Por César Bianchi
Yamandú Cardozo es líder fundador de la murga que llegó en 2003 para revolucionar el carnaval uruguayo. Con 36 años se da el lujo de vivir de su oficio de "murguero" y hacer un centenar de funciones al frente del colectivo emblemático del "nuevo carnaval" uruguayo, que cautivó a muchos indiferentes. Agarrate Catalina es un combo cultural con muchas definiciones: es rock, oficialista, política, ecléctica, inquieta, viajera, transgresora y también, popular.
Luego de conversar con Ariel "Pinocho" Sosa y Claudio Rojo, quise cerrar la trilogía de entrevistas carnavaleras con él. Me cité con Yamandú en un bar en la Plaza Fabini. Llegó unos minutos tarde porque su afición por la almohada es proporcional a su amor por la murga, el nido en el que se crió. Le pregunté por qué hace dos años la Catalina no se presenta en el concurso oficial, si se la habían creído y qué tan blandos son los lápices de los letristas y cupleteros con Mujica.
-¿Qué hace un carnavalero en febrero, cuando no compite en el concurso oficial?
-Conozco lo mío: qué hace un murguero... y te digo murguero porque me he dado cuenta que más que carnavalero, soy murguero.
-¿Murguero o murguista?
-Hay gente que dice que murguista es por artista y murguero es por obrero. Escuché esa teoría... Pero yo hablo de murguero, más allá de estar arriba del escenario, como enamorado de ese género. Yo soy más enamorado de la murga, que del resto del carnaval, que también me gusta. Conozco el costado del murguero con abstinencia, pero lo conozco estando de gira. No sé qué haría si no tuviera nada de carnaval para hacer. Este febrero vi poco de carnaval, porque estuvimos de gira. Yo supongo que en un carnaval más ocioso, hubiera ido mucho más al tablado. Este febrero fui a saludar al Zurdo (Bessio) y a Emiliano y a los amigos de Curtidores al Teatro de Verano, y poco más. Algo por internet. Ah, perdón: ¡vi la Falta por la tele!
-¿Por qué Agarrate Catalina decidió no presentarse este carnaval? ¿Fue una decisión de tipo cooperativo?
-Sí, una decisión grupal, sin dudas. Y en eso fue diferente a la decisión de parar en 2009. Ese año, veníamos presentándonos desde 2003 siempre y después de 2008, más por una iniciativa de Tabaré (Cardozo), Carlitos Tanco y yo, les planteamos esa idea a la barra. Les dijimos: "gurises, queremos parar, estamos fundidos, agotados". El espectáculo de El Viaje había sido muy intenso para nosotros, había sido un año particular para la murga porque cinco integrantes se habían alejado. Entonces, para 2009 los que liderábamos la Catalina se lo planteamos al resto, y lo aceptaron bien. Pero este año fue distinto. Empezamos a sentir de todos -en bañaderas, en la ruta, en los aeropuertos- la necesidad de parar. Eso fue en 2012 de cara al año siguiente. Empezamos a indagar en los motivos y encontramos: cansancio, fastidio con el hecho de competir... pero ojo, que no es por resentido. Nos ha ido muy bien: en nueve carnavales ganamos cuatro veces. Si encima estuviéramos fastidiados con el jurado, seríamos unos angurrientos.
Si en 2012 hubiéramos ganado, también nos habríamos ido.
Mimos recibimos todo el tiempo, estamos completos. Cada vez que jugamos, lo hacemos para ganar, pero no nos cambia la vida no ganar. Tampoco pasa por el fallo del último concurso en el que participamos, cuando salimos décimos. Porque paramos en 2008 después de haber ganado, y después de 2012, cuando salimos décimos, revolcados en la tabla. Paramos por la necesidad de vernos como artistas populares lejos de la competencia. Teníamos la intriga de vernos a nosotros mismos ahí. Pensamos en armar un espectáculo nuevo para presentarlo fuera de competencia, pero no pudimos porque laburamos tanto, que no pudimos pensar algo nuevo. La barra es muy inquieta, la Catalina es muy inquieta artísticamente: esto de grabar el video de La Violencia con No Te Va Gustar, lo de juntarse con León (Gieco), cantar las canciones de Tabaré (Cardozo)... se trata de experimentar cosas que no podríamos, si estuviéramos en el régimen de concurso. No estábamos con la fuerza como para armar un espectáculo nuevo y salir a concursar de vuelta.
