Por César Bianchi

Marcelo Acquistapace tiene un don: si se concentra, logra robarle al subconsciente parte del material del pasado que quedó ahí guardado. En días de inspiración y con información pertinente, pone su mente en blanco y logra que algunas imágenes reveladoras "se le peguen". Esta suerte de bendición le ha permitido hallar cadáveres de personas desaparecidas, resolver casos difíciles para la Policía, ser estrella de TV y hasta participar de un reality show.

Se reconoce psíquico o mentalista, pero no cobra por sus servicios porque sabe que desvirtuaría su propósito. Casi no pinta y tiene mucho menos tiempo para dedicarle a su agencia de publicidad. Ahora está enfocado en utilizar sus técnicas de hipnosis para ayudar a superar adicciones o incluso para hacer adelgazar. Lo más increíble de todo es que se siga sorprendiendo, como un niño, con cada "coincidencia".

-¿Cuándo advertiste que tenías este don?
-Creo que todos tenemos el potencial para desarrollarlo, pero algunos quizás tenemos más sensibilidad o le prestamos atención y ya sólo eso nos faculta para repetir ese proceso con más asiduidad. De chico me pasaba que yo corría para atender la puerta o el teléfono, pero cuando llegaba al teléfono recién ahí sonaba. El lechero llevaba la leche a casa, en Durazno, y yo llegaba un instante antes que él. Estaba en la escuela, en primer año, y me levantaba unos segundos antes que el resto antes que tocaran la campana y por levantarme antes de tiempo, me mandaban a la dirección. En la escuela me cohibieron ese potencial... entonces empecé a desoír el sonido de la campana y dejé estacionado ese don, olvidado. Entre los 8 y los 14 años fui un niño más, dejé de prestarle atención a eso.

-¿Tus padres advirtieron tu don?
-Lo hablaba con mi madre, pero era un tema tabú... y era la época de la dictadura, entonces era mejor no hablarlo. Mi padre era gerente de un banco y somos cinco hermanos. En el liceo yo dibujaba y eso está ligado al desarrollo de la intuición. Fui a clases de cerámica y de pintura en San José y empezó a despertar nuevamente mi potencial. A los 13 o 14 años empecé a darme cuenta que había cosas en las que me adelantaba: yo iba al Sagrada Familia y había una rifa muy importante en una kermesse. Me dieron el 465 y yo lo toqué y sabía que iba a ganar algo. Y salió el 465. Yo les decía a mis amigos: "¿Se acuerdan que les dije que iba a ganar yo?", pero se minimizó porque todos creían que iban a ganar... En astronomía había un grupo de cuatro que teníamos que ir a hacer mediciones con barómetros y todo. Un viernes fui yo solo, porque mis compañeros no fueron. Teníamos que hacer mediciones e interpretar cómo iba a estar el tiempo a la semana siguiente. Y las mediciones no me daban lo que yo presentía que iba a suceder: yo veía grandes lluvias, pero las mediciones no decían eso. Y puse que iba a llover. El lunes amaneció lloviendo y el martes, que teníamos clase de astronomía, el profesor se sorprendió porque no era nada previsible. Otro día íbamos caminando hacia el liceo con mis compañeros y me frené. Les dije "paren un poco, deténganse". "¿Por qué, si estamos llegando tarde?", dijo uno. "Porque algo va a pasar", dije. Y en ese momento se siente un estruendo en la esquina: un camión había roto los frenos y se dio contra una florería. Si nos hubiéramos detenido, habríamos llegado a esa esquina. Otro día intuí algo... y jugué a que sacaba una granada de la mochila y la tiraba debajo de un auto estacionado. Seguimos caminando y al instante se siente una explosión... se había incendiado ese auto.

Otro día intuí algo... y jugué a que sacaba una granada de la mochila y la tiraba debajo de un auto estacionado. Seguimos caminando y al instante se siente una explosión...


