Washington Abdala se siente cómodo como analista político. Me concedió una entrevista el viernes 24, dos días antes de las elecciones nacionales, y parecía tener todo muy claro: veía un huracán arrollador personificado en la renovación de Luis Lacalle Pou, un balotaje en condiciones ampliamente favorables al hijo del expresidente Luis Lacalle Herrera y un Tabaré Vázquez desgastado, cansado y ganado por el tedio de una campaña que, creía el Turco, nunca entendió. A su vez, veía un Partido Colorado que, en caso de llegar al 15 % del electorado, podía sentirse satisfecho con una votación digna, y más allá de ese porcentaje hubiese sido "heroico".
Ayer lunes 27, y con cartas vistas, entendí que debía volver a llamarlo. Agregó nuevas apreciaciones, luego de los porcentajes divulgados por la Corte Electoral. En definitiva: si a González, Bottinelli y Doyenart le perdonamos la escasa puntería, se le puede indultar el yerro a Abdala, un exlegislador colorado devenido en comunicador locuaz y multifacético.
En el mano a mano en el living atestado de libros de su apartamento en Villa Biarritz, Abdala también habló de su rol como comediante, de "todólogo", y hasta de la angustia constante por intentar ser feliz.
César Bianchi
@chechobianchi
-¿Qué panorama ves ahora, de cara a la segunda vuelta?
-Hay elecciones previsibles que se transforman en imprevisibles, como esta. Sigo viendo ganador a Lacalle Pou, pero ahora tiene un desafío monumental, colosal. Deberá hacer la campaña que nadie imagina, es lo que se entiende como "romper la campaña". Ahora, Lacalle se transforma, nuevamente, en el retador. Deberá ser muy creativo para convencer y sacar votos de donde sea. Le sigo viendo chances.
-¿Por qué antes de las elecciones veías que el gran ganador iba a ser el Partido Nacional?
-Había razones o argumentos por el lado de Luis Lacalle y razones o argumentos por el lado del gobierno. En el gobierno veo un grado de desgaste, de cansancio, cierta asfixia, porque el poder desgasta, pero también desgasta no tenerlo... Si lo tenés y lo tenés bien, se puede prorrogar. Pero en estos tiempos es difícil mantenerse, lustro tras lustro. Con algunos cuadros de gobierno la gente ya dice "basta". Ves venir a (Diego) Cánepa y la gente se tira por la ventana, ves venir a (Eleuterio) Fernández Huidobro y, entre los vapores y el malhumor, la gente se tira dos veces por la ventana. Ves venir a (Luis) Almagro y, entre que te da vergüenza por la obsecuencia y por la postura que tuvimos con Argentina, decís "¡ya está!". Hay varios cuadros de gobierno que están agotados, fundieron las baterías...
-Supongamos que así sea, pero si el Frente Amplio (FA) vuelve a ganar y sigue en el gobierno, ninguno de ellos seguiría como ministro. Se armaría un nuevo gabinete y sería otro presidente.
-Pero son argumentos para que la tendencia sea hacia Lacalle... Con el propio Mujica, que cuenta con simpatías importantes a nivel ciudadano, hay también a nivel de la clase media como que "ya está, Pepe, está todo bien con tu juego humanista, pero te creo hasta acá". ¿Por qué? Porque hay un sector de la clase media -clase media profesional, clase media alta- que entre el IRPF que pagan, la inseguridad que no les solucionan y la educación doble que les pagan a los hijos, abandonan al gobierno. Y es un sector muy importante de ciudadanos que en el período anterior votaron a este gobierno. Le prestaron el voto, e hicieron bien, porque estaban cansados de los modelos anteriores. Entonces tenés agotamiento de la clase media, cuadros de gobierno desgastados, algunos episodios horribles como todo lo de Pluna -que no fueron tres pesitos-, y algunos de esos dirigentes, que se equivocaron, "ahora te los voy a poner de parlamentarios". Y tenés que ir a aplaudirlos a las barras: "¡Bravo, bravo, diputado (Fernando) Lorenzo!". Me estás tocando el culo... Entonces, ese pecado de exceso es lo que el gobierno no advirtió. No lo advirtió al punto de sostener a (Eduardo) Bonomi.
"Ves venir a Cánepa y la gente se tira por la ventana, ves venir a Fernández Huidobro y, entre los vapores y el malhumor, la gente se tira dos veces por la ventana" |
-Puede llegar a verse como una provocación de parte de Vázquez. Pero es también una jugada arriesgada que se anima a desarrollar.
