Tabaré Viera Duarte (68) es un hombre de partido, de los que no rehúye a las responsabilidades políticas, aunque no se presenten muy promisorias. Por eso, cuando el panorama pintaba feo, aceptó ser compañero de fórmula de Guillermo Stirling en 2004, en aquellas elecciones que pautaron la estrepitosa caída del Partido Colorado, tras la debacle económico-financiera de 2002, aftosa incluida. Por eso, también, aceptó la propuesta de Julio María Sanguinetti cuando este lo llamó a su casa para decirle que sería el sucesor de Germán Cardoso en el Ministerio de Turismo. El propio Viera había tenido la tarea de convencer al Dr. Sanguinetti de que volviera a la arena política y se calzara el traje de precandidato, en 2019.
Por estos días en los que se avecina una nueva temporada estival, Viera se jacta de decir que puso “la casa en orden”, de que, salvo un par de excepciones, no ha repetido gastos observados por el Tribunal de Cuentas, y afirma que el sector turístico “ya se recuperó” del tremendo impacto que implicó la pandemia. Y como no está inhibido por la Constitución, Viera alternará su verano entre cócteles promoviendo el turismo de sol y playa con actos políticos de rigurosa camisa y saco. Estima que recién en marzo, cuando haya culminado la temporada, dejará la cartera para volver al Senado y hacer campaña casi full-time de cara a las internas del Partido Colorado.
Un diferencial que tiene en la interna colorada, dice, es su experiencia: fue una década intendente municipal de Rivera, diputado, senador; hoy es ministro, y antes integró el directorio de OSE y presidió Antel. “Por experiencia, por el conocimiento, por la capacidad de formar equipos, por el estilo de trabajo y los años, que algunos quieren mostrar como una debilidad. Creo que es una gran fortaleza, porque nos da eso: experiencia, y condiciones para evaluar. El currículum son los años. Alguien que recién aparece no sabemos cuánto va a dar”, desliza Viera, apuntando a dirigentes jóvenes que pretenden competir con él.
“Yo en el 2000 asumí una intendencia que estaba quebrada, asumí con funcionarios manifestando en carpas porque se les debía un año y medio de salarios. Cuando estaba por ordenar la casa, cayó la crisis de 2002, y todo empeoró”
Comenzó su militancia política a los 16 años en la Juventud Batllista del Partido Colorado, en Rivera. ¿Por qué militar políticamente, y por qué en el Partido Colorado?
A esa altura de mi vida, militaba inicialmente en el gremio estudiantil. Teníamos una lista, la 5, y terminé siendo presidente del gremio de Rivera y miembro de la Federación de Estudiantes de Secundaria del Interior. A partir de allí, me invitó el exsenador Guido Machado y algunos amigos me invitaron a participar. Yo no llegué a votar en la campaña del 71, porque todavía era menor, pero sí participé en la militancia.
¿Y por qué al Partido Colorado? Hay algo de tradición familiar, pero sabiendo que el Partido Colorado era uno de los partidos más antiguos del mundo, y todo lo que tuvo que ver desde el nacimiento del Uruguay independiente en 1830, con Fructuoso Rivera, nuestro fundador, y con las ideas de Batlle y Ordóñez que me enamoraron… Yo soy batllista, colorado batllista, y por convicción. Luego, milité fuertemente por el “no” en el 80, junto a toda una generación de jóvenes. En 1982 conformamos una agrupación, la Coordinadora Batllista, donde unificamos un grupo de jóvenes encolumnados detrás del veterano dirigente Altivo Estévez, que le daba paso a la juventud y tenía una trayectoria política, y ahí ganamos la interna del partido y nos posicionamos para ser electos en 1984.
Precisamente, con 29 años resultó electo diputado por Rivera durante el primer gobierno de Julio María Sanguinetti, al que usted apoyó. ¿Cómo recuerda ese quinquenio en el Parlamento (1985-90)?
Fue un período muy especial, en mi vida ni que hablar. Mudó mi vida. Empecé a dedicarme profesionalmente a la política. Institucionalmente fue una época muy motivadora, era todo ilusión… Los ideales de libertad, de democracia, de reconstrucción del país, con mucho trabajo. Aquel fue un Parlamento muy especial, donde se renovó más de 50% de lo que fue el Parlamento antes de la dictadura, con un nivel de jóvenes muy importante, con un Partido Colorado (PC) vigoroso, que había ganado la elección (tenía 41 diputados nuestra bancada) y estaba todo por hacerse, por reconstruirse.
