Cité al intendente de Montevideo en el Café Brasilero, el mítico bar de Ciudad Vieja de 1877, donde el espíritu de Eduardo Galeano parece omnipresente. El autor de Las venas abiertas de América Latina es recordado en varias fotos: en blanco y negro contra la ventana que da a Ituzaingó y con una taza en la mano, a colores con boina azul leyendo un diario en la misma mesa, parado con una mano en jarra y la otra en el bolsillo, la sombra de Galeano al lado del nombre del bar. Cuenta Daniel Martínez que él no es de frecuentar bares y no conocía el Brasilero, que a Galeano sí lo conoció y solían discutir de fútbol. Galeano, dice, era de los bolsos ortodoxos, de los calentones que se olvidan de que se trata de un juego.
Martínez llegó con su encargado de comunicación y no pidió nada, tomó mate durante una hora sin permitir que lo interrumpiera el celular. Ocupado con complejidades tales como qué hacer con el desembarco impertinente de Uber, cómo sancionar a los que tiran basura fuera de los contenedores o cómo paliar el déficit que dejó la intendenta anterior, concedió una hora para hablar -además- de qué cosas lo enamoran de la ciudad que desde julio de 2015 le toca gobernar.
El intendente también habló de su gestión en Ancap, la que -dijo- fue prolija en sus finanzas, y aclaró: "no me pidas que opine" de Sendic.
Por César Bianchi
@Chechobianchi
-¿Por dónde pasan las complejidades de gobernar a los montevideanos?
-Hay temas de fondo, estructurales, en cuanto a lograr lo que uno quiere. Yo quiero una ciudad inclusiva, con buenos servicios, que brinde igualdad de oportunidades. Para un hombre de izquierda hoy, lo más revolucionario es la igualdad de oportunidades. Implica una concepción solidaria de la política y la convivencia, y es lo que todavía falta construir por el sistema, un sistema injusto de por sí. Entonces: tratar de generar oportunidades para que aquellos que no tienen varios apellidos ni una familia que no le solucione los problemas puedan desarrollar sus sueños y tener oportunidades de pensar un mundo diferente. Hay que recuperar la noción de que hay un futuro posible, lo que implicaría estudiar. Porque si pensás que no hay un futuro, ¿para qué vas a estudiar? Entonces, dentro de esa concepción, hay que solucionar los problemas básicos y a su vez avanzar hacia una ciudad más inclusiva.
-¿Con qué se encontró al asumir, que le haya sorprendido?
-Si vas a la Sala de Acuerdos de la Intendencia vas a ver un cartel que dice: "Primero, ojos y oídos para los problemas de los ciudadanos; segundo, transversalidad; tercero, procedimientos, y cuarto punto: tomar decisiones en base a informaciones medidas". Respecto al primer punto, muchas veces me vienen con trámites y cuestiones burocráticas, y yo me caliento. Les digo: ¡paren un poco, pensemos en cómo lo solucionamos! ¡Propónganme qué hay que hacer! Segundo punto: transversalidad. Eso que se dice de compartimentos estancos, chacras, es absolutamente así: a la Intendencia le cuesta que distintas áreas trabajen juntas por un mismo objetivo. Lo tercero, cuando digo "procedimientos" es estandarizar, no poner el dedo para ver para dónde sopla el viento. No responder después de que salió un artículo en el diario. Tiene que estar establecido qué hay que hacer, y si no pasa eso, tiene que haber una alarma que suene antes de que reviente la cosa. Hay una gran ausencia de procedimientos en muchas áreas de la intendencia. Y el cuarto ítem: está en la tapa del libro, primero medir lo que pasa, después hacer un correcto diagnóstico para después aplicar las soluciones. En la campaña yo lo dije: ¿Por qué hacer un corredor Garzón? Creo que ahí no había buena información para la toma de decisiones. Antes de hacer una intervención en la calle: estudiar bien el tema, tener mucha información para tomar decisiones profesionales. En la intendencia no hay suficientes indicadores, ahora estamos construyendo un sistema de indicadores. Todo esto no se cambia de un día para el otro. Lleva tiempo.
-¿Qué se corrigió de cara al corredor de General Flores, tomando en cuenta esos errores del corredor Garzón?
-Como no queremos hacer lo que se hizo -creemos que se implementó mal el corredor Garzón- estamos hablando con los vecinos, hablando con las empresas, hace como un mes que estamos evaluando este proceso. La inversión es poquitísima. Hay sí zonas puntuales donde se invertirá y hay un manejo diferente de los tiempos de semáforos...