-Es lo único que interpreto como que le doblaron el brazo a Vázquez. Ese es el precio que le hace pagar el MPP: "Mirá, este es el hombre nuestro, y este juega". Vázquez es un tipo inteligente. No puede salir a la calle y no ver que dejó de ser una sensación, que es una convicción y una percepción. Él tiene que saber que ahí tenía que poner otro nombre. Pero creo que el MPP se lo impuso. Todas estas son razones por la negativa; después vienen las razones por la positiva. Nunca imaginaron que un joven de 41 años, que viene de un lugar que ellos creen que es la oligarquía patricia del Uruguay, los podía enloquecer.
-Como le dijo un asesor de Lacalle Pou al periodista Federico Castillo de Búsqueda: "La figurita que no estaba en el álbum".
-No estaba en el álbum, excepto por mí. Hace mucho tiempo que vengo sosteniendo que se venía... hace más de un año y pico que escribí un artículo que titulé: "De oligarca pu... a candidato presidencial". Cuando empezó a lanzarse tenía el 2 %, hace 18 meses. Él gana porque no lo ven venir, entonces sorprendió en la cancha, como un cambio que no esperabas que entra en el segundo tiempo. Lo segundo es que toma una iniciativa que no podés contrarrestar: "No te voy a pegar", "no te voy a cuestionar". Entonces, si no te critico, ¿qué me vas a criticar vos a mí, si yo no tengo historia como para que vos me critiques? Lacalle Pou, que ha ido madurando con el correr de los años, está convencido de lo que está haciendo, de lo contrario no puede comunicarlo. Por más dominio de la semiótica que tengas, llega un punto en que te desnudás y cae la máscara...
-Pero se le señalan varios flancos: no recordaba que él había votado la ley de 8 horas para el trabajador rural y argumentó en contra de esa ley. O le cuestionan qué tan renovador o progresista puede llegar a ser si no votó el matrimonio igualitario ni la despenalización del aborto.
-Tengo dos tipos de respuestas a eso. Por un lado, la respuesta profesional: sí votó la fertilización in vitro, sostuvo la teoría del autocultivo de la marihuana, es un tipo que tiene una mirada dinámica en el papel de los recambios generacionales. Por otro lado, yo estoy de vuelta en aquello de dividir entre derechistas y progresistas; me parece que la secuencia es lo que importa. Yo creo que Lacalle Pou tiene una mirada bastante más abierta que la que puede tener Tabaré Vázquez.
-¿Abierta en qué sentido? ¿Que tiene una marcha atrás más aceitada o que se deja convencer con argumentos?
-Creo que es una forma de liderazgo menos mesiánico, y en él, el peso de lo colectivo tiene más peso que lo que en su cabeza él vaya pensando. A Vázquez nadie lo sacó de los trece con el tema del aborto, entonces se peleó con el 90 % del Uruguay. Lacalle no iría contra el 90 % del país. Hay grandes temas donde las mayorías nacionales definimos una corriente de opinión, y con esta forma de liderazgo, la de Lacalle Pou tiene una mirada más flexible.
-¿Va a dar resultado la alianza con un alicaído Partido Colorado, entonces?
-La llamada izquierda uruguaya se pasó una vida enrostrándole a los partidos históricos que eran rosaditos. Ellos eran la izquierda y nosotros la derecha. Llega la hora en que desde la izquierda tenés que sacar votos de otros lados para que te ayuden a ganar, ¿y cómo hacés, si te pasaste una vida bardeando, despreciando y con una mirada muy maniquea, señalando que los otros son el mal? No tenés margen. Y la alianza entre blancos y colorados se produce casi que por inercia. Yo, si bien no comparto la idea de familia ideológica, sí creo que hay una cosa afín, de mirada republicana, humanista, donde los niveles de entendimiento son fluidos.
"Algunos que se equivocaron con lo de Pluna... Y tenés que ir a aplaudirlos a las barras: ‘¡Bravo, bravo, diputado (Fernando) Lorenzo!' ¡Me estás tocando el culo!..." |
-Eso son familias ideológicas. ¿Por qué no te gusta el término?
-Porque me parece que Uruguay tiene otra matriz. Hay una matriz socialista, otra nacionalista y otra republicana. El nacionalismo y el republicanismo pueden comulgar, el socialismo tiene otra perspectiva. La izquierda simplifica: "Ustedes son rosaditos". También hay matices en republicanismo y nacionalismo, y ahí podríamos hablar de cuánto batllismo hay... pero nos meteríamos en un gran despelote y no salimos más de eso.
