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Supremacismo blanco: ¿dónde están los neonazis en Uruguay y cómo se comportan?

Aunque en el país los casos han sido pocos, Inteligencia advierte que no estamos libres de la posibilidad de que ocurra.

11.08.2024 09:00

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2024-08-11T09:00:00-03:00
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Por Federica Bordaberry

Hay una serie de libros de ficción, escritos por un tal Nikola Bijeliti, que suceden en Uruguay. En Amazon, una de las plataformas de venta de productos online más grandes del mundo, la descripción podría ser la de un libro de ciencia ficción cualquiera.

“Los científicos y líderes políticos buscan crear una nueva raza combinando eugenésicamente razas existentes. ¿Tendrán éxito o sus esfuerzos serán insuficientes?”, dice el primero, publicado en 2018.

Sin embargo, el libro también se publicita en un conocido blog neonazi, cuyos usuarios son miles a nivel mundial.

Allí, la descripción es otra: “Dado que este libro trata principalmente de personas de raza mixta, no debería ser el primer libro de la serie para que lo disfrute un lector blanco. En su lugar, comience con uno de mis otros libros. Sin embargo, los lectores que son en su mayoría blancos con solo una pequeña cantidad de mezcla, pueden encontrar este libro de interés”.

Ese blog tiene como eslogan la frase “voz de la nueva minoría blanca en conflicto”. La palabra que usan en inglés es embattled, que hace una referencia clara a lo bélico.

En ese mismo blog hay un foro, del 22 de junio de 2012, que se titula: “URUGUAY: El décimo país que da más visitantes a xxxxxxx (nombre del blog)”. Debajo, un link a Web Stats Domain, una página que hace recopilación y análisis de datos de dominios y palabras clave. Dentro, varios comentarios festejan la posición de Uruguay en el ranking. Varios de los aplausos digitales vienen de un usuario que tiene como ubicación “En la Suiza del Sur”.

Fuentes del Ministerio del Interior, tanto de la administración actual como de la anterior, confirman a Montevideo Portal que, si bien han existido casos de expresión de odio de personas con ideología neonazi en Uruguay, han sido aislados.

El neonazismo en Uruguay, a diferencia de en otras partes del mundo, prácticamente no existe y, lo que existe, no está organizado.

Son pocos, pero están.

“No tengo evidencia para sostener que existan grupos organizados, lo que no significa que nos podamos sentir libres de esta posibilidad. Puede haber personas con esa definición, con esa ideología. En este momento no tengo ninguna organización presente actuando e incidiendo en la opinión pública. Igualmente, el hecho de que no tengamos evidencia de la existencia de una organización no quiere decir que no esté, o que no sea un discurso particularmente grave”, dice Álvaro Garcé, director de la Secretaría de Inteligencia Estratégica.

El 1º de abril de 2006, en este conocido blog que reivindica a la raza blanca como suprema, un usuario postea: “¿Alguien en Uruguay?”. Tres horas más tarde, otro usuario le responde: “Yo soy de Uruguay. MP”. La categoría, dentro de los cientos de foros que hay en el blog, es “América Latina - Nacionalistas blancos en América Latina”.

El 10 de diciembre de 2016, un usuario escribe en otro foro: “Buenas a todos, nací en la República Oriental del Uruguay, pero mis abuelos de parte de mi padre provienen de Europa oriental, y de parte de mi madre provienen de España y Austria. Para los entendidos del tema, ¿qué opinan de Fructuoso Rivera?”.

El 17 de junio de 2017, bajo el título de “Soy nuevo, Uruguay”, dice: “Buenas como andan me presento formalmente ya que antes entraba a mirar post y comentar algunos nada mas, soy de montevideo y mi lucha es tratar de concientizar a personas cercanas y de confianza la situaciones actuales del pais y como tratar de mejorar. (ya que vivimos en una sociedad cada ves mas abierta y esto lleva a confuciones sociales y debilidadades en todo sus aspetcos). Soy decendiente de alemanes he ingleses por parte de mis abuelas y una de ellas siempre me dijo que queria prevaleser los ojos azules en la familia, de chico me parecia un bolaso y despues entendi por donde iba el tema y lo segui adelante, soy rubio ojos celestes mido 1.82 Un saludo a todos”.

