Como no podía ser de otra manera, los trabajadores de distintas oficinas de la Ciudad Vieja de Montevideo cumplieron este viernes con el ritual de cada fin de año.
En medio un agobiante calor y un sol que no cesa, no fueron pocos los que recibieron desde el cielo la bendición de un baldazo de agua lanzado desde el piso superior de alguno de los edificios.
La jornada, que también tuvo lluvia de serpentinas y papeles, agarró a varios peatones desprevenidos, aunque también estuvieron los más atentos, que hasta llevaban paraguas.
La Ciudad Vieja y sus trabajadores cumplieron como cada diciembre, y ya espera el 2024.