Apenas se entra al despacho de la senadora del Frente Amplio (FA) Silvia Nane, que desembarcó desde el ámbito privado para ocupar la banca que abandonó Carolina Cosse al ser electa intendenta de Montevideo, lo primero que se divisan son varios cuadros, referencias e imágenes de la cantante estadounidense Joan Báez. Artista que la legisladora admira profundamente y que tuvo la oportunidad de conocer personalmente.

Nane, que hasta hace cuatro años se dedicaba al análisis de calidad de software, sin embargo, destacó en lo que va de su carrera parlamentaria por su enfoque en las políticas públicas para atender a personas en situación de vulnerabilidad. Por ejemplo, la problemática social que implican la trata de personas y la explotación sexual de menores.  

En conversación con Montevideo Portal, la senadora —que nuevamente será suplente de Cosse— se refirió a la muerte de una adolescente embarazada en Rivera, caso por el que interpeló a las autoridades del Ministerio de Desarrollo Social y del Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay (INAU).

También habló de su experiencia como parlamentaria, de la llegada de Blanca Rodríguez al FA y del rol de Cosse como candidata o potencial vicepresidenta de la República.

A continuación, un resumen de la conversación que mantuvo Montevideo Portal con la senadora.

Tras venir del sector privado, ¿qué valoración hace cuatro años después de haber llegado a la política?

Antes era a nivel militante. Cambia el lugar de la responsabilidad y la acción. Uno acciona desde el lugar donde está y por sus convicciones. Yo tengo un solo lado para hacer el balance, que es desde un lugar de oposición. Y de serlo después de tres períodos de gobierno del FA. De repente hay compañeros que estaban acostumbrados a ser oposición antes de 2005 y después se acostumbraron a ser gobierno durante 15 años. Y ahora es muy difícil desacostumbrarse. Yo no tuve que hacer todas esas idas y vueltas.

¿Tuvo problemas el FA para reacomodarse al principio del gobierno? ¿Hubo una actitud reaccionaria desde la oposición ante la derrota electoral y perder el poder?

Fue muy difícil, creo, para muchos compañeros que venían de puestos ejecutivos. Desde el lugar de acción política se consideraba que había temas que había que arreglar porque eran una irresponsabilidad, pero no podíamos porque somos oposición.

También pasó de la militancia a la realpolitik. A tener que negociar, transar todo el tiempo. ¿Qué diferencias encontró en el quehacer político desde el Parlamento?

Mi balance es que tuve que aprender un montón de cosas que no sabía. Tuve que adecuar la ansiedad, porque en la actividad política uno no es dueño de los tiempos de sus acciones. Venía de una industria [la del software] en la que hacés una propuesta de proyecto, te la aceptan y trabajás, trabajás, resolvés problemas todo el tiempo hasta que en un momento terminás. Festejás y seguís con otro proyecto. Hay un empezar y terminar con un producto final. Acá, en el Parlamento, los tiempos son más largos. No se puede mucho planificar los tiempos propios. No existe eso porque la acción siempre es colectiva en el manejo del tiempo. Hay que esperar a la próxima comisión, a la próxima sesión del pleno. Los tiempos son completamente diferentes. Otra cosa muy diferente para mí es que venía de trabajar con gurises jóvenes, que tienen otra dinámica y su relación con la realidad es completamente diferente. Nunca es desde un lugar de poder que haya que cuidar. En ese sentido, es una cuestión mucho más llana. Con respecto a la realidad, en esa industria en particular son gurises que prácticamente no conocen la burocracia. Son comunidades de intereses diferentes. Si me preguntás lo que más extraño, es trabajar con gurises.

Sin embargo, a pesar de venir de la industria del software, ha desarrollado su carrera parlamentaria con un enfoque más social que tecnológico o económico.          