El primer dilema que nos planteó fue qué hacer con las leyes que el Consejo de Estado de la dictadura (ilegal) había aprobado. Simplemente ignorarlas, o considerar que no existían era entrar en una situación de inestabilidad, y de falta de relación en algunos casos. Ahí hubo un primer trabajo de ver qué leyes iban a continuar y qué leyes se iban a derogar, y cuáles se iban a trabajar. Se consideró ley por ley, para transformarlas votamos en bloque las únicas “decreto-leyes” que están en nuestra normativa, y que siguieron vigentes. Otras tantas se habían derogado y se volvieron a presentar, como la Ley de Organización de los Partidos. Después hubo que trabajar en el presupuesto: el primer presupuesto después de 11 años. Eso fue una tarea tremenda (yo estuve en la Comisión de Hacienda, trabajé en ese presupuesto), y sobre todo, para mucha gente que no tenía experiencia previa. Sirvió para desmenuzar las tareas del Estado y conocerlo mejor.
Y bueno, se dio aquello del “cambio en paz” que habíamos prometido. Solo por eso ya hubiera sido un buen gobierno, por la situación que vivía Uruguay y la región. Pero además fue un gobierno muy productivo, con políticas muy buenas para el desarrollo del país: la ley forestal del 87, que transformó el sector agropecuario…
Y que se ha sostenido en el tiempo como una política de Estado…
Exactamente, ha crecido y ya está en etapas industriales. A eso sumale la creación del INIA (Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria), la creación del INAVI (Instituto Nacional del Vino) y la política de recambio, de arrancar todas las vides, que nos traen los vinos de calidad que hoy tenemos, la aprobación de la Ley de Zonas Francas, la aprobación de los free-shops en las fronteras con Brasil en lugares deprimidos. Políticas especiales que, yo creo, apuntan al rol del Estado, que no es competir, sino buscar el desarrollo con políticas sectoriales.
Fue dos veces intendente municipal de Rivera, un departamento históricamente colorado. ¿Por qué cree que cuando el país se fue pintando de celeste y blanco o tricolor durante 15 años, Rivera permaneció siendo de administración colorada? Más allá de la tradición, ¿a qué lo atribuye?
La tradición no es tanta, eh… Yo fui el primer intendente reelecto en la historia de Rivera. Antes nunca un intendente había sido reelecto. Yo arranqué en el 2000, y antes Rivera alternaba elección tras elección entre colorados y blancos.
¿Por qué? Porque pudimos construir, con un equipo de gente —yo soy un dirigente de formar equipos, creo en ellos—, logramos desarrollar un proyecto. A veces se habla mucho de “proyectos”, a veces son solo ideas o intenciones. Un proyecto trazado y escrito es otra cosa. Nosotros desarrollamos un proyecto político como base del desarrollo departamental, que además planteó exceder al PC, y hacerlo departamental realmente. Y cambiamos el estilo. Yo en el 2000 asumí una intendencia que estaba quebrada, fundida, asumí con funcionarios manifestando en carpas enfrente porque se les debía un año y medio de salarios. Asumí con conciencia de eso, y cuando estaba por ordenar la casa, cayó la crisis de 2002, y bueno, la gente no podía pagar sus tributos y todo empeoró.
Pero fue exitoso el proyecto, por eso fuimos reelectos. Pude poner en orden la casa, y empezar un gobierno que fue eficiente, básicamente, y bueno en el contacto con la sociedad (es la porción de gobierno que está más cerca de la gente). Y luego, el hecho de plantear sucesiones y no pretender eternizarme en el cargo, ayudó. Hoy vamos en la tercera generación de intendentes colorados. Al separar las elecciones en el tiempo —tal lo conseguido en la reforma de 1996—, la ciudadanía votó con criterios diferentes: el partido ha llegado a salir tercero en las elecciones nacionales, y gana la Intendencia de Rivera con el 60%.
Tras la crisis de 2002, en 2004 el FA gana las elecciones nacionales por primera vez y el PC cayó en un pozo del que no se ha podido recuperar del todo. Usted fue el compañero de fórmula del presidenciable Guillermo Stirling, cuando obtuvo la peor votación de su historia y obtuvo un magro 10,36%. ¿Cómo recuerda esa floja campaña colorada?