Tenemos una ciudad cara de generar transporte, producto de que se ha extendido con una densidad de población bajísima.
-¿Hubiera hecho el corredor Garzón de haber sido intendente en el quinquenio anterior?
-(Piensa) Yo no lo hubiera hecho. No creo que la concepción de corredor sea la correcta, me inclino más por la vía de transporte rápido. No sé cuántas llegaremos a hacer en este período, pero es la idea; estamos atados por la realidad presupuestal. Nos va a llevar mucho tiempo arreglar la casa, por eso el Fondo Capital fue menor de lo que pensábamos. Pero no quiero dejar sobreendeudada la intendencia, cuidamos muchos los números.
-¿Con qué déficit se encontró en la Intendencia?
-Cuando asumimos, el déficit proyectado para 2015 era de 1.400 millones de pesos, unos 60 millones de dólares. Y armamos un presupuesto equilibrado. A mediados de abril se sabrá el déficit real de 2015. Y ahora será muchísimo menor... hemos tenido rigurosidad en el gasto, empezando por el intendente y una política de austeridad. No podés estar dos años con déficit, la acumulación hace que te coman tu línea de crédito. Eso te mata, no te deja hacer nada.
-Tenemos el boleto de ómnibus más caro de América. En la campaña varios candidatos se comprometieron a bajarlo. ¿Qué se puede hacer para lograrlo?
-Por suerte, puse en mi Facebook varias grabaciones donde dije que "decir que se puede bajar el boleto es demagogia". ¿Sabés cuánto pone por mes la Intendencia de subsidio? Pone 24 millones de dólares por año. En una intendencia con problemas financieros, eso es dramático. Hay un problema estructural: tenemos en un área que es más o menos la citté de París, la parte central de París, tres veces menor en población. Entonces, ¿qué pasó? En las década de 80 y 90 hubo una expulsión de cientos de montevideanos de las áreas consolidadas con servicios a la periferia, lo cual hace que la ciudad hoy sea un "chorizo" extendido para todos lados, entonces para atender a 600 personas tenés que poner una línea de transporte. El 85% de los costos del transporte es personal + combustible (el combustible cada vez incide menos porque está topeado por el fideicomiso al boleto). Entonces, para poder tener recorridos más largos que tienen poca gente, tenés que poner más ómnibus, disponer de más personal y gastar más combustible. Entonces tenemos una ciudad cara de generar transporte, producto de que se ha extendido con una densidad de población bajísima.
-Pero es que lejos de bajar, aumentó nuevamente el boleto...
-Sí, pero ¿por qué? Setiembre del año pasado: no sólo era un convenio de ajuste semestral, que se ha mantenido (la negociación colectiva la respeto y punto), pero en setiembre era el fin del convenio, entonces hubo que hacer ajustes, tuve que meter dos pesos. Ahora de vuelta: con una incidencia en la paramétrica muy importante del salario. Y otro tema es que cayó impresionante la venta de boletos, con lo cual para que las empresas sigan funcionando hay que compensar la pérdida de boletos. Estamos hablando de millones de boletos menos al año. Ahí te puedo decir que fueron claves el aumento del parque automotor y la baja de empleo en la construcción, eso incide directamente.
-Habrá que pasarse a la bici. ¿No es pose lo de la afición a la bicicleta?
-¡Tas loco! Al uruguayo le gusta hablar de más. A veces parece que tuviéramos más lengua que cerebro. Cuando las elecciones (departamentales) hubo mucha prensa interesada en el tema, pero yo seguí yendo en bicicleta.
-¿Se han ido incrementando las ciclovías?
-Sí, sí, está la de Nueva Palmira, la de Hocquart, el circuito de las universidades, en Bulevar Artigas, que está sobre la vereda y quedó lindísima. Y en la rambla, muchos peatones insultan a los que van en bici, y fue pensada para las bicis... Por Instrucciones le pedimos al Ministerio de Transporte que nos ayude, estamos tratando de que haya ciclovías por Camino Cibils; San Martín no dan los espacios, le estamos buscando la vuelta, por Belloni, sí. Lo estamos promoviendo, pero tenemos pocos recursos. Lo que parecía un déficit gigantesco, quedará mucho más controlado... Tengo una contracción descomunal para buscar tener plata para invertir... Pero dejame ordenar la casa. Con el déficit que había, entrábamos en default este año.