Fue un poco coyuntural. El Parlamento se mueve poco en materia de ciencia y tecnología. Cuando me tocó presidir esa comisión me puse como objetivo que el Senado entendiera el sistema de ciencia y tecnología nacional. Cómo se relacionan los actores, cómo funciona el sistema. Pero lo que ocurrió es que la ANII [Agencia Nacional de Investigación e Innovación] se transformó en un lugar de suma cero. Venía el presidente de la ANII a decir loco de la vida que le sobró plata o gastó justito, cuando es el presidente de una agencia de innovación. Entonces, véngame a pedir más plata, no venga a decirme que con lo que le di se arregló. Está mal de pique esa concepción. Lo que intentamos hacer entender es cuánta plata necesita el sistema para mover la aguja, pero la plata nunca apareció.    

¿Le gustaría en caso de ganar el Frente Amplio un cargo ejecutivo más vinculado a este tema o a lo social?

No lo he pensado. Para hacer lo que yo quiero me quedo en casa, pero cuando sos parte de un proyecto político hay que estar donde hay que estar. Y eso en general no lo define uno. Se define en función de la acción que vaya a desplegar el gobierno del FA cuando ganemos. Voy a estar donde pueda ser útil.

¿Resignó dinero por venir al Parlamento?

Perdí plata, sí. Un montón.

¿Firmó por el plebiscito de la seguridad social?

Sí.

¿Lo va a votar?

Todavía no tengo una posición personal definida. Respecto a La Amplia, probablemente no ensobremos, pero vamos a tener la papeleta para aquel que quiera votar el Sí.

¿Cómo ve a Carolina Cosse en su rol de candidata a vicepresidenta?

Es el rol que le dieron los frenteamplistas.

¿Hay cierta incomodidad? 

Carolina siempre ha estado donde el FA ha definido que esté. A Carolina vos la ponés a trabajar y trabaja perfecto desde cualquier lado.

¿Y la llegada de Blanca Rodríguez? 

Genial. Me parece bárbaro que Blanca pueda ser parte del Parlamento y del FA. Realmente me pone muy contenta.

¿Le sorprendió?

Para bien. Es sensacional tener de compañera en el Senado a Blanca Rodríguez y de comando a María Inés Obaldía. Es muy divertido, además.

¿No cree que la incorporación de Blanca Rodríguez pueda opacar la figura de Cosse?

No. Son roles y trayectorias completamente diferentes. No creo que por más valiosa que sea, ninguna compañera que llegue, lo haga para opacar a otra. Llegan para aportar y para que el FA tenga mucha más luz. El FA es una construcción colectiva, no un conjunto de gente iluminada nada más.

¿Pero no hay disputa de liderazgos?

Quien quiera disputar, disputará. Lo que hay que hacer cuando uno forma parte de un proyecto colectivo es trabajar desde la humildad para sentirse parte de algo que lo trasciende a uno.

Foto: Javier Noceti

En agosto, Nane interpeló a las autoridades del Mides y del INAU tras la muerte de una adolescente de 16 años embarazada en Rivera. Según la senadora, la situación del sistema de protección para menores de edad está en crisis y sigue sin obtener respuestas de las autoridades. Sobre este tema, también profundizó en conversación con Montevideo Portal.

¿Sigue sin responder INAU sobre el caso de la adolescente que murió en mayo?

No responde y el caso no termina de cerrar. Hay una política salada de ocultamiento de información. En este caso hay algo raro. En una denuncia del 30 de noviembre [de 2022] la adolescente dijo que fue víctima de agresión sexual. A partir de ahí, se supone que se inició el protocolo de abuso sexual infantil. El 5 de diciembre le hicieron el test y detectaron dos embarazos, el de la gurisa que murió y otro caso [de una niña de 12 años que fue finalmente trasladada a Montevideo]. En el de la que murió la ecografía daba que tenía entre 13 y 14 semanas de embarazo. Pero también podían ser 12 o 13, según ginecólogos que consulté. O 14, 15. El tema es que con el riesgo que había y por la denuncia de abuso sexual puedes ir hasta las 14 semanas cuando es por violación. Además, con todos esos riesgos, podés tramitar la excepción para hacer el IVE [Interrupción Voluntaria del Embarazo]. Un informe de Gurises Unidos dice que ella expresó querer hacerse un IVE, pero en los de INAU no aparece en ningún lado. Sin embargo, a la clínica que se la lleva en Rivera es la única que hace IVE en el departamento. Evidentemente la gurisa debe haber dicho algo. Ese indicio solamente aparece en el informe de Gurises Unidos. Lo que sí es cierto es que, aunque estaba muy mal en una situación de consumo —análisis toxicológico dio que había consumido metanfetaminas durante el embarazo—, si le hacían el IVE no moría.