Fue un período muy difícil para nosotros, los dirigentes. Hemos hecho mucho análisis, mucha autocrítica, viendo las circunstancias, los errores… Seguro nos habremos equivocado. El pueblo nunca se equivoca, y en todo caso, si se equivoca, es el único que tiene derecho a equivocarse. Cuando nos equivocamos los gobernantes, pagamos las consecuencias. Pero, también, las circunstancias juegan, como decía Ortega y Gasset. En el 2004 coincidieron varias cosas: primero, llegaba al fin la época de grandes líderes que tuvo el PC (hablo del Dr. Batlle y el Dr. Sanguinetti, aunque después lo convencimos para que volviera). El proceso de renovación en el partido, en un país donde estamos acostumbrados a que el líder del partido es el candidato, esos procesos de renovación cuestan mucho. Es histórico, siempre fue así: cuando falleció Herrera, cuando falleció Luis Batlle, cuando falleció Wilson Ferreira.
A eso hay que sumarle, en ese momento, la crisis económica que nos agarra en el gobierno… felizmente, para el país, porque cada vez se revaloriza más el gobierno de Jorge Batlle, y la salida de la crisis que hasta [Danilo] Astori lo ha reconocido. Las crisis políticas siempre tienen un costo político para el gobierno, y nosotros lo pagamos. Y en tercer lugar, la llegada del Frente Amplio (FA) con una campaña donde prometían que no habría más pobres y enfermos —todos ricos y sanos—, el cambio siempre es atractivo, y el adversario siempre juega… y termina impactando en el PC.
Dos meses antes de la elección me llamaron. Se pensaba que el compañero de fórmula de Stirling sería de la lista 15, por ahí [Alejandro] Atchugarry era el hombre, pero no aceptó de ninguna manera. Y la 15 decidió que fuera del Foro Batllista. Me citaron a una reunión, salí de Rivera y, cuando llegué a Montevideo, ya era yo. Nunca rehuí a las responsabilidades políticas. Casi me matan mis compañeros en Rivera, porque yo iba por la reelección, que igual terminé obteniendo meses después.
¿Por qué en 2018 fue a buscar a un añoso Sanguinetti para formar Batllistas? Quiero decir: ¿por qué no buscar el relevo generacional y prescindir de la figura de Sanguinetti?
En aquel momento, con algunos amigos, habíamos fundado un movimiento que se llamó Espacio Abierto, cuando Sanguinetti había afirmado que ya no sería más candidato. Pero él nunca estuvo alejado de la política, siguió escribiendo artículos y dando conferencias. Apareció una figura de outsider como Ernesto Talvi, que confirmó un gran movimiento, y en conversaciones con otras agrupaciones, con otros dirigentes del partido, empezamos a advertir que el factor aglutinante de todos era el Dr. Sanguinetti. Allí fuimos a pedirle un esfuerzo más. Recuérdese que en principio las encuestas lo daban favorito a Sanguinetti, y finalmente, a último momento Talvi ganó la interna colorada.
“Me citaron a una reunión, salí de Rivera y, cuando llegué a Montevideo, ya era yo. Casi me matan mis compañeros en Rivera, porque yo iba por la reelección, que igual terminé obteniendo meses después”
Lo traigo a este gobierno. En agosto de 2021 le tocó asumir el Ministerio de Turismo tras la renuncia de Germán Cardoso, otro hombre colorado, por presuntas irregularidades. ¿Cómo vio, de afuera, ese episodio de la salida de su correligionario Cardoso?
Fueron momentos difíciles, situaciones muy lamentables, porque además fueron denuncias entre colorados (Martín Pérez Banchero denunció a Cardoso). Todo se inicia a través de una desavenencia en la administración entre ellos, y a partir de allí la denuncia termina en una comisión investigadora en el Parlamento, y también en la Justicia. Y me parece bien: siempre que se investiguen las cosas hay que celebrarlo, siempre. Le hace bien hasta al propio imputado. El presidente le pasó la responsabilidad al Dr. Sanguinetti dentro de la coalición, porque cada partido promueve a sus candidatos. Lo viví con preocupación, con dolor, y asumimos la responsabilidad una vez más, en momentos difíciles. No era solo la situación política y administrativa del ministerio, sino también la situación del sector: un sector fundamental como lo es el de turismo, que con la pandemia estaba absolutamente en crisis. Yo asumo en plena pandemia.
