@Chechobianchi
Cuando la periodista Angelina de los Santos lo entrevistó para la revista Rocket y lo calificó como "el mercader del placer" o "el león de la selva roja", Mauricio Peña no mostraba su cara en los medios y sus hijos no tenían ni idea a qué se dedicaba papá. No por pudor, por precaución. Conforme fue creciendo la campaña publicitaria de Divas TV -el primer canal porno de Uruguay y del continente con actores que no gritan "oh yeah, baby, gimme more"- su rostro empezó a hacerse conocido, y claro, sus hijas adolescentes se enteraron cómo hacía la plata papá.
Parecido al bailarín argentino Hernán Piquín, Mauricio nos recibe en su oficina de la rambla portuaria, que en la entrada luce una plaqueta de presentación: "Grupo Peña". Del otro lado de la puerta hay una empleada de limpieza y un fornido guardia de seguridad, sillones rojos furiosos, una barra con bebidas alcohólicas, un caño para strippers y luces tenues. Peña, de 39 años, está en el piso de arriba, de traje negro, pelo engominado y barba de dos días.
La nota se hace un día antes de su viaje a Panamá para firmar su acuerdo comercial que llevará maestras y policías uruguayos devenidos en actores porno metidos en DVD que se verán en los televisores de los hogares centroamericanos. A su regreso a Montevideo, a Peña le espera terminar de cerrar la emisión de Divas TV en los canales cable de la capital, la administración de sus tres prostíbulos y el sexshop online.
Lejos de los vicios de la noche -los probó todos-, hoy se muestra como un empresario autodidacta que tomó el negocio clandestino y oscuro del sexo para encumbrarlo a niveles de aceptación social. Y mientras factura, dice que lo que menos le importa es el dinero.
-Tenés casi un imperio del sexo: tres prostíbulos (Yaguarón 1414, Paysandú 1313 y Reyles 1616), tenías un boliche de lap dance sobre la rambla portuaria, un sexshop online, un canal porno (Divas TV), una empresa que se encarga de la seguridad de tus locales...
-Y estamos abriendo en El Pinar con el nombre Km. 27 para que recuerden el lugar. Todo se llama Divas, pero si los identifico por sus direcciones, vas. No te importa cómo se llama: vas. Es una facilidad que le doy a los clientes, lo mismo que las 24 horas. Mis prostíbulos no cierran nunca. Es para que la gente no piense si estará abierto o no, porque para el sexo no hay horario. El boliche de lap dance era acá abajo, donde estamos, sobre la rambla 25 de Agosto en la Ciudad Vieja, el sexshop online se llama Happy Happy, y boliches ya no tengo... Empleados tengo unos 150, pero si sumo toda la gente que trabaja para mis empresas son unas 400 personas (actores incluidos), de las cuales 200 son trabajadores sexuales.
-Tu primera casa de masajes la abriste en 1998. Por esa época estaban en auge los cibercafés y unos años antes el negocio eran las canchas de paddle. ¿Por qué, como empresario, decidiste abrir prostíbulos, sexshops y una pieza para que strippers les bailen sensual a los turistas?
-Porque la vida me fue poniendo en determinados lugares y fui conociendo determinados rubros... Y especialmente este rubro sigue siendo muy precario empresarialmente. Me parecía en aquel momento que había mucho por hacer, y era rentable. No es rentable siempre. En su momento lo vi y estaba muy mal llevado por los empresarios que había en ese momento, muy llevado a la clandestina, a la ilegal. No existía el crecimiento empresarial. Me sentí capaz de poder llevarlo a un nivel empresarial, bien llevado, serio, con una filosofía distinta...
-¿Distinta en qué sentido?
-En aquella época era muy "al porcentaje". En realidad, porcentajes siempre va a haber... Nosotros cambiamos la política, sobre todo en Montevideo, de cobrar la habitación, los servicios y brindar más servicios a ese tipo de rubro. Antes era: "¿Cuánto factura la chica? Si la chica factura tanto, entonces yo me llevo tanto". Ahora no: yo cobro la habitación y doy tales servicios, por eso cobro tanto...