-Te quiero llevar al Partido Colorado, tu partido, dentro del cual alguna vez fuiste considerado "un soldado del Foro Batllista". Por cierto, en las internas reapareciste...
-Sí, lo hice como una suerte de liberación psicológica. Fue una reacción emocional, no tengo por qué ocultar que soy batllista, y que mis amigos lo tengan claro.
-¿No era una vuelta a la política?
-No, no, no... No fue una vuelta a la política partidaria, porque yo no... no tengo condiciones hoy para eso.
-¿Cómo ves al Partido Colorado?
-Y... con 13 % me pone nervioso y me deprime. Para el Partido Colorado, el número es importante: perder un senador es una señal de alarma. Esto obliga al Partido a un replanteo, hablo de lo conceptual, de cómo socializar la política. Se debe una discusión acerca de cómo presentarse en sociedad y qué relato hacer, más allá del candidato.
-¿Se puede poner en tela de juicio el liderazgo de Bordaberry?
-No creo que esté discutido. Pero deben aparecer otros liderazgos y debe cobrar más protagonismo el batllismo, deberá tener más presencia.
-Ya que creés que Lacalle Pou todavía tiene chances, ¿cómo te imaginás un gobierno de un joven de 41 años sin experiencia ejecutiva, excepto por la presidencia de la Cámara de Diputados?
-Yo también fui presidente de la cámara de Diputados y no sirve para nada... Yo lo veo al revés de los que señalan que no tiene experiencia: estoy harto de los viejos en este país, gente que está para el geriátrico y cuidar a sus nietos, y pueden terminar sus gobiernos a los 80 años con una mentalidad de otra época. Me voy al otro extremo: el mundo está liderado hoy por tipos de cuarenta años. Solo en este país nos resulta shockeante que hombres de 40 años puedan estar al frente de la construcción de un país. Si vos te ponés a mirar las grandes empresas del mundo, como la Google, Facebook o la que quieras, y tienen al frente gente de treinta y pico... son compañías bastante más importantes que Uruguay. Entonces, la edad no importa, importa la madurez mental.
-¿Lo ves maduro a Lacalle Pou?
-Ah sí, noto que el tipo siente el peso de la responsabilidad. Está jugando con su historia personal. La historia psicológica de cada uno de nosotros nos determina. Él ama a su padre seguramente, pero tiene que intentar superarlo. Es un tipo que no la tuvo fácil, con el tema de su adicción (a la cocaína), y salió de un pequeño infierno. Yo creo que los que salen de pequeños infiernos tienen un valor a admirar... Yo eso se lo tildo a favor, como le tildo a favor que la campaña no la haya hecho en plan de confrontación, y le tildo a favor que viene sin compromiso, en el sentido de que no lo bancó el sector tal, ni lo subsidió tal. Viene libre... Él dice por ahí, y yo le creo, que va a elegir a los mejores. Ha dicho que va a dejar algún gobernante del Frente.
"La de Lacalle es una forma de liderazgo menos mesiánica, y en él, el peso de lo colectivo tiene más peso que lo que en su cabeza él vaya pensando" |
-Está claro que le tenés fe a Lacalle Pou. ¿Qué esperás de un nuevo gobierno de Tabaré Vázquez?
-Me parece la rutina, no tiene novedad, está como agotado y cansado... En una época, Vázquez fue mucho más que el Frente. Y por eso ganó: fue un líder descomunal. Le va a costar mucho al FA encontrar a otro líder como él. Nunca lo sentí cómodo a Vázquez con la campaña, nunca la entendió. Me hizo acordar a las campañas malas cuando el Partido Colorado se caía a pedazos... El internismo, la chicana interna entre ellos se parecía mucho a los duelos entre el Foro Batllista y la 15, que se daban guasca entre ellos. A Mujica le señalan que tiene dos equipos económicos y Vázquez contesta que tiene que haber uno. Uno dice que van a vender marihuana en la farmacia y el otro no quiere... Ahora, con las cartas arriba de la mesa, hay que reconocer que no ha perdido vigencia y es el último gran caudillo del FA.
-Te veo bien como analista político, pero vos mismo dijiste que "no te ves condiciones" para volver a la política... ¿Para el humor sí te ves condiciones? Te fuiste del Parlamento, el traje, los lentes y la gomina, a hacer stand up.
