Fotos: Juan Manuel López/Montevideo Portal
Durante 23 años fue la cara masculina visible de Subrayado, uno de los noticieros más vistos de la TV. Pero hoy, a la hora del informativo, Jorge Traverso hace cualquier otra cosa menos mirar las noticias: lee, escribe su atrasado libro de vivencias personales y entrevistas, o toma apuntes para futuros proyectos. Y medita, además, cómo gestionar su vuelta a la radio para 2018 y cómo sentarse a negociar otra temporada de Hora Pico en VTV.
Galardonado hace sólo algunas semanas con un premio a la trayectoria que alguna vez obtuvo Juan Manuel Fangio, Ginóbili, Maradona, Sanguinetti o Jorge Luis Borges, Traverso -Schubert Pérez a la hora de hacer trámites burocráticos- no se deja encandilar por los piropos internacionales. Pero le gusta, confiesa que se acostumbra fácil a las cosas buenas.
Crítico con el periodismo uruguayo, acepta que hay investigación pero cree que se perdió la vocación por la primicia. Ahora, dice, los periodistas que antes escribían, deben saber salir al aire para cualquier plataforma audiovisual. El futuro llegó hace rato. Y para Traverso, acá en Uruguay, nos quedamos en los tiempos de la Coca de litro en envase de vidrio. Sobre todo los políticos.
-Hace un par de semanas terminaste abruptamente tu programa radial Tiempo Presente en Radio Rural. ¿Por qué?
-Hubo algunas situaciones propias de este tiempo, y terminó en agotamiento, entonces yo terminaba la temporada en diciembre y decidimos que fuera en octubre, y sacarme noviembre y diciembre de arriba.
-¿No estabas motivado?
-No, no estaba motivado. Hoy los medios de comunicación (y los periodistas) estamos pasando por una situación de incertidumbre bastante grande. Además, si observamos el dial uruguayo, hay muchísimas radios, demasiadas, más de las que el mercado puede absorber para pelear todos por los mismos auspiciantes. Y a eso se le vienen sumando los cambios en todas las formas de comunicación que ha inventado el hombre. También hubo motivos económicos para mi alejamiento, pero eso fue solucionado, tengo que decirlo.
-¿Y Hora Pico continuará en 2018 o no está decidido?
-Es habitual que todos los finales de año terminen los contratos y se empiece a negociar para el año siguiente. Yo todavía no he hablado por el 2018, pero recién ahora será tiempo de hablarlo y negociar. Para seguir este 2017 recién arreglamos en febrero de este mismo año, es decir que las cosas tienen un proceso. Y es común, es normal.
-¿Acompaña la gente en un canal de cable? Porque no se mide el rating en el cable...
-No hay medición, pero es un público de nicho, si habláramos en términos de negocios. Es un público diferente, no es masivo. En Hora Pico es un público muy extendido en el interior, y el sostenimiento de ese público que espera lo que vos hacés, porque ya te ha visto en el pasado. Eso lo sé por la comunicación en redes sociales, el feedback, ahí se ve la sugerencia de invitados o el desagrado por un invitado. Pero los cables no tienen medición, y es una lástima. Creo que habrían sorpresas si hubieran mediciones.
-¿Y qué hay de Hablemos? En algún momento llegaste a grabar nuevos programas para aquel ciclo de entrevistas...
-Después que me fui de Subrayado, quedé haciendo Hablemos (en canal 10), que lo hice por dos o tres años, 20 programas por temporada, algo así. Hablemos es el pasado. Si yo hiciera otro programa, que no sea Hora Pico, no se llamaría Hablemos. Fue un programa que merece ser recordado tal como fue, con las características que tenía. En este momento no lo haría nuevamente.
-¿No repetirías el formado o no lo volverías a llamar así? Lo que te interesa es la entrevista intimista, cálida...
-El formato siempre se aggiorna, pero yo tengo la vocación de conocer la aventura humana, el pensamiento de la persona. Me interesa la anécdota, cuando refleja algo de la persona. No la anécdota per se. "Como milanesas", ok, ¿y a quién le importa? Sí importa cuando refleja una forma de ser, el carácter de la persona. Me gusta ese tipo de programas, tengo afinidad por eso.