-Ahora, te peleo un poco: alguien puede decir que ustedes se la creyeron, que como están más allá, ni se presentan, porque igual son los favoritos de la gente. ¿No hay un acto de vanidad en no presentarse?
-Uno nunca sabe si inconscientemente hay algo de vanidad. Yo creo que no, y tampoco hay ningún desamor para con el carnaval con esta medida. Al contrario: creo firmemente que es una medida de amor desesperado. Es como cuando estás mal con tu pareja: "No sos vos, soy yo, dejame irme un rato porque no puedo más así, dejame respirar. Te pido cosas que no me podés dar y me pedís cosas que no te puedo dar. Para seguirte queriendo Carnaval, dejame ir un poco. Así no puedo seguir". No fue nada fácil esa decisión, fue una reunión de ocho horas, donde varias veces cambiábamos el voto tres o cuatro veces. El concurso oficial de carnaval es nuestro mapa, ahí nos reconocemos, no sólo es nuestra cuna. Los espectáculos que paseamos por el mundo son modificaciones de lo que hacemos para el concurso. Yo no lo siento como algo de orgullo. Si en 2012 hubiéramos ganado, también nos habríamos ido. Nos alejamos por el cansancio de la competencia, a la velocidad que tiene de competir la Catalina, contra todo el entorno, la Catalina misma y la idealización que tiene la gente de la murga. Nos dimos cuenta que no nos iba a hacer bien volver a competir. Y nos fue muy bien después de esa decisión. Necesitábamos volver de una gira y mirar el pizarrón de un tablado y morirnos de ganas de estar ahí. Fue como: ¿por qué ya no disfrutamos de hacer esto si nos enamora hacer esto y nos va re bien? Además, contrariamente a lo que algunos piensan, el hecho de no generar un espectáculo nuevo... Mirá: si el plan es currar, hacer la plancha y hacerlo de taquito, lo más fácil era hacer un espectáculo de taco, con el piso que ya sabemos que tenemos de atención.
-Decís que si apelaban al talenteo, seguro no les iba a ir mal...
-Claro. El plan para el curro y transformarnos en unos ñoquis de Momo hubiera sido salir, concursar. Lo más difícil fue volver a estar dos años frente a nuestra compañía, nuestros amigos, y decirles "no tenemos un espectáculo nuevo para generar". Reformulamos El Fin del Mundo, nos dimos gusto de hacer cosas como volver a usar pieles que estaban guardadas en el baúl. En el carnaval usás un disfraz y tiene fecha de caducidad. Pero no fue fácil la decisión.
-Muchos los han tildado de oficialistas. Recientemente El País de Madrid hizo una nota sobre ustedes y destacaron que habían sido declarados "de interés nacional" por el presidente Mujica. Es, perfectamente, un argumento más para los que dicen que la Catalina es una murga oficialista...
-Estoy de acuerdo que para el que lo quiere ver así, los números le cierran. Además, recordará que nosotros le hicimos el jingle a los jóvenes del MPP. Se lo regalamos cuando nos convocaron para hacer una campaña. ¿Por qué con ellos? Bueno... Tabaré (Cardozo) y yo votamos al MPP, por ejemplo. También hemos votado otra cosa. Y somos, como la mayoría de los murguistas, izquierdistas y votantes del Frente Amplio hasta ayer. Nos llamó Raúl Speroni y nos convocó para una actividad de los gurises en el interior que se llamaba "Los agites de la 609". Nos pareció que estaba buenísima la idea. Yo creía, en ese momento, que el Pepe era la mejor opción para votar. Y creí válido y valiente levantar la mano y hacerse cargo que yo votaba eso. Hicimos una canción con tan mala buena suerte que el jingle pegó muchísimo, explotó, y sin ser la canción oficial se transformó en la canción de la campaña. Al Pepe le encantó, a Lucía le encantó, a la gente le encantó, nos llamaban legisladores colorados a decirnos que sus hijos no dejaban de cantar el "Vamos Pepe"... a ese nivel de pegajosidad llegó la canción. La grabamos con la Catalina, y ojo que no todos en la Catalina votan al Pepe, no todos votan al FA y no todos son izquierdistas, ni todos votan. Les preguntamos quiénes querían grabarla y quiénes no. O sea que algunos de la murga no participaron.
