“Urugvai es un pequeño país latinoamericano con un corazón enorme”. Semejante definición apuntaba a un objetivo claro y explícito: captar a aquellos que desearan “obtener un permiso de residencia temporal, residencia permanente o Segunda Ciudadanía (pasaporte uruguayo)”. Y para llegar a ellos, la organización desplegaba todos sus encantos.

La web “Urugvai” se creó en 2009 y estuvo activa hasta principios de 2019, de acuerdo con los registros a los que pudo acceder Montevideo Portal. Aparece promocionada en el grupo privado de Facebook “Todo sobre Uruguay”, que aún reúne a unos 7.900 miembros, y que forma parte de la investigación de la fiscal Gabriela Fossati sobre la maniobra de falsificación de documentos para ciudadanos rusos. A su vez, en la web se mencionaba también el grupo de Facebook como parte de un mismo proyecto.

Uno de los administradores que figura en el grupo es Alexey Slivaev, que fue imputado por Fossati días antes de la detención de Alejandro Astesiano, el exjefe de seguridad del presidente Luis Lacalle Pou. La otra administradora es la pareja de Slivaev.

En la web, cuyo dominio está “en venta”, no hay nombres pero sí hay mucho afán de seducir a ciudadanos rusos para venir a Uruguay. Primero, con datos globales: “Miembro de la ONU y de varias de sus organizaciones afiliadas, así como de la Organización de los Estados Americanos (OEA). Tradicionalmente, lleva a cabo una estrecha cooperación con los países vecinos de América Latina, principalmente con Brasil, Argentina y Paraguay, socios en el Mercado Común del Sur (Mercosur), también es miembro del Grupo de Río de Janeiro, que desempeña un papel importante en el desarrollo de la cooperación política y económica en la región”.

Luego, con las facilidades: “Por el momento, de acuerdo con las leyes de Uruguay, cualquier ciudadano de habla rusa (no condenado) tiene derecho a obtener un permiso de residencia y residencia permanente con derecho a trabajar, y más tarde la ciudadanía uruguaya. El inicio del registro de documentos se puede combinar con un viaje turístico a Uruguay, durante el cual, habiéndose familiarizado con las bellezas, la hermosa ecología y la legislación de este país favorable en todos los aspectos, solicite un cambio de estatus de turista a residente temporal”.

Así, sin necesidad de apelar al Uruguay Natural o al imaginario futbolístico, la página web sugería un camino ascendente de documentación para llegar al anhelado pasaporte. Esto, según supo Montevideo Portal, se reflejó en inscripciones de rusos en el Banco de Previsión Social, ya fuera como trabajadores o como empresarios, y en casamientos en Uruguay. Eran formas de agilizar los trámites.

Para los dubitativos, en “Urugvay.com” exponían: “La ventaja de la segunda ciudadanía (Pasaportes uruguayos): 1. Visitar sin visado la Unión Europea, Japón, Nueva Zelanda, los países del sudeste asiático, América Latina, el Caribe. 2. Vivir y trabajar en todo el Mercosur”. También ofrecían interactuar en un foro donde se encontrarían “respuestas a preguntas relacionadas con documentos, precios, alojamiento”. Del foro no queda rastro alguno en los archivos de Internet, pero de los servicios, sí.

¿Quién no quiere ser uruguayo?

El vínculo comenzaba con “servicios en el territorio de la federación de Rusia”. La primera consulta era gratuita y se hacía por Skype, y se trataba de “familiarización con los derechos y obligaciones de los solicitantes de residencia nacional y residencia permanente”. También sin costo se proporcionaba una lista de los documentos necesarios para obtener un permiso de residencia y residencia permanente. La asistencia en la “legalización de los documentos” en Moscú se hacía por una tarifa (no se especificaba de cuánto) y también se ofrecía, como servicio pago, el “registro de un invitado o invitación de negocios”.

Ya en Uruguay, la organización ofrecía: “reunión en el aeropuerto, alojamiento en el hotel, verificación de la exactitud de los documentos ejecutados aportados, servicios de intermediación en una agencia de inmigración (cambio de estatus de turista o presentación de documentos para una residencia temporal o permanente), provisión de un intérprete (aunque el traductor se pagaba por separado) y legalización de los documentos en instituciones oficiales de Montevideo, previamente legalizadas en Rusia”. Era “obligatorio” confirmar que las traducciones de los documentos fueran correctas, según se lee en el archivo del sitio web.

Entre los servicios calificados como “principales”, se detallaba “acompañamiento a instituciones médicas para la obtención de un certificado de salud” y “acompañamiento a los archivos nacionales para la entrega de copias de actas de nacimiento, registro de matrimonio, etc.”, sin detallar cómo lograrían los ciudadanos rusos conseguir dichos documentos en Uruguay.

Por último, se ofrecía un “acompañamiento a la institución para obtener un documento legal de un permiso de residencia temporal con derecho a trabajar”, asistencia para sacar la cédula de identidad uruguaya y, “en el futuro, un documento de residencia permanente con derecho a trabajar”.

Además, había algunos servicios “adicionales” que Slivaev brindaba a los rusos que compraran el paquete principal. En 2009, cuando comenzó, eran 25 los ítems. Con los años fue restringiéndolos, y al final ofrecía 15.

