Raúl Castro lo dice sin ambages: Falta y Resto -su murga- no es lo suficientemente crítica con la izquierda y el Frente Amplio. Debería ser más dura, reconoce, pero "uno le afloja" porque uno no puede andar despojándose de la ideología, como quien se cambia de remera.
La charla -una mañana de domingo, en bermudas y chancletas ambos- se da intercambiando un mate, primero al pie del monumento El Águila (que los pobladores de Atlántida toman como propio, cuando se sabe que está situada en Villa Argentina) y luego en el atelier que "El Flaco" tiene en su casa, a una cuadra de ahí, al frente de la vivienda que le perteneció al Sabalero.
De política, ideología, de Cuba, del consumismo y del sistema que tanto critica en sus letras de murga (y para el que paradojalmente contribuye desde su agencia de publicidad, Escenario) hablé con Raúl Castro, el emblemático letrista de este país, que el próximo febrero tendrá su primer carnaval desde su nueva vida. El 1 de agosto de este año sufrió un paro cardíaco que durante 19 minutos lo dejó estacionado en un limbo. Doce días después despertó del todo sin saber, como le contó su médico, que "se había peleado con Tyson" y lo más importante: no perdió.
Luego de haber vichado por el ojo de la cerradura cómo sería su entierro, Castro hoy parece un tipo más indulgente, se lo nota extremadamente agradecido, menos ácido y más analítico en sus reflexiones. Tras lo que le sucedió hace cuatro meses, más que nunca, a los 66 años, parece echar la falta y resto. O como él lo traduce: "Acá no se rinde nadie".
Por César Bianchi
@Chechobianchi
-¿Cuántos carnavales?
-Extraoficiales llevo 59, casi 60, porque mi primer carnaval fue a los 7 años y tengo 66. Mi primera murga fue Los Caminantes, en Pocitos. Yo nací en Barreiro entre 26 de Marzo y Achiras. Había un corso en la puerta de mi casa, eran casas con jardines, no había casi edificios en Pocitos en el año 50. Había un corso y un tablado frente a la caramelería de lo de Ravera. Y ahí, al lado, por la calle Chucarro, se armaba un tablado. Y después participé de una murga que se llamaba Los Pelados Mercantes -se llama, porque las murgas no dejan de existir-... De niño, yo iba a ver los ensayos de los Asaltantes con Patentes y me había aprendido la despedida. Entonces, cuando hubo que escribir una despedida para la murga, le cambié "caminantes" por "asaltantes" y salió. Se la plagié a Carlitos Soto. Y después quedé como letrista de Los Pelados Mercantes, ya me la creí y empecé a escribir de verdad. Era la adolescencia, 16, 17 años, y era una murga de Solymar, la murga de los empleados del barco mercantil. Y después seguí como letrista a partir del año 80 con la Falta.
-¿Qué demostración de cariño te sorprendió más, de las que te enteraste o te contó tu familia, tras el paro cardíaco de agosto?
-Todas, todas, cada una en su medida. Me sorprende la señora en el super, que me toca el hombro y con los ojos llorosos me dice: "Gracias a Dios que estás vivo". Me sorprendió lo de mis hijos, sobre todo de Felipe, el mayor que asumió la responsabilidad, cómo respondió mi mujer cuando parecía que todo iba a tener un mal final. Me sorprendieron los mensajes en redes sociales, los retuiteos y la gente que comentaba en Facebook lo triste que estaba. La verdad es que yo no sabía que la gente me tenía tanto cariño. Es un honor muy grande que me hacen. Sin querer ser un blasfemo, es como haber vichado cómo sería el entierro de uno. Es como haber vichado por el ojo de la cerradura, y lo que vi estuvo bárbaro... La reacción de mi familia, sin dudas, los carnavaleros todos alineados, y la gente que yo no conocía reaccionó de una manera maravillosa, de acá y de decenas de pueblos de Argentina, donde La Falta ha sembrado mucho durante muchos años.