-¿Cuánto hay de devolución de favores en esa declaración de interés nacional o presidencial?
-Nosotros estamos muy próximos a hacer una gira mundial. Entonces, salimos a buscar apoyos como cualquier artista, grupo de rock o murga del país. Salimos a abaratar los costos de traslado y a pedir apoyos culturales, como lo hacen todos. Tuvimos la suerte que la gira mundial de Agarrate Catalina -no Agarrate Catalina- está declarada de interés presidencial, como 84 proyectos artísticos este año... Aunque hubiéramos hecho un cuplé criticando la gestión de Mujica, igual hubiéramos ido a pedir el apoyo, porque nos sentimos embajadores culturales de nuestro país. Nos han pegado de mala leche y francamente de buena leche con eso de oficialistas. Por más que nos hemos aburrido de decir que la Catalina no es un evento artístico asociado a ningún partido político y por más que yo me tatúe que la Catalina no es el brazo artístico del Pepe, ni del MPP ni del FA ni de nada, el que no lo quiera creer, no lo va a creer. Lo único que tenemos es la honestidad artística y nosotros, como colectivo, no operamos nunca. Después, cuando nos llamaron para venir a cantar al 26 de Marzo o a la 2121 -como todas las murgas que se han definido frenteamplistas- hemos cantado en una cantidad de actos.
Nos llamaban legisladores colorados a decirnos que sus hijos no dejaban de cantar el "Vamos Pepe"...
-¿Y si los llaman del Partido Colorado?
-Nos han llamado, así como del Partido Nacional, y no hemos ido, por una cuestión ideológica. Y nos han ofrecido plata pero hemos dicho que no. Y como la mayoría de las murgas hemos ido a cantar a sindicatos, en escuelitas, en campañas solidarias, de manera gratuita. Pero claro, entiendo que el que quiera dibujar el cuento desde el lugar de que somos oficialistas, le cierran los números. Nosotros nos reímos de eso mismo... Está buenísimo que (la murga) le guste al Pepe, a los jóvenes blancos, y a todo el mundo.
-A cuatro quintos de la gestión de Mujica, ¿cómo evaluás su administración?
-Creo que hay una cantidad de cosas que pudieron haberse hecho mejor... hubieran estado más buenas. Me queda la espinita de lo de la Ley de Caducidad. Pienso que en todo lo otro, esperaba cambios más radicales, más rápidos quizás, lo que tiene que ver con la justicia social en general... pero pienso que se está yendo hacia un lugar. Más o menos lento de lo que esperábamos, pero hay una dirección. Hay errores en el movimiento pero el que se mueve, erra.
-Algunos pueden golpear la mesa indignados por el voto a Aratirí...
-Ah, pero que chocan el Uruguay productivo y el Uruguay Natural está clarísimo desde hace cinco carnavales. Nos pasó cuando escribimos el cuplé de la celulosa y criticábamos eso. Pero ponele que uno quiere reconocer una dirección. Pero en el tema derechos humanos estoy desconcertado... porque mi pueblo, como sociedad, eligió hacer fuerza antinatural (como la que uno hace para cerrar una valija que ya no da más), no cierra bien... Queremos dar vuelta una página de una forma incorrecta, peligrosa, inmadura, dolorosa. Estamos queriendo seguir empujando la puerta de ese placard, que está lleno de historias podridas y cosas sin resolver. Yo hubiera esperado que desde el gobierno del FA se haya hecho más militancia en ese sentido. La decisión de votar el plebiscito junto con el día de las elecciones nacionales es un gol bobo que se come la izquierda. Me dolió mucho eso. Mirá... quiero analizar más a la figura del Pepe persona que a su gestión. Pero yo no tengo línea directa con él. No es que me llama y me diga: "Yamandú, ¿qué hago con Cristina?" y que yo le contesto: "Decile que es peor que el tuerto". Nos invitó un par de veces a un asado y nos ha ido a ver, y ta. Le tengo más afinidad al Pepe que al presidente.
-¿Es obsoleta la disyuntiva entre las viejas murgas y la Murga Joven? ¿No existe más ese duelo o todavía se miran de reojo?