"El negocio estaba muy mal llevado por los empresarios que había en ese momento, muy llevado a la clandestina, a la ilegal. (...) Siempre frecuenté lugares que... no son los que yo quiero para mis hijos"
-¿Cuánto cobrás la habitación?
-Depende del lugar, pero si la chica le cobra 500 pesos al cliente, yo me llevo 200 y ella 300. Pero esa no es la facturación final. La chica por determinados servicios puede cobrar 1.500 o 2.000. Y de cada servicio, me llevaré el 40 %, el básico, por la pieza, la limpieza, la seguridad, el flujo de gente. Todo lo que uno le puede brindar al trabajo sexual que le corresponderá a ella.
-¿Cómo nace este empresario del sexo de una madre abogada y padre carpintero?
-Siempre fui muy rebelde. Siempre frecuenté lugares que... no son los que yo quiero para mis hijos.
-¿Cómo tomaron tus padres que te dedicaras a esos negocios vinculados al sexo?
-Y... no les gustó nada. Tanto es así que tuvimos un fuerte choque y estuve un tiempo distanciado de mis padres por esto. Iba a la facultad a estudiar Derecho, fui hasta cuarto año. Me gustó, pero me parecía que mi palo iba por otro lado. Me gustaba tener una empresa, un proyecto propio. Yo soy muy soñador. El cierre de todo proyecto empresarial es el dinero, claro, pero cuando pensé en abrir un canal porno, por ejemplo, no pensé en el dinero.
-¿Entonces cuál fue la motivación?
-Me interesa más lo de generar un proyecto propio, instalarlo en el mercado. El dinero no lo voy a rechazar, ¿eh? Pero lo veo como una creación propia. Fijate que es el primer canal de este tipo en Uruguay, y también en América Latina, siendo latino. Al principio me decían que era una locura, que me iban a prohibir, pero hice todos los estudios posibles y lo abrí. Hoy estoy por cerrar un contrato con una de las empresas más grandes del mundo en el rubro. Es 100 veces más grande que Playboy, Venus o las otras.
-¿De qué trabajaste antes?
-Laburé en muchas cosas, desde adolescente. Tuve un semanario que se llama Honestidad. Lo fundé yo en el 89 y lo repartía en el Prado. Me asocié con un amigo que tenía una computadora, el hermano era ingeniero e imprimía unos libritos... Yo tenía 14 años. Lo vendía y vendía la publicidad en el Prado. Yo me asocié con este pibe, que tenía los medios. Yo tenía la cara para venderle publicidad a los comerciantes. Soy más bien tímido, pero apechugo y voy para adelante. Iba al almacén, a la tintorería, al videoclub a vender avisos para mi periódico.
-¿Y sobre qué escribías?
-¡Éramos muy copiones! (Ríe) Reproducía cosas de libros, copiaba de National Geographic... Y lo vendíamos a 5.000 nuevos pesos, me acuerdo. Hasta que un día vino una comisión barrial y me lo compró. Se lo compró a mi madre, en realidad, yo nunca recibí la plata.
-¿Por eso te dedicaste a vender limones en la feria?
-Sí. Ahí pasé a vender limones en la feria de Luis Alberto de Herrera y Millán los sábados de mañana. Tenía 14 años y dos empleados mayores de edad. Al principio lo hacía yo, pero como me iba bien y había que madrugar, ellos iban más temprano y yo me sumaba después. Vendía de a cinco limones y se vendían pila.
"Vendí limones en la feria de Luis A. de Herrera y Millán los sábados. Tenía 14 años y dos empleados mayores de edad. Como me iba bien y había que madrugar, ellos iban más temprano. Vendía de a cinco y se vendían pila"
-Pero eras muy jovencito cuando arrancaste con los negocios del sexo. Tenías 21 años. Ya conocías la calle...