¿Cómo evalúa su gestión al frente de la cartera de Turismo? Lo peor, la pandemia, le tocó sufrirla a su antecesor, pero usted debió lidiar con un sector fuertemente golpeado...
Durante el 20 y el 21 estuvo Germán, pero yo entré en agosto [de 2021] todavía con las fronteras cerradas. Todavía en crisis. Las fronteras se empiezan a abrir en noviembre y diciembre del 21, y además, había que seguir sosteniendo toda la estructura, los operadores, promover el turismo interno, había que recuperar la conectividad aérea. Esa primera temporada luchamos mucho por recomponer el turismo de cruceros, que ahora está batiendo récords. Fue duro, interesante… Culminó toda esa etapa de transición. Yo hoy estoy conforme con lo trabajado, con el orden que hay en la administración, llevo un récord en el Estado uruguayo de no reiteración de gastos observados por el Tribunal de Cuentas, creo que solo dos veces reiteramos gastos observados y porque no había más remedio (un convenio que sostiene el Centro de Convenciones de Punta del Este, pero estuvo observado en el inicio y en cada gasto, se observa). Hoy la casa está en orden, se ejecuta el 90 y pico por ciento del presupuesto.
¿Se ha recuperado el sector turístico o todavía no completamente?
Hoy creo que el sector está recuperado. Las cifras así lo indican. Tiene desafíos por delante, claro, porque salimos de la crisis, pero salimos en el medio de una situación con Argentina que ya sabemos lo que afecta al país, no solo al turismo. Eso no ha permitido que algunos subsectores terminaran de resolver sus problemas o de desarrollarse. Pero los indicadores nos muestran que ha venido creciendo, y sigue creciendo, el turismo receptivo, que para mí es la cifra más importante, porque por más que me pidan que creció exponencialmente la cantidad de uruguayos que salen a hacer turismo afuera, a mí me importan los que entran. Y que los uruguayos que salen, que al volver hagan turismo interno. Es otro indicador que me importa muchísimo. Y los dos vienen creciendo.
Me importa que el sector tenga diversidad en la oferta, y eso se ha constatado. Hoy todo el Uruguay es un destino turístico. No hay departamento que no tenga una buena oferta turística, al punto de que vamos a tener que modificar la Ley de Turismo, porque habla de “zonas turísticas”. Hoy todo Uruguay es un destino turístico. Y la calidad de la oferta me importa mucho, entonces las políticas de capacitación, de formación, conjuntamente con el apoyo a la diversidad de nuevos productos, a través de Fondos Concursables, de aportes para la infraestructura turística, el trabajo en conjunto con los gobiernos departamentales. Hoy, además del turismo costero, tenemos turismo de reuniones, de eventos, se multiplican los festivales, los congresos, el turismo de cruceros ha batido récords, el turismo minero, etcétera.
Este año, al 30 de setiembre, ya llevábamos más visitantes que todo el año 2022: 2.700.000 visitantes. Y en el tercer trimestre batimos récords de turistas brasileños, que vienen todo el año a Uruguay. Por eso digo: más allá de los desafíos, que siempre habrá, podemos decir que el turismo se ha recuperado.
“Creo que el sector turístico está recuperado. Tiene desafíos por delante, porque salimos de la crisis, pero salimos en el medio de una situación con Argentina que ya sabemos lo que afecta al país, no solo al turismo”
Zin TV suele tomar una frase suya en el programa Polémica en el bar de canal 10: “Hay colorados. Son pocos... No la pasan bien”. Esa frase no deja muy bien parada a su colectividad política. ¿Siguen siendo pocos y pasándola mal?
Y bueno, para un partido como Colorado con su historia, con sus glorias, siendo gobierno tanto tiempo, el 12 o 13% que sacamos en la última elección es poco, en términos relativos. Para mí, son pocos los que votan al Partido Colorado. Negar eso es ser necio. No estamos conformes. Y no hablo de encuestas, hablo de resultados electorales. El PC no es un partido chico, es un partido que ha votado mal en las últimas elecciones, y obviamente que no nos sentimos bien con eso. Pero son pocos en términos relativos, porque un 13% no es nada despreciable para ningún partido. Creo que ese es el piso del PC y que ahora, en cada elección, renovamos la esperanza, las ganas, las estrategias, y tengo la seguridad de que crecerá en las próximas elecciones.