-Uno no te ve "peleando" al entrevistado, cuestionándolo...
-Enfrentarlo, decís tú. En alguna oportunidad puede haber pasado, pero no es mi estilo. Yo tengo la confianza en que durante la charla, el entrevistado lentamente va bajando la guardia. Nadie va a la televisión a hacer un papelón, todos quieren quedar como cracks, y todos tienen pensado tres cosas que quieren decir en cámaras. Y buscan el recoveco para decirlas. Para ingresar detrás de esa caparazón que se ponen, creo que lo mejor no es el enfrentamiento, sino meterlo en una comunicación sincera donde el tipo se vaya convenciendo que el otro no tiene ánimo de derrotarlo, sino de indagar, más que nada. No es mi enemigo.
"Me interesa la anécdota, cuando refleja algo de la persona. No la anécdota per se. ‘Como milanesas', ok, ¿y a quién le importa? Sí importa cuando refleja una forma de ser, el carácter de la persona".
-Recién hablábamos de un momento de incertidumbre profesional que estás viviendo. Lo curioso es que se da un par de semanas después de haber recibido el Premio Konex Mercosur por tu destacada labor profesional. ¿Cómo tomás recibir un galardón internacional por tu trayectoria, a tus 63 años?
-Lo tomé como una cosa natural. Los periodistas no debemos trabajar para ganar un premio, así como los escritores no deben escribir para ser Premio Nóbel. Esos reconocimientos vienen por añadidura. Lo que tuvo valor es que no es un premio mediático, sino académico, que lo ha ganado gente con mucho prestigio. Y a las cosas gratas de la vida uno se acostumbra rápidamente, lo difícil es asimilar algo no gratificante. Pero las que se añaden impensadamente, uno lo asimila rápidamente. Yo me sentí cómodo, fue una velada muy buena. Había periodistas de varios países de la región, donde se dan charlas sobre la consulta de temas que preocupan y son comunes.
-Tú mismo dijiste en tu cuenta de Facebook que es uno de los premios más prestigiosos de Iberoamérica, alguna vez otorgado a Idea Vilariño, Jorge Luis Borges, también a Maradona y a Messi en el rubro deportivo... ¿Y cómo te siguieron? ¿Cómo dieron contigo?
-Esa fue la pregunta que yo les hice. Hay un jurado, toman algunos nombres y después hay un ejercicio de averiguación. (Julio María) Sanguinetti, que ganó el premio, me llamó para felicitarme y le dije: "Che, ¿y esto cómo es?", y me dijo: "Mirá que saben todo de todos". Y cuando fui en julio para conocerlos, me dijeron que fue curricular. Y en mi curriculum, sobre todo en materia de entrevistas, tengo nombres acumulados y algunas de ellas tuvieron repercusión. Es eso.
-No fue la única vez que te premiaron. También fuiste distinguido con el Premio Nacional de la Prensa por el Círculo de la Prensa del Uruguay, el premio Morosoli y premios Iris, entre otros. ¿Qué importancia le asignás a estas distinciones? ¿Te importan?
-Los premios son como recompensas que nunca vienen mal. Tampoco para nuestro ego, es una caricia. "Me eligieron a mí". Lo cual no significa descalificar a los que no lo ganaron, no lo pienso así. Me eligieron a mí, significa que tantos años de actividad llamó la atención de alguien, y para algunos mereció ser distinguido con un premio. Pero nada más. No significa nada más.
-¿Cómo ves al periodismo uruguayo?
-Los otros días hablaba con alguna gente de otros países -Brasil, Argentina y Chile- y los tipos están metidos en proyectos pesados. Yo no sé cómo les irá, ellos tampoco saben, pero son giros muy fuertes en torno al ejercicio del periodismo tal como lo conocemos hoy. Hablo del periodismo en TV y escrito, fundamentalmente. Están pensando en las multiplataformas, en asociar sistemas de comunicación, algunos de los periodistas ya están sacando sus propios medios: (Luis) Majul, (Daniel) Hadad, (Jorge) Lanata está en un proyecto que dicen que es tan grande que se ha ido postergando. Están ingresando en otras áreas y yo me pregunto: con este mercado que tenemos, con las posibilidades de inversión que hay en Uruguay, ¿podremos dar ese salto? Alguien lo va a tener que dar, porque es universal. Sale de Buenos Aires, de Santiago, de Miami, de Bogotá, de San Pablo. Hablo de asociar el periodismo a la tecnología.