“Los neonazis son un grupo dentro del neofascismo”, dice Camilo López, profesor de Historia y doctor en Ciencia Política. Para analizar el fenómeno, se para en la noción de que el fascismo es un fenómeno histórico, que ocurrió en un momento, que tuvo ciertas características y distintas expresiones.

Una en Italia, con Benito Mussolini. Otra en Alemania, con Adolf Hitler. Esos son los clásicos. Pero también sucedió con otros regímenes autoritarios fascistizantes como el movimiento de Antonio Primo de Rivera o Francisco Franco, en España. O António de Oliveira Salazar, en Portugal.

Para ubicar a los neofascismos, y al neonazismo, primero hay que hacer una distinción entre izquierda y derecha. Según López, la discusión no está vinculada al Estado/mercado.

“La derecha tiene que ver con una lógica de pensar que hay ciertas desigualdades que son naturales y que es deseable no intervenir en ellas. Esas desigualdades no son solamente económicas, sino que puede tener que ver con otras muchas dimensiones. Tienen que ver con el orden, la jerarquía social”, explica.

Por eso, los regímenes fascistas se enfocan en el orden social, en la autoridad y en la diferencia con el otro. En su mayor radicalidad, la diferencia es considerar que alguien no es humano, sino que es un subhumano por su origen étnico.

“Los nazis y los fascistas italianos tenían una utopía, pero no era una utopía igualitaria. Era una utopía de la diferencia, eso los hace pararse en la extrema derecha”, agrega López. Pero, además, son grupos revolucionarios. Por eso, los fascistas son grupos utópicos. Grupos que creen en una revolución que les permitirá alcanzar la utopía.

En términos técnicos, hay un espectro político extremo que se llama la ultraderecha. Esta es la sumatoria de dos elementos: la extrema derecha y la derecha radical. Esta última es la que participa de las elecciones. “La diferencia con la extrema derecha es que estos juegan a las elecciones, participan, pero van horadando los principios liberales de la democracia desde adentro”, dice López. Un ejemplo claro es el partido político VOX en España.

La extrema derecha, en cambio, está en contra de los principios básicos de la democracia como procedimiento. “Un grupo de extrema derecha no va a presentarse a elecciones, que no quiere decir que no te aparezcan en un acto de un grupo o que terminen votando”, aclara, y agrega que, en la lógica de la utopía, creen que hay que transformar la realidad a partir de la acción. Allí es donde se ubican los fascismos y, ahora, los neofascismos.

Lo que hay que aclarar, según López, es que entre la ultraderecha y la extrema derecha hay vasos comunicantes, y que esos vasos comunicantes a veces tienen elementos autoritarios, que también se pueden ver en otra parte del espectro político. Es que las derechas radicales y la extrema derecha (la ultraderecha, en su conjunto) comparten el pensamiento palingenésico, que es creer en la construcción de un hombre nuevo.

Aunque, si los fascismos eran utópicos, lo que sucede es que los neofascismos son retroutópicos. El poeta Virgilio, en sus Églogas, hace una serie de poemas ambientados en Arcadia. Y ser retroutópico se trata de eso: una época en que todo funcionaba bien y que fue destruido por fuerzas foráneas que corrompieron la tradición o la familia. Fuerzas cada vez más vigentes como el ambientalismo o el feminismo.

“La idea de Arcadia es un lugar donde todo funciona bien, donde todo es bello y armónico porque no fue corrompido por fuerzas exógenas, foráneas, modernas, transformadoras, que la corrompieron”, dice López, y sentencia que, más que utópicos, son “arcádicos”.