¿Preocupan otros casos? 

Los indicios de las carencias en los sistemas de protección se ven de varios lados. La Suprema Corte de Justicia (SCJ) hizo una acordada histórica. Mandó a los jueces que disponen las medidas de protección especial a que sigan la situación en los hogares del INAU y a hacer informes cuatrimestrales. Llevan 15. En uno, la jueza advirtió que si no se arreglaba el centro cerraba el hogar en 30 días. Es histórico porque la Justicia les está diciendo: “Loco, estoy mirando a los gurises que te mando porque no estás pudiendo”. Y el INAU no le responde al Senado, ni a la Institución de Derechos Humanos ni a la Justicia. No responden. ¡Quiénes son para no responder! Además, si las instituciones no van actuando en la protección a lo largo de las trayectorias de vida de los gurises la situación se va complejizando. Te escapás un montón de veces y cada vez que lo hacés te exponés a más riesgos. Y los riesgos no son sólo riesgos, son cosas que pasan también. A veces zafás, a veces no.

¿Eso en qué desemboca para los niños y adolescentes que están al amparo del Estado?   

Muchas veces terminan con una crisis de salud mental y son derivados a un centro de agudos.

Jóvenes que además ya llegan con una historia personal complicada, de violencia o de carencia material.

Y de todo junto, muchas veces de todo a la vez. Muchos gurises tienen una situación de consumo o reiterados intentos de autoeliminación. O incluso, ciertas patologías no tratadas oportunamente que los va deteriorando y después terminan en los centros de crónicos. Esta situación está explotando por todos lados, en todo el país.  

Al amparo del Estado su situación problemática no se corrige, va empeorando. ¿Ese es el punto?    

El sistema de protección especializado es para los casos agudos y crónicos. Te estabilizan y salís. Es verdad, hay muchos casos que son de patologías: parálisis cerebral, síndrome de down, trastornos bipolares. Patologías que son crónicas. Pero hay otros que en definitiva lo que se vuelve crónico es cuando llega el intento de autoeliminación. Se van, se van, se van de los hogares, hasta que se vuelve también insostenible para lo institucional y para el gurí porque hay una situación muy compleja de consumo.

Pero ese tipo de situaciones, como de problemas de consumo de drogas, ¿se arrastran de antes de llegar los niños o adolescentes al INAU?

Claro. Tenés explotado el punto de entrada porque cada vez hay más expedientes judiciales que demandan protección. Y si llegaste al Poder Judicial por vulneración de derechos, es porque seguramente vos y tu familia sufrieron otro montón de desprotecciones previas. Capaz no fueron atendidos por el Mides en pandemia, capaz que se murieron los abuelos que eran parte del sostén del hogar. Te quedaste sin casa, tu padre se quedó sin laburo. O capaz está todo mal porque sos parte de ese núcleo duro de pobreza de 30.000 niños que nadie logró arreglar.

¿Divisaron que en el interior puede haber cierta aceptación social antes casos de explotación sexual, más que en Montevideo?

Cuando analizamos todo el sistema de protección, nos planteamos que capaz había situaciones vinculadas a lo territorial. Trabajamos con varios mapas. Revisamos cuestiones que tienen que ver con la explotación sexual. La explotación sexual tiene determinadas características y terminamos concluyendo que, si bien en Rivera hay un problema, no es sólo en Rivera. Tienes problemas serios en Treinta y Tres, en Rocha. Si vos mirás, hay muchos egresos de adolescentes que se van a vivir con su pareja. Y su pareja tiene 70 años. Pero morfa, tiene un techo. Esto pasa sobre todo en el interior. En Rivera no hay nadie que llore a esta gurisa. Están todos convencidos de que lo que le pasó fue por “puta”. Y se piensa que le pasó a ella y le va a pasar a otras tantas de ahí.  En los casos de explotación sexual infantil y embarazos adolescentes (que se vincula a las salidas no acordadas), el departamento que tiene más casos es Salto. Tiene más que Montevideo cuantitativamente, no en porcentaje (60 a 50).