-¿Cuándo te das cuenta que no eran meras casualidades, sino producto de un don?
-La primera vez que me doy cuenta que si yo usaba una técnica podía obtener resultados muy aproximados a lo que yo visualizaba fue en 1984. Conocí a Fabio Puentes, un hipnólogo que ahora está en San Pablo. Empezamos a hacer ejercicios controlados, primero con la pintura, después con regresiones a momentos de mi vida. Por ejemplo, yo veo en un auto Baturé verde, descapotable, veo a mis padres más jóvenes, en una chacra... Fabio me pide en estado de hipnosis que yo dibuje esa escena y lo hago, ahí también dibujé el 058. Después le pregunté a mi padre si había tenido un auto así y me dijo que sí, pero que yo tendría 2 años. No recordaba la matrícula del auto, entonces fue a buscar la libreta de aquel auto. Resulta que la chapa terminaba en 058. Ahí me di cuenta del potencial de la mente, sobre todo en el subconsciente. Yo tenía 17 años ahí... Por esa época teníamos un examen de literatura. Mis compañeros se fueron a comprar bizcochos y yo me quedé esperando en un murito. Ahí intenté concentrarme en el día, hora y lugar donde sería el examen para ver qué veía. Cerré los ojos, dejé la mente en blanco y empecé a ver el salón, los compañeros, las mochilas en un costado y la profesora que entra con libros en los brazos, tropieza con las mochilas y los libros vuelan... Y en el pizarrón leo tres preguntas. Cuando llegan mis compañeros les conté lo que había visto en mi ejercicio mental: el accidente de la profesora entrando a clase y las tres preguntas del examen. Me decían que estaba loco, pero se corrió la bola del tropezón de la profesora entre los compañeros. Llega el día del examen, entra la profesora, tropieza con la mochila y vuelan los libros... Y todos se daban vuelta y me miraban. ¡Pero además, las preguntas coincidieron con las que yo había visto!

-Pero, ¿en qué momento te diste cuenta que podías aprovechar esa bendición o habilidad para un propósito bueno? Porque años después terminaste ayudando al Ministerio del Interior en la búsqueda de personas desaparecidas...
-Eso fue en 1991, estando yo en Montevideo. Con Fabio Puentes seguimos en contacto y empezó a hacer cursos para desarrollo del potencial del inconsciente, para los cuales me llamaba. Empecé a hacer el curso y conocí a otras personas con sensibilidad. Ese año yo ya trabaja en publicidad y tenía mi agencia. Desaparece el chico Jonathan Viera en Salinas, y contactaron a Fabio para encontrarlo. La Policía sabía que en otras partes del mundo había psíquicos que colaboraban cuando con las herramientas científicas no se podían encontrar las personas. Recurrieron a Fabio y él pensó en mí, para ayudar con la hipnosis. Fabio tenía un apartamento en Mercedes y Cuareim, y nos citó ahí a mí y otros del curso. Nos sentamos alrededor de una mesa -con policías en la misma sala, mirándonos- y nos dieron fotos del niño. Hacía varias semanas que estaba desaparecido y había mucha presión social por eso. Nos agarramos de las manos y Fabio hizo una inducción profunda, y luego nos pidió que hiciéramos una regresión al momento en que el niño desaparecía, a ver qué veíamos. Dejamos la mente en blanco y empezamos a decir las cosas que veíamos... Empecé a ver una imagen aérea, veía calles de tierra colorada y una canchita de fútbol. Empecé a acercarme a esa imagen y vi que había un chico descalzo, que no estaba jugando, al lado del arco. Vi que el arco estaba formado con un jogging naranja y azul, con rayas, y empecé a acercarme. Me posicioné detrás de una persona adulta, de pelo castaño medio largo, que estaba en una bicicleta negra y sentí una sensación de mal deseo de él hacia esos niños... No logré verle la cara. Inmediatamente vi que el niño salió corriendo, cruzó una calle que está enfrente y al rato sale calzado. Cuando vi la imagen de la casa y ahí había una virgencita. Fue ahí a calzarse. Describí la situación. Cuando abrí los ojos, sentí una fuerte angustia. Abrí los ojos y todos me estaban mirando. Pasaron los días y esos datos que yo les dí, la Policía los corroboró. Jonathan estaba jugando al fútbol con unos niños, cruza a lo de la tía a calzarse, tenía un equipo deportivo naranja y azul, cuando le preguntaron a la tía si tenía una virgencita les dijo que debajo de la enredadera había una virgencita de Lourdes en una pequeña baldosa. Finalmente se encontró el cadáver de Jonathan, en unos pajonales, a dos kilómetros de su casa. A partir de ahí, me llamaron para colaborar en otros casos: los de Ana Luisa Miller y María Victoria Williams, ambas asesinadas por Pablo Goncálves en los 90, en 2007 en el caso de Natalia Martínez, también en el caso de Pamela Silva, la niña de Maldonado que llamaba al 911 de Montevideo... y el caso de las niñas muertas por asfixia en Villa del Carmen en Durazno, que a mi juicio es una vergüenza cómo lo ha manejado la Justicia.