El pulular reciente

En lo que va de 2024, el medio especializado en tecnología Wired informó situaciones como estas:

“X de Elon Musk suspende cuentas que revelan la supuesta identidad de un caricaturista neonazi”; “El algoritmo de TikTok no solo promueve contenido neonazi, sino que las organizaciones extremistas también están utilizando la plataforma para reclutar nuevos miembros y fomentar la acción en el mundo real”; “Los extremistas en todo Estados Unidos han utilizado herramientas de inteligencia artificial como armas para ayudarlos a difundir el discurso de odio de manera más eficiente, reclutar nuevos miembros y radicalizar a sus partidarios en línea a una velocidad y escala sin precedentes, según un nuevo informe del Instituto de Investigación de Medios de Medio Oriente (Memri), una organización estadounidense de seguimiento de la prensa sin fines de lucro”.

En 2023 giró esta noticia y se volvió viral: “Una pareja de Ohio ha sido desenmascarada como líderes del canal neonazi de Telegram Dissident Homeschool, que distribuye planes de lecciones a 2.400 miembros”.

Según López, el neonazismo ha existido desde el nazismo en adelante. “Lo que tienen son momentos de mayor visibilidad. El asunto es cómo habitan el espacio de la ultraderecha, cómo se encuentran con otros grupos de derecha. Lo que hay es una última oleada de ultra derecha muy visible en el mundo, y ese espacio les permite cohabitar o encontrar lugares”, dice.

La oleada de ultraderecha está vinculada a situaciones como el aumento de presencia política de VOX en España, o de Marine Le Pen en Francia, la presidencia de Javier Milei en Argentina, de Jair Bolsonaro en Brasil las elecciones anteriores, la de Donald Trump (y su nueva candidatura) en Estados Unidos, junto al asalto al Capitolio de QAnon, y varios otros casos políticos.

Aunque no todo está tan claro dentro de las derechas. “Hay un revival de determinado nazismo y fascismo, sobre todo fascismo, en el mundo. Hoy en día estamos en un lugar bastante particular en el cual hay cierta confusión en lo que tiene que ver con las ideologías, o por lo menos hay un replanteamiento de algunas ideologías que genera cierta ensalada ideológica en la gente”, explica Leonardo Borges, historiador y escritor uruguayo, autor de Nazis en Uruguay.

Hay banderas que, tradicionalmente, se podían asociar a la izquierda, pero que han sido tomadas por la derecha. Los ejemplos más claros: ambiente y diversidad sexual. De allí salen ideas como los ecofascismos, que creen que el ambiente se vincula mejor con algunas razas y no con otras, y así discriminan contra la migración, o el homonacionalismo, donde una persona abiertamente homosexual tiene posiciones de ultraderecha.

O, podría llegar a ser, un neonazismo de izquierda. Ya durante la Segunda Guerra Mundial existía el rojipardismo, que eran nazis bolcheviques, donde se maridan clases y nación. Conviven, en esta bandera, ideas distributivas de izquierda (mayor igualdad, lucha contra las élites económicas) y valores morales de derecha vinculados al conservadurismo social sobre la diversidad sexual o los feminismos.

En el libro La anatomía del fascismo, de Robert O. Paxton, se argumenta que los fascismos no son ideologías con fundamentos teóricos sólidos, como lo son el comunismo o el liberalismo, sino que emergen de situaciones socioculturales y se metastatizan.

Y, quizá, el exceso de banderas cruzadas y de subgrupos que a priori tendrían poca coherencia sean prueba de ello.

“El corazón de la manera de entender la política de los grupos neonazis y del neofascismo es una noción de la política que se define entre un ‘nosotros’ y un ‘otros’, donde ese ‘otros’ amenaza mi subsistencia. El ‘otro’ está poniendo en peligro lo que soy. Siempre hay una construcción política de un ‘otro’”, explica López. De ahí el otro carácter de los neofascismos de ser política en acción.

Según Garcé, el fenómeno tiene una lógica y una evolución propia, que se puede acelerar o desacelerar en determinadas circunstancias, pero hay una línea evolutiva al alza. “Sudamérica no está libre de eso. Así como decía que Uruguay no está libre de los peligros de la región, el continente no lo está respecto al resto del mundo”, explica.