-¿Cómo ha lidiado con Uber?
-Se han multado, muchos han sufrido multas de 30 y pico de mil pesos. No te puedo decir cómo hago para sancionarlos. Hubo que pensar una ingeniería que cuidara los aspectos legales. No era llamar a un Uber y cuando llegue multarlo, porque eso era considerado incitación al delito. Lo que dijimos fue: hay algo nuevo, analicémoslo. Vino un colombiano en representación de Uber a hablar con nosotros y nos trajo una carpeta, con recortes de prensa, todos favorables a Uber. Pero su impacto fue disímil: en algunos países fue prohibido, en otros los obligaron a regularse. En todos se instalaron de la misma forma: de pesado. Por eso los calificamos de piratas. Nosotros no les decimos que no, pero no somos una república bananera para que vengan a violar cuanta regla haya. Porque además es competencia desleal. Pero ojo: también reconocemos que hay que trabajar para mejorar el servicio de los taxis. Eso es clarísimo.
-¿Se está considerando seriamente quitar la mampara de los taxis?
-Lo estamos hablando dentro de la comisión con el Ministerio del Interior, Ministerio de Transporte, el de Economía y la Intendencia, y eso se daría en la medida en que logremos eliminar el dinero en los taxis. Antes no. Una vez que esté funcionando bien el sistema, se considerará en serio.
Nosotros no les decimos que no [a Uber], pero no somos una república bananera para que vengan a violar cuanta regla haya.
-Adeom ya le hizo un paro y amenazan con otros. Reclama que se avance en la negociación colectiva, señala la grave situación de la limpieza, denuncian direcciones acéfalas... ¿Qué tiene para decir?
-La negociación en sí -ellos mismos reconocen, por lo menos en privado- que ha habido un encauzamiento del relacionamiento laboral que ha permitido poner en funcionamiento un montón de comisiones que no existían. Y en el marco del convenio colectivo, nosotros no podemos dar lo que no podemos dar por falta de recursos. Sí hemos avanzado en pila de temas y hemos adelantado en pila de promociones y presupuestaciones que corresponden. Hemos dicho que en la parte salarial no estamos en condiciones de comprometernos, sí hemos reservado algún dinero para compromisos de gestión. O sea, aquellos que cumplen y que tienen un comportamiento que se logra acercar al cumplimiento de metas medibles, esos van a tener su premio, y los que no, no. Pero el sindicato pide algo de base salarial, y nosotros hemos dicho que estamos luchando por equilibrar el presupuesto. En pocos días vamos a tener el balance de cómo cerró el 2015, cuando tomamos la administración con un gran déficit... Estamos abiertos a volver a hablar si hay una mejora en la recaudación de la Intendencia, pero ahora sería irresponsable. Y hay que tener en cuenta que la Intendencia está a función de los ciudadanos.
-El sindicato también denuncia privatizaciones y tercerizaciones de servicio.
-Hemos coincidido en el diagnóstico de que hay más contenedores que los camiones que hay para levantarlos, sí coincidimos en que el mantenimiento que se hacía de los camiones era un desastre, y eso se agrava no tener camiones disponibles, pero si estamos comprando más camiones, si estamos llamando a mecánicos y electricistas para mejorar el mantenimiento, no sé de qué privatizaciones hablan. Ahora, ellos hacen paro y agravan una situación que está al borde del límite, pese a que les dijimos que cualquier paro distorsiona todo mucho más, bueno, ta... obviamente, salimos a contratar "chupadoras", ONG, empresas privadas, todo lo que sea necesario, porque no vamos a permitir que la ciudad se ensucie más.
-Desde este fin de semana he visto muchos contenedores desbordados...
-No, no, te aseguro que no... He recorrido Montevideo y hay 300 en la zona oeste y 1.200 en la zona este. Hay un 10% de contenedores desbordados. Mucho peor era la situación en diciembre, era 3 o 4 veces más difícil, y eso fue porque echamos mano a ONG, "chupadoras" y empresas privadas. Pero el sindicato entiende que tiene que tomar medidas y como la situación es muy deficitaria, los paros distorsionan muchísimo.
-Pero Montevideo es una ciudad sucia. ¿Mejoró el servicio? ¿O no se soluciona porque somos mugrientos los montevideanos?