-En una entrevista dijiste que la murga no es un arte, sino una artesanía callejera. ¿Por qué?
-Yo amo todo tipo de arte, me parece la manifestación humana más hermosa y la más identificatoria del hombre en su universo, es su arte. Pero la murga, además de ser un arte, tiene que tener ese condimento de cotidianidad que le da solamente lo popular. Soy de los que creo que el arte popular es el arte superior. ¿Qué diferencia tiene el arte con la artesanía? Que la artesanía demuestra, además de su belleza, su funcionalidad. Una vasija tiene su función, un arete para una dama, tiene una funcionalidad decorativa, pero no es solo ornamental. Por eso, creo que la artesanía de la murga está en el reconocimiento que tiene que tener en todos los lugares donde vaya. No reconocimiento de aplaudirla, de sus textos, de enamorar con su espectáculo a los más informados y a los menos informados.
"Tras mi paro cardíaco, lo que vi estuvo bárbaro... La reacción de mi familia, sin dudas, los carnavaleros todos alineados, y la gente que yo no conocía reaccionó de una manera maravillosa, de acá y de decenas de pueblos de Argentina"
-Muchos jóvenes pueden no saber por qué se llama Falta y Resto, quizás ni sepan jugar al truco. "Hay tradiciones que están más muertas que un faraón, ¿quién baila el pericón? ¿Quién pide que le den la comunión?", dice Jaime en "Los futuros murguistas"... Explicale a los jóvenes por qué se llama Falta y Resto.
-Porque en el truco uruguayo hay una voz que refleja un momento en que el partido parece estar perdido. Cuando uno tiene prácticamente el partido perdido, como una bravuconada. Como decir: me juego la vida, me van a tener que sacar muerto de acá. Es "acá no se rinde nadie". ¿Y qué sucede cuando uno echa la falta y resto? El contrario mira las cartas, pero uno no las puede mirar, hasta que el contrario conteste. Es un poco lo que pasaba en el Uruguay en el 80, con la dictadura militar. Teníamos todas las de perder en el plebiscito y dijimos: "Si perdemos, tenemos que tener la murga pronta". Nace en junio del 80, pensando que íbamos a salir en el febrero siguiente, tras haber perdido el plebiscito. Por suerte se ganó el plebiscito y se nos hizo más fácil. El nombre de la murga se lo puso el flaco Roberto García.
-La Falta siempre fue una murga contestataria, sobre todo durante gobiernos de derecha. ¿Qué le criticarías en sus letras hoy a este gobierno de Vázquez?
-Al gobierno de Vázquez no sé -bah, sé sí- pero la crítica vendría (y va a venir) más al Frente Amplio, porque lo del gobierno de Vázquez es más circunstancial... Tenemos que ir a la médula de la cosa: qué pasó con el Frente, qué pasó desde el 26 de marzo del 71, cómo fue ese transcurso hasta que llegó al poder. Le criticaría el aburguesamiento de sus cuadros dirigentes, le criticaría no haber sido capaz de disminuir la brecha social entre los que tienen y acceden al primer o segundo nivel de consumo y la gente que no accede ni al décimo nivel de consumo, que cada vez son más. Me parece que el Frente pudo haber hecho más cosas para eso. Le criticaría no haber desarrollado un proyecto económico diferente, que no estuviera tan atado a las inversiones extranjeras...pero yo no soy un experto, soy un letrista de murga. Le criticaría que muchas veces nos la jopean, y cómo muchas veces seguimos conspirando desde adentro mismo del Frente contra la propia continuidad del partido. Hay mucho chusmerío barato en las redes sociales, y habría que levantar el nivel del debate. Le criticaría la corrupción, eso que te decía de que te la están pasando por arriba, los vivillos que te la jopean...
-¿Pluna, Ancap? ¿A eso te referís?