-¿La ciencia te subestima? ¿Te has sentido subestimado por quienes invocan argumentos científicos?
-Yo le tengo mucho respeto a la ciencia. Lo que yo hago tiene que tener el sustento de una investigación científica, porque si la visualización sólo fuera en base a imaginación yo no tendría cómo focalizarla. Lo que yo he ido desarrollando es un método que se llamo "sustitución de percepciones". Se va de macro a micro y así la Policía puede ir sustituyendo las percepciones con cosas existentes y de esa forma llegar a un lugar geográfico, y ahí sí provocar la búsqueda científica. Yo voy de una montaña a una cruz encima, un lago, un puente de madera pintado de rojo y después veo una florería. Entonces se toma de dónde es la persona, se busca la montaña con la cruz, después el lago, luego el puente hasta la florería. Se va bajando el zoom. Ahí se busca un testigo, prendas de ropa o incluso el cuerpo de la persona. En muchos casos lo que yo veo termina coincidiendo en forma increíble. Aprendí a tratar de no modificar la percepción, porque yo, racionalmente, si analizo lo que veo, digo: "Esto no puede ser, mirá si el tipo va a aparecer ahí si lo que se dice en la tele es otra cosa". Entonces, aprendí a quedarme con la primera percepción, aunque parezca un disparate.

Lo que hago tiene que tener el sustento de una investigación científica, porque si la visualización fuera en base a imaginación yo no tendría cómo focalizarla. Es un método que llamo "sustitución de percepciones".


-Para los demás, racionales, sí son un disparate. ¿Te sentís juzgado?
-Se me juzga. Recuerdo el caso de Pamela Silva, una niña de 11 años: nadie me pidió participar en el caso, pero cuando vi la noticia en la televisión, con sus características dantescas de una vara atravesada en el cuello, había sido manoseada y tenía la ropa hecha jirones... que naturalmente y sin hacer esfuerzos, vi cosas. Vi un tipo menor de 60 años, barbado con un carro con un caballo, el caballo con una mancha en el anca izquierda. Y me di cuenta que era el responsable de la muerte. Pasé en limpio el dibujo de lo que veía y tomé apuntes y se lo pasé a un periodista de Maldonado y al comisario Álvez, encargado de Homicidios de Maldonado. La información pasó a ser un elemento más de información. Después, la investigación fue por otro lado y se apuntó al padrastro, que abusaba de ella, y pasó a ser el principal sospechoso. Durante un año la atención fue enfocada en el padrastro, que terminó procesado por violación, pero no por homicidio. Al año y tres meses, unas mujeres fueron a denunciar pensando que su padrastro podría haber tenido incidencia en la muerte esa chica, porque el tipo había llegado a su casa ensangrentado y al otro día quiso vender el caballo y el carro que tenía. Entonces, el comisario se puso a buscar entre los papeles, el mail que yo le había pasado, lo encuentra y resulta que mi descripción coincidía en forma increíble. Era el homicida de Pamela Silva.

-¿Me estás diciendo que si te hubieran hecho caso, lo hubieran detenido mucho antes?
-De hecho, este señor había pasado desapercibido y las características hacían que fuera de los primeros en ser interrogado, porque la nieta de él era compañera de Pamela. El tipo era hurgador, tenía un carro y un caballo (con una mancha en la anca izquierda), vivía a tres cuadras de la casa de Pamela y tenía antecedentes por violación. Había estado preso por violación. ¡Y fue olvidado! No digo que procesen a alguien por lo que yo veo, pero sí tenerlo más en cuenta, para sospechar.

-Apelo a tu autocrítica: una persona que trabajó contigo me dijo: "Marcelo acierta algunas veces, pero la mayoría de las veces erra". ¿Vos sentís que la mayoría de las veces te equivocás?
-Yo me sorprendo por las coincidencias. Entiendo que aporto muchos datos que no inciden en la investigación, pero hay información que es impresionante cómo coincide con la realidad.

