En el cuento “Wakefield”, publicado en 1835, el escritor estadounidense Nathaniel Hawthorne presentaba una historia simple e inquietante.
Un buen día, el protagonista sale de su casa en Londres para un viaje que —según le dice a su esposa— lo alejaría de ella por tres o cuatro días. Sin embargo, sus planes son otros: se instala en una habitación que previamente había alquilado a pocos metros de su hogar, al que no regresaría en los siguientes veinte años.
Desde su elegido ostracismo, Wakefield asiste a todos los episodios sucesivos a su desaparición: la desazón de su esposa, las búsquedas, el sufrimiento y la resignación. Décadas después, cuando su mujer “lleva más años de viuda que de esposa”, Wakefield pasa frente a su antiguo domicilio y piensa que no tiene sentido quedarse allí bajo la lluvia cuando bien puede entrar a su propia casa, donde su esposa sin duda lo sentará junto al fuego y lo vestirá con ropa seca. Entonces abre la puerta y sube las escaleras.
El caso de Wakefield y su partida sin alejarse recuerda a otro que saltó por estos días a las portadas de la prensa argelina. Sin embargo, el episodio de ficción y el real difieren en un punto central. En este último, el ausente era retenido contra su voluntad.
Omar bin Omran tenía solo 17 años cuando desapareció de su casa en Djelfa, Argelia, en 1998. El país se debatía en medio de una guerra civil e imperaba la confusión. Por ello, muchos de sus familiares y amigos creyeron que se había sumado a la lista de 200.000 personas a las que se daba por muertas, o a las de las 20.000 secuestradas durante el conflicto.
Con el paso de los meses y ante la ausencia de indicios las autoridades abandonaron su búsqueda. Solo su madre mantuvo la esperanza y continuó con las pesquisas por su cuenta, hasta que murió en el año 2013. El caso de la desaparición de Omar bin Omran parecía ser uno de los tantos que quedan sin resolver. Sin embargo, durante las últimas semanas todo cambió.
A principios de mes, el hermano de uno de los vecinos de Omar escribió en redes sociales para sugerir que su pariente estaba involucrado en el secuestro del adolescente. Según informara el periódico local El Khabar, ambos hermanos estaban enfrentados por una herencia, y uno decidió delatar al otro con la esperanza de que fuera preso y quedarse con todo.
El plan funcionó, ya que una vez que los familiares de Omar vieron la publicación se pusieron en contacto con la policía. Ante el nuevo indicio, la Fiscalía autorizó una búsqueda en la propiedad del vecino sospechoso.
It's really heartbreaking ?? ??
— Ambreen?????? (@mlk25466) May 17, 2024
full story: Man who disappeared 28 years ago at the age of 16, found alive 200 meters from his family's home in a neighbor's cellar.
Omar Bin Omran of Algeria disappeared 28 years ago. He went missing in 1996 on his way to a vocational school.… pic.twitter.com/VmuHuzCJOx
El 12 de mayo, Omar bin Omran, que ahora tiene poco más de 40 años, fue encontrado justo donde el hermano del sospechoso afirmaba que estaba, en un corral oculto por un pajar. El sospechoso, un hombre de 61 años y de iniciales B. A., intentó huir durante la redada policial, pero fue detenido y actualmente se encuentra bajo custodia.
En cuanto a Omar, pareció confundido cuando vio a la policía entrar en su pequeña celda. Luego los médicos confirmaron que padecía problemas tanto físicos como mentales, seguramente causados por su prolongado e inhumano cautiverio.
Otros vecinos dijeron al citado medio que el dueño de la casa allanada siempre fue muy reservado y no permitía que nadie entrara a su propiedad. También consideraron llamativo el hecho de que siempre comprara comida para dos personas a pesar de que vivía solo.
El secuestrador también ha sido acusado de matar al perro de Omar bin Omran, ya que algunos vecinos recuerdan que, días después del secuestro del joven, el can se sentaba frente a la casa del vecino y lloraba. Hasta que también él desapareció.
Tras ser rescatado, Omar dijo a la policía que desde su prisión subterránea a menudo veía pasar a miembros de su familia, pero no podía pedirles ayuda.
El caso se encuentra en investigación.
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