-No sé si Pluna o Ancap... hay otras que no se revelan, que son las que se hacen en la ley, las que se hacen por amistad o porque son preferidos políticos. Yo estoy en la publicidad y he visto cómo se delimitan a veces las elecciones de las agencias de publicidad, y bueno, hay cosas que no me gustan. O sea, la elección de una agencia determinada tiene que ver también con una posición política. Y es legal. Pero no sé si es lo que yo quisiera que haga el Frente... Capaz que me dicen que soy un iluso...
-Recién criticaste el proyecto económico. Sos amigo de Danilo Astori, seguidor de la Falta. Con la mano en el corazón, esa amistad, ¿alguna vez te inhibió de criticarlo en un cuplé?
-No lo critico como lo criticaría si no fuera amigo de él. Critico la política económica, he sido duro en algún momento, critico al Frente como tal (y él es parte muy importante del partido), pero él lo banca... a veces le gusta y a veces no le gusta. Mi visión del "Bebe" Raúl Sendic en el proceso de la izquierda está en una despedida que le hizo la Falta en el 2005. Cuando llega el Frente al gobierno nosotros le hacemos la presentación de la murga dedicada a Seregni y la despedida a Sendic, como síntesis que había logrado la izquierda, en la que yo creo que los tupamaros tuvieron que ver. Y cuando yo se la mostré (a Astori) en el Club Paysandú, no le gustó, le pareció que no era pertinente cantarle a Sendic en ese momento, porque Sendic no había sido frenteamplista. Pero yo le cantaba como murguista, no como frenteamplista, a un tipo que a nivel popular hizo un desarrollo político que lo trascendió. Danilo se la ha bancado y sigue siendo mi amigo, a pesar de las críticas. Una cosa que yo no haría es faltarle el respeto; capaz que con algún otro político la murga se permite algunas otras cositas.
-¿Cuán crítica crees que realmente es Falta y Resto con la izquierda uruguaya?
-Para mí, poco crítica. Debería ser más crítica. Uno le afloja, a veces, un poquito más de lo que debería.
"Al FA le criticaría el aburguesamiento de sus cuadros dirigentes, no haber sido capaz de disminuir la brecha social entre los que tienen y acceden al primer nivel de consumo y la gente que no accede ni al décimo nivel"
-¿Y entonces? ¿Hay una autocensura por afinidad ideológica?
-Vos hacés un guiso y le ponés condimentos, y vas probando... Lo largás y sale el guiso. Terminó todo el mundo de comer, quedaron todos saciados y ahí decís: "Pucha, me pasé con la pimienta", o en este caso, para seguir la metáfora: "Me faltó un poco de pimienta". Pero es que... uno escribe con su ideología en los hombros, no es una mochila que me puedo sacar para escribir. Trato de ser incisivo. A veces he sido incisivo y he tenido conflictos con compañeros frenteamplistas. Vos imaginate que la única murga de izquierda que no ganó con la intendencia de izquierda fue Falta y Resto, todas las demás ganaron. Nosotros ganamos con los colorados: 1988 y 89.
-Si como decía Carlos Soto, "el murguista es el vocero de la inquietud popular", ¿por dónde pasan las inquietudes populares hoy? ¿Qué le urge al pueblo?