-¿Pero cuál es la norma: acertar o errar?
-La norma es que haya coincidencias. Lo que ocurre es que a veces la interpretación racional que yo le hago u otro le hace es lo que me lleva a alejarme... quizás si yo trabajara con rasgos generales, el porcentaje de coincidencia sería muchísimo mayor. Pero querer ayudar y dar más detalles específicos, a veces me hace alejarme.

-¿Te sentís poderoso?
-No, en absoluto. Soy el primero en sorprenderme, mi técnica va contra las líneas conocidas o reconocidas. En todos los casos me sorprendo, me parece una locura que uno aplique una técnica con estas características y funcione. Lo que me da más basamento es que hay una base física que permite repetir el proceso, pero la física como la conocemos, desvirtúa mi trabajo. Por eso apunto a la física cuántica.

-Cualquier otro usaría tu don en beneficio propio: desde saber si él o algún familiar va a tener un problema de salud hasta sacar el 5 de Oro o averiguar si su equipo de fútbol va a ser campeón. ¿Lo has intentado? ¿Has podido?
-Siempre digo que soy psíquico, no idiota. Lo intenté para el 5 de Oro o para visualizar acontecimientos futuros. Pero nunca pude en circunstancias en las que me beneficio económicamente. Cuando quiero ver un número para beneficiarme económicamente, no lo logro. Veo el entorno, las características, la gente que está presente en ese momento. Me paro frente a la pizarra donde anuncian los ganadores en un kiosco y me posiciono el lunes de tarde, pero logro ver la gente, el clima, todo, pero el lugar donde van los números lo veo en blanco. Por más que trato de esforzarme, no puedo.

-¿Y en el fútbol te pasa lo mismo? Vos ya adelantaste que a Uruguay no le va a ir bien en el Mundial...
-No es que vea que no le va a ir bien, es que veo un festejo argentino... La visualización la hice antes del sorteo del Mundial, incluso. Veo un festejo de camisetas de Argentina. Pero ojalá me equivoque.

El tipo era hurgador, tenía un carro y un caballo, vivía a tres cuadras de la casa de Pamela y tenía antecedentes por violación. Había estado preso por violación. ¡Y fue olvidado!


-¿Sos consciente de que tu don es peligroso en una menta perversa?
-Sí... Yo no sé si es "para bien", pero no cobro por colaborar. Si yo cobrara, sería tanta la gente que recurriría a mí que a los primeros tres o cuatro los ayudaría muy bien, pero después empezaría a utilizar otras percepciones como alergias físicas y me alejaría de lo sano. Prefiero seleccionar los casos y no cobrar, hacerlo desinteresadamente. Sólo por algo que me alimente el alma. A veces hay una persona fallecida pero los familiares quieren darle sepultura al cuerpo, ponele. En esos casos, yo trabajo desde un lado más puro y sin esperar nada a cambio.

-¿Crees que es un don que te dio Dios?
-En esto hay que creer, es fe... creo en determinadas posibilidades y voy contra lo imposible. Por eso intento y cuando lo intento, veo que funciona. ¡Pero nadie lo intenta! La mayoría de nosotros tenemos este potencial, que está a nivel del subconsciente, pero como no lo precisamos, no lo utilizamos.

-Pero veo algo interesante: si algún ser superior te regaló este don, te prohíbe usarlo para tu provecho propio, como en el caso de beneficio económico. ¿Hay algo de eso?
-Sí, puede ser... No sé si algo poderoso pero es física... uno lo asocia a lo místico, a lo divino. Pero tenés razón.

-Participaste en un reality de psíquicos en Chile. ¿Cómo fue esa experiencia?
-Participamos distintos psíquicos de Latinoamérica y teníamos que realizar pruebas. Yo fui invitado, pero tuve que pasar una prueba en la Plaza de Armas de Santiago. Éramos 8 al principio y estuve finalmente tres meses en Chile. Fue un crecimiento enorme de mi potencial y que me pusieran pruebas en lugares reales habla del potencial de la mente. Nos tapaban los ojos, nos vendaban y durante una hora y media nos tenían dando vueltas en una van con la música fortísima, te llevaban a un lugar y tenías que decir dónde estabas. A mí me llevaron a un circo y yo lo describí, después me preguntaron qué pasó ahí y yo empecé a describir momentos de violencia relacionados a los padecimientos de Allende. Cuando me sacan la venda, me sorprendí y pensé que me iban a descalificar... Cuando vamos al capítulo final, resulta que fui elegido el mejor psíquico del capítulo, porque ahí había sido lugar de retención y fusilamiento durante el golpe de Estado de Pinochet.

