Theodor Ted Kaczynski, criminal conocido con el apodo de “Unabomber”, fue hallado muerto a las 8 de la mañana de este sábado en la prisión federal de Butner en Carolina del Norte, Estados Unidos, donde cumplía cadena perpetua, según informó The Associated Press. Tenía 81 años.
Se desconoce la causa de su muerte. Había sido trasladado a la instalación médica de esa cárcel por su mala salud luego de más de veinte años en la prisión federal de máxima seguridad de Florence, Colorado, conocida por ser una de las cárceles con las condiciones más duras de Estados Unidos.
El criminal cumplía ocho sentencias de por vida sin posibilidad de ser liberado bajo fianza tras ser arrestado en 1996 en su remota cabaña ubicada en el norteño estado de Montana.
Fue sentenciado tras haberse declarado culpable de provocar 16 explosiones que causaron la muerte de tres personas e hirieron a otras 23 en varios lugares de Estados Unidos, entre 1978 y 1995.
Su modus operandi era enviar cartas bomba a universidades, aerolíneas y otras empresas. De ahí proviene el apodo Unabomber (University and Airline Bomber, o bombardero de universidades y aerolíneas), otorgado por el FBI para referirse al misterioso criminal antes de dar con su identidad en las décadas previas a su arresto.
Kaczynski era un genio de las matemáticas e ingresó en la Universidad de Harvard con solo 16 años y, con 25, era ya un profesor asistente en la prestigiosa universidad de Berkeley.
Sin embargo, Kaczynski dejó la vida académica y, a principios de los años setenta, se alejó de la civilización para vivir en una cabaña en una zona rural de Montana, donde no tenía agua corriente, se iluminaba con velas que hacía él mismo y vivía a base de cazar conejos.
Desde esa cabaña, Kaczynski empezó a enviar explosivos como rechazo al papel de la tecnología en la civilización.
Él mismo hizo público su alegato contra la tecnología en un manifiesto de 35.000 palabras que publicaron en 1995 The Washington Post y The New York Times por petición del Gobierno, ya que Kaczynski prometió "desistir del terrorismo" si se difundían sus palabras.
Muchas de sus víctimas perdieron los dedos de las manos al abrir las cartas con explosivos. El hecho de que la violencia fuera tan aleatoria provocó un gran nerviosismo en la sociedad estadounidense del momento.
Con información de EFE.