-Una parte muy importante del pueblo necesita un nivel de vida mejor a partir de condiciones de trabajo más humanas. Te hablo de un pedazo grande de la sociedad. Y esos son los primeros que tendríamos que atender, porque yo con lo que tengo, estoy bien. Manejar la ambición que cada uno de nosotros tiene, sobre todo cuando vas subiendo de clase social. Con cada escalón que subís te dan un tique con el cual te sube la ambición. Cuando más tenés, más querés. Y las cosas se empiezan a poner cada vez más caras y las angustias se empiezan a poner más grandes, porque no llegás. "¿Cuál es mi medida? ¿Dónde puedo llegar en la montaña?", decís. Lo pensás así o te dicen que hay que pensarlo así. Entonces, a esa gente hay que priorizar: gente que tiene uno, dos, tres trabajos y no está viviendo feliz. Que haya bocas de laburo, no de pasta base. Incentivar la producción personal, el uruguayo ha desarrollado una potencialidad muy grande en cuanto a su creatividad. El uruguayo es creativo, te arregla con un alambrecito un motor. Será por la cruza de razas, por cómo vinimos hasta acá o que nos tenemos que arreglar con lo que llega al final del mundo. Ese modelo de desarrollo debería ser tenido en cuenta. Poner la cabeza en las pymes, poder desde la legislación ser más exigentes con las fábricas más grandes, las más importantes, la que generan más plusvalía en términos marxistas, y ser menos duro con las otras. No es lo mismo un tipo que tiene cuatro empleados que uno que tiene 400 empleados. Ese que tiene 400 empleados va a tener menos dilemas en echar a 20, que el que tiene cuatro y tiene que decirle a uno: "Mirá que no te puedo bancar, te tengo que mandar al seguro de paro". Eso es otra cosa que le reclamaría al Frente: ¿Hacia dónde vamos? ¿Cuál es el verso de la marca país?
-¿Cuál es el aporte de la publicidad a una sociedad?
-Facilitar la comunicación y ayudar a seducir sobre determinados tópicos: por ejemplo, para dejar de fumar. Es un arma peligrosísima. Puede caer en malas manos y transformar a Hitler en lo que fue. Pero puede también hacer que la gente deje de fumar o lograr que se coma mejor, o que los jóvenes hagan deporte.
"En la publicidad somos los turcos que golpeaban la puerta y le mostraban al tipo la super alfombra. Yo te puedo decir que por ponerte un desodorante vas a ganarte todas las minas, pero después está en vos... ¡No podés ser tan gil!"
-No es la norma de la publicidad, eso es una parte mínima...
-Sí, sí. En el medio tiene la ética y la conciencia de los tipos que hacen publicidad. Si a mí me traen un producto, ponele una yerba que se va a vender como loco, pero puede traer una enfermedad, va en mí decir: "No, esto no lo publicito", aunque al publicista le dicen todo lo bueno del producto.
-Una tesis muy extendida dice que la publicidad pretende hacerle creer a la gente que necesita algo que no necesita...
-A veces sí. Otras veces le muestra algo que pensaba que no necesitaba, pero es una innovación del mercado y le va a facilitar la vida. Y se empieza a enterar gracias a que la publicidad lo sedujo, eso vale para vender un auto o una maquinita de afeitar. Después, cada uno verá qué verso se cree. La publicidad somos los turcos aquellos que golpeaban la puerta y le mostraban al tipo la super alfombra. Yo te puedo decir que por ponerte un desodorante vas a ganarte todas las minas, pero después está en vos... ¡No podés ser tan gil!
-Una vez un estudiante de comunicación de UTU te preguntó si no era paradójico que lideraras una murga rebelde y antisistema y, por otro lado, dirigieras una agencia de publicidad. Le contestaste que era "una contradicción todavía no resuelta". ¿La resolviste? ¿Representa un dilema para vos?
-No lo resolví. Es un dilema, sí. Y no me dejo ganar por el "¡hay qué horrible, mirá lo que me pasa!". Tengo una agencia de publicidad (Escenario), trabajo en la cocina del sistema, la publicidad está clavada en el corazón del sistema capitalista. Y a la vez lo critico al sistema.
-¿No estás de los dos lados del mostrador?
-Puede ser. Yo voy a vivir acá, pero creo que se puede cambiar. También creo que la publicidad puede cambiar vidas y ser una forma de comunicación que amplíe la información de multitudes, sin hablar de las campañas de bien público, más allá de eso. A veces el publicista es el vocero informativo de una mejora tecnológica y hay que convencer a la gente que compre determinada cosa, porque le va a dar un bienestar y mejorar su calidad de vida. Pero ojo: la publicidad también puede servir para venderte una ideología que te convierta en un asesino. Yo llegué a Cuba y decía: "¡Qué bárbaro, no hay publicidad!" y di vuelta por una esquina y vi una foto gigante del "Che" Guevara con un letrero que decía: "Continuaremos tu hazaña", y dije: "Hay publicidad, sí".
