Cientos de miles de personas se concentraron el sábado en Belgrado para manifestarse contra el Gobierno y contra el presidente, el populista nacionalista Aleksandar Vucic, sin que se produjeran actos violentos.
Según la prensa independiente, la mayor manifestación en la historia reciente de Serbia duró casi toda la jornada del sábado y se desarrolló sin incidentes de gravedad, pese a los temores a posible violencia, vaticinada por Vucic en los últimos días.
Convocada por el movimiento estudiantil que se manifiesta contra el régimen serbio desde hace más de tres meses, la multitud se congregó en el centro de Belgrado, en torno al Parlamento y las principales plazas de la ciudad.
Según imágenes aéreas de televisiones locales, gran parte del centro de la ciudad de la capital serbia estaba abarrotada por los manifestantes, con banderas de Serbia y pancartas en contra de la corrupción en el Gobierno.
La manifestación del sábado fue convocada bajo el lema “15 por 15”, en alusión a la fecha y el número de personas que murieron el pasado 1 de noviembre cuando colapsó el tejado de la estación de trenes de Novi Sad, al norte de Belgrado.
Los estudiantes, que ocupan desde entonces gran parte de las universidades del país, culpan la endémica corrupción en el país de lo sucedido en la estación ferroviaria.
El partido SNS y Vucic controlan la política de Serbia desde 2012, con una oposición parlamentaria atomizada, dividida y poco organizada.
“Espero que después de 12 años veamos el final de este gobierno. Que finalmente experimentemos cómo es vivir en un país donde las instituciones funcionan con normalidad”, dijo Luka, un economista de 30 años, en declaraciones a EFE durante la marcha hacia el centro de Belgrado.
Pese a los temores del movimiento opositor a que podrían producirse acciones violentas, la manifestación se desarrolló de forma pacífica en un ambiente festivo y alegre, según pudo comprobar EFE.
El presidente serbio había vaticinado violencia y amenazado en los últimos días con una respuesta firme de las fuerzas del orden, lo que la oposición calificó como intento del Gobierno para justificar declarar el estado de emergencia en el país.
Vucic admitió tras la manifestación que el “gran número de gente en las calles es un mensaje” y añadió que el ejecutivo “deberá cambiar y tratar de comprender muchas cosas”.
Al mismo tiempo, afirmó que “la mayor parte de Serbia no quiere revoluciones de color y quiere que las autoridades sean cambiadas por elecciones y no en la calle”.
Pese a que apenas hubiera incidentes, Vucic acusó a los manifestantes de grandes destrucciones en las calles y habló de “una gran protesta con enorme energía negativa, ira y furia contra las autoridades”.
Según el recuento oficial, hubo 56 heridos leves atendidos en los centros médicos, mientras que 22 personas fueron detenidas por supuestos ataques contra los bienes, contra la policía y otras personas.
En la marcha hubo solo entre 88.000 y 107.000 personas, según el recuento oficial, mientras que los medios independientes hablaron de cientos de miles y algunos incluso de hasta un millón.
Para el analista Ivan Protic, la ola de protestas de Serbia es “imparable” y la concentración del sábado es “la continuación del proceso de transformación de Serbia de una cenicienta a una princesa de democracia y libertad”.
“Vucic ha entendido que su fin está cerca y solo usa lo que sabe, el discurso de odio y la violencia”, dijo Protic a EFE.
Miles de estudiantes llegaron anoche a Belgrado desde varias ciudades serbias, a pie o en bicicletas, y fueron recibidos por decenas de miles de personas, con cánticos, silbatos, vuvuzelas y al ritmo de tambores.
Los estudiantes fueron apoyados no solo por cientos de miles de ciudadanos de todas las edades y procedentes de todo el país, sino también por el deportista más famoso de Serbia, el tenista Novak Djokovic, exnúmero uno del mundo y ganador de 24 torneos Grand Slam.
Impresionado por las imágenes publicadas de la protesta, Djokovic colocó en la red social Instagram dos fotos de la concentración con las palabras: “¡Historia! ¡Grandioso!”. EFE