Por César Bianchi
Para conocerlo más de cerca y sacarme algunas inquietudes, el martes 11 charlé con Ariel "Pinocho" Sosa en el escenario mismo del Teatro de Verano, el templo de Dios Momo durante febrero. Esa tarde, previo a la entrevista, comenzó a llover y ventear tan fuerte que el inhóspito clima causó destrozos en las instalaciones del escenario. "Pinocho" observó con asombro (y miedo) los embates del temporal, y en determinado momento huyó buscando refugio. Después que amainaron las precipitaciones me dijo dos cosas: "preguntá lo que quieras" y "podés poner que viste a Pinocho Sosa cagarse en el Teatro de Verano".
Me mostró sus bolsillos: tenía una estampita de San Expedito, su cédula de identidad bastante ajada, 20.000 pesos que acababa de cobrar de una publicidad y le debía a una maquilladora y 5.000 de un seguro del carnaval. Y me dijo que la única vez que recibió dinero obsequiado por "Paco" Casal fue cuando en 2008, éste lo encaró y le dijo: "Yo sé que cargás una mochila por trabajar en Tenfield. ¿Cuánto precisás?". Esa vez -y sólo por esa vez- le dio 12.000 dólares, que Sosa repartió entre modistas, letristas, maquilladores y zapateros.
El hombre de 51 años y 34 carnavales comenzó todo en 1981, con apenas 18 años, cuando siguió a su tío, Leonel Machín "El Diablo", en Curtidores de Hongos. Al año siguiente se dejó embrujar por el parodismo. Integró Los Charoles en 1983 y un año después se pasó a Los Walkers. "Ahí empecé mi carrera de ganador en carnaval porque derroté a Los Gabys y Los Klapers, que eran las que ganaban siempre. Ese año le ganamos con Los Walkers, y en el 84 volvimos a ganar. Ese año hice de Pinocho, y ahí me quedó el apodo", dice el hombre que no tiene falsa modestia.
-¿Por qué el parodista le ganó la pulseada al murguista, si la murga fue tu primer amor?
-Porque me enamoré de Los Gabys... hasta el día de hoy siento una batería de murga o la bajada de una murga, y me emociono. Ayer escuché a La Gran Siete y me emocioné hasta las lágrimas. Este año hago una despedida con mis Zíngaros donde reivindico a los parodistas viejos, porque los parodistas de ahora no me gustan. Y en aquel joven tiempo amaba las murgas (y los lubolos) como hasta hoy, pero resulta que mi ídolo era Miguel Villalba, un cantante de parodistas. A los 13 o 14 años yo me escapaba de mi madre, allá en Nuevo París -no era como ahora: cuando tu vieja te decía no era no-, pero yo me escapaba para ir a ver a Miguel Villalba y Los Gabys. Después tuve la suerte de competir contra ellos y vencerlos (cuando ellos y Los Klapers tenían el monopolio del triunfo), pero después salí cuatro años con Los Gabys y ganamos los cuatro años.
"Soy un tipazo, me creo un tipazo. Se me tilda de egocéntrico. Y acá sí voy a ser egocéntrico: tengo tremendo corazón, soy solidario, tengo un romance tremendo con la gente"
-Yo no te conozco, pero he escuchado mucho sobre vos. Se dice que sos un pesado con el que mejor ni meterse. Se dice que sos, prácticamente, un mafioso...
-No soy pesado. Estoy lejos de ser mafioso. Estoy muy contento de ser como soy. Siempre digo que tenemos un aparatito acá adentro, que no sale en las placas ni en las tomografías, que es la conciencia. Yo tengo la conciencia tranquila... Soy un tipazo, me creo un tipazo. Se me tilda de egocéntrico. Y acá sí voy a ser egocéntrico: tengo tremendo corazón, soy solidario, tengo un romance tremendo con la gente, hago un esfuerzo enorme por el carnaval y le he dado mucho al carnaval, pero estoy muy lejano de todo eso que se dice.
-¿Por qué se dice eso de vos, entonces? Si es un mito, ¿cómo nace?
-No lo sé. Hay mucha envidia en el carnaval, ¿sabés? Yo no soy inteligente ni un sabio, sabia es la gente, sabio es el pueblo. Yo voy a venir acá al Teatro de Verano el jueves a concursar (me dijo antes de su presentación con Zíngaros, el jueves 13 de febrero) y esto va a estar lleno, de bote a bote. Y yo voy a bajar y voy a andar a los besos y los abrazos con toda la hinchada, con niños, con ancianos, con todos. Yo voy por 18 de Julio y me beso con todo el mundo. Yo me cuido mucho: nunca tomé droga, y hace 34 años que estoy en carnaval.