¿Por qué ser precandidato del partido (cuando todavía es ministro, además)? Usted dijo: “Me siento con ganas, con fuerza”, cuando anunció su precandidatura. ¿Alcanza con eso?
No, no es suficiente, pero es fundamental. Yo no me autoproclamé, varios compañeros dirigentes me lo pidieron. Me lo propusieron, lo consulté con otros dirigentes, con mi familia, por supuesto, y bueno, decidí aceptar porque me siento en un buen momento… Tengo ganas, tengo fuerza, tengo equipo, tengo experiencia, la experiencia de gestión, porque conozco al Estado. Tú sabés que fui diputado, fui senador, trabajé en empresas estatales, presidí Antel, ahora soy ministro, fui intendente 10 años. Quiere decir que el Estado lo conozco y tengo experiencia. Tengo un equipo técnico y político alrededor que ya lo vamos a mostrar y está trabajando en lo que me parece que hay que trabajar, que es una campaña basada en propuestas.
Hay que reafirmar el concepto fundamental de que la política es una hermosa herramienta para acceder al gobierno y transformar y mejorar la calidad de vida de la gente. Esa es la esencia; si no, se desvirtúan las campañas electorales. Por eso, más que mostrar programas (eso será cuando haya un candidato único, y que sea el líder del partido), yo creo que mostrar las ideas-fuerza, los temas que más nos preocupan. Eso será básico en esta campaña hacia las internas. Vamos por los votos de los colorados, pero también hay un voto de opinión, porque en cada elección se baraja y se da de vuelta.
Ahora, con usted son seis los precandidatos (Gurméndez, Silva, Zubía, Ojeda, Acosta y Lara y usted). Pero me da la impresión de que con el alejamiento impensado de Talvi en su momento, Sanguinetti en retirada, y Pedro Bordaberry que no quiso volver a la arena política, falta un líder claro del partido. Una cosa son los precandidatos, otra cosa son los liderazgos. ¿Por qué pasa esto?
Hay parte de la explicación en lo que hablábamos más temprano, de lo que le tocó vivir al partido. Y pienso en la dificultad que existe en todos los partidos cuando se tienen líderes fuertes, potentes, carismáticos, que dejan la vara alta, es muy difícil encontrar el sustituto. Al principio parece no estar. Le pasó al Partido Nacional: hoy podemos decir que el presidente Lacalle Pou es un líder del partido, por eso se va a dar en esta elección que el candidato no va a ser el líder. Lo mismo en el FA: tiene candidatos, pero no tiene líderes.
En el PC podemos decir que sí tuvimos renovación. Talvi era la renovación, atrajo votos de la centroizquierda, renovó y ganó la interna. Aunque yo no estuve con él, había aparecido un líder. ¡Y se va a los tres meses! Fue el outsider más breve que tuvimos en el país. Bordaberry, si bien su situación es muy diferente, una persona muy capaz, muy trabajador y muy serio, pero se alejó de la política. Es una lástima, hubiéramos querido que fuera candidato. De otra forma, estuvo dos elecciones y decidió no ser más candidato. No es que no tuvimos renovación, dos veces tuvimos renovación, y no siguieron. Entonces, otra vez nos enfrentamos a la situación de buscar la renovación. Por eso nos parece bien que haya seis precandidatos, vamos a ser un buen rastrillo, hay oportunidades para que mucha gente que hoy está en otras tiendas, vuelva al PC.
“Tengo ganas, tengo fuerza, tengo equipo, tengo experiencia, conozco al Estado. Tú sabés que fui diputado, fui senador, trabajé en empresas estatales, presidí Antel, ahora soy ministro, fui intendente 10 años”
¿Qué debe hacer el partido para distinguirse del Partido Nacional? No hay un solo politólogo que no señale cómo se ha mimetizado el PC al partido de gobierno. Pero ahora toca tomar distancia de los blancos... ¿Cómo harán?
El PC realmente es un partido que, como decía Wilson, “en el Uruguay es el nombre que se le da al gobierno”. Él decía que el único “partido partido” era el PN, porque el FA no era un partido, era una coalición, y el PC era el nombre que se le daba al gobierno. Nosotros tenemos en nuestro ADN la responsabilidad de gobierno, es histórica, se da hasta en la forma de hacer política. A mí me llama la atención cómo el PN, que es más emotivo, más pasional, conmemora el 10 de setiembre Masoller, con una gran marcha a caballo, recuerdan al caudillo [Aparicio Saravia]. Yo lo conmemoraría en otra fecha, no en la fecha en que perdió la revolución. Fijate que el PC nunca se jactó de esa victoria, nunca “camiseteó”, porque tenía la responsabilidad de gobierno, después del a Guerra Civil, de recomponer al país.