-¿Crees que hay suficiente investigación en el periodismo uruguayo?
-Hay pocos medios (que investigan), pocos recursos. Hay temor al poder. Es un país donde la subsistencia depende de muchas cosas, es lo mismo que ha pasado en la República Argentina... Sin decir que Uruguay es Argentina, ¡como Argentina no hay nada! El otro día escuchaba hablar de la corrupción brasileña es impresionante, pero como la corrupción argentina no hay ninguna. Es más grande en Brasil, pero no hay ninguna como la argentina. Uruguay es una cosa totalmente diferente. Yo creo que el periodismo de investigación debe profundizarse, falta periodismo de investigación...
-Sin embargo, en los últimos dos años hay varios ejemplos que desmienten esa teoría: una foto de El Observador denunció un almuerzo de Fernando Lorenzo con Juan Carlos López Mena y Hernán Antonio Calvo Sánchez, "el hombre de la derecha" (caso Pluna), un artículo del mismo diario denunció que Raúl Sendic no era licenciado, sendas investigaciones periodísticas (Así Nos Va de radio Carve y semanario Búsqueda) denunciaron el uso abusivo de las tarjetas corporativas en Ancap...
"Yo me pregunto: con este mercado que tenemos, con las posibilidades de inversión que hay en Uruguay, ¿podremos dar ese salto? Alguien lo va a tener que dar, porque es universal. Hablo de asociar el periodismo a la tecnología".
-Es cierto, es cierto. El libro de María Urruzola sobre Fernández Huidobro, o mismo la sección Qué Pasa de El País tiene investigación. Pero yo hablaba del periodismo en forma institucional. Tenemos un mercado menos espectacular que el argentino, donde las cosas parecen encausarse de distinta manera, donde los partidos políticos actúan de distinta forma. El escándalo argentino es incomparable. Es un gran telenovela... el caso Nisman es una miniserie que avanza por capítulos. Yo me refería a otra cosa: ya para el periodismo casi murió la primicia, salvo que sea en el interior de un palacio, pero si es en la cosa pública, la primicia murió.
-Vuelvo a discrepar, Jorge. Muchas de las investigaciones que te mencioné recién fueron primicia: la falta de título de Sendic, las tarjetas corporativas, el encuentro de Lorenzo con López Mena y "el hombre de la derecha" en Lindolfo, todas fueron primicias.
-Es verdad. En los últimos años sí, y han tenido derivaciones judiciales. Es innegable. Son hechos que surgen del esfuerzo y el talento de los periodistas, pero se dan puntualmente, no por un ejercicio continuo de la investigación. Tenemos demasiados periodistas en las oficinas, y pocos en la calle. Y muchos que cubrimos conferencias de prensa o anuncios oficiales, y no se sale tanto a la calle. Por eso la crónica narrativa hoy tienen tanto éxito, porque enfoca el mundo desde el periodista mirando una realidad desde la calle mismo, frente a los personajes.
-En febrero de 2013 y tras 23 años al frente de Subrayado, junto a Blanca Rodríguez, condujiste por última vez el noticiero. Al despedirte dijiste que no había conflicto alguno con canal 10. ¿Qué podés decir hoy, cuatro años después? ¿Por qué se produjo ese alejamiento?
-Se produjo por saturación, porque cuando uno permanece demasiado tiempo en un lugar, empiezan a provocarse ciertos equívocos: uno se cree el propietario del lugar y los propietarios del lugar se creen que te contrataron se creen en condiciones de hacer aquello para lo que te contrataron. Hubo un poco de todo, sobre todo saturación. Hoy te digo que fue una buena decisión que yo no estuviera más en Subrayado. Se pierde visibilidad, claro, y yo era consciente de eso. Pero yo tengo otros intereses más allá de la visibilidad. Todo este tiempo que no he estado en Subrayado, he tenido alegrías y he tenido trabajo.