El hecho de que varios de los grupos de racismo extremo se contacten por Telegram, una de las redes sociales más y mejor encriptadas, probablemente colabore. La facilidad para organizarse, para enviar información, para mantener el anonimato frente a las autoridades.

En octubre de 2023, Wired informó que Telegram se volvió un frente “más amigable” para el extremismo racista y que se extendió rápidamente por Estados Unidos en los últimos meses, a medida que los canales activos de los clubes se conectaron en la aplicación de mensajería cifrada.

Y, aunque en Uruguay son pocos los grupos de Telegram abiertos que hacen referencia a Hitler, al nazismo, o al nacionalsocialismo, eso no quiere decir que no existan en un circuito más privado.

“Sería un error pensar que no existen esas expresiones de odio e intolerancia”, dice Garcé, y agrega que, sin embargo, “no están dadas las circunstancias como para crear una jurisdicción especializada, como sí la hay de crimen organizado. Da la sensación de que todavía no, pero sí es importante que los actores jurisdiccionales tengan muy presente este fenómeno”.

Los casos uruguayos

“Está la paranoia de la conspiración judeocomunista, de que va a dominar al mundo. Aunque uno se ríe, ellos lo creen y lo sostienen”, dice Gabriel Mazzarovich, integrante de la dirección del Partido Comunista uruguayo, diputado y periodista.

En Uruguay, aunque los casos vinculados a delitos por odio por racismo cercano al neonazismo son pocos, han existido. Y las personas cercanas al comunismo y al judaísmo son objetivos claros.

“Han aparecido señales de demostración de xenofobia y discriminación, y lo hemos canalizado a través de denuncias que, inclusive, han llegado a la esfera judicial, como el caso de un profesor de liceo negador del Holocausto judío. Sumado a este tipo de situaciones puntuales, es habitual ver en la vía pública pintadas de la misma índole, o comercialización de simbología y literatura nazi. Asimismo, en nuestra comunidad, como en la región, en los últimos tiempos se han recibido amenazas de tenor antisemita en instituciones judías, las cuales han sido denunciadas e investigadas”, explica Gabriela Fridmanas, directora del Comité Central Israelita Uruguay, una de las instituciones judías en el país. 

Los casos que han cobrado relevancia en Uruguay datan de hace más de cincuenta años, pero también de este 2024. 

En 1962, Soledad Barret (17 años) fue secuestrada en un auto por integrantes de un comando neonazi uruguayo, quienes le marcaron una esvástica en los muslos con una navaja por negarse a decir “viva Hitler”.

En 2016, el comerciante judío David Fremd fue asesinado en Paysandú por discriminación contra su religión.

En 2018, se vandalizó el local del Partido Comunista, también en Paysandú, con esvásticas pintadas con alquitrán negro.

En 2017, en el bar montevideano Los Girasoles, un grupo de pocas personas definidas como neonazis causaron disturbios y dañaron el local.

En 2019, se desató una polémica porque un militante de Cabildo Abierto se acercó al líder del partido, Guido Manini Ríos, y apareció en una foto con una remera que decía “HKNKRZ”, que significa esvástica en alemán, sin vocales.

En 2021, se detuvo al cabecilla del Comando Barneix, un grupo que había amenazado en más de una ocasión con asesinar a jerarcas uruguayos. Se le incautó material ilícito, como pornografía infantil, pero también fotos de dictadores como Hitler, Franco y Pinochet, grupos neonazis, Ku Klux Klan y grupos terroristas vinculados a masacres mundiales.

“Dónde se puede haber desarrollado el neonazismo en Uruguay… obviamente en un lugar oculto, y oculto en determinados lugares”, explica Leonardo Borges. Pero, por ser neonazismo, que “es una forma típica de odio, detectarlo resulta mucho más sencillo”, agrega Garcé.

El contorno, la figura de relieve, es mucho más clara a la hora de detectar un discurso de odio neonazi. En 2017, por ejemplo, se vandalizó el memorial del Holocausto judío en la rambla de Montevideo, con un grafiti que decía que el Holocausto “es la mentira más grande de la historia”.