-Curiosamente, tenés fama de ser consumidor...
-Pero te juro que nunca tomé drogas. Y a los años de carnaval sumale que estuve 20 y pico de años en el mundo de la música tropical, en el ambiente de la noche. Y nunca fumé ni un cigarro, nunca probé marihuana, nunca tomé alcohol. Los que están al lado mío saben quién soy.
"Creo que se me pega mucho, porque rinde nombrarme. Acá en el Teatro de Verano vino una murga a cantar: "como Pinocho Sosa, que cambia de libretista todos los años". ¡Y hace 6 años que tengo al mismo libretista!"
-¿Alguna vez tocaste un arma?
-Nunca, nunca, no sé cómo se manipula un revólver... Bah, un día cuando era chico, tenía 13 años, con un compañero de carnaval, Gerardo Bechi, en la casa de él tenían un arma y me dejaron tirar un tiro. Nunca más en mi vida. Soy muy jetón, ¿sabés? Pero no me peleo con nadie. Es más: no sé pelear. Estoy lejos de ser mafioso y pesado. Soy un enamorado de la gente. Sé que por ahí me envidian...
-Ahora, yo tomo algunas cosas que has dicho al pasar: me nombraste a todos los que les ganaste, decís que te envidian, decís que cuando actuás con "tus" Zíngaros, el Teatro de Verano está "de bote a bote"... ¿No es por todo eso que te tildan de egocéntrico? ¿No es eso lo que despierta críticas?
-Yo la humildad la tomo por otro lado. Humilde es el solidario, el que ayuda a un compañero, el que hace beneficencia a donde haya que ir. Yo no tengo la falsa humildad... Sí creo que se me pega mucho, porque rinde nombrarme. Acá en el Teatro de Verano vino una murga a cantar: "como Pinocho Sosa, que cambia de libretista todos los años". ¡Y hace 6 años que tengo al mismo libretista! Hay una libretista nueva, Jimena Márquez, que me pega siempre: "como el ego de Pinocho..."
"Checho, te juro que estoy contento con cómo soy. Sé con quién me pelée y por qué me pelée. Yo arranco el carnaval debiendo, de repente, 300.000 pesos, entonces ya estoy estresado y preocupado. Y vos pasás y me rozás, y me doy vuelta y te grito: "¿Qué me tocás?"
-La murga A Contramano también te menciona. Te ponen como candidato a vicepresidente de Tabaré Vázquez, y dibujan un personaje egocéntrico...
-Sí, pero A Contramano lo hace de buena leche. Me dijeron "Pino, mirá que vamos a hacer esto". Y yo les dije: "digan lo que quieran, digan esto, digan lo otro", les presté los trajes. Estoy deseando que gane A Contramano, porque me pegan, pero en una buena. Hay gente que me pega de mala leche. A mí no me preocupa que hablen, porque yo sé que siempre me porté bien. Siempre. Lejos de todo lo malo. Siempre me cuidé, y desde el 17 de junio de 1993 más me cuidé, porque nació mi hijo, y no quiero que le digan "tu padre robó en tal lado" o "tu padre apareció drogado en tal lado". Me muero de vergüenza. Quizás a Gastón le puedan decir que yo me he peleado con la Intendencia, con el jurado o con el "Cachete" Espert.
-Es que te has peleado con todos en el carnaval. Pero literal, con todos.
-Sí, pero nunca me hice el duro con los blandos. Siempre me pelee con los de arriba. Y hasta el día de hoy estoy convencido de lo que hice. De repente, con (Enrique) Espert, que es un hermano de la vida, del carnaval, fui grosero en contestarle como le contesté. Por suerte ahora estamos reconciliados. Está haciendo un trabajo enorme en Daecpu. Quizás el año pasado le llenaron la cabeza y él dijo algo que no debía decir, y yo, en vez de responderle con calidad, le respondí con una grosería tremenda. De eso sí me arrepiento, pero ahora me llevo bien con él. Checho, te juro que estoy contento con cómo soy. Sé con quién me peleé y por qué me peleé. Yo arranco el carnaval debiendo, de repente, 300.000 pesos, entonces ya estoy estresado y preocupado. Y vos pasás y me rozás, y me doy vuelta y te grito: "¿Qué me tocás?" y vos me decís: "fue sin querer, Pinocho". "No, a mí no me toqués". Quedo muy susceptible en carnaval. Pero también me buscan, porque saben que soy calentón. Me he peleado con Daecpu, cuando el presidente era (Jorge) Natale, con el jurado, con la prensa. Bah, comentaristas de carnaval.