A los primeros rusos que se animaban a la aventura uruguaya, se les ofrecía asistencia en el alquiler de vehículos o provisión de vehículos con conductor, asistencia en la compra de tarjeta SIM para teléfonos móviles, “introducción a Montevideo” (tiendas, restaurantes, bares, etc.), excursiones en Montevideo o “por todo el país”, un “seguimiento del paso de los documentos en instituciones oficiales”, registro de documentos para reingresar a Uruguay sin visa, “apoyo de escolta durante la residencia en el país”, reserva de hoteles, alquiler de viviendas, asistencia en la apertura de cuentas bancarias, obtención de permisos de conducir internacionales (y se aclara: “transporte a motor, jets privados, helicópteros, yates, etc.”).

El ruso también brindaba “asistencia en la selección y compra de vivienda” y “reparación y arreglo del hogar”. Para los que decidieran tener una propiedad y no usarla, ofrecía “pago de facturas y seguridad”, y asistencia para alquilarla, “proporcionando informes sobre su uso, transfiriendo las ganancias a su cuenta o a su lugar de residencia”.

La lista seguía e incluía “asistencia en la adquisición de tierras”. En este punto se hacía una aclaración pertinente para los interesados: “Alrededor del 20% de la tierra es propiedad privada de ciudadanos extranjeros”.

El servicio, como se ve, abarcaba todas las áreas posibles y más: asistencia en la compra de vehículos, aviones, helicópteros, yates, etc.; asistencia en la organización de “tipos de recreación, como diversas cacerías, pesca, cabalgatas, ocio en el campo con entrenamiento en tiro de cualquier arma militar en servicio con diferentes países”; y, para aquellos que hubieran sacado la residencia permanente, también había “asistencia en la obtención de una licencia de armas”.

Slivaev ofrecía asistencia en la apertura de un negocio o “en la obtención de un contrato de trabajo” y pago de “todos los impuestos” de la empresa. Y se mencionaba la posibilidad de extender “invitación para amigos”, de modo que pudieran ingresar a Uruguay por tres meses. En caso de que quisieran “familiarizarse con los países vecinos”, facilitaba visas para Argentina o Brasil, así como reserva de hoteles, excursiones en estos países y servicio de intérprete.

¿Qué más? “Cualquier otro servicio VIP que no contradiga la ley”, concluía la web en sus tiempos de esplendor.

Mejor por privado

Slivaev se instaló en Uruguay con su esposa y dos hijos en 2008. Tal como se puede ver en sus redes sociales, solía recorrer Punta del Este y otros balnearios. De acuerdo con información de El Observador, “daba evasivas cuando tenía que explicar a qué se dedicaba” y aludía a changas o distintos oficios.

En 2009 activó www.urugvai.com, este emprendimiento de corte turístico pero cuya finalidad real era la gestión de documentación adulterada para vender pasaportes por unos US$ 10.000.  En 2015 se abrió el grupo de Facebook como alternativa para captar más demanda.

Según supo Montevideo Portal, en un principio la maniobra la llevaban a cabo Slivaev junto con el escribano Álvaro Fernández. El exjefe de seguridad de Lacalle comenzó a involucrarse tiempo después (se estima que hace un año), y con sus “contactos” en distintas dependencias estatales el negocio “floreció”.

Alejandro Astesiano junto con el presidente Luis Lacalle Pou. Foto: Gastón Britos / FocoUy

Alejandro Astesiano junto con el presidente Luis Lacalle Pou. Foto: Gastón Britos / FocoUy

No fue hasta 2019 que empezaron a sonar las primeras alarmas. Y es justamente en ese momento, según pudo confirmar Montevideo Portal, que la web dejó de estar activa. El grupo de Facebook, al que solo se accedía mediante aprobación del administrador, pasó a cumplir la función del sitio web original, pero con mayor privacidad.

En 2019 la Policía radicó una denuncia en Fiscalía, pero la investigación no prosperó y en 2020 se archivó. Luego, en la Dirección Nacional de Investigación Civil comenzaron a detectar partidas de nacimiento adulteradas y, tras meses reuniendo evidencia, presentaron la información a la Fiscalía que hoy ocupa Fossati, y que trabajó en el tema durante 2021 y lo que va de 2022. Además, hubo una alerta por parte de la comunidad rusa en México al consulado uruguayo de ese país, tras notar que ciudadanos rusos usaban documentación uruguaya apócrifa.

En el transcurso de la investigación, Fossati acumuló testimonios y realizó allanamientos que le permitieron incautar celulares de los implicados. En primer lugar, formalizó la investigación sobre un hombre ruso que fue el último en intentar sacar la documentación falsa, 10 días atrás; luego imputó a Slivaev y a Fernández por delitos de suposición de estado civil y adulteración de documento. El último, Astesiano, cayó por las conversaciones de Whatsapp que había en el celular del escribano. Se le imputaron tres delitos: asociación para delinquir, suposición de estado civil y tráfico de influencias, y ahora se lo investiga también por lavado de activos. Sus cuatro celulares fueron incautados y están siendo periciados por Policía Científica en estricto manejo de la confidencialidad.

De la investigación, que recién empieza, ha trascendido que podrían ser “miles” los pasaportes obtenidos con documentación adulterada. Y esto teniendo en cuenta solamente 2020-2022, que es el período que investiga por ahora Fiscalía. Aunque Slivaev comenzó a ofrecer sus completos servicios en 2009.