-Muy buena parte de la población de Montevideo lo es. Nos faltan camiones para la cantidad de contenedores que se instalaron. Hay 10.000 contenedores y unos 32 camiones para recoger la basura, de carga lateral, después están los que limpian alrededor. Teóricamente son 32, eso implicaría que salieran 28 por día, pero hay días que han salido 10. Ahora salimos a comprar cinco de urgencia (para implementar entre mayo y junio) y vamos a tener 15 más entre enero y febrero del año que viene. Faltan camiones, pero también tenemos un problema estructural de mantenimiento. Casi me muero cuando llegué: no existía el mantenimiento. Era todo artesanal, no había stock, no había repuestos, no había seguimiento, no había historia de las unidades. Hay días que salen solo 11 o 13. Tampoco me sirve tener mil camiones si tengo 980 rotos todos los días. Respecto a tu pregunta, yo ya lo he dicho: la ciudad más limpia no es sólo la que se limpia mejor, sino también la que menos se ensucia. Es una especie de noria: en la medida que la ciudad está siempre sucia, la gente se acostumbra. Yo he sido ingeniero de fábricas y talleres y les decía a los empleados: "Todo bien con la viruta. Torneaste, ok... ¡Después barré!". La excelencia de hacer las cosas bien también está en eso. Hay que ayudar: generar un entorno más limpio y motivar a la gente. ¡Y la cantidad de gente y empresas que tiran en basurales! Ahora hemos colocado cámaras en algunos basurales y vamos a multar. Es mejora, control y sanción.
-Hablemos de seguridad: en Montevideo aquello de "dormir con la puerta abierta" ya no corre hace rato...
-No, ya no corre, lamentablemente. Tampoco hay que regalarse. Es una ciudad mucho más insegura de lo que era hace un montón de tiempo, pero uno mira los índices y la inseguridad ha crecido en los últimos seis gobiernos nacionales. Creció en todos. Se perdieron normas de convivencia, se perdieron valores, sumado al tema de la droga... pero ta, la prensa le ha pegado a la izquierda y algunos dan manija, ¿pero qué? ¿Voy a controlarla?
-¿Llegaría a decir que la prensa desestabiliza la democracia?
-Mirá, tengo mis opiniones, pero no quiero dedicarme a eso... Creo que tengo generar condiciones para lograr cosas y que me respeten. Hubo épocas mucho más duras, en las que hubo periodistas (que hoy son amigos míos) que al salir de la dictadura me decían: "No sabés lo que tuvimos que pelear para entrevistarte". Porque los dueños y editores les decían que no me entrevistaran, porque era de izquierda. Era otra época...
Si se hablaran de esos números de pérdidas millonarias durante su administración [en Ancap], ¿le avergonzaría?
-No respondo.
-¿Qué opina de todo el caso Sendic? Porque ahora hay un nuevo episodio: pidió que lo sigan llamando "licenciado"...
-No me pidas que opine. Le tengo afecto, conviví tres años muy buenos con él en Ancap. Yo le dije: "Tal vez gastemos 20 millones al cuete, pero tenemos que sacarnos la duda sobre si tenemos petróleo", yo lideré la búsqueda de petróleo y me decía: "Dale pa' adelante, vos sabés de este tema". O "estamos fabricando un gas oil que no sirve para los autos que están viniendo, tenemos que hacer una planta desulfurizadora y ver cómo financiarla, pero tenemos que hacerla" y él me decía "Daniel, vamo' arriba". Él conmigo fue muy leal.
-Ya que hablamos de Ancap, pasando raya: ¿qué pasó ahí, ahora que terminó de trabajar la comisión investigadora y que cambiaron las autoridades?
-Pasando raya: creo que los objetivos estratégicos estaban bien delimitados, no tengo ninguna duda. El trabajo que hicimos durante cinco años, en cuanto a objetivos a perseguir, eso estaba bien. Por ejemplo: tener una empresa que funcionara en base a programas de excelencia de gestión... yo era como el gerente general, era el que estaba encima de todo y lideraba. Pero la no existencia de una gerencia general real buscaba romper una estructura vertical que tuvo origen militar. Entonces: hubo una orientación estratégica correcta...
-¿Pero no hubo despilfarro? 800 millones de dólares de pérdidas...
-Yo no sé los detalles de qué pasó, de cómo se hizo...
-En su administración en Ancap eso no pasó...
-No. Te invito a ver los resultados de la Comisión Investigadora tras mi concurrencia. Leelo tranquilo. Pero ojo, no juzgo a los que vinieron después de mí.
-Los números son elocuentes. Si se hablaran de esos números de pérdidas millonarias durante su administración, ¿le avergonzaría?