Es cierto, tendremos que distinguirnos ahora, pero nos cuesta mucho tomar actitudes rupturistas, de marcar diferencias en base a una actitud mezquina. Estamos totalmente responsabilizados como socios de la coalición en un gobierno que además tiene que seguir, que ha funcionado (mal o bien), que tiene diferencias y matices y que tiene que proponer nuestro matiz para adelante, para el futuro. Por eso estamos proponiendo avanzar con la coalición —no es formar un partido único—, pero avanzar y hacerla crecer en lo institucional. Necesita tener reglas de funcionamiento claras, algunos órganos que tiene que existir, ámbitos de debate, de análisis político, de dirimir diferencias internas para decidir más orgánicamente. Tenemos que decidir si vamos a ser coalición también en los departamentos. Y de alguna manera, los matices, que los tenemos, estarán en las propuestas.
Soy todo oídos…
Una de las diferencias que tenemos nosotros es a propósito del rol del Estado. Nosotros creemos en un Estado presente, no somos tan liberales, un Estado que —como te decía que funcionó en 1985— favorezca con políticas públicas el desarrollo con equidad, no solo de los ciudadanos, sino del territorio. Políticas que ayuden a desarrollar algunas áreas del país, algunas zonas, con planes sectoriales como fue la Ley Forestal, por ejemplo. Luego falta resolver temas fundamentales para el país, como es la seguridad. Para nosotros, es un tema donde todavía falta mucho. Creemos que la coalición, liderada internamente por la mayoría circunstancial del PN, pudo avanzar lo que pudo, pero todavía falta un montón: en materia de seguridad, en materia de políticas de empleo, para eso hay que desarrollar políticas para una mejor inserción de Uruguay en el mundo, la inversión tiene que ser promovida con más énfasis porque sin inversión, no hay desarrollo.
Creo que apuntamos bien, vamos a tener una propuesta común, pero que el PC tiene equipo, algunas propuestas, ideas, que tienden a resolver esos problemas que todavía tiene el país.
¿Por qué los colorados deberían votarlo a usted en las internas, más allá de sus ganas?
Porque vamos a tener una propuesta concreta en temas fundamentales, de las que debe ocuparse el gobierno (aspiramos a estar en la coalición), porque somos una propuesta que sintetiza al interior con la capital. Soy un hombre del interior, pero con una gestión y trayectoria desde Montevideo en lo nacional y conozco todo el país. En OSE, en Antel, acá en el ministerio, puedo hacer un raconto de tareas y logros en todos los departamentos. Por experiencia, por el conocimiento, por la capacidad de formar equipos, por el estilo de trabajo, y los años, que algunos quieren mostrar como una debilidad. Creo que es una gran fortaleza, porque nos da eso: experiencia, y condiciones para evaluar. El currículum son los años. Alguien que recién aparece no sabemos cuánto va a dar.
¿Lo dice por Ojeda? ¿Por Acosta y Lara?
No, por quienes plantean solo un tema de renovación basado en la edad. Cuando cualquiera de nosotros precisa un médico para una cirugía, busca el que tiene más cirugías hechas, más años como médico cirujano.
“Falta resolver temas fundamentales para el país, como es la seguridad. Creemos que la coalición, liderada internamente por la mayoría circunstancial del Partido Nacional, pudo avanzar lo que pudo, pero todavía falta un montón”
¿Con qué se distrae de la política? ¿Tiene algún hobbie para descargar las preocupaciones de la política?
Me gustan muchas cosas. Leo mucho, sin dudas, trato de hacer ejercicio, aunque no tengo continuidad, por razones de tiempo. He abandonado, también por razones de tiempo, la navegación (algo que me gusta mucho), miro alguna película, por supuesto. Las reuniones con amigos y las comidas me encantan. Y la familia, porque es la más sufre esta actividad tan intensa, más ahora que coexistirá mi actividad en el ministerio con mi campaña como precandidato.
¿Es feliz?
Soy feliz.