-A propósito de la dictadura, ¿colaboraste en alguna búsqueda de desaparecidos en Uruguay?
-Yo trato de colaborar en casos relativamente recientes, que no hayan pasado más de dos años, porque la información que se obtiene de un evento después dos años es difícil sustituirla por investigación científica, porque cambió el lugar, cambiaron las condiciones físicas del lugar: la gente se mudó y es más difícil encontrar testigos, cambió la vegetación, el paisaje. De todos modos, trabajé en un caso, donde un amigo vino a solicitarme por un desaparecido y yo vi que había sido arrojado de un avión volando. En el caso del maestro Julio Castro, el año anterior anuncié la fecha y el lugar donde se encontrarían restos de un desaparecido... y se dio. No vi quién era.

-Hoy por hoy estás enseñando tu técnica para que la gente pueda superar determinas adicciones. ¿No es así?
-Correcto. A raíz de mi viaje a Chile, una clínica chilena me contrató para desarrollar una técnica que se llama cinta gástrica virtual, o sea adelgazar por medio de la hipnosis. Como dio muy buenos resultados, volví a Uruguay y continué trabajando en la hipnosis para superar cosas. Empecé a dar consultas respecto a las adicciones y dio muy buenos resultados. Se corrió la bola y tengo consultas hasta abril. Tengo grupos para adelgazar, para dejar de fumar o el alcohol. No uso la videncia, sino el conocimiento de mi mente, aplicado en otros. He desarrollado una teoría de cómo funciona nuestro cerebro y en base a eso aplico una técnica y obtengo resultados. Divido en dos nuestro cerebro: de un lado lo racional y lo moderno, del otro lo primitivo, donde está nuestro subconsciente. Es como el disco duro de la computadora y del otro lado, el procesador. ¿Cómo funciona con las adicciones? Cuanto fumás por primera vez, tu cuerpo rechaza los químicos venenosos que ingresan a tu cuerpo. Pero el cerebro racional sabe que si esos químicos ingresan a la sangre, te da un placer casi orgásmico. Te coloca la información en el subconsciente, tal cual como un disco duro, y hace contacto o borde eléctrico, genera un puente para plantear el centro de nuestro cerebro, que es el que se defiende ante esos químicos. Entonces, evita que nuestro cuerpo reaccione y busca las neuronas más fuertes, las adictivas, relacionadas con el sexo y el placer, entonces cada vez que fumás él hace contacto en ese circuito, genera un puente para evitar que tu cuerpo lo rechace y toca las neuronas adictivas vinculadas con el placer. Entonces fumás y sentís placer. Pero el que recibe placer es tu cerebro racional; eso pasa también con las drogas y la comida. Lo que hago es sustituir la información del subconsciente donde el cerebro racional hace contacto para estimular esas zonas adictivas. En una sola sesión logro que veas una caja de cigarros y sea como ver una piedra.

Prefiero seleccionar los casos y no cobrar, hacerlo desinteresadamente. Sólo por algo que me alimente el alma.


-¿Este poder no tiene ningún efecto colateral o secundario?
-La maldición de esto es que -como no cobro- trabajo con casos embromados, difíciles, donde está en juego la vida de alguna persona. Lo que sí he aprendido a hacer es a dominar este don, de modo de provocarlo cuando yo lo deseo. A veces me viene información sin que yo la pida, pero la mayoría de las veces, con alguna prenda, una foto y datos, busco generar el dial que esa persona está sintiendo. Me posiciono en esa emisión, dejo la mente en blanco y se me empiezan a pegar cosas que emite esa persona.

-¿No afecta tu salud?
-No, porque me puedo "enchufar" y "desenchufar", pero tengo cables a tierra: mi familia, mis hijos, la pintura, la escritura y la publicidad.

-¿Qué dice tu pasaporte?
-Publicista.

-¿Sos feliz?
-Claro, soy feliz. Y esto de ayudar a otros con sus adicciones gracias a mis técnicas de hipnosis, me hace poder vivir de esto. Esto sí lo cobro. La agencia de publicidad pasó a un segundo plano y la pintura es un hobby.


Montevideo Portal / César Bianchi
Fotos: Juan Manuel López