Los constructores del rascacielos londinense, cuyos intensos reflejos solares de sus cristales derritieron parcialmente un vehículo el pasado verano, dicen haber hallado la solución a este problema, según informó hoy el diario "Financial Times" (FT).

El edificio conocido como el "Walkie Talkie", obra del arquitecto uruguayo Rafael Viñoly, todavía en construcción en la City de Londres -centro financiero-, dio que hablar el pasado septiembre después de que el reflejo solar proyectado desde sus ventanas cóncavas llegaran a provocar daños en la zona.

Fue el propietario de un Jaguar XJ aparcado en la calle quien observó que algunas partes de su vehículo, como el espejo retrovisor, se habían derretido, mientras que un peluquero aseguró que el reflejo había provocado un incendio en un felpudo de su negocio.

En declaraciones al FT, Robert Noel, consejero delegado de Land Security, la compañía al frente de un proyecto valorado en 500 millones de libras (592 millones de euros), explicó que la solución consistirá en "instalar externamente una protección solar".

Al parecer, ese escudo estará formado por un número de aletas de aluminio que ya se utilizan en otras partes del edificio y que se espera que esté instalado el próximo mes de abril.

Hasta entonces, Noel indicó que los constructores del rascacielos, que tendrá una altura prevista de 37 plantas, mantendrán el andamiaje levantado en septiembre para atajar el problema de manera provisional.

Además de contar con esa pantalla protectora, las autoridades han cerrado dos aparcamientos sobre los que caía el fuerte reflejo del sol.

Los retoques en el diseño del "Walkie Talkie", no modificarán apenas el presupuesto general del proyecto, pues solo podrían añadir "un 1 por ciento" al total, señaló el directivo de Land Securities.

"Debe tener un aspecto estéticamente correcto, y funcionar correctamente desde el punto de vista térmico. Estamos traspasando los límites de la física en este edificio", agregó Noel.

Rafael Viñoly también diseñó el hotel Vdara en Las Vegas (EEUU), cuya fachada revestida de vidrio desprendía un haz de luz que los locales apodaron como "el rayo de la muerte".

EFE