¿Cuál es la lectura que hace de esa situación?

No hacen IVE (Interrupción Voluntaria del Embarazo).

¿Un tema cultural? 

Sí. No tengo muchos más elementos, pero es la idea que tenemos. Estamos trabajando en eso.

¿Qué conclusiones se pueden sacar sobre explotación sexual de adolescentes después de haber estudiado esos casos en todo el país?

A lo que llegamos es que la explotación sexual es una cuestión de todo el territorio nacional en los hogares de INAU. Había denuncias de salidas no acordadas y explotación sexual en el Hogar Nuevo Tiempo de San José, en Treinta y Tres, en Rocha, en Rivera, en Salto, en Montevideo. En todos lados.

¿A qué lo adjudica?  

Hay un mercado nuevo que se va metiendo en los barrios que tiene una pata importante en el microtráfico. Eso genera otros delitos conexos, un sentido de pertenencia entre la propia gurisada, con modelos aspiracionales que tiene en la explotación sexual una punta bien marcada.

Hay una aceptación social, entonces.

Total, total. Hay un barrio en Rivera que se llama Villa Sonia. Es como el lugar donde hay de todo. Las gurisas van a Villa Sonia y no vuelven en dos o tres semanas. Viven ahí, entre todo, entre el consumo o incluso son parte del pago. Hay informes de Gurises Unidos que advierten que hay chiquilinas que hace cuatro meses que están en Villa Sonia.

¿No vuelven al INAU?

No vuelven, pero tampoco las va a buscar nadie.

¿Se puede hacer algo desde lo institucional para modificar esa naturalización social?

Lo que pasa es que el ámbito natural para los gurises es la casa y la familia. En mi casa no solamente está el que me pega, están mis hermanos, capaz mi tía con la que me llevo bien y es la que me saca después. Cerca viven mis amigos. Hay una cuestión de pertenencia a esa comunidad. Aunque haya un miembro de esa comunidad que me lastima, yo pertenezco a esa comunidad. ‘¿Por qué se queda el que me lastima y me voy yo?’ Hay una cuestión de habitar el espacio de la comunidad. Los lazos que se sostienen. Quizás hay alguien que te maltrataba, pero también había gente que te contenía: ‘Si estoy con él o con ella no me pega’. Si abrazo a mi hermano lo protejo. La vida no solamente es un pedazo, como se puede ver desde las instituciones. Lo que ocurre es que desde la política pública es mucho más fácil analizar instituciones. Si yo le echo toda la culpa al INAU, ¿quién es INAU? Si estos cinco años son unos y cinco años son otros. Yo qué sé quién es el señor INAU.

Foto: Javier Noceti

¿Culpa al Estado?

Jorge Ferrando [exdirector del INAU] decía el otro día que todas las sociedades necesitan de un INAU porque a alguien hay que culpar. Y es verdad. Lo que pasa es que no necesitamos un INAU para culpar, lo que necesitamos es tratar de entender la institucionalidad que se precisa para este tiempo. El INAU es un proyecto de hace 80 años y para una sociedad de hace ocho décadas. En esa sociedad, pasaban algunas cosas, pero otras no. De hecho, la cantidad de gurises que viven en los centros de protección de 24 horas no ha cambiado en muchos años. En 2019 había 3.982 chiquilines en el sistema de protección especial y en la actualidad la cantidad es más o menos la misma. Lo que tenés son otros 4.000 en otras modalidades de acogimiento, por ejemplo, con sus familias. Pero esos 4.000 no están en el sistema de 24 horas por una simple razón: no hay más lugar. Es una cuestión de capacidad hotelera. No hay más gurises internados porque no hay más camas. Está en ese drama el sistema de protección, está explotado, en una emergencia de verdad, mientras que los expedientes y los datos de Sistema Integral de Protección a la Infancia y la Adolescencia contra la Violencia [en 2023, el Sipiav detectó 8.157 situaciones de violencias hacia niños, niñas y adolescentes] sobre casos crecen y crecen.