-¿No te bancás las críticas?
-No es eso... me molestan los tendenciosos, cuando no hay honestidad. Los Zíngaros te pueden gustar o no, y si no te seduje, estuve mal yo. Pero... es bravo el mundillo del carnaval y nos conocemos todos. Y hay comentaristas de la televisión que dicen, en la platea, que es una bosta, y después va a un micrófono y dicen "¡qué maravilloso el espectáculo!", porque tienen compromisos. Hay periodistas que tienen compromisos con la gente que los puso ahí, y yo lo sé. Una vez dije que los comentaristas de carnaval tendrían que dar pruebas de admisión, y no me lo perdonan nunca eso. Y lo sigo pensando. Para hablar de esto, tienen que saber. Es como si yo te dijera a vos cómo tenés que entrevistar a alguien y qué tenés que preguntar.
"Si vos me decís que perdimos con la parodia, puede ser, pero ¿quinto en vestuario? Eso no me lo explica ni Riky Sarkany ni Versace ni nadie".
-Vos te autodefinís como pasional. Pero, ¿cuánto hay de pasional y cuánto de competitivo? Porque me da la impresión que si salís segundo te agarrás una calentura terrible. Ni decir quinto o sexto...
-El carnaval es mi pasión, como en tu caso es el periodismo. Es el aire que respiro en febrero. Es mi pasión ganar, ganar o ganar. Y si pierdo -que puede pasar, porque hay conjuntos que están buenísimos- me amargo, sufro mucho, pero me levanto enseguida. Yo les digo a mis muchachos: "Bo, vamo' arriba, hay que sufrir 15 minutos después de conocer los fallos, pero después a levantarse y pensar en el carnaval que viene". Recién se olvida del todo cuando empezás a ponerte en competencia para la siguiente. La noche de fallos para mí es tremenda.
-Si salís lejos de los primeros puestos, ¿sos de salir a criticar al jurado o a contestarle a alguien que te aludió?
- Antes, cuando era inexperimentado. Si algo no me gustaba, se lo zampaba al jurado de una. En el año 2006 tuve pánico, y salí quinto. Desde las 10 de la mañana del primero de enero al último día de febrero tuve ataque de pánico, y salí igual a hacer carnaval. Y salí quinto, no quiero ni ver los videos. Pero ahora que pasó el tiempo me doy cuenta de lo valiente que fui en salir a los tablados igual. Últimamente me pasan cosas y las dejo pasar. El año pasado mi conjunto ganó a mejor voz masculina de carnaval, mejor voz femenina, estaba premiado a mejor coro de carnaval, a mejor arreglador y en el rubro perdimos... ¿Cómo pasa eso? Si vos me decís que perdimos con la parodia, puede ser, pero ¿quinto en vestuario? Eso no me lo explica ni Riky Sarkany ni Versace ni nadie. Y se lo plantee al jurado. A ver: quiero ganar a morir, pero si pierdo, me lo estoy tomando de otra manera hoy por hoy.
-Tus puestas en escena suelen ser espectaculares, shows muy vistosos y llamativos. ¿Reconocés que el punto débil puede ser el humor, la parodia?
-Creo que este año lo mejoré. Yo sería un necio si te dijera que todo lo mío es sensacional. A mí me escribió Leonardo Preciosi durante seis años. Gané cuatro y perdí dos de esos seis. Y se me criticaba la parodia y yo, en plena competencia, me calentaba. "¿Qué tiene que venir éste a criticarme? ¿Quién es para criticarme?". Pero después, en invierno, lo analizás mejor y decís: "no estaba mal, pero de repente debió haber sido planteada de otro modo". O reconocés que otra estuvo mejor. Este año cambié de libretista, es un chico joven, Marcelo Vilariño, y estoy muy contento con el libreto.
"En Tenfield un día me sentí controlado, vigilado (con un GPS), y eso no me gustó. Ellos saben que yo me había portado muy bien, manejando mucho dinero durante 14 años. Me parecía que la confianza era lo más importante"
-Vos eras empleado de Tenfield. ¿Por qué te fuiste, en agosto del año pasado?
-Me fui. Pedí el despido y me fui, después de 14 años en la empresa. Se portaron muy bien, me pagaron el despido. Yo tenía un empleo de mucha confianza.
-¿Cuál era tu tarea?
-Estaba en la calle: iba a los bancos, andaba con mucha plata todos los días... te hablo de mucho dinero: llegué a tener 144.000 dólares un día en el bolsillo, y yo veía que salía gente de un Abitab con 40.000 dólares y siete policías, y yo entraba atrás solito, con la plata en el bolsillo. Iba a los bancos, cobraba cosas y pagaba otras.