-Sí. Soy del barrio Fraternidad, al pie del Cerrito de la Victoria, pegado a Villa Española. Pero tenía muchos amigos que eran de la Aduana, entonces andaba mucho en la noche de la Ciudad Vieja. Y ahí conocí proxenetas, gente que vendía droga, gente de la calle. Pero paralelamente, iba a colegio privado, entonces me daba con los dos públicos: con gente de la noche y la Aduana que no estaba ni ahí con los "chetos" y con gente con nivel universitario y de buen pasar que nunca podrían estar conmigo en la Aduana.
-¿Cómo te llevás con las drogas?
-Ya no consumo. Consumía cocaína. Un día me aburrió... Y ponele que por ahí por 2008 o 2009 dejé. Esperé el síndrome de abstinencia y nunca vino. Decidí dejar de hacerlo por lo pelotudo que es drogarse. Demoré mucho en darme cuenta, pero ta... Ya no le encontraba el sentido. Me mentalicé. Si yo no quiero tener sexo con hombres, no lo voy a tener, así me pongas un chumbo en la cabeza. Pensé igual: si no quiero drogarme, no me drogo y listo. Hoy convivo con gente que se droga y no me atrae, me parece mal. Pero la droga en la noche está, en mis negocios también.
-El año pasado estuviste preso en la cárcel de Durazno por un hecho callejero. ¿Apuñalaste a uno?
-No, a tres. A tres delincuentes que me habían destrozado el auto... Yo salía de un lugar y me habían roto los vidrios porque querían robarme. Los encaré a los tres y los apuñalé, sí. Se me fue la moto, enloquecí... Fui preso y bien procesado, pero ellos no fueron procesados y detenidos. Eso me pareció mal. Estuve preso tres meses procesado por lesiones especialmente agravadas.
-Si los atacaste con un arma blanca al salir de un lugar es porque estabas con un cuchillo arriba...
-Sí, por esos días estaba armado con arma blanca. Ya no, obviamente. Era como defensa personal. Cuando vos andás en los ambientes en los que yo andaba, tenés que andar armado.
-¿También anduviste con armas de fuego arriba?
-Antes sí, andaba calzado. Después pasé a tener un fierro arriba, para darle a alguno por la cabeza, si pasaba algo y se armaba lío.
-¿Alguien te apuntó con un arma alguna vez?
-Sí. Pero zafé...
-¿Zafaste hablando, con parla, o siendo tan pesado como ellos?
-Tan pesado como ellos. He tenido enfrentamientos, tuve muchos problemas. Pero ya no estoy en esa, ya no frecuento boliches. Te hablo de la época que andaba en la noche, tomaba merca... Dejé todo eso, ya ni salgo. Yo me separé en 2006 y dejé todo a fines de 2007.
"Apuñalé a tres delincuentes que me habían destrozado el auto... Querían robarme. Los encaré a los tres y los apuñalé, sí. Se me fue la moto... Fui preso y bien procesado, pero ellos no fueron procesados"
-Haber estado preso el año pasado, ¿te perjudicó el lanzamiento de Divas TV? Porque ya estaban los anuncios y era inminente su lanzamiento cuando caíste preso...
-Sí, me retrasó algunos meses la salida al aire y su presentación. Hubiera sacado el canal en octubre del año pasado y a esta altura se estaría viendo en todo el país.
-¿Y cómo le está yendo a Divas TV? ¿Ya está disponible en los canales de cable?
-Nos está yendo bien. En cuatro meses cerramos en Panamá, Guatemala, Colombia y en Uruguay ya salimos al aire en algunas ciudades del interior y en Montevideo estamos por salir en estos días... Nos importa más el exterior, el mercado uruguayo no es grande.
-Pero usás actores y actrices uruguayos y filmás acá...
-Acá, por suscripción, tenemos 5.000 posibles abonados. Eso multiplicalo por varios más porque todavía no hicimos una publicidad importante, sí algo de prensa... Cuando los cableoperadores grandes de Uruguay comiencen a emitir, vamos a hacer una campaña publicitaria grande. Calculo que para 2016 estemos hablando de entre 25.000 y 30.000 personas que nos miren.
-¿Al público uruguayo le interesa este tipo de productos?
-Le interesa... Hoy en día hay cableoperadores que tienen un 14 % de abonados a los canales porno. O sea, que ya ven otros canales como Playboy o similares. Otros tienen un 5 o 6 %.