¿Hay más casos o más disponibilidad institucional para denunciar?

Probablemente haya eso, no sabemos. Quizás una mezcla de las dos cosas. El tema es que yo como Estado, como sistema integral e interinstitucional, si voy mejorando mis capacidades de detección de casos tengo que mejorar mis capacidades para hacer frente a lo que detecto. Hay cada vez más gurises en situación de violencia. Los informes de los últimos 10 años señalan que el 75% de las situaciones que se detectan ya están en frase crónica. De las cifras de embarazos adolescentes surge que una de cada tres de esas gurisas está bajo la protección del Estado.

Yendo a temas de seguridad. ¿Ocurrió que durante los gobiernos del Frente Amplio hubo un corrimiento hacia la derecha, con un mayor énfasis en la represión durante el proceso de los 15 años y durante esta gestión se recorrió un camino inverso? ¿Al principio se planteó que todo se resolvía con represión, pero en el último período se empezó a hablar del enfoque dual, entendiendo que lo estructural en los problemas de seguridad parte de lo social? 

Te aumenta la pobreza infantil, uno de cada cinco gurises de 0 a 6 años. El 44% de los niños que nacen lo hacen en el 20% de los hogares más pobres. La gente se empobreció con la pandemia. No has podido cumplir con los objetivos de vivienda, ni de la represión de ciertos delitos. Los barrios se te vienen encima. Vos podés decir que no podés contra el narcotráfico, que no podés contra la pandemia. Está bien si no podés, pero no digas que estás pudiendo. Definitivamente es lo social. El Estado tiene recursos finitos. Y el encierro como solución social es espantoso. Segrega a las sociedades, te invisibiliza la culpa de no poder hacer nada. Te invisibiliza lo que no querés ver. Pero lo que seguro no hace es hacerte más baratas las políticas sociales que no llevas adelante. Es todo lo contrario, te encarece.

¿Por ejemplo?

Pensá que tenés un gurí, dos o tres en un contexto muy complejo de vulnerabilidad. De segregación social, que van a la escuela, pero comen cuatro, cinco veces por semana con suerte. Que el padre trabaja dos días, la madre capaz un día. ¿Cuánto recibe esa familia?  La TUS [Tarjeta Uruguay Social] y la AFAM [asignación familiar]. Después llega un momento en que un juez dispone que ese menor quede al amparo del INAU. De pique, ese gurí que va a estar amparado por el INAU es mucho más caro para el Estado que todas las asignaciones familiares. Además, perdiste toda la contención familiar. Capaz tenías una madre en situación de consumo, que como podía se levantaba y le hacía de comer a los gurises, los mandaba a la escuela. Pero se fueron los gurises y a la señora la perdiste para siempre. No tiene más por qué levantarse. Vas desgranando más la familia. Y dices: ‘Yo soluciono este problema al traerme el niño o adolescente para acá adentro [al Estado]’, pero acá adentro me pasa de todo. No tengo cama, no están sus hermanos, no puede agarrar una manzana de la cocina porque la puerta está con llave. Si se porta mal los amiguitos van al paseo y él se queda mirando una cartelera. Entonces, empieza a hacer pataleta porque se quiere ir para la casa. ¿Y qué pasa cuándo pataleta? Lo medican. ¿Y qué pasa cuando lo dejan de medicar? Entra en abstinencia. Entra en crisis. Y así termina finalmente en la clínica de agudos. Hay una lógica del encierro y estamos más preocupados de por qué los gurises se escapan, que de que se escapan. Se escapan de situaciones horribles. Si estás cinco minutos en el hogar femenino de Rivera lo primero que querés hacer es irte. No hay nadie que se quiera quedar ahí.

Foto: Javier Noceti