-No va a faltar el ácido que lea esta entrevista y piense que le hacías "los mandados" a Tenfield...
-Sí, pero no me preocupa... Un día me fui. Y vos te podés preguntar hoy, después de ver mi espectáculo: "¿cómo este tipo saca este conjunto, estando en el seguro de paro?". Yo dejo de pagar la patente del auto, para pagar con esa plata los zapatos del conjunto, y después, con la plata del premio, me pongo al día con mis cuentas. Pero le pongo un amor a esto, que pocos se lo ponen.
-¿Cuánto dinero invertiste en Zíngaros, en este carnaval?
-Y... está arriba del millón de pesos. Incluye: libretista, puestista, coreógrafo, vestuario, modista, zapatero. Pagarle a cada uno de los que están arriba del escenario no, porque eso se paga del presupuesto de los tablados. Zíngaros cobra 14.500 por tablado (de los más caros) y de ahí le pagás a cada componente. La escenografía me sale mucho dinero... Mi conjunto lo preparo yo: yo hago el esfuerzo, yo voy a buscar el dinero de los sponsors y todos los que trabajan conmigo saben que el loco "Pinocho" agarra 100.000 pesos que tuvo en sponsors y con eso compra zapatos, tela... y en otros lugares, te dan 100.000 pesos, pero no te lo dan a vos, lo agarra uno que lo consiguió y no paga 100.000, te da 60.000 y se queda con su comisión. Y el director agarra esos 60.000 y se queda con 30.000 para él. Y quedan 30.000 para invertir en el espectáculo, pero con 30.000 no comprás lo mismo que con 100.000. Ahí está la diferencia de los Zíngaros. Yo amo tanto el carnaval que creo que hay que prestigiarlo. Un abono sale 7.000 pesos. Yo acá adelante (en la platea más cara) tengo unos cuántos contras, pero yo los banco, porque ponen plata para el carnaval. Entonces trato de convencerlos, de seducirlos. ¿Cómo lo hago? Con mi espectáculo. A veces puedo y a veces no.
-Me quedó algo en el tintero: ¿por qué te fuiste de Tenfield?
-Nunca lo conté en ningún lado: un día me sentí controlado, vigilado (con un GPS), y eso no me gustó. Ellos saben que yo me había portado siempre muy bien, en un cargo de confianza, manejando mucho dinero durante 14 años. Me parecía que la confianza era lo más importante. Pero te digo que tengo un amor muy grande por "el Tano" (Nelson Daniel Gutiérrez) y por "Paco" (Francisco Casal). Pude criar a mi hijo gracias a ellos, tener una casa y un trabajo digno, gracias a ellos. Pero no me gustó que se me controlara así, se los plantee y me retiré.
-¿Y cómo es tu relación con Casal?
-A Paco no lo veo hace un año y pico. Si lo veo, con seguridad, le voy a dar un abrazo y un beso, porque conmigo fue un tipazo, es un crack. Lo mismo con el "Tano". Soy un agradecido.
-¿Y cómo hacés para ganarte la vida el resto del año, ahora que ya no tenés un empleo fijo?
-Yo con el carnaval nunca gané un peso. Yo sacaba mi conjunto, con 15 o 20 días de licencia que tenía en Tenfield, en enero. Y yo salía a buscar sponsors, pero los gerentes de marketing de las empresas se habían ido de vacaciones. Este año, con cuatro meses libres, lo preparé diferente el conjunto, tanto arriba del escenario como abajo. Antes, sacaba un conjunto debiendo 300.000 pesos. Hacía 100 tablados, me quedaba con un excedentes para mí y después repartía: me daba vuelta y tenía al zapatero atrás con la mano extendida, le daba; la modista, a la de las telas, que le había quedado debiendo, a cuenta de ganar el premio, al arreglador... se me iba la plata. Pero no me importaba, porque era mi pasión. Pero ahora lo tomo como una empresa.
-¡Es que invertís un millón de pesos!