-Hablando de Cuba: ¿cómo imaginás la Cuba de tu homónimo, ahora que se murió Fidel Castro?
-Te digo lo que me gustaría que pase: me gustaría que los cubanos se dieran una forma evolucionada de gobierno socialista, donde pudiesen enseñarse a sí mismos y al mundo entero este tema que te decía del manejo de la ambición personal. Los cubanos, en ese sentido, están más adelantados que los demás seres humanos del planeta. Pero a la vez haría una apertura -de atrevido, porque no vivo en Cuba- y me gustaría que terminara el bloqueo económico de Estados Unidos.
-¿Fidel era un dictador?
-Era varias cosas Fidel: además de ser un héroe, era un dictador. Vos me hablabas de la paradoja de ser murguista y publicista... y yo te digo que Fidel vivía en una eterna paradoja. Dictador es Pinochet, Franco, el Goyo Álvarez, pero Fidel le da un nivel de salud y de educación a su pueblo que es envidia en todos los pueblos del mundo. Si vos le prolongás la vida a la gente, se la hacés mejor, y además le das las herramientas para que evolucione, ya le estás ganando a muchos. Cuba sigue siendo en muchas cosas la dignidad del planeta, y en muchas otras está atrasada dos siglos.
"Tengo una admiración profunda por la Murga Joven. Es el seguro de vida que tenemos los murgueros viejos. Aparte me exigen a mí, que estoy doblando el codo, y pienso: ¿Cómo hago para competir con estos hijos de la madre?"
-¿Qué relación tiene la Falta y vos en particular con la Murga Joven?
-Yo tengo una admiración profunda por la Murga Joven. Es la revitalización del carnaval, el seguro de vida que tenemos los murgueros viejos. Porque qué horrible sería que yo llegara a la murga con la edad que tengo y que hubiera solo muchachos de mi edad... y ahora el carnaval está invadido por la juventud, sobre todo la murga. Y está más saludable que nunca. Yo tengo un huerto ahí al lado, y cuando veo unas hojitas nuevas, digo: "¡Pah, mirá cómo está la acelga!". Y esto es lo mismo: ¡mirá cómo está el huerto!! Pateás una piedra y salen gurises murguistas, ¡y sabés cómo cantan! Y cómo tocan, y cómo estudian el fenómeno, porque le ponen la fuerza y la creatividad que tiene la juventud. Y aparte me exigen a mí, que ya estoy doblando el codo, y pienso: "¿Cómo hago para competir con estos hijos de la madre?" Y tengo que meterle mucho balero, sin perder el estilo, porque si me pongo a hacer lo que hacen ellos, soy un tarado...
-Da la impresión que el carnaval se ha profesionalizado como espectáculo. ¿Eso es bueno o se ha perdido la magia del tablado de barrio?
-Se ha profesionalizado sí, pero me parece que se puede recuperar mucha cosa del tablado que se ha perdido. Ha mejorado muchas cosas... Los tablados son los nidos de cultura popular que no podemos dar el lujo de perder. ¿Viste como hicieron con los cines? Agarraron tres cines que se fundían y de tres hicieron uno. Bueno, acá hay que hacer lo mismo. Hacer que sean durante un mes y medio, que el Uruguay asombre al mundo porque tenga 25 o 30 tablados en todo Montevideo que sea alucinante la iluminación, el sonido, cómo atiende la gente los stands... que quede plata para la biblioteca, para financiar lugares carenciados. No hay que ir a buscar un romanticismo que ya no es, es el nuevo romanticismo. Las bombitas amarillas ya no están, hay unos focos que te parten al medio cuando te subís al tablado.