-¿Qué tipo de gente se presentó a los castings para protagonizar las películas?
-De todo. Policías, maestras, funcionarios de todo tipo, empleados... En mujeres, la mayoría son prostitutas.
-Mía Echeverría, a quien entrevisté para este espacio, me reconoció que se prostituía. ¿Te juega a favor que las actrices sean trabajadoras sexuales? Digo, por aquello de que ya saben lo que es trabajar en el sexo, saben lo que es fingir...
-¿Sabés que no? No juega a favor porque hay mucho vicio en relación a cómo dar placer. Esto es distinto: acá es ante una cámara, tenés que darle placer o sugerírselo al otro, al que está del otro lado de la cámara. Y eso es difícil de hacérselo entender, a veces. Y tienen cosas tipo: "Apurate", "pagame", "metele"... No todas, hay excepciones, y esas son las que se destacan.
-¿Qué tiene que tener la actriz porno para destacarse?
-Mía es una de las que se destaca, Vicky Bright es otra (son nombres artísticos que se ponen ellas). Se destacan porque aprendieron más del rubro, de qué se trata esto. No es "vengo, tengo sexo y me voy". Tienen que mostrarse ante la cámara, seducirla, aprender posiciones, saber dónde poner la mano y dónde no ponerla, no mirar a la cámara...
-O sea: convencer al espectador de que la están pasando bomba. Actuarlo.
-Muchas veces la pasan bomba. Y eso es un problema: cuando empiezan a pasarla bomba pierden la noción de que es una película, y el director empieza a tener problemas para entrar con su cámara a mostrar la parte sexual, íntima.
"En las películas no es ‘vengo, tengo sexo y me voy'. Tienen que mostrarse ante la cámara, seducirla, aprender posiciones, saber dónde poner la mano y dónde no ponerla, no mirar a la cámara..."
-¿Sos un producto de la noche?
-(Piensa) Sí, soy de la noche. Pero tomando noche como entretenimiento para adultos, la liberación nocturna de todo el mundo. Para mí es un espacio de entretenimiento. Saquémosle lo místico, lo raro. Es como cualquier otro negocio, pero tiene la parte mala que es más cuestionada, pero por desconocimiento, porque es tabú. Más acá que somos chiquitos...
-Y timoratos o pacatos...
-No somos tan pacatos, eh. Son más pacatos en Centroamérica. Lo que hay acá es un miedo de las autoridades (de los canales), de arriba, digamos.
-¿Por qué se prostituyen las mujeres en Uruguay? ¿Todas apelan a eso por necesidad?
-Hay un porcentaje que sí. Pero por hambre no, hay otras posibilidades para salir del hambre. El tema es: ¿por qué tendrías sexo sin tener ganas? Lo hacen por dinero, está la valorización del dinero, por mejorar su calidad de vida y no les importa el medio para llegar a ese fin. Y es válido. Está sobrevalorado o no -cuestión de cada uno- el tener sexo. Si viene una chica joven y linda y te da 100 dólares para que tengas sexo con ella, quizás aceptes (y sin dinero también), pero si viene Mirtha Legrand y te da 100 dólares le vas a decir que no, ¿pero si te da 100.000?
-...
-Bueno, a eso me refiero. Es valorizar más o menos algo por dinero. Hoy en día hay mucha desvalorización del sexo como algo sagrado.
-¿Hay alguna diferencia hoy entre casas de masajes y prostíbulos?
-Mucha. La diferencia está en la regularización de la normativa. La higiene y la seguridad son importantes. A fines de los 90 conocí un lugar en 18 y Andes que ¡no tenía agua! Yo tengo un prostíbulo que tiene 105 años, el de Carlos Reyles 1616. Yo no tengo casas de masajes: las casas de masajes están en la clandestinidad.
-¡Y disfrazadas con un eufemismo!