-En el humor la paso bien... Ahora hacemos de vuelta (14, 15 y 16 de noviembre) el stand up con Gerardo Sotelo y Nano Folle. A mí me resulta terapéutico el humor. Lo disfruto mucho. Hago picardías: salgo un poco del guion y después lo retomo. No veo un destino único en el humor, porque ta... lo hago para que la gente se cague de la risa conmigo...
-¿La gente se caga de la risa contigo?
-¡Se cagan de risa! Probablemente porque les resulte que un tipo que viene de una institución sólida, seria y grandilocuente se transforma en un personaje... Acá los inteligentes analizan la cultura como el teatro al que van 50 personas, y nosotros el año pasado fuimos vistos por 20.000 personas. Ese es el cliché: nunca una línea en la prensa sobre nosotros, y nos vieron 20.000 personas en un año y medio. No me interesa, no me importa...
-Pero alguien puede señalarte que perdiste credibilidad. Te vieron trajeado, allegado a Sanguinetti, y de golpe te ven vestido de otra forma, hablando de otra forma... ¿No está en tela de juicio tu credibilidad?
-Es probable, pero hay un reduccionismo intelectual feroz. A algunos les perdonás unas cosas y a otros no. Al Flaco (Raúl) Castro le bancás que haga murga, que haga publicidad, que haga canciones, escriba poesía y hasta que se tire a vicepresidente de Peñarol, y al Turco Abdala le marcás el tanto, porque yo soy -supuestamente- de la derecha (que te digo: no soy un carajo). Creo que se van rompiendo esas cosas, porque por algo te convocan para hacer stand up, por algo te llaman para hacer un programa de televisión. He tenido ofertas para hacer otras cosas en los medios. Algunas las evalué, otras las rechacé. La cultura del país permite que vos podés ser (Horacio) Buscaglia y podés ser intelectual, publicitario, creativo, vos sos Esteban Valenti y podés escribir novelas, hablar en la radio, trabajar para las empresas que sea... y vos sos el Turco Abdala y a vos te vetamos.
-¿Te sentís vetado o proscripto?
-Es que tu propia pregunta -y la de muchos comunicadores- ya denota que de este territorio uno no pudiera hacer otras cosas... La cabeza del uruguayo medio se lo permite a la gente de izquierda, y no a los que no lo somos. (Ruben) Rada puede cantar para la izquierda, hacer avisos para la izquierda... Yo no soy Rada, estoy ubicado en mi pequeña comarca. Yo rompo en mi territorio, y a la vez con una pequeña ventaja: gané tranquilidad emocional y no tengo animadversión de la izquierda. A mí la izquierda me quería empalar en una esquina, y (ahora) ya no. Y yo los entiendo: yo era el Cánepa de hoy, el que hacía el fronting... A Cánepa hoy lo odia medio país. Yo en aquella época no me daba cuenta: yo defendía una causa, era soldado del Foro, y se rompió esa lógica. Soy un tipo que tiene una mentalidad liberal republicana, pero si tengo que reconocerle cosas a la izquierda, se las reconozco. Yo paso bomba con gente amiga mía de izquierda, y son gente divina. A mí me hizo bien salir de la trinchera, porque me estaba haciendo mierda la cabeza... Entonces hoy hago humor, escribo libros que más o menos se venden, tengo propuestas para hacer otras cosas.
-¿Te sentís cómodo hablando de cosas muy distintas todos los días en un talk show televisivo?
-Me encanta. Descubrí que tengo una cosa de comunicador psicótica. Yo te puedo discutir de cualquier cosa.
"¡Se cagan de risa conmigo! Probablemente porque les resulte que un tipo que viene de una institución sólida, seria y grandilocuente se transforma en un personaje" |
-Eso también te lo pueden criticar. ¿Ahora sos un todólogo?
-Sí, soy todólogo. Ser un buen comunicador es ser todólogo, depende del grado de profesionalismo. Yo trato de informarme bien antes de opinar. Para cada uno de esos temas, desde un debate serio como el cáncer de mama, a la celulitis en la nalga de una mina, a la baja de la edad de imputabilidad, a mí me exige leerlos y estudiarlos, y ver cómo le entrás de forma que tenga punch. Me tengo que romper el alma para que mi pequeña función en el programa sirva para alimentar un juego colectivo. Yo el año pasado pasé otro desafío y lo disfruté como loco: cuando me dieron la conducción de Verano Perfecto, y la gocé. Tuve entrevistas con No Te Va Gustar, con Darío Grandinetti...