-Es que la Catalina siempre estuvo en un limbo. Cuando éramos Murga Joven, en la Catalina nos sentíamos demasiado viejos para la murga joven, en nuestra cabeza, porque nos interesaba transitar carriles tradicionales del carnaval. Yo hago murga porque desde niño iba a ver a La Falta y me encantaba, soy un niño criado en los tablados, soy murguero. Después pintó hacer murga y surgió ese lugar maravilloso para desarrollarla que era la murga joven. Pero creo que ya no nos miramos de reojo.
-Hace unos años había un resentimiento como el de un periodista veterano que mira de soslayo al jovencito recién salido de la facultad con el título de comunicación social...
-Ahí va, o como un parroquiano que entra a un bar donde hace 150 años están los mismos, acodados en la misma barra, sentados en las mismas sillas y cuando llega ese nuevo, lo miran como en las películas de cowboy. Es natural que al principio nos hayan mirado de reojo. Pero en murga joven nos acusaban de que éramos como viejos carnavaleros, y después en el concurso oficial éramos salidos de Murga Joven. Hoy está todo muy mezclado, por suerte. Y cada año cada murga pisotea las banderas que levantó y está todo bien. Esa mirada extraña del murguero tradicional al de Murga Joven también se dio al revés: Murga Joven tiene un discurso oficial criticando el discurso oficial de carnaval, que se transformó en un discurso oficial de Murga Joven. Y muchas murgas jóvenes tienen un discurso anticarnaval, con el que después entran a carnaval, obviamente... Es una cuestión adolescente.
-¿Cómo la murga asimiló el alejamiento de un peso pesado como el Rafa Cotelo: una figura conocida, popular y muy querida?
-Un tipo muy talentoso, un amigo de la Catalina. Para la gente fue muy sorpresivo, pero para nosotros fue muy anunciado y paulatino. Desde 2006 nosotros venimos girando en el exterior y principalmente en Argentina, hacemos 100 funciones por año... y el Rafa ya había empezado en La Redonda, había empezado con el teatro en 2007. Nosotros lo perdimos al Rafa mucho antes que la gente se enterara, en el invierno.
Es natural que al principio nos hayan mirado de reojo. Pero en murga joven nos acusaban de que éramos como viejos carnavaleros, y después en el concurso oficial éramos salidos de Murga Joven.
-Pero no es que se fue del carnaval: se fue a otra murga.
-Se fue a otra murga en un año que nosotros no salimos. Nosotros salimos hasta 2012, y en 2011 fue el último año que él salió con nosotros. Lo primero que nos planteó fue la necesidad de no salir en carnaval en 2012. Y en 2013 él me llama y me pregunta si íbamos a salir o no, porque él tenía muchas ganas, pero lo estaban llamado de todos lados. Me dice: "Yamandú, ¿vamos a salir o no?". Le dije que no sabía, que había que hacer una asamblea, él no podía y no estaba, después no estábamos nosotros. Y le dije: "agarrá nomás... yo creo que casi seguro no salgamos". Si la Catalina volvía en 2013, el Rafa volvía con nosotros. No volvimos y él eligió laboralmente (al irse para Asaltantes con Patente). Pero nosotros, en gira, ya no lo teníamos a él porque tenía tele, teatro y radio.
-En esta misma sección, hace dos semanas el negro Claudio Rojo los puso como ejemplo. Dijo que otras murgas deberían imitarlos y salir a girar por el exterior porque "invirtiendo poco se puede ganar mucho"...
-No estoy tan de acuerdo con la ecuación. Para hacer lo que ha hecho la Catalina afuera hay que estar dispuesto a invertir muchísimo y a ganar muy poco. Pero rinde, de todos modos. A nosotros nos vale el sacrificio a un costo humano devastador, muchas veces. Pero como colectivo nos vale la pena porque nos encanta mostrar lo que hacemos, es nuestra vida. La murga descubrió que tiene una vida útil más allá del carnaval. Sin dejar de ser una murga, descubrimos que somos una compañía estable que está dando vueltas por ahí, llevando nuestra interpretación de la murga por ahí. Claro que vale la pena. Pero... estoy cinco días del mes en mi casa, donde aprovecho a pagar las cuentas y a estar con mi familia. Nosotros somos 30 personas en la cooperativa, para armar un grupo estable de 18 para viajar. Y de esos, 13 están como bomberos talibanes que se tiran un martes de madrugada y vuelven a su casa un mes después, para volver a salir dos días después. Hay que animarse a vivir así, en los ratos que te quedan libres de gira en gira. Y ojo, que tenés que trabajar para ser entendible por un doctor en Letras de Madrid o una señora analfabeta de Asunción.