-Otro actor de la publicidad, Gerardo Grieco, hoy CEO de Punto, me decía en este mismo espacio que el turismo debería aprovechar mucho más el carnaval como espectáculo promotor del país. ¿Compartís?
-Totalmente. Pero hay que darle una comodidad y una onda... No hay que hacer un sambódromo; sambódromo hacen los brasileros y está bárbaro. Nosotros tenemos un carnaval que es totalmente distinto, es teatral. Son 27 o 28 teatros que tenemos, y capaz que mis amigos de Daecpu se enojan, pero tendrían que darle participación al Carnaval de las Promesas y a la Murga Joven dentro del carnaval, no en enero y en noviembre. Que vayan directo al carnaval. Esa emoción que tuvo Juan Manuel, el pibe que nos está sacando fotos para esta entrevista, cuando se subió al Teatro de Verano y sintió tremenda emoción al mirar para arriba, que cuando él tenga 60 la pueda reproducir de nuevo. Eso lo puede salvar: no perder esa emoción. Hay que apostar a vendérselo a los turistas sí, pero que vean el puesto de chorizos prolijito, las doñas conversando, los botijas pendientes... Es un momento atesorado, no es cuando el pueblo va al arte, sino que el arte va al pueblo.
-¿Te quedaste con ganas de ser dirigente de Peñarol?
-No... Agradecí a los socios la inteligencia que tuvieron al no elegirme dirigente (por 50 votos). ¡Mirá el lío que tendría ahora!
-Si hubieras resultado electo, hoy quizás tendrías que desfilar por los juzgados para hablar sobre tu eventual vinculación o no con los barrabravas...
-Espantoso... Peñarol está viviendo un momento muy jodido, en ese sentido. Hay que refundar el club en un montón de cosas.
"Se ha profesionalizado sí, pero me parece que se puede recuperar mucha cosa del tablado que se ha perdido. Las bombitas amarillas ya no están, hay unos focos que te parten al medio cuando te subís al tablado"
-¿Desde 2016 los carnavales son un regalo de arriba?
-La vida, la vida, es una segunda vida desde el 1° de agosto. La primera, a nivel artístico y cultural, terminó inaugurando el Campeón del Siglo. Me pasó lo que me pasó y nací de nuevo, y ahora estoy empezando otra vez.
-¿Crees que un paro cardíaco se da porque sí, porque lo marcó el destino, o porque no te cuidaste?
-El corazón lo tengo bárbaro. Me estaban operando de la próstata y no sé qué pasó con la anestesia... terminó la operación, el tipo terminó de coser y me paré, se me paró el corazón y la respiración durante 19 minutos.
-¿No te explicaron después qué te había pasado?
-Me dieron mil explicaciones... pero los médicos son como los goleros: si se equivocan, es gol en contra. Esta vez pegó en el palo... y la sacaron con la mano cambiada. La gente de la Médica Uruguaya espectacular, el Dr. Corujo que me revivió, todos los muchachos que me atendieron, los enfermeros... Yo me desperté a los 12 días y no sabía nada lo que había pasado. Vino el médico y me dijo: "Peleaste con Tyson. No le ganaste, pero tampoco perdiste".
-¿Cuál es tu religión?
-Todas las religiones son mi religión, todos los dioses son mi Dios. Todo lo que el ser humano crea que lo puede mejorar, ese es mi Dios. Vos abrazás una religión cuando necesitás alguien que te ayude a pararte frente a la vida, a una situación, acudís a un poder superior que te ayude. Todos los tipos que piensen así son mis hermanos. Yo soy creyente, creo en Dios, pero no soy católico, no tengo una religión determinada. El optimismo, la victoria, la justicia y la verdad deben ser los valores de una religión.
-¿Sos feliz?
-Soy, sí. Soy feliz como un caballo.
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