-Sí, pero yo no pongo un peso de eso. Yo recibo la plata de los sponsors, hago festivales, tengo una hinchada que apoya mucho... de repente cobraba un aguinaldo, y si no tenía plata de los auspiciantes para que arrancara a trabajar, la daba el aguinaldo a cuenta. Aparte, el sueldo que yo tenía no daba para sacar un conjunto que demandaba ese dineral. ¿Y cómo me banco ahora? Yo tengo otra actividad, que es Karibe con K. Yo estaba en Karibe de 1991 al 94, cuando era furor. Y siempre me invitaron para retomar y yo no quería seguir en la noche, estaba cansado, pero hace tres años vino Gerardo Nieto y me convenció, porque pagan muy bien. Yo, haciendo cuatro o cinco shows al mes con Karibe con K, hago un sueldo muy pero muy bueno. Hago de showman y canto dos canciones en Karibe. Eso me da muy buena plata. Este año, por primera vez en mucho tiempo, voy a terminar el carnaval no debiendo nada, no como otros años. Por primera vez en mi vida, voy a agarrar algo para mí. Entonces, lo que gane en el premio, más la plata de las actuaciones con Karibe y con Zíngaros, todo eso lo voy a desparramar en todo el año.
-¿Sos amigo de los futbolistas?
-Tengo algunos amigos, sí. Los quiero mucho. Tuve posibilidad de viajar con la selección varias veces, soy un gran admirador del maestro Tabárez, el "Loco" Abreu fue padrino de los Zíngaros, del "Ruso" Pérez, soy muy amigo de los jugadores de Peñarol de la época del Quinquenio, de algunos de Nacional también. Tengo muy buena relación con la gente del fútbol.
-Dos o tres veces hablaste de "hinchada" a propósito de los seguidores de Zíngaros, como si fuera un cuadro de fútbol.
-Es que aman al conjunto y lo siguen a todas partes. Y yo amo a la gente, no te lo digo para quedar bien. Hay gente que se me ha acercado y me ha dicho: "Pinocho, yo estaba en casa deprimido o angustiado, y cuando actúa Zíngaros me olvido de todo y voy a verlos". ¿Sabés qué lindo que es eso para mí? Yo conozco a cada uno de la hinchada de Zíngaros, los conozco uno por uno, a algunas les conseguí novio. Y el parodismo atrae gente joven, porque están los gurises jóvenes, que tienen pinta, están los que bailan... Yo fui parodista joven también, y lo entiendo. Antes, en otro conjunto que yo tenía, la gente nos iba a ver a los ensayos, y se iba sin ver nada. Y cuando tuve mi conjunto, dije: "muchachos, ensayamos encerrados de 19.30 a las 22, ensayamos los coros, las coreografías, todo. Pero de las 22 hasta la una de la mañana, es sagrado para la gente". A la gente le mostramos el show, que aprendan la coreografía, las letras, paramos una hora y trabaja la cantina, vendemos... y la gente empezó a colgarse con los Zíngaros. Tenemos unas 600 personas por ensayo, que no es común. Y en los peores momentos, como en 2006, cuando no pasamos a la Liguilla, fue cuando más acompañó la gente.
-¿Cómo conociste a tu mujer, una gran seguidora de Zíngaros?
-La conocí en 1989. Yo salía en Sonora Palacio y la conocí en una fiesta. Empecé en la movida tropical cuando Eduardo Rivero se va de la Palacio a Karibe. Entonces quedó una vacante de showman en la Palacio, y ahí entré yo con Aldo Martínez, amigo de toda la vida. Fui a esa fiesta para conocer el ambiente y todo, y ví una mujer que me impactó. Y yo en esa época ganaba de verdad Checho, era langa de verdad. Era dulce, simpático, ganador, educado, siempre perfumado. El escenario te da un poco más de chance y el ambiente era propicio. A los tres meses, el dueño de la Palacio me presenta a una mujer y yo le dije "encantado, Ariel" y ella me dice: "yo te conozco, vos estás enamorado de mi amiga". "¿Qué amiga? Yo no estoy enamorado de nadie", me la describió y le dije que sí, que me había fascinado esa mujer... y hasta el día de hoy esa mujer es mi mujer, desde hace 25 años.
-¿Y nunca peligró tu relación por el ambiente del carnaval?
-No porque ella me acompaña mucho, es abonada en la platea, sufre mucho por el conjunto. Sufre mucho las críticas de lo que dice la gente de mí. El 80% de los conjuntos hoy hablan de mí... ¿Sabés una cosa? Un día, Cacho De la Cruz, que es mi maestro -trabajé con él en El Show del Mediodía- me dijo: "Ariel, preocupate el día que la gente no hable más de vos". Pero ta, yo como... me caliento.
-¿Sos feliz?
-¡Muy feliz! Yo soy auténtico, no te miento una. Soy feliz porque tengo una preciosa relación con la gente. Voy por 18 y la gente me toca bocina, me saludan los guardias de ómnibus... y aparte soy feliz por la familia que tengo. Y si me llego a ir hoy, a mi hijo le van a decir: "tu padre era un loco, sí, pero era un crá". Pero yo no soy ningún guapo en la calle, soy guapo acá, arriba del escenario.
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