-Exacto. Por eso, en los 90 muchas trabajaban con diplomas truchos de masajistas... Las casas de masajes viven en esa cosa clandestina: podés tener una menor y está todo bien. Yo en mis prostíbulos no puedo tener una menor, tengo que tener seguridad, condiciones de higiene, salidas señalizadas en casos de incendio, porque estoy muy controlado. En Argentina tenés chicas que están secuestradas en un local y la mentalidad es la de la clandestinidad. Yo ofrezco servicio de habitación, de seguridad, de limpieza, con tragos para que tomen los clientes y no tienen por qué pasar a una pieza. Una casa de masajes es como los apartamentos privados. Yo no puedo tener chicas sin su carné de profilaxis, porque me sancionan.
-De hecho, vos hacés publicidad de tus prostíbulos. Es algo inédito.
-Tal cual. Al principio vos podías promocionar el nombre y el celular, pero no decir de qué se trataba el negocio. Pero era tan estúpido... porque la Policía y la Intendencia sabían dónde estaban. Entonces yo fui directamente a poner la dirección como el nombre del lugar y listo. Igual, siempre fue Divas, pero me interesa imponer la dirección. Después que en 2002 se regularizó todo, ya está. Lo riesgoso está en los apartamentos privados: ahí podés encontrar menores, chicas con VIH... Yo he rechazado chicas con sida, y terminan trabajando en apartamentos a media cuadra de casa.
"Con mi hija de 13 estamos charlando mucho... El miedo mayor está en la condena social. Yo la llevo por la libertad de cada uno de hacer lo que quiere sin dañar a los demás. Pero no es la única; la de 11 también sabe".
-¿Cómo está conformada tu familia?
-Estoy solo, me separé, y tengo cinco hijos. El más chico tiene 2 años y la más grande 13.
-¿Tu hija más grande sabe a qué te dedicás?
-Sabe. Hace poco que sabe... Se enteró. Porque en los últimos meses empecé a ser más conocido o público, por poner la cara por Divas TV.
-¿Lo aceptó?
-Bueno... Es todo un desafío. Lo estoy llevando y ella se debe cuestionar muchas cosas. Estamos charlando mucho... El miedo mayor está en la condena social. Yo la llevo por la libertad de cada uno de hacer lo que quiere sin dañar a los demás. Pero tengo mis otros hijos. La de 11 también sabe.
-¿Y cómo lidiaste con tus parejas, al saber que te dedicabas a esto?
-Con mi primera pareja fue un problema, porque le molestaba que yo le mintiera. Yo nunca se lo dije, se lo oculté. Yo le mostraba mi otra cara, la del egresado de facultad de Derecho. Bah, es mi misma cara, pero ella me miraba de un lado y no del otro. Mi última pareja ya sabía desde el principio. Con las mujeres que puedo estar genera cierta desconfianza, pero para muchas es atractivo.
-Para muchas debe ser un afrodisíaco estar con el dueño de todos estos emprendimientos vinculados a la noche y la diversión sexual...
-Para las chicas del ambiente, seguro. No lo digo por vanidoso. Pero yo busco alguien fuera del ambiente, porque es como comer bizcochos para el empleado de la panadería... Entonces, me atraen más las que están fuera del ambiente. Cuando se enteran o se dan cuenta, les genera una duda... Se fijan en la carga social de mi presencia, del tipo: "si me ven con éste van a pensar que soy prostituta".
-¿Has tenido romances o affaires con las prostitutas o actrices del canal que trabajan para vos?
-Con actrices no. Con las meretrices, hace algunos años sí. Pero lo dejé, porque es muy problemático.
-¿Te gustaría que alguno de tus hijos siga en lo tuyo y tome la posta de tus empresas?
-Sí, seguro. Alguno de ellos... Si me das a elegir, el varón. Hoy el negocio está armado como para que lo agarre cualquiera. Esto es un negocio: si hay un problema, yo levanto el teléfono y va alguien a solucionarlo o llamo a la seguridad. Yo ya no voy.
-¿Has hecho plata con la industria del sexo?
-Sí.
-¿Se puede estimar?
-No... Porque es peligroso.
-¿Sos feliz?
-Sí.
Montevideo Portal | César Bianchi
Fotos: Juan Manuel López