-Leí tu libro El bótox que el alma pronuncia que, como vos decís, es un ensayo "insolente" sobre la uruguayez. Pero decís algunas cosas fuertes que alguien te puede interpelar... Decís que nuestra "caña, mate y boludismos varios son símbolos de un pueblo cariñoso y maravilloso" o señalás que somos bebedores contumaces...
-Eso es un dato estadístico: el whisky en Uruguay, en proporción a la población, se toma en cantidades industriales. Estamos entre los 10 países que chupan más whisky en el mundo. Es un dato fuerte. Es un tema inquietante cómo se chupa acá.
-Y lo de que nos encanta garronear todo lo que podamos, ¿de dónde lo sacás?
-¡El uruguayo es garronero! El uruguayo es feliz si te afana una muzzarella, disfruta si no paga una cena o si consigue entradas para el cine o el teatro. Son características que ya las señalaban Herrera y Reissig y Florencio Sánchez. Se cagaban de risa de eso y decían que Uruguay tenía eso.
-¿Hace taaantos años que no cambiamos, entonces?
-Es un tema de matriz cultural. Es un tema de dimensión de la comarca, de forma de ser, y tiene que ver con una matriz latina también. Somos muy chusmas, todos conjeturamos, opinamos y somos maledicentes sobre la vida del otro. Nos consideramos respetuosos y cultos, pero violentamos la vida privada del otro todo el tiempo. El uruguayo educado y culto se hizo añicos, y perdió tolerancia. Y lo peor de todo es que hay una construcción social del gobierno y la oposición que, en los hechos, cuando vos rascás... hay una ignorancia tan grande sobre tantas cosas... Habrás escuchado, en cualquier bar de la esquina: "Fulano es un puto de mierda", sabiendo que en opciones sexuales hemos conquistado terrenos para que cada uno tenga la orientación que quiera, o "Mengano es un judío asqueroso". ¿Bo, flaco? ¿La categoría "judío" acepta que le pongas el "asqueroso" como si nada? Hay un estudio bárbaro de Radar donde se muestra que uno de cada cinco uruguayos no querría tener un pariente judío.
-¿En qué áreas laborales te ves en los próximos años? Sé que hiciste un curso de community manager...
-Estoy abriendo puertas, porque algunas cosas las sé hacer bien y otras no. Trato de ser lo más feliz posible, y para eso intento ser bueno en algo, produciendo. Creo que tengo cierto tupé como para montar un relato desde un lugar distinto, donde puedo montar cosas que tienen que ver con la comunicación.
"A mí la izquierda me quería empalar en una esquina, y ya no. Y yo los entiendo: yo era el Cánepa de hoy, el que hacía el fronting..." |
-¿Qué te aporta tener dominio de la comunicación por redes sociales?
-Mucho. He visto politólogos que no tienen idea de nada sobre el grado de socialización política que se produce ahí adentro, no tienen ni idea lo que es la viralización, no saben la capacidad expansiva y no saben que cambió la sociedad en términos de interacción social, porque ahí están todos los encuentros, todos los links. No es que abandona la socialización interpersonal, es que produce la previa desde las redes sociales. Chicos de menos de 20 todo lo dispensan desde allí y la vida real es consecuencia de eso. ¿Cuánto va a influir en la comunicación? Enormemente. Cuando el capitalismo invierte plata allí, porque siente que la publicidad en redes sociales tiene retorno, es porque las cosas pasan allí. En Europa y Estados Unidos, en menos de cinco años, el péndulo de la publicidad que hoy está en los medios tradicionales va a ir todo directamente para ahí: hoy es del 25 o 30 %. Lacalle Pou demostró entender eso...
-¿Sos feliz?
-Yo soy feliz, pero me cuesta un huevo. Hago terapia, hago mucha introspección, entonces tengo conflictos conmigo mismo. Más de una vez me he boicoteado, yo soy mi mejor amigo y mi peor enemigo a la vez. Ojo: no soy bipolar, pero tengo tendencia a no siempre creer que voy a alcanzar los objetivos. Y eso me deprime un poco... En los últimos años gané confianza como padre: era un padre de manual, uno más, y me he dado cuenta que hoy soy un padrazo... Gané terreno, gané confianza en la escritura, escribo todos los días dos o tres horas para acá y para el exterior. Pero no siempre tengo seguridad. Y la felicidad es un asunto jodido, cuesta tener armonía y paz. Pero, pasando raya, soy feliz.
Montevideo Portal / César Bianchi
Fotos: Juan Manuel López
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