-¿Sentiste que perdiste poder al perder pantalla en horario central en uno de los canales abiertos más vistos?
-El informativo debería ser -y todavía lo es- el programa más importante de un canal, por la representación institucional que tiene. El lugar que yo dejé era, quizás, el lugar más importante del canal. Seguramente, si dentro de 10 años ponemos canal 10 va a estar Subrayado. Supongo... en el plano de las especulaciones, y esto lo digo por las transformaciones tremendas en los medios y en el público. Pero respecto al poder, te digo: no he tenido inconvenientes en conservar la calidad de mis invitados, los seguí teniendo en mi nuevo programa. Quiere decir que se mantuvo el interés. Puede ser que pierdas poder por la importancia que tiene un informativo, pero también tengo la gratificación de ver que mi trabajo es más mío. Me pertenece.
-¿Sufriste presiones estando al frente de un noticiero en horario central? ¿Te llegaban?
-No son presiones, son cambios de opiniones. Puede haber presiones según la persona y según los empresarios. Hay disgustos. Hay una noticia que no fue y que querías que fuera, hay una noticia que fue al aire y no debía ir, y hay una noticia que fue y no querías que fuera de esa manera. Pero eso pasa siempre en una actividad colectiva. Si hubo favores a alguien, a mí no me los pidieron, tal vez vinieron de forma solapada. Uno se cree el rey del querosén, pero hay liebres de carrera en este mundo. Tal vez en los últimos tiempos esas discrepancias en las visiones se dieron más a menudo, con más frecuencia.
-¿Ves Subrayado? ¿O qué otro noticiero ves?
-No veo noticieros, prácticamente. Veo de a pedacitos algún noticiero. Veo mucho el canal de La Nación de Buenos Aires, me gusta mucho, los programas segmentados están bien hechos. El criterio se parece mucho al del canal del New York Times. Han tomado periodistas del diario y los han entrenando muy bien para que salgan al aire.
-Como cultor de la entrevista, ¿viste la que le hizo Blanca Rodríguez al maestro Tabárez?
-No la vi, pero leí los comentarios que fueron maravillosos. Fue hace dos semanas, ¿no? Leí maravillas y me la comentaron.
-Pero, ¿qué hacés a la hora del noticiero, a las 19 horas?
-Esa es una hora sagrada para mí. Entre las 18 y las 21 horas, en general, me pongo a escribir, o a leer, o a sacar apuntes. Cuando digo "sacar apuntes" es preparar algún libro, alguna idea, manejar algún proyecto. De 18 a 21 estoy en esa, es mucho mejor que de 9 a 12.
-Los noticieros han cambiado su formato. Me refiero a incorporar entrevistas como género en la mitad del informativo (lo hacen Telemundo y Subrayado), tienen columnistas, Telenoche parte la pantalla en cuatro para mostrar sus movileros en distintos sitios. ¿Son buenos cambios?
-Todo lo que me contás permite pensar que quienes están haciendo los informativos se han dado cuenta que había que narrar de una forma distinta. Y que están haciendo experiencias interesantes como para que esa forma de relatar diferente pueda ser del gusto de la gente.
-Es muy llamativo que el hombre que fue la cara del noticiero durante 23 años ahora me diga que no ve noticieros...
-Está bien, entiendo que lo veas así, pero yo ya ni me acuerdo de eso, para mí es una etapa vencida, lo que quedan son algunos compañeros que se mantienen y son amigos. Estar mirando todo el tiempo por el espejo retrovisor no hace bien. En cambio, después de las 21 puedo ver un periodístico, alguna película o un partido de fútbol.
-¿Y qué estás escribiendo en esas tres horas?
"Puede ser que pierda poder por la importancia que tiene un informativo, pero también tengo la gratificación de ver que mi trabajo es más mío. Me pertenece".
