La Justicia paraguaya presentó una acusación fiscal contra José Alberto Insfrán Galeano, líder de una organización criminal que se asoció con el narcotraficante uruguayo Sebastián Marset.

En el documento se dan detalles de cómo ambas bandas criminales actuaron para lavar dinero, traficar droga y ejercer presión sobre el ámbito político. En la acusación se especifica que las primeras reuniones entre ambos grupos se dieron a partir de 2018, año en que Uruguay liberó a Marset y el delincuente ingresó por primera vez a tierras paraguayas.

En el texto se indica que el narco uruguayo era quien se encargaba de ingresar cocaína a territorio paraguayo y Miguel Ángel Insfrán, conocido como el Tío Rico, era quien estaba al mando de la logística de los cargamentos. El Tío Rico mantenía contacto con empresas privadas con el fin de lavar dinero y evitar las alertas de las autoridades paraguayas.

En el marco del lavado del dinero, en la acusación fiscal se menciona el vínculo que tenían los delincuentes con la religión. Con dinero que surgía del narcotráfico, José Alberto Insfrán creó el Centro de Convenciones Avivamiento.

Bajo la excusa de la creación de este centro, los Insfrán compraron inmuebles, realizaron obras y adquirieron varios equipamientos para la supuesta organización religiosa.

“Creó la figura de la asociación religiosa con el objeto de utilizarla como fuente de justificación para simular que las ganancias ilícitas puestas en circulación, dentro del sistema económico y financiero nacional, provienen de las actividades propias del culto, cuando, en verdad, tienen su origen en la actividad del tráfico internacional de cocaína realizada por el citado líder de la organización criminal”, indica la acusación.

En el documento se asocia a Marset directamente dado que, en diciembre de 2020, el uruguayo le envió un mensaje a Federico Santoro —imputado en Paraguay y extraditado a Estados Unidos por trabajar con el narcotraficante— para que le pagara US$ 100.000 a un pastor.

Quien recibió el dinero fue Oscar Alberto González Hincapie, a quien Marset tenía agendado como “profeta Oscar”. De acuerdo con la teoría de las autoridades de Paraguay, tanto Marset como Insfrán realizaron movimientos para ingresar “al ámbito político por medio de la figura religiosa”.

Otro de los puntos en lo que hace hincapié el fiscal Deny Yoon Pak es que ambas organizaciones criminales financiaron la campaña de Magno de León Villaba para estar al frente de la Municipalidad de Curuguaty, donde funcionaba el Centro de Convenciones de Avivamiento.

Además de Villaba, también se impulsó la carrera al Senado de Juan Carlos Osorio, quien está vinculado a la religión evangélica y es señalado por lavar activos mediante empresas.