-No respondo.
-¿Cómo es su relación con Edgardo Novick?
-Correcta. Después de mi comparecencia ante la comisión investigadora de Ancap cambiaron las cosas. Él tuvo una estrategia confrontativa, a mí no me gusta lo que hizo, pero bueno, ¿qué voy a hacer? Yo no entré en esa. Hablamos un par de veces después de la elección, en buenos términos. Acordamos un número para el fideicomiso, qué obras, y quedó todo abierto. Lo de antes quedó superado.
-¿Qué es lo que más le enamora de Montevideo?
-Su gente. Me gusta mucho su gente, me apasiona el Cerro, me apasiona la Rambla. Me encanta la capacidad del montevideano de organizarse ante temas concretos. Una ONG publicó en un libro un estudio que decía a cuántas cosas se afiliaba un montevideano, y entre bibliotecas, clubes de fútbol, básquetbol, partidos políticos y religión, cada uno estaba promedialmente afiliado a tres cosas, y muchas veces a cosas solidarias, que hablan de una pertenencia colectiva. Y es de las cosas más hermosas que tiene el montevideano. Mirá: cuando era ingeniero, estaba en la actividad privada (y ganaba infinitamente más que en la política) y tuve una oferta para ir a trabajar a Francia. Iba a ser el responsable del equipamiento tecnológico para toda América Latina, iba a tener que viajar mucho, con base en Francia. Era una oferta muuuuy interesante. Pero finalmente dije que no: porque acá están mis amigos, mis afectos, mi equipo de fútbol y pelearme por él con mis amigos de los cuadros grandes, una ciudad que invita a ser vivida y disfrutada. Yo me siento muy montevideano.
-¿De qué barrio?
-Yo soy de Punta Brava, ni siquiera es Punta Carretas. En una calle donde ahora no queda ni una sola casa de familia, son todos comercios. Donde yo vivía ahora hay una casa grande de computación. Hay un edificio en la esquina, donde vivían los Seoane, donde vivían los Quintero hay un comercio, donde vivían los Cáceres hay otro comercio, donde vivían los Villalba no me acuerdo qué hay, pero no hay una casa. ¡No hay una casa de domicilio, son todos comercios! Sin embargo, esa zona de Punta Brava fue la zona de Punta Carretas que se mantuvo más como barrio. En mi época era barrio-barrio, nos juntábamos los gurises, jodíamos, jugábamos al fútbol en la calle, llegué a jugar al frontón contra una pared de la cárcel (NdeR: hoy Punta Carretas Shopping). Te hablo del 69 o 70. Los militares nos dejaban jugar. Yo iba a los Maristas, por 21 de Setiembre. En esa época de la adolescencia me hice de Defensor, acompañando a amigos a ver a la viola. Me hice fanático al ver cómo lo cocinaban, y ahí me hice antibolso y antimanya.
Me gusta mucho la gente de Montevideo, me apasiona el Cerro, me apasiona la Rambla. Me encanta la capacidad del montevideano de organizarse ante temas concretos.
-Defensor salió campeón uruguayo por primera vez -y rompió la hegemonía de los grandes- en 1976. ¿Acompañó esa campaña?
-No fui tanto a la cancha ese año, porque ese año me casé, militaba (había empezado a militar en setiembre del 73 con la Juventud Socialista), había entrado a la facultad de Ingeniería en el 75... Para esa época militaba de forma clandestina: te encontrabas con una persona en la esquina, ibas con un libro, y si a la hora fijada no aparecía, llamabas por teléfono para que un montón de gente saliera a monte, porque el compañero podía haber caído en cana. Era un ambiente pesado.
-¿Es feliz?
-Sí, siempre lo he sido. Me acuerdo de una vez que Richard Read, a la salida de una reunión con el Pit-Cnt, me dijo: "Che, pelado, siempre estás a las risas y de buen humor, con todos los problemas que tenemos". Y yo le dije: "Justamente, hay que exorcizar lo malo". Yo le meto pasión a todo lo que hago. Me equivoco, pero todo lo hago seriamente, no tengo problema con aprender de los errores. Y yo todavía disfruto de la política. Pero si en cuatro años dejo de hacer política, vuelvo a la ingeniería y voy a ser el tipo más feliz del mundo. Además tengo tres hermosas hijas, siete hermosos nietos. Tengo una consigna: "¿Hay problemas? Buena onda y pa adelante".
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