-Mirá, yo ya tendría que haber entregado un libro hace como un año. Es un libro de experiencias personales, viajes, entrevistas, ese tipo de cosas. Estoy atrasado. Además, soy muy lento, escrupuloso, hasta que se me destapa la canilla. Busco los datos, me gusta buscarlos. Pero no tengo miedo a terminar la obra. No te digo investigar, pero sí leer sobre las cosas... En uno de los capítulos, que fue uno de los que me ha costado, ha sido ir al búnker de Hitler, a donde estaba y que ya no existe, claro. Ya fui, pero muchos alemanes no te decían dónde estaba y muchos ni sabían dónde estaba. El búnker se descubrió cuando había palas mecánicas levantando tierras para obras por el Mundial de Alemania (2006) y las palas no entraban, y era porque los soviéticos habían puesto kilos y kilos de cemento arriba.
-Mucha gente no lo sabe: ¿Cómo nace la idea de ponerte un seudónimo, como algunos artistas?
-Me presenté a un concurso en el Cine Club del Uruguay en un trabajo sobre (el guionista y director de cine sueco) Ingmar Bergman -yo gané el concurso- y había que presentar un seudónimo, por lo que me presenté con mi segundo nombre y segundo apellido. (Manuel) Martínez Carril después me pidió una nota, y ya quedó firmada así. Y quedó. Pero mirá que voy al banco y al BPS, y hago los trámites con mi nombre (Schubert Pérez) y todo el mundo sabe que soy yo.
-¿Te pusiste en lugar de Néber Araújo cuando José Mujica le dijo: "No sea nabo, Néber"? ¿Qué le hubieras contestado vos, si te lo hubiera dicho a vos en una entrevista?
-Hay varias teorías de por qué Mujica dijo eso, que no debió decirlo. La primera es que hubo animosidad de parte del Pepe, la segunda es que se le soltó la cadena, como es habitual en él, y la tercera es esa cosa inimputable que tiene el Pepe, que podía decir cualquier cosa y se le perdonaba. En ese momento, ahora ya no. Si me lo hubiera dicho a mí, tal vez le habría dicho: "No me diga eso. No me puede decir eso. Es indecoroso para usted e indecoroso para mí". Y el periodista siempre tiene la libertad de terminar la entrevista cuando quiere, así como el entrevistado se puede levantar e irse.
-¿Cuáles son los mayores problemas del sistema político uruguayo?
-La ausencia de mundo. No de calle, de mundo. De salir de Uruguay y comparar. Están todavía en el siglo XX, no todos los políticos, pero muchos. Salen corriendo a las redes sociales porque Barack Obama ganó una elección por las redes sociales. Pero las ganó con una estrategia o un respaldo.
-O copiar la receta de Macron...
-¡O la de Macron! O buscan un (Marcos) Peña, como lo tiene Macri. Ese es un tigre, todos hablaban del asesor (Jaime) Durán Barba. Peña es el secretario de gabinete, candidato a vicepresidente para las próximas elecciones, ese la tiene clara. Entonces, piensan: "¿Qué hacemos? ¡Vamos a repetir lo que hicieron ellos!". No. El sistema político refleja lo que es la sociedad: estamos viviendo en el siglo XX todavía, estamos con la Coca Cola de un litro todavía. La modernidad de la cual hablan ya envejeció.
-¿Estás pensando en jubilarte o ni se te cruza por la cabeza?
-No podría estar sin hacer algo... me expulsan de casa. Mientras tenga ganas y me sienta conforme con mi trabajo, no puedo estar quieto. Además este momento del periodismo es apasionante.
"Si Mujica me hubiera dicho 'No sea nabo, Jorge', tal vez le habría dicho: 'No me diga eso. No me puede decir eso. Es indecoroso para usted e indecoroso para mí'. Y el periodista siempre tiene la libertad de terminar la entrevista cuando quiere".
-¿Por dónde pasan tus grandes inquietudes o preocupaciones hoy?
-Pasarían por llegar a terminar bien el libro que quiero, por tomar buenas decisiones respecto a mi carrera, y por lo que decía recién: mantener el sentimiento de que puedo ser necesario para hacer el trabajo que hago. No soy para pasear el perro, tomar mate o ir a pescar.
-¿Sos feliz?
-Sí, con la relatividad de la felicidad. Soy un tipo que se lleva bien con la vida, con algunos problemas comunes a los seres humanos: algunas pérdidas, algunas enfermedades en la familia, alguna preocupación que el existir mismo nos da. Pero sí soy feliz.
Por César Bianchi
Fotos: Juan Manuel López/Montevideo Portal
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