-¿Le falta acidez y más crítica con la izquierda a las murgas hoy, a nueve años de gobiernos de izquierda?
-Yo creo que no. Vi la Falta y Resto: es de un nivel de crítica impresionante y tiene un cuplé maravilloso sobre la disciplina partidaria. ¡Me hubiera encantado que se nos hubiera ocurrido a nosotros! Y el cuplé del instante de libertad es increíble... yo soy hincha de la Falta. Y creo que ese nivel de crítica lo vi en otras: hablando de Aratirí, de Pluna, criticando igual a si hubiera sido presidente Sanguinetti, Batlle, Lacalle o Lacalle Pou. Claro que hubo una adaptación... Nosotros siempre elegimos criticar sin agresividad, ese fue nuestro intento: eliminar la agresión al pedo. Nuestras caricaturas políticas siempre intentaron ser francas, duras pero leales pero lo menos innecesariamente agresivas posible. ¿Sabés qué? No creo que ahora se nos haya ablandado el lápiz... sino que nos damos cuenta que antes estaba muy afilado.
-Decís que ahora muchas murgas se dan cuenta que antes fueron muy duras por ideología.
-Claro. Capaz que se pegaba porque era muy fácil de pegar, sin tener mucha información. Y ahora nos preguntamos: ¿no me habré pasado de tribunero antes? Por ejemplo: a todas las murgas las auspicia Antel y Antel hace viable una estructura murguera, que no sería posible sin ese dinero. Un día se nos ocurrió ir a preguntar por el anfiteatro que estaba al lado de la Torre de Antel. Nos dijeron que sí y empezamos a ensayar en el anfiteatro, para la gente. Llovieron palos, pero años antes, ¿qué hubiéramos dicho sobre la torre de Antel que mandó construir Fulano y costó no sé cuánto? Es una situación humorística en sí misma. No es ablandar el lápiz ahora, es que antes lo teníamos muy afilado.
-¿Es cierto que dormís toda la mañana?
-Siempre que puedo sí. Primero, porque me encanta dormir. Pero además tengo una vida desordenada y tengo la capacidad de dormir en cualquier lado: en un bondi, en un piso de aeropuerto, entonces si estoy en casa aprovecho a dormir mucho.
No creo que ahora se nos haya ablandado el lápiz... sino que nos damos cuenta que antes estaba muy afilado.
-Tuviste una etapa de comunicador en "Hola y Adiós" y "Anecdotario", ambos en Monte Carlo TV. ¿Es una etapa que ya fue?
-Tanto con los de la productora 1014 como con los gurises de Oz yo tenía mi vida resuelta afectivamente. O sea: ya tenía mi vida con mis amigos con la Catalina. Entonces, puedo aceptar algo que me guste. Tenía prejuicios: "yo que como las eses, encorvo la espalda, me pongo tímido", ¿yo televisión? Tenía miedo y era un lugar donde yo no iba a controlar el producto final (en la Catalina sí, controlo todo). Había muchos factores de riesgo para mí... pero me encantó la experiencia.
-¿Te gustaría volver a la tele?
-Si me dan ganas y me copa la propuesta, sí. Lo bueno es que no tengo el desvelo, mi necesidad está puesta en otro lado. Yo no soy comunicador, no me desespera la tele, entonces puedo elegir. No elegir desde la altivez, sino del tipo "me voy a mover de lo que estoy por esto, que me sedujo". Muchas veces he pensado en un programa de humor, con una troupe estable de humoristas. Capaz que en algún momento pinta... Hemos fantaseado con el Rafa, con Carlitos (Tanco)...
-¿Sos feliz?
-Eh... sí. Creo que... no sé si la felicidad es un estado. Uno "no es feliz", me afilio a la teoría de que uno pasa por breves estados de felicidad, no sé si al nivel de Sábato con El Túnel, capaz que hay más ventanas... pero siento que no hay un estado absoluto de felicidad. A veces uno recibe la visita de la felicidad, la corretea desesperadamente y la encuentra en un vaso, una copa, un hijo, o una situación que dura un año. La brevedad de ese estado nos da la ilusión de que somos felices.
Montevideo Portal / César Bianchi
Fotos: Juan Manuel López