En marzo de este año, se dibujaron esvásticas en la puerta de al menos tres edificios de Pocitos. Y se hizo lo mismo en el monumento del memorial del Holocausto. En febrero se vandalizó una escuela en Lagomar y se pintaron esvásticas dentro.

Sin embargo, varios pedidos de acceso a la información pública realizados por Montevideo Portal arrojaron que no hay denuncias por expresiones antisemitas, o expresiones pro nazi en la vía pública en los últimos 10 años en las intendencias de Montevideo, Canelones o Maldonado. 

Pero en Fiscalía sí. De hecho, en estos tres departamentos es donde se han cometido más crímenes de esta índole. En los últimos años se han recibido varias denuncias de comisión de actos de odio, desprecio o violencia contra determinadas personas; incitación al odio, desprecio o violencia hacia determinadas personas; promover, constituir, organizar, dirigir asociaciones, entes, tendientes a promover o imponer la lucha o el odio de razas; racismo, xenofobia y toda otra forma de discriminación.

Cómo medir la temperatura

En aquel blog en el que se fomenta la supremacía de la raza blanca hay una entrada de foro con el título “FJD (FRENTE JUVENIL DE URUGUAY)”, de 2012. Dentro de los comentarios, un usuario cuya locación indica “En la Suiza del Sur” deja escrito: “Si, hablando de cierres cerró La Pasiva de 18 también hace como dos meses…”. Y, a ello, otro usuario que dice estar localizado en Montevideo, responde: “Hace mas que cerro una lastima, buenos encuentros nazis en la pasiva esa”.

En 2014, un foro comienza con el título “Buscando un Partido DE DERECHA en Uruguay”. Abajo, aclara: “Hola a todos, quiero presentarme a los miembros locales Uruguay y Argentina. Quisiera saber de agrupaciones locales de tendencia Fascista y Nacional Socialista. Soy un Nacional Socialista de hace mucho, tengo un gran conocimiento de bibliografia y doctrina del Fascismo. Tengo un gran conocimiento de Tunneling, encripcion, programacion (anonimificacion basicamente). Estoy a dispocicion de quien necesite algo de eso”.

Los tres comentarios que le siguen le explican que, en Uruguay, no hay tales partidos. Que, como mucho, hay “proyectos” que nunca funcionaron, como la Derecha Social, la Juventud Uruguaya de Pie o Extrema Derecha Uruguaya.

“El monitoreo existe. Eso habla de la proactividad del Estado, que no puede ser meramente reactivo. Y creo que, en ese sentido, uno de los elementos o una de las fuentes son naturalmente las redes sociales como fuente abierta. Las fuentes abiertas no te dan todo el panorama de un fenómeno, pero te permiten medir la temperatura”, dice Garcé sobre el trabajo de Inteligencia.

Según explicó, hay un monitoreo permanente del ambiente en redes sociales y de qué tipo de expresiones se están dando. “Creo que la intolerancia y sus formas a través de xenofobia, racismo, antisemitismo, etc. no son un fenómeno exclusivo de esta época, pero ha sido potenciado por las redes sociales. Las redes sociales no son la causa, en todo caso son un canal o una vía fácil de expresión. El punto y el problema es determinar exactamente dónde termina la libertad de expresión de una persona, y cuándo comienza una incitación o un discurso de odio que pueda tener algún tipo de consecuencia. Más allá de lo discursivo, que pueda influir en la conducta de alguna persona”, explica.

Los criterios para ello son, por ejemplo, la intensidad del mensaje de odio, la repetición y la persistencia del mismo, “pero en definitiva todo termina siendo una cuestión de apreciación en el caso concreto”, concluye, y agrega que “Uruguay no tiene una historia larga o reiteración de este tipo de hechos, pero no nos podemos considerar libres, exentos, de la probabilidad de que ocurra”.

Se le atribuye esta frase al americano Mark Twain: la historia no se repite, pero rima.

Por Federica Bordaberry