
“La oleada de migrantes llegará antes de que termine el Título 42, eso es lo que está ocurriendo”, dijo el mayor Sean Storrud, al mando de cientos de soldados de la Guardia Nacional desplegados en El Paso. No se sabe si los soldados que salieron de Austin fueron enviados a una misión conocida, pero al menos se les dio un nuevo nombre (la “Fuerza Táctica Fronteriza de Texas”), que se asemeja al nombre de la fuerza de policía fronteriza a nivel estatal que está siendo considerada por los líderes republicanos en la Cámara Baja estatal.
El proyecto de ley para crear una “Unidad de Protección Fronteriza” independiente dentro del Departamento de Seguridad Pública de Texas ha sido una prioridad de Dade Phelan, presidente de la Cámara de Representantes. El proyecto ha suscitado preocupación entre los defensores de los derechos de los migrantes, porque un proyecto inicial habría permitido a la nueva unidad autorizar a ciudadanos a participar en operativos, con lo que el estado facultaría a grupos armados privados que operan desde hace tiempo en Texas.
Mike Vickers, quien dirige a los Voluntarios Fronterizos de Texas, dijo que su grupo había patrullado terrenos privados para actuar como vigilantes e informar a las autoridades sobre actividades sospechosas durante 16 años.
“Creemos que es una gran idea”, dijo sobre los proyectos de ley. Agregó que la oposición a la legislación procedía de “todos esos demócratas” que creían que significaría “un montón de gringos ahí afuera queriendo detener a cualquier persona de piel morena. Es una estupidez. Pero esa es su mentalidad”.
El mes pasado, Vickers apareció en un mitin en Austin junto con el músico Ted Nugent y otras figuras conservadoras para apoyar la legislación e instar a Abbott a enfrentarse de manera más directa al gobierno federal en la aplicación de la ley migratoria.
“Está por verse cómo funcionará esta unidad civil”, dijo Vickers. “Pero si pueden coordinarla con las fuerzas del orden, creo que será magnífica”. Elementos de la Guardia Nacional del Ejército desplegados en Texas llegan a El Paso, Texas, el 8 de mayo de 2023. (Todd Heisler/The New York Times) Personas alineadas junto al muro fronterizo tras cruzar a Estados Unidos desde México son detenidas por la Patrulla Fronteriza en El Paso, Texas, el 8 de mayo de 2023. (